
30
¡Sorpresa, esto te estaba esperando desde hace mucho tiempo!
MACK
—La droga que le inyectamos tuvo un efecto inusual en la niña —me confesó ese Jael deteriorado del presente.
Aunque tuvo que detenerse un momento en su relato para tomar aire y descansar sus pulmones, ya que parecía que cada palabra era su último aliento.
A mí toda la historia me tenía emocionalmente conmocionada. En especial por las partes del pasado de mi padre que apenas estaba descubriendo.
Es decir, el padre de mi ex novio había sido muy amigo de mi propio padre, y yo ni siquiera lo había sospechado. Nunca.
—¿Fue un mal efecto? —pregunté tras tragar saliva.
—Tal vez la lastimó —admitió Jael en un suspiro—, pero no puedo negar que gracias a eso obtuvimos la gran pista para llegar a la verdad.
—Pero, ¿usted nunca le mencionó a mi padre que aquello no era un sedante común? —Me sentí confundida durante un momento.
—Yo no se lo dije, pero luego él se dio cuenta, porque la niña estuvo en silencio mientras le hacíamos preguntas desde el otro lado de su celda, hasta que de repente empezó a convulsionar.
Pestañeé, sorprendida.
La mirada envejecida de Jael se perdió de nuevo en esa melancolía de recuerdos, tan lejanos pero tan significativos, mientras siguió relatando:
—Al verla retorcerse en el suelo, todo fue un caos. Godric preguntaba qué estaba pasando y, pegado al cristal de la celda, le pedía a ella que reaccionara. Yo estaba paralizado, frío. No sabía qué hacer, nada más escuchaba que tu padre decía que había que entrar para ayudarla. Le dije que era peligroso, pero de todas formas él corrió hacia el panel para desactivar las cerraduras... Solo que antes de que se abriera la puerta, ella se arqueó en el suelo con los brazos y los dedos rígidos, los ojos muy abiertos y fijos en el techo, y ahí fue cuando pasó.
»Hubo un destello blanco e intenso en toda la habitación. Nos cegó a ambos por unos segundos. Y solo cuando empezó a aclararse, vimos que el aspecto del laboratorio había cambiado. Eso fue... Bueno, la mejor manera en la que puedo describirlo justo ahora es esta: sobre nuestra realidad se generó una especie de desbordamiento de lo que había en la mente de la niña.
»Fue... inexplicable, único, también un poco extrasensorial y sí, posiblemente fuera de las leyes de la ciencia. Nunca sabré bien como explicarlo, pero cosas que la niña había mantenido dentro de su cabeza se mostraron a nuestro alrededor como si ella fuera un proyector que lo estaba transmitiendo.
»Lo que más se mantuvo visible fue el escenario de un recuerdo del pasado, tan vívido pero tan confuso... Godric y yo vimos a la criatura que había engendrado a los individuos. Lo vimos exactamente como era, vivo, en la cueva. Pero mejor todavía, oímos sus pensamientos que sonaban como una voz entrecortada y llena de eco. Eran palabras en otro idioma, en otra frecuencia, inentendibles para nuestros oídos, no lo sé, pero que de algún modo supimos qué significaban: «este es el sacrificio»".
»Luego, como si las imágenes y la voz ya no fueran capaces de mantenerse en esta realidad, parpadearon y se desvanecieron. La niña dejó de convulsionar, su cuerpo se relajó en el suelo, inconsciente, y todo volvió a la normalidad.
Jael volvió a detenerse para reunir aire, solo que esa vez entre un fuerte ataque de tos seca que lo atacó.
Mientras, tuve que pasarme la mano por el brazo ya que se me había erizado la piel al tratar de imaginar todo lo que estaba relatando.
«¿Este es el sacrificio?». ¿El sacrificio de qué? Sonaba espeluznante.
—Lo que vimos esa noche nos unió más para intentar descubrir toda la verdad —continuó Jael tras recuperarse, aunque ahora con la voz un poco más carrasposa y más débil—. Armamos la teoría de que el nacimiento de los individuos podía ser algún tipo de sacrificio hecho por la criatura, y de que ellos ocultaban algo que jamás iban a revelarnos de forma voluntaria. ¿Cómo podíamos averiguarlo? Si ya no iba a ser posible volver a usar ese tipo de drogas tan fuertes en la niña porque podía morir, le propuse a Godric que juntos y en secreto buscáramos las respuestas de otras maneras. Me mudé a la misma zona que él para que pudiéramos estar cerca y enfocarnos más en esto. Llevé a mi familia conmigo para no descuidarlos, y luego él y yo pasamos noches enteras haciendo todo tipo de investigaciones.
—Ah, por eso Jaden vivía en la misma residencia que yo —murmuré en un aliento— pero no nos conocimos sino hasta que fuimos a la misma secundaria del pueblo juntos...
Jael asintió.
—Acordamos que nuestras familias no sabrían que nos conocíamos. Pero no podía impedir a Jaden tener amigos, o enamorarse de verdad, así que Godric y yo seguimos nuestros planes con discreción. Y lo recuerdo todo muy bien. Cada descubrimiento fue aún más fascinante e impactante que el anterior. De hecho, descubrimos todo lo necesario. Solo que enfrentarnos a eso tan desconocido y a todas esas verdades tuvo efectos diferentes en ambos.
»Efectos que nos dividieron, que originaron muchísimas discusiones agresivas entre nosotros y que al final formaron dos lados: el de él, quien puso a los individuos de STRANGE como dioses que había que proteger; y el mío, el único que entendió que ellos solo eran demonios que había que eliminar lo más pronto posible.
Lo interrumpí para hacer una pregunta que enredó mi mente:
—Un momento, ¿descubrieron algo en específico que le hizo pensar que había eliminar a los individuos?
—Sí —confirmó Jael con una nota algo sombría—. Y al enterarme de todo eso, como director presenté una propuesta para que los individuos fueran asesinados. Solo que Godric tenía su propio plan para evitar que yo cumpliera mi cometido: le pidió a la niña número dos que usara sus poderes para controlar las mentes de los socios, y entonces fui llevado a juicio por supuesta traición e intento de asesinar a los STRANGE.
»Durante el juicio yo fui directo en mi defensa: «debemos eliminarlos, no pueden seguir existiendo aunque sean muy poderosos». Claro que, aunque yo dirigía, las políticas de MANTIS dictaban que las decisiones se aprobaban solo bajo consenso de la mesa de socios secundarios, y la solicitud de matar a los principales generadores de dinero de la empresa, a las armas más valiosas, no fue aceptada.
»Perdí. Me despidieron, me declararon exiliado y bloquearon cualquier posibilidad de que yo pudiera obtener ayuda para matar a los individuos o de siquiera acercarme a ellos. Me amenazaron con que, si yo intentaba la más mínima cosa, mi familia sería asesinada. Ya al salir del juicio, tu padre y yo tuvimos una pelea mucho más fuerte que las anteriores porque yo sabía que todo había sido planeado por él. Quedamos como enemigos. Después de eso no hablamos nunca más.
El señor Jael tosió con más fuerza tras la última palabra. Pareció un nuevo ataque de tos violento, hasta que respiró con ahogo.
Aunque su respiración ya se notaba muy pesada en su pecho. Daba la impresión de que podía desmoronarse.
—Pero justo antes del exilio forzado y de que yo tuviera que irme lejos para no ser apresado o asesinado por MANTIS por haber amenazado a sus preciadas armas, mi hijo Jaden murió —siguió luego de un momento, y en esa ocasión pude detectar en su voz y en sus ojos el gran resentimiento con el que vivía—: Tras todo lo que le dije a Godric, tras todo lo que le advertí, tras todas las veces que le insistí en que los individuos eran unos monstruos, uno de ellos mató a mi hijo.
El revoltijo de sentimientos causados por las revelaciones me tenía inmovilizada.
Pero lo comprendí todo. Al fin tuvo sentido.
¿Sorprendida? No. Pero sí preocupada por lo que un padre vengativo podía intentar hacer.
—¿Entonces por eso los odia? —me atreví a preguntar sin tacto—. ¿Su deseo de matarlos es porque el mellizo asesinó a Jaden?
—Al final, todos ellos lo mataron —me corrigió Jael—. ¿O dirás que no sabes eso de las emociones y las moléculas compartidas entre ellos?
Bueno, antes de salir de la mansión, Nolan y yo nos habíamos enterado que las emociones de Ax siempre habían sido compartidas con su mellizo. Por lo que, cuando éste se convirtió en un fallo, esas emociones se transformaron en sentimientos violentos, negativos e irracionales.
Como resultado, la impotencia de Ax por verme con Jaden se había volcado en un odio irracional dentro de la demencia de su hermano.
Así que aquella noche del accidente de auto en donde Jaden había muerto, sí había sido causada por el mellizo que había escapado de su celda. Se había presentado como una Sombra en medio de la carretera y había hecho que el auto colisionara.
No, no era mentira que su hijo había sido asesinado por un STRANGE de una forma injusta.
Pero ahí estaba el punto: solo por uno de ellos.
—Jael, no me malinterprete —le contradije, tratando de ordenar mis caóticos y abrumados pensamientos—, tiene sentido que usted esté dolido y lleno de rabia por perder a su hijo, pero el mellizo ya era un fallo al momento del accidente. Era algo que no tenía consciencia, así que no se puede comparar al resto. Le aseguro que los demás son capaces de razonar, y lo sé porque Ax puede diferenciar entre el bien y el mal.
—El bien y el mal son algo que ni siquiera tú tienes claro, Mack —replicó como si fuera absurdo. Después me miró con una curiosidad que me inquietó—. ¿Tú no sufriste por la muerte de Jaden? ¿No lo querías? Recuerdo que pasaban mucho tiempo juntos... ¿O todo era solo un juego adolescente?
Tragué saliva, porque esa última pregunta fue impactante y muy inesperada para mí.
—Lo quise mucho —aseguré.
—Pero no tanto como a ese monstruo al que incluso le tienes un nombre, ¿no? —soltó Jael con algo de rabia—. Porque sabes que es causante de la muerte de tu ex novio, pero eso no te impide amarlo.
Negué con la cabeza, contrariada por su argumento. Sonaba algo absurdo para mí.
—Es que Ax no lo hizo —defendí con lógica—. Si quiere culpar a alguien debe ser al mellizo, sí, pero ya está muerto, no tiene sentido que...
—Lo único que no tiene sentido es que estés del lado incorrecto —me interrumpió Jael, entre severo y crítico—. Pero eres ingenua todavía y no lo vas a comprender incluso si yo pongo la verdad ante ti. Y deberías saber que tu padre hizo lo mismo que estás haciendo en este momento. Tuvo frente a él todas las pruebas de la monstruosidad que eran los individuos y de igual forma se empeñó en protegerlos, y por eso Jaden y mucha gente terminó muerta. ¿Es lo que vas a defender? ¿Serás igual a él?
Tras oír de nuevo la comparación, la intensa y punzante molestia la sentí yo.
Porque sí entendía que estuviera resentido por la muerte de su propio hijo. Era el dolor de un padre, pero, ¿juzgarlos a todos de la misma forma? ¿y cuestionar mi antiguo amor por Jaden solo porque ahora yo estaba del lado de los individuos?
Pero, sobre todo, ¿compararme con el hombre que me había mentido y que había causado todo el caos y daño actual, no solo hacia Ax y sus hermanos, sino también hacia Nolan?
—Ya basta, no soy igual a él —no tardé ni un segundo en soltar, enojada—. No sé si usted lo sabe, pero el mellizo también mató a mi madre. Así que no solo perdí a Jaden por su culpa, sino que también la perdí a ella. Y ambos me dolieron en su momento, incluso todavía. De hecho, he estado lastimada y enfadada por meses debido al peso de sus muertes, y eso me llevó a cometer errores inmaduros. Pero no por lo que sucedió voy a culpar a Ax, porque sé que un solo acto cometido por uno de los individuos que, repito, no razonaba, no los define a todos. Por ejemplo, Vyd, el número diez, es dulce, empático y amable. Ax puede reconocer cuando ha hecho algo malo y puede arrepentirse. ¿Es que no quiere verlo? Hay humanidad en ellos, una humanidad que puede ser demostrada si se les permitiera vivir en tranqui...
Otra vez, sin ningún respeto por mis palabras, me interrumpió:
—Mack Cavalier, ¿entonces serías capaz de sacrificar al mundo entero solo para demostrar que el monstruo que amas merece vivir?
Cerré un momento la boca, porque la pregunta me pareció extraña, incluso tramposa. ¿Qué tenía que ver el mundo entero?
Pero lo dije de forma definitiva:
—Solo quiero hacerle entender que ellos fueron obligados a comportarse como monstruos. No fue su elección, así que ahora merecen una oportunidad para mostrar la humanidad que nunca le permitieron tener.
Tras mis palabras, hubo un silencio que pareció una esperanza, como si Jael estuviera considerando que lo que yo decía podía tener sentido.
Y lo deseé con fuerza. Deseé que él cambiara de opinión para que no tuviéramos un enemigo más, porque ya parecía que el mundo entero se estaba volteando en nuestra contra y ni siquiera sabía cuál era la solución a eso.
Pero el odio volvió a sus ojos rencorosos.
—Ellos deben morir, y no hay nada que puedas hacer por eso —sentenció con frialdad—. Lo que sí puedes hacer es venir conmigo y salvarte. Te dejaré a ti todo lo que poseo, y vivirás una vida tranquila y segura.
No, en definitiva la suerte no estaba de nuestro lado.
—No iré con usted a ninguna parte. —Sacudí la cabeza de forma concluyente. Aunque en ese caso fui yo la que quiso darle un buen consejo—. Y le advierto que, si ataca a los individuos restantes, lo único que logrará es que ellos intenten defenderse y todo será peor.
Jael soltó un resoplido entre agotado y divertido.
—Mack, yo no soy el villano aunque te parezca que sí —aseguró—. De hecho, si rechazas mi ayuda, esta será la última vez que me verás, porque todo está listo. Ya no hay nada más que yo pueda hacer. Estando exiliado cumplí mi propósito, así que puedo morir en paz.
Otra vez me abordó el frío de mal presentimiento, de que algo no estaba bien, de que toda la conversación tenía otro objetivo.
No, lo que sentí fue incluso peor:
El frío de un miedo.
—¿A qué se refiere? —exigí saber. No podía ni parpadear. Una intensa expectativa me revolvió el estómago—. ¿Qué propósito?
Me hizo la pregunta con mucha serenidad:
—¿Has escuchado eso de que lo único capaz de acabar con un STRANGE es otro STRANGE?
No pude moverme de la impresión. Hasta sentí que me puse pálida, porque me llegó a la mente la realización de que sí había escuchado eso mismo en los recuerdos de la chica número dos.
Ella lo había dicho. Ella le había asegurado a mi padre que solo uno de ellos podía matarlos.
—Tu padre me lo dijo muchas veces —añadió Jael, notando mi pasmo—. Él siempre quiso darme a entender que no existía la posibilidad de eliminarlos, porque, primero: entre ellos nunca intentarían asesinarse; y segundo: porque todos tienen una conexión tan profunda que destruirían lo que sea para protegerse a sí mismos. Bueno, esa fue una valiosa información, porque a partir de eso yo pude elaborar algo igual.
Oh no.
No, no, no...
Mi corazón latió desbocado. Lo escuché en mis oídos al mismo tiempo que sentía que mi consciencia se debilitaba por lo que estaba presintiendo. Se me nubló y enredó la mente, de repente muy asustada.
—¿Qué hizo? —pronuncié con la boca súbitamente seca y el pecho apretado de angustia—. Jael, ¿qué fue lo que hizo?
Él alzó la barbilla. Me miró desde el profundo orgullo que sentía por la atrocidad que había cometido.
—Desde que los STRANGE fueron descubiertos, MANTIS intentó copiarlos muchas veces —reveló—. Hubo proyectos de clonación que fallaron, y otros proyectos para crear nuevos individuos en base a su material genético. Solo que nada se lograba porque nada de lo que creían era lo que se necesitaba para duplicar a los individuos. Godric dio con la verdadera clave, y yo se la robé.
—¿Se la ro...? —no lo entendí por un segundo, hasta que me interrumpí de golpe.
Porque la respuesta llegó a mí, brusca e impactante. Y el comprenderla, conectarlo todo, me dejó helada, tan perpleja que sentí que me saldría de mi propio cuerpo para verme paralizada y a punto de perder mi propio sostén.
Estuvo justo allí en uno de los recuerdos de la chica.
Una sola cosa. Una de las más importantes.
—¿La muestra de piel...? —lo pronuncié en un aliento.
—Con eso, yo mismo trabajé para crear un nuevo STRANGE —me confirmó Jael finalmente—. Uno capaz de asesinarlos a todos.
Mierda.
¡Mierda!
—No, eso no es posible —solo solté al instante, sacudiendo la cabeza, tal vez en negación. Me temblaban los labios. Estaba congelada—. Ni natural ni genéticamente. Mi padre lo dijo...
Entre todo ese aspecto horrible de vejestorio a punto de desplomarse, Jael se vio muy satisfecho.
—No es imposible, Mack —negó con tranquilidad—. Es extremadamente difícil, sí. Y el resultado no es el mismo. El proyecto siempre está propenso a fallos porque en el proceso de adaptar la piel pueden pasar cosas como que el individuo se descomponga, justo así como los originales cuando nacieron, que empezaron a descomponerse y tuvieron que modificarlos... Sí, en definitiva pasaron cosas muy similares cuando estaba trabajando en esto; pero en cuanto la muerte celular empezó a suceder, yo mismo le di a mi individuo las partes que perdió, porque cuando hay compatibilidad y son los mismos genes, la adaptación de las extremidades y los órganos es más efectiva...
La realidad se sintió tambaleante a mi alrededor. Mis dedos estaban tan fríos que no podía moverlos. Y si era posible que el corazón se me paralizara, estaba segura de que iba a pasarme.
—¿Los mismos genes? —fue lo que pronuncié, estupefacta.
El director lo dijo como si fuera el mayor logro de su vida:
—No pude salvar a mi hijo por completo, pero salvé su cuerpo porque él cumplirá lo que tu padre tuvo que haber hecho desde un principio: matar a todos los STRANGE.
El aire me salió por la boca como un jadeo de pasmo y horror.
Sentí que perdí todo el color, que se me cortaba la respiración, porque no entendía ni cómo estaba pasando todo aquello. Tampoco entendía cómo es que yo seguía en pie para oírlo, porque el ambiente, las palabras, el momento, los percibía espantosamente irreales.
—¿Transformó a Jaden en un monstruo? —pregunté, tan horrorizada que fue casi un murmullo.
—En el héroe —me corrigió Jael, y lo escuché tan demencial que me causó repugnancia—. Llevó algo de tiempo, pero ya casi lo ha logrado todo. La mayoría de los individuos que quedaban han sido eliminados. Así que esta es la verdad: durante todo este tiempo, mientras el número uno tú y se enamoraban, mi hijo buscó a los demás STRANGE en sus celdas y acabó con ellos uno por uno.
Pero por todo lo que no debía ser...
¡Jaden era esa cosa desconocida que Ax había dicho que estaba matando a los individuos!
¡Nunca había sido obra de MANTIS! ¡¡¡Las matanzas las había ordenado Jael!!!
La realización me causó una consternación casi vomitiva, retorcida, tan perturbadora que solo me asqueé de la propia realidad que estaba viviendo.
Jaden los había desmembrado. Él era el monstruo invisible que casi había matado a número cinco antes de que los trajeran de vuelta a la organización.
En trasfondo, él había sido otro gran peligro.
—Que el número uno se mantuviera aquí era lo que yo necesitaba para eliminar a los demás —agregó Jael, de nuevo orgulloso—. Todos los STRANGE están conectados. Si van desapareciendo uno a uno, el principal va perdiendo su fuerza y su vitalidad. Es como... fragmentarlo, irle quitando las partes que conforman su poder. Entonces, yo necesitaba que al final solo quedaran la chica número dos y él, porque sin el resto, los más fuertes quedan tan débiles que no costaría nada matarlos.
Por eso le había ordenado a Madelein que los trajera a la organización...
Tuve que entreabrir los labios para respirar por la boca. Mi pecho subía y bajaba notoriamente. Sentía la garganta apretada, como si estuviera a punto de hiperventilar de forma muy grave. También, me temblaba todo el cuerpo de vulnerabilidad, porque era como si acabara de clavarme un cuchillo en el corazón.
Aquello no podía estar pasando. No podía ser real. Jael tenía que estar mintiéndome. Por favor, que estuviera mintiéndome.
—No, Jaden n-nunca mataría a n-nadie —me salió sin pensar. Mi voz sonó trémula y casi atropellada.
—Lo hará antes de que se descomponga por completo, y si te interpones, también va a quitarte del camino sin compasión. —Jael solo lo soltó, impasible.
El shock que estaba experimentando no me permitió entender bien casi nada.
—¿Antes de descomponerse por completo? —lo repetí, confundida.
—Solo le quedan unos meses, porque como dije, el resultado de esto no es el mismo y en algún momento su cuerpo no lo soportará más —me aclaró él—. Pero antes de ese tiempo, los STRANGE ya estarán muertos. Será suficiente para acabarlos. —De pronto, su mirada se suavizó un poco, casi comprensiva, como si su dureza fuera en parte una fachada—. Y a menos que quieras ser destrozada por Jaden, solo hazte a un lado y deja que finalmente pase lo que tiene que pasar.
Por supuesto, mi shock estalló. Pasó muy rápido de la paralización a la exaltación, al enfado, a la indignación, todo junto produciendo que mi alteración fuera muy obvia y ciega.
Y no me importó nada. Incluso si aquello lo ofendía, me atreví a dejarle en claro a Jael que yo había conocido más a su hijo:
—¡Jaden nunca habría querido una venganza! ¡¿Por qué hizo esta atrocidad?!
—No es venganza, Mack, es solución —contradijo Jael como si yo fuera la loca y no él—. Así que este es tu momento de decidir: por todos los años que pasé con tu padre, te llevaré conmigo y te pondré a salvo mientras todo termina. ¿Aceptas eso o no?
¡Pero, ¿es que ese hombre estaba absolutamente desquiciado?! ¡Me estaba proponiendo irme mientras eso que él había creado mataba a Ax!
Y justo pensando en Ax, apareció.
Antes de que yo pudiera negarme, la puerta de la sala se abrió de golpe y él entró, apresurado, como si me hubiera estado buscando en todas las habitaciones sin encontrarme.
Los guardias ubicados detrás de la cúpula reaccionaron a toda velocidad, sacaron sus armas y le apuntaron al verlo irrumpir.
Yo grité con desesperación que no le hicieran nada. Hasta estuve a punto de correr para protegerlo (como si yo no fuera la humana normal).
Pero ellos obedecieron fue a la inesperada orden de Jael:
—Bajen las armas.
Noté que ser consciente de la presencia del ex director de MANTIS, dejó a Ax pasmado por un momento. Porque, claro, al entrar, él primero me buscó a mí. Pero al escuchar esa voz masculina, notó que él estaba allí.
Y sus ojos quedaron impresionados de una forma negativa, como si nunca hubiera esperado encontrar precisamente a esa persona en ese lugar.
—Supongo que me recuerdas —le dijo Jael entre el tenso silencio; y luego de una forma casi burlona, pero al mismo tiempo despreciativa, pronunció el nombre—: Ax, ¿no?
Ax reaccionó de su pasmo y se apresuró a llegar hasta mí. Se situó en frente con su altura y su presencia imponente. Mantuvo los puños apretados y las cejas un tanto hundidas, dando la impresión de que me protegería de cualquier cosa, incluso de ese hombre.
Entendí que lo consideraba un peligro tal y como el director lo consideraba a él.
—Para ser tan poderoso, cometiste el error de no matarme la última vez que nos vimos —le soltó Jael. Lo miraba con mucho resentimiento, fue demasiado obvio.
Yo asumí que se conocían porque Jael había sido director de MANTIS. Es decir, en algún momento el director tuvo que haber visitado su celda. Tuvieron que haberse visto.
Pero Jael reveló algo más:
—¿Sabías, Mack, que fui cuidador del número uno antes de ser despedido en el juicio? —me preguntó con algo de ironía, como si estuviera jugando con las cosas que yo podía desconocer.
Funcionó, porque eso fue muy inesperado a mí.
—¿Qué? —Solo miré a Ax, perpleja.
—Sí, en ese tiempo, Godric y yo acordamos que yo tendría al número uno —detalló Jael—. Lo cuidé por un año. ¿Ax nunca te lo dijo?
Era innegable que su intención era crear una discordia entre Ax y yo por haberme ocultado algo así. Pero yo nada más entendí una cosa con esa confesión. Y la pronuncié, atónita:
—¿Viviste debajo de la casa de Jaden...?
Solo que Ax desvió la mirada y apretó los labios como si quisiera ocultar su propia expresión.
Quizás... ¿conteniendo algo de arrepentimiento por haberlo ocultado?
No. No era arrepentimiento.
Lo entendí tras un momento. Era... ¿vergüenza?
Lo que no comprendí de inmediato fue el porqué de esa vergüenza. Pero entonces, esa conexión que ambos habíamos desarrollado en la que tan solo sus ojos o sus expresiones podían indicarme algo, funcionó de nuevo.
Y creí saber qué podía significar....
—Ax, me he preguntado esto desde hace mucho tiempo —le habló Jael a Ax ante ese otro prolongado silencio, mirándolo tan fijo que se sentía como un ataque—: ¿Por qué no me mataste aquella noche antes de que MANTIS me llevara, cuando escuchaste que yo iba a matarte a ti? ¿Tal vez fue porque... en el fondo eres un cobarde?
Ah, entonces Ax había tenido oportunidad de matarlo.
Eso me aclaró mucho más lo que había sospechado, así que di un paso adelante.
—O tal vez fue porque no quiso asesinar a alguien solo porque sí —deduje en voz alta finalmente, porque esa era la impresión que me daba la actitud de Ax—. No quiso matarlo porque sí siente empatía, ¿y esa no es la mayor prueba de que merece vivir? —Como yo había estado mirando a Ax para descifrarlo, giré la cabeza hacia Jael, y decidí también apelar a la honestidad—: Mire, sé que el dolor de la pérdida de su hijo nunca sanará. Sé que parece que vengarse es lo mejor, pero si Jaden estuviera vivo y hubiera conocido a Ax, lo habría ayudado, porque Jaden no era una mala persona. Lo sé, no merecía morir de esa manera, pero estoy segura de que si Ax hubiera podido evitar su muerte, lo habría hecho también.
El director entornó los ojos con curiosidad, aún solo observando a Ax.
—¿Es eso cierto, Ax? ¿Lo habrías hecho? ¿Habrías evitado que muriera el novio de la chica que ahora proteges? —Y afincó cada palabra, un poco más lento—: Porque tienes que considerar que de ser así, si Jaden estuviera vivo, ella ahora no estaría defendiéndote.
Pero, ¿qué demonios...?
Al volver a mirar a Ax, descubrí que sus ojos estaban fijos en el suelo, porque su atención había pasado a ser un ligero gesto de debilidad. De hecho, tenía las cejas un poco arqueadas, como si lo que acababa de decir Jael hubiera sido una cuchillada en su pecho.
—No tiene por qué decir eso —me apresuré a reclamarle al director, súbitamente enojada—. Usted no sabe nada sobre nosotros...
Pero me interrumpió, claro, ya que herir a Ax era su intención:
—Porque la verdad que también debes admitir es que ella estaría amándolo a él —le dijo, afincando cada palabra con una maldad intencional— y que la única razón por la que se refugió en ti es porque Jaden está muerto. Cuando tú llegaste le serviste muy bien como la salida desesperada del dolor. Imagínalo: un muchacho con poderes, físicamente atractivo, necesitado de ayuda... Para ella debió ser como vivir una novela de ficción romántica.
Ax lentamente me observó. Con esas cejas arqueadas vi la vulnerabilidad en sus ojos, un destello de dolor por lo que estaba escuchando.
Supe que quería hacerme la pregunta a pesar de que eso dejara a la vista un momento de fragilidad emocional: «¿Es cierto?».
Me enojé mucho. Sí que me enojé.
—Pero ¿quién se cree para asumir mis emociones? —le solté a Jael, ya sin importarme si era muy grosera o no. Y de inmediato tomé el brazo de Ax para jalarlo—. Tenemos que irnos, ya fue suficiente. Nada de eso es verdad.
Aun así, el director lanzó su mejor ataque verbal:
—Yo sé que no habrías salvado a Jaden porque, al final, ¿no fueron tus celos y tu rabia lo que hizo que tu mellizo lo matara?
Ax había obedecido a mis tirones para ir hacia la puerta, pero al oír eso se detuvo, pasmado.
Y de pronto, en lo que tal vez fue un violento y descontrolado impulso por toda la rabia que Jael le estaba causando, Ax se giró hacia él con los ojos puramente negros tras un parpadeo.
Alzó la mano, ésta se le llenó de venas negras que hicieron que se le condensara una bruma de oscuridad en la palma, y le vi toda la intención de arrojársela a Jael para matarlo.
Los guardias volvieron a apuntar. Aun así, Ax no se intimidó. De hecho, la respiración se le había acelerado tanto que dudé de que en ese momento él estuviera por completo consciente del daño que podía hacer.
Porque esa parte que el viejo acababa de mencionar era cierta. Las emociones negativas de Ax se habían colado hacia la mente fallida de su mellizo. Todo eso, junto al hecho de que su naturaleza estaba transformándose en un fallo, llevó al chico a causar el accidente.
Pero no era nada justo que Jael lo usara en contra de Ax. Nada era justo.
Yo en verdad le habría dado un puñetazo en la cara a ese viejo de no ser por la cúpula que lo protegía.
—No, Ax, no lo escuches —le insistí. Incluso, pese a lo riesgoso que era, puse mi mano sobre su antebrazo cubierto de venas oscuras, pidiéndole que lo bajara—. No hagas lo que él cree que solo eres capaz de hacer. Solo salgamos de aquí, por favor.
Jael emitió una risa débil, pero malintencionada.
—¿Tienes la certeza de que puedes matarme con lo débil y acabado que sabes que estás? —se burló de Ax—. No, tú sabes muy bien que de número uno ya no te queda nada. Pero, ¿serás capaz de aceptarlo?
Durante unos segundos creí que Ax no me haría caso y que sí lo mataría. Hasta sus orificios nasales se habían dilatado por la evidente furia que las palabras de Jael le estaban haciendo sentir. Todo su músculo se sentía muy tenso y tembloroso, deseoso de seguir el impulso.
Pero, para mi sorpresa, empezó a bajar el brazo lentamente.
La bruma de oscuridad desapareció, las venas se atenuaron y sus ojos se aclararon. Entonces, logré hacer que volviera a avanzar.
Pero es que Jael estaba decidido a dejar su último aliento en algo que lastimara muchísimo a Ax.
—Tu cara y la de tu mellizo siempre fueron casi idénticas —le soltó antes de que llegáramos a la puerta—. Espero que esa cara quede destrozada hoy mismo.
Esa vez fui yo la que se detuvo, justo con la mano sobre la manija. Giré la cabeza, pasmada, para ver al director.
Apenas sus ojos se encontraron con los míos, supo lo que estaba pasando por mi mente. Supo que yo ya había intuido lo que sucedería.
Los latidos de mi corazón volvieron a dispararse.
Jaden.
O mejor dicho: el monstruo que él había creado con el cuerpo de Jaden.
—Sí, lo traje conmigo —confirmó Jael—. Y todo terminará ya.
**********
Solo les advierto: no saquen conclusiones apresuradas, aún se vienen cosas... Todavía falta un giro que lo determinará todo.
Tengan paciencia y sigan leyendo :)
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