Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

3

3

Algunas cosas simplemente no cambian

como querer ocultar todo lo que aparece de la nada


Mack

Faltaban unas cuantas horas para la cita.

Con el hermano de mi mejor amigo.

Y mi mejor amigo aún no lo sabía.

La adolescente que aún vivía en mi mente estaba gritando de pánico.

Además, había una nueva alerta: el intruso enviado por Mantis seguía dentro del edificio, por lo que todos debíamos estar atentos ya que era un peligroso desconocido/espia cuyos objetivos aún no estaban claros.

ADEMÁS, iba tarde a cumplir mi horario, porque sorpresa: ahora yo era la "fabulosa" aprendiz y ayudante de Teodorus Cox.

El padre de Nolan estaba tratando de responder la pregunta más importante del momento: si Ax no era completamente humano, entonces, ¿qué era? ¿Un humano mitad monstruo? ¿Un monstruo con apariencia de humano? ¿O solo un atractivo ser sobrenatural de esos que aparecían en las novelas juveniles? ¿O algo... que aún no conocíamos por completo? ¡A hacer apuestas!

Así que ese era su trabajo en la organización además de intentar dar con algo que anulara lo que Godric le había hecho a Nolan. Él estudiaba los datos recopilados sobre los individuos de STRANGE. Hacía muchas pruebas, investigaciones, todo lo posible por dar con una respuesta. Llevaba años en eso. Ahora que tenía acceso a su sangre, estaba más concentrado que nunca en ello y me permitía ayudarle mientras me enseñaba conceptos, formulas y métodos.

Entonces, pensé que lo encontraría como todos los días en medio de pruebas y análisis hasta que atravesé las puertas de su laboratorio, y lo que vi fue una figura sentada en la silla giratoria, con los dedos juntos a la altura de la cara, los codos apoyados en los reposabrazos y una expresión seria, severa. Una versión amenazantemente chistosa de El Padrino.

—¿Qué haces aquí? —le pregunté, confundida.

—Yo haré las preguntas, Mackdelein —respondió con voz seria y misteriosa.

—No digas mi nombre completo —le reclamé.

—Diré lo que quiera, Mackdelein.

Ambos nos miramos en un pequeño silencio. Yo a la espera de una explicación, él tal vez para mantener su drama. No entendí nada de lo que estaba pasando.

—Nolan, ¿en dónde está tu padre? —suspiré tras un momento.

—Digamos que se retrasó —contestó con un tonillo misterioso, como si hubiese hecho algo a propósito para que eso sucediera, aunque sospeché que no era cierto— así que tú y yo hablaremos seriamente. —Luego lo soltó sin largas—: ¿Qué pretendes con Dan? ¿Qué es eso de ir a una cita con él?

Ah, sí se había enterado.

No me molesté en adivinar cómo. En cuanto a qué significa la cita, no supe cómo explicarlo, por lo que me quedé callada esperando que mi silencio fuese una respuesta. Pero él mantuvo la presión de su entornada mirada sobre mí, decidido. Hacía eso cuando quería aclaraciones a toda costa.

—¿Por qué te molesta tanto la idea? —decidí preguntarle.

—Porque no lo entiendo. No te gusta Dan. —Nolan hundió las cejas—. ¿O sí?

—No, no me gusta —le dejé en claro—. Y sé que está mal en ese caso el haber aceptado. Es que solo quiero... que Ax aparezca.

—¿Y cómo demonios salir con Dan va a ayudarte con eso? —soltó él.

Buena pregunta. Yo tenía algunas respuestas, pero... al pensarlas profundamente generaban dudas, aunque también posibilidades. Eso, me estaba aferrando más a las posibilidades. Tal vez porque no veía ninguna otra forma de hacer venir a Ax cuanto antes, ya que ni siquiera sabía cómo comunicarme con él. Las opciones eran muy limitadas.

De nuevo me quedé callada y de nuevo su mirada presionó sobre mí, hasta que no pude más.

—No lo sé, ¿de acuerdo? —solté con cierta frustración—. Solo tengo la sensación de que esto podría funcionar.

Nolan giró los ojos.

—Solo tienes la sensación, ajá... —Se levantó de la silla y avanzó hacia mí—: La última vez que le hicimos caso a tu sensación, nos llevó a vivir aquí. Ya deberíamos replantearnos si hay que prestarle atención.

Empecé a perder la paciencia, porque al parecer era difícil que él me entendiera. Además me molestaba ser la única que se daba cuenta de lo mal que estaba todo últimamente.

—De alguna forma hay que traer a Ax porque somos un equipo, Nolan —intenté explicarle—. Hicimos planes, no para estar separados, sino para salvarnos juntos. Si ni él ni la chica están aquí, nuestras posibilidades de morir son más grandes y de ayudarlos, más pequeñas. Vyd dijo que Ax sabe que estamos bien, así que debe de vernos de alguna forma. Entonces iré a la cita y...

—¿Él lo verá y vendrá porque se morirá de celos? —completó Nolan con sarcasmo, y luego soltó—: ¡Ax ni siquiera sabe qué son los celos! ¡Si no se come no le importa! Así que no, no lo harás. Vas a cancelarlo.

La firmeza y decisión en sus palabras fueron muy autoritarias.

—¡No! —me negué en todo mi derecho—. No es algo que tú decidas, Nolan. Haré esto y punto.

Pero él me ignoró.

—Como no tienes el valor, iré a decírselo yo mismo a Dan.

Dio un paso adelante, listo para pasar por sobre mi palabra e ir a hablar con su hermano, pero eso acabó con la poca paciencia que tenía últimamente, así que no pude controlarme más y lo tomé del brazo para impedírselo.

—¡Deja de mangonearme! —le reclamé—. ¡Y también ya deja de hablar por mí como lo hiciste cuando él me pidió la cita!

Él se zafó de mi agarre inesperado, ahora también muy molesto por haberlo detenido de esa forma.

—¡Hablo por ti porque al parecer quieres hacer y decir cosas estúpidas! —defendió, aumentando el tono de voz.

—¡Deberías apoyarme en lugar regañarme! —también grité, ya enfrentándolo—. ¡Deberías... no lo sé, invitar a Vyd a una cita también y que sea algo doble, así no estaré sola con Dan!

La risa que soltó no tuvo nada de diversión, fue más bien absurda.

—Lo siento, dije que dices cosas estúpidas, pero en realidad dices cosas idiotas.

Por supuesto, eso me hizo ver rojo.

—¡Idiota es que trates a Vyd tan mal cuando él solo es bueno contigo y quiere tu atención!

—¡¿Y tú qué sabes sobre el por qué lo trato así?! —gritó Nolan, enfurecido por sacar ese tema—. ¡¿Acaso me has preguntado el motivo?!

Se lo grité aún más fuerte:

—¡No hay motivo, es solo que a veces te pones como tu madre y solo piensas en ti!

Su boca formó una "o" y sus ojos se abrieron de par en par, atónito, por algo que tal vez nunca esperó escuchar de mí. Algo que tal vez ni siquiera yo esperé decir. Después su expresión se tensó y se transformó en una seria, contenida. Pareció que igual él estaba totalmente preparado para seguirle y gritar más, pero entonces algo lo evitó.

De pronto algo cayó del techo justo frente a nosotros. Hizo un ruido seco y metálico al dar contra el suelo. Fue algo así como cuando cae un insecto de la nada, por lo que tuvo el mismo efecto en nosotros. Ambos nos echamos hacia atrás, juntos, dejando atrás la discusión. Nolan lo hizo en un gritito y yo con el corazón acelerado. Incluso nos agarramos de los brazos, como si de esa forma pudiéramos protegernos.

—¡Es el bicho bomba! —chilló Nolan al reconocerlo.

Era el mismo que toda la organización estaba buscando. Pequeño, de forma ovalada, extraño, desconocido, y potencialmente peligroso.

—¡Hay que activar la alerta! —chilló también.

Había un interruptor en una de las paredes que servía para activar una alerta por emergencia, entonces vendría el equipo de seguridad a ayudar. El problema era que:

—¡Está del otro lado! —solté, mirando el interruptor en la pared del fondo.

Nolan puso cara de que iba a chillar.

—Dios, está todo perdido... —casi sollozó, viendo imposible una salida.

Ninguno supo qué hacer, así que con todo el miedo de que de nuevo expulsara algún humo, nos lo quedamos mirando. El laboratorio de repente pareció el escenario perfecto para un final fatal. Estaba en silencio a excepción de algunos pequeños pitiditos provenientes de algunas máquinas. La luz blanca hacía ver todo con demasiada claridad. El bichito estaba inmóvil y parecía solo un objeto metálico, indefenso. Ni siquiera daba la impresion de que que podían salirle patas de repente. Asustaba lo impredecible que era, pero de milagro se me ocurrió algo.

—Solo hay que rodearlo y llegar hasta el interruptor... —propuse. Esa vez bajé un poco la voz, por si el sonido era algún factor de riesgo.

—Lo haces sonar tan sencillo, como si fuéramos de la película Mini Espías o algo así de genial —resopló Nolan, bajando la voz también.

—Es que si fue enviado para espiarnos, de seguro está recopilando información y movernos será fácil —le expliqué—. Recuerda que se activó solo cuando se le acercaron mucho. No hay que estar muy cerca. Lo intentaré.

Iba a dar un paso, pero él me puso una mano en el hombro para detenerme. Al alzar la mirada hacia su rostro, noté que había adoptado un dramático aire de héroe.

—Mack... No —suspiró con madurez—. Déjame hacerlo. He estado entrenando mucho para protegernos. No debo dejar que mi miedo me domine, y debo poner en práctica lo que he aprendido.

—De acuerdo —acepté de inmediato y retrocedí.

Automáticamente, su cara pasó a ser de horror.

—¡¿Qué?! —soltó, mirándome—. ¿Me dejas ir así de rápido? ¿Sin dudar?

—¡Ya te ofreciste, solo hazlo! —lo empujé sin mucha fuerza.

Él como que quiso, pero al mismo tiempo no. De todas formas, ya no le quedaba de otra porque yo había retrocedido más y estaba segura en la lejanía.

—No puedo creerlo, mi propia mejor amiga me sacrifica... —lo escuché murmurar.

Nolan analizó el panorama por un momento. Esa cosa seguía en el suelo, inmóvil. Había un buen espacio alrededor para poder rodearlo, solo había que ser cuidadoso. Y eso fue lo que él intentó. Con nervios y un miedo muy evidente, empezó a dar pasos muy cuidados en lateral, moviéndose en dirección a la pared del fondo. En cierto momento tuvo que apoyarse del panel de computadoras y deslizarse contra él, todo sin apartar la vista del pequeño enemigo en el piso.

Comencé a sentir la tensión, la expectativa. Alterné la mirada entre Nolan y el objeto, Nolan y el objeto. El objeto y Nolan. Sus manos temblaban, pero tuve fe en que lo lograría porque estaba cerca... Ya casi... Ya casi llegaba... Solo unos pasos más... Solo le faltaba estirar más el brazo... Incluso vi la emoción de la victoria en su rostro...

Pero entonces el destino dijo: no. Las patas brotaron de cada lado y el objeto se enderezó en un saltito, transformándose en una especie de insecto araña. En cuanto Nolan captó eso, gritó a todo pulmón y cayó hacia atrás sobre el panel de computadoras. Yo también caí hacia atrás contra lo más cercano, un estante. Aún así, en el suelo, el bichito se giró de un lado a otro, como alternando la vista (si era que la tenía) en cada uno de nosotros.

Luego, de repente, se lanzó sobre Nolan.

El caos se desató apenas el bihicito aterrizó sobre su maraña de cabello color miel. Yo grité. Él gritó:

—¡Me está matando!

Mientras que con su cuerpo empezó a zarandearse, queriendo quitárselo de encima. A ambos nos cegó el miedo y el no saber qué hacer. Yo no supe si correr, escapar o solo usar algo para intentar salvar a Nolan de lo que parecía ser una muerte segura. Al parecer, a él tampoco se le ocurrió alguna forma de defenderse, porque solo usó sus manos y corrió de un lado a otro chocando y tumbando todo, sin parar de gritar que iba a morir. En verdad sentí que aquello iba a ponerse muy feo. No le vi salida. Pude imaginar fácilmente a Nolan muerto en el piso.

Hasta que, entre todo el caos y el agite, me di cuenta de algo.

Nadie estaba matando a nadie. Realmente, el bichito no le estaba haciendo nada. No lo estaba atacando ni parecía querer "sacarle los ojos" como Nolan gritaba. Solo saltaba desde su cabeza hacia sus hombros y así repetidamente para no caerse ni ser atrapado.

En ese momento me quedé quieta, siguiéndolos con la mirada mientras corrían por el laboratorio. Otra cosa rara: ese objeto, que supuestamente había sido enviado por Mantis, no tenía ningún tipo de marca o logo tallado en ninguna parte.

—Nolan —le llamé.

Pero él no se detuvo. Tampoco me escuchó. Siguió gritando y chocando contra todo objeto y máquina posible del lugar como una pelota que rebotaba de un lado a otro.

—¡Nolan! —intenté de nuevo.

Pero nada. Sus gritos continuaron mientras agitaba los brazos:

—¡¡¡Quítamelo de encima antes de que me mate!!!

—¡Nolan deja de correr! —traté otra vez.

—¡¡¡Quiere sacarme los ojos!!!

Entonces tuve gritar aún más alto con todas mis fuerzas:

—¡¡¡NO TE ESTÁ HACIENDO NADA, YA QUÉDATE QUIETO!!!

Funcionó. Nolan se quedó paralizado, como una barajita pegada a la pared, con los brazos extendidos. Por su inmovilidad, el bichito permaneció sobre su cabeza, inmóvil. Aunque la mano derecha de Nolan quedó a solo centímetros del botón de la alerta. Si se movía un poco podía presionarlo. De hecho, le vi la intención de hacerlo.

—¡No la actives! —le pedí, deteniéndolo.

—¿Cómo que no? —soltó sin mover demasiado la boca, como si eso pudiera evitar que el bichito lo atacara.

—Fíjate que no te está haciendo nada.

—Está sobre mi cabeza, Mack —me recordó con molestia— creo que eso es algo.

Y movió un poco la mano hacia el interruptor.

—¡Espera! —volví a intervenir—. ¿Y si no es malo?

Nolan detuvo la mano y frunció el ceño.

—¡¿Te pinchó y no me di cuenta?! —me reclamó aún entre dientes.

—Nolan, de verdad creo que no es malo —insistí—. Y también creo que no es de Mantis.

Hubo un momento de silencio y suspenso...

—Sí te pinchó —soltó de pronto, severo—. Necesitas ser examinada y desinfectada.

Sus dedos ya iban directos hacia el interruptor, así que volví a gritar:

—¡Intentaré algo! Si me ataca, entonces activa la alerta, pero de lo contrario, no lo hagas. —Como no dijo nada, insistí—: Por favor. Confía en mí.

Esperé unos segundos hasta que él susurró un: "de acuerdo". Luego, con pasos cuidadosos me fui acercando hacia ellos. Al mismo tiempo, fui extendiendo la mano en una invitación para que el extraño insecto de metal lo viera o lo percibiera, lo primero que fuera posible. Pensé que tendría que hacer un gran esfuerzo, pero en tan solo un par de pasos más, ¡el bichito saltó a mi mano! Abrí los ojos de par en par, mirándolo sobre mi palma. Sus patas eran algo puntiagudas y pinchaban un poco, pero nada doloroso. Sin embargo, hubo algo más que captó toda mi atención.

Olía a algo. Tenía un olor. Emanaba de él cierto tipo de aroma...

—Huele a algo —le dije a Nolan, intrigada—. No sé qué, pero es como un olor... familiar.

—No la palabra familiar otra vez, por favor —casi sollozó él, aún pegado a la pared.

—No estoy exagerando, acércate y compruébalo tú mismo —le propuse.

Nolan dudó, pero insistí con la mirada y con la mano extendida demostrándole que no había peligro, hasta que poco a poco se despegó de la pared. No se acercó demasiado por el temor, pero intentó aspirar por su nariz cualquier olor cercano al bichito, que seguía quieto en mi mano. Pensó un momento. Luego abrió los ojos de par en par, sorprendido.

—¡He olido esto antes! —exclamó, y luego arrugó la cara—. Pero no sé dónde... —Su expresión cambió a una de pánico—. No puede ser, soy como tú...

—No es un olor nuevo, puedo sentirlo —murmuré, pensativa—. ¿Pero de dónde...?

De pronto se escucharon unos pasos detrás de la puerta de entrada, como si alguien estuviera caminando por el pasillo y el bichito saltó en alerta y se ocultó debajo del escritorio más cercano. Los pasos se alejaron tras un segundo, pero él no salió de allí.

Nolan y yo nos agachamos frente al escritorio. Lo vimos escondido en una esquina como un animalito indefenso y asustado. Ni siquiera era horrible, su diseño era en verdad interesante e impresionante.

—No quiere que lo capturen —dije, algo fascinada.

—Aún creo que hay que activar la alerta —murmuró Nolan, dudoso.

—¡No! Creo que esto no viene de Mantis, y creo...

Ni siquiera pude completar la frase, porque Nolan giró la cabeza hacia mí, sabiendo a la perfección lo que yo iba a decir.

—Ay no... —sonó horrorizado.

—Hay que mantenerlo con nosotros —lo solté de todas formas.

—Ay no...

—Oculto.

—Ay no...

—¡Es que creo que significa algo!

—¡Tú siempre crees cosas! —chilló con más espanto.

—¡Pues lo que creí sobre todo esto en un principio era cierto! —defendí.

Nolan se puso en pie de golpe con una cara de asustado/nervioso/traumatizado. Se llevó las manos a la cabeza y empezó a dar pasos de un lado a otro.

—¡Ay, no! ¡Ay no! —soltó, agobiado y dramático—. Mack, estoy teniendo flashbacks de cuando encontramos a Ax. ¡¿Es que se repite la historia?! ¡¿SE REPITEE?!

Tuve que levantarme y detenerlo. Lo miré a los ojos, seria.

—Cálmate —le exigí y luego le di las razones—: Solo creo que no debemos decir que lo encontramos. Si no viene de Mantis, ¿de dónde? ¿llegó solo? ¿por qué? ¿para qué? ¿estará relacionado a Ax?

Porque a fin de cuentas, casi todo estaba relacionado a Ax y a Strange. Ya podía creer cualquier cosa y mi sentido de las sospechas estaba más activo que nunca.

—Pero vivimos todos en el mismo sitio —refutó Nolan e hizo énfasis en cada palabra—. ¡Creo que se darían cuenta si andamos por ahí con esa cosa en el hombro como nuestra nueva mascotica!

—No andaremos con él por ahí —aclaré—. Hay que buscar un sitio para ocultarlo.

—¡Te recuerdo que no tenemos ninguna casita de la piscina aquí!

—Tal vez en mi habitación... —propuse, medio pensativa.

Nolan pretendía soltar alguna otra razón por la que sería malo mantenerlo oculto, pero entonces la puerta del laboratorio se abrió. De inmediato pensé: listo, nos descubrieron. Pero el bichito era más listo de lo que pensábamos, porque fue lo suficientemente rápido para hacer algo antes de que lo vieran, como si tuviera algún tipo de sentido arácnido. Saltó del suelo y se metió debajo de la camisa de Nolan, en su espalda. Fue todo tan veloz y tan inesperado que Nolan no pudo evitarlo, y cuando las dos personas que habían abierto la puerta nos vieron, ambos nos quedamos paralizados, uno al lado del otro como dos santos que no estaban ocultando nada.

El problema: había un montón de cosas tiradas por todas partes. El lugar era un desastre.

—Nolan, ¿qué haces aquí? —le preguntó su padre, ceñudo.

—Nada... —soltó él con una voz muy aguda que contenía el "tengo un bicho con patas puntiagudas en la espalda".

Si no hubiera estado tan asustada, me habría reído. Aunque no fue el padre de Nolan quien se preocupó por el desastre.

—Deberías estar en entrenamiento —le reclamó Gesher a Nolan. Por desgracia, él era la otra persona que había venido con Teodorus—. ¿Y qué ha pasado aquí?

Fijó sus ojos negros, intimidantes y afilados en nosotros a la espera de una respuesta. Me puse demasiado nerviosa, porque si alguien podía descubrirnos de seguro era él. Se veía en extremo suspicaz, como alguien a quien no se le escaparía nada y que cuando descubría algo, se aseguraba de que las consecuencias fueran graves. Por alguna razón, eso era lo que él me inspiraba. Alguien sin piedad, sin empatía, a quien en definitiva no iba a poder convencer con eso de: ¡me es familiar, debo quedármelo!

A mi lado, Nolan luchaba por no hacer algún movimiento brusco.

—Es que... —intentó dar alguna excusa o mentira a las palabras de Gesher, pero se le hizo difícil y fue tan raro que activé mi cerebro e intervine con una mentira rápida:

—Yo lo necesitaba —aseguré—. Le pedí que viniera porque estoy pasando momentos difíciles. Estuve desahogándome y entonces tuve una crisis, algo como un ataque de... rabia conmigo... misma y... la vida.

Dios, aquello realmente recordaba a cuando estábamos ocultando a Ax, diciendo mentiras, teniendo comportamientos extraños, sintiendo muchos nervios.

Teodorus pestañeó, atónito. Gesher no hizo ningún gesto. Nolan parecía demasiado tenso y quieto.

—Lo siento, señor Cox —añadí para llenar el silencio—. Es solo que lo he perdido todo. No pude contenerme.

Teodorus asintió, comprensivo.

—Bueno, es totalmente entendible —dijo— de hecho, aquí tenemos un psiquiatra y creo que deberías tener algunas terapias...

—Las faltas a los entrenamientos se pagan con horas extras —le interrumpió Gesher, ignorando mi falsa situación—. Me aseguraré de ello. Ahora, el doctor Cox necesita hablar con ambos.

El aire de "traemos una noticia" se hizo más evidente, pero no le presté mucha atención. Miré a Nolan de reojo. Trataba de no removerse, pero de vez en cuando hacía algo parecido a un tic con el cuerpo y era porque el bichito en su espalda intentaba encontrar algún lugar más seguro debajo de su camisa. Gesher como que notó algo, porque de pronto lo miró con cierta curiosidad, así que decidí pararme frente a él con cierto disimulo. No era más alta que Nolan, claro, pero quería ocultar todo lo que fuera posible.

—¿De qué se trata? —pregunté a ambos, como si estuviera muy interesada.

Teodorus comenzó a hablar mientras ordenaba las cosas de su panel de computadoras y colocaba algunas carpetas que había traído debajo del brazo:

—Como ya saben, he estado analizando cuidadosamente la sangre y los datos tanto de la chica número dos como de Vyd y Ax. Lo que he notado hasta ahora es una combinación muy curiosa. Ax es humano, pero también algo nuevo, nunca visto. He intentado definir qué puede ser, qué nombre podría tener, qué es lo más cercano a esta estructura... pero solo no lo entiendo.

Dijo lo último como cuando se acepta algo decepcionante. Aun así, no le presté demasiada atención al significado de sus palabras. Solo estaba concentrada en que Gesher alternaba la vista entre Teodorus y Nolan con una ligera extrañeza.

—Suena como algo malo —fue lo que dije.

—Es una gran traba en el camino y hace que parezca imposible llegar a un resultado específico, pero creo que realmente no lo es, así que se me ocurrió una idea —dijo Teodorus—. Una idea para la que te necesito a ti, Mack, y a la chica número dos.

—Claro, ¿cuál es la idea? —pregunté sin apartar la vista de Gesher.

Me pregunté si tal vez necesitaba inventarme algo para sacarlo del laboratorio. O recurrir de nuevo a la opción de "el desmayo" ...

Pero entonces Teodorus soltó la bomba:

—Creo que tu padre hizo mucho más que unos cuantos experimentos. Creo que hizo cosas que ocultó de forma meticulosa y creo que descubrió mucho más que MANTIS sobre STRANGE. Creo que pudo haber descubierto su origen, y que escondió esa verdad. Y creo que te usó a ti para ello.

El mundo se paralizó por un momento. Olvidé que Nolan estaba detrás de mí actuando muy sospechoso. Incluso olvidé al extraño bichito. Solo pude mirar a Teodorus, fijamente.

—¿A mí?

Él asintió y tomó asiento en su silla giratoria. Vestía una bata blanca y su cabello del mismo color que el de Nolan, estaba recogido en una coleta.

—Primero creí que Godric manipuló a Nolan para ser tu protector porque eras su hija. Pero ahora creo que hay una razón mayor. Nolan sería capaz de morir por ti inconscientemente. No sería por su propia voluntad, él no tendría poder de decisión, solo haría eso, pero no moriría por cualquier insignificante peligro. Intentaría ponerte a salvo a toda costa. Tal vez porque tú proteges algo importante.

Sentí que debía sostenerme de algo o perdería mi estabilidad, y lo más cercano era el hombro de Nolan, así que lo busqué y allí me apoyé, ignorando por completo que él estaba incómodo.

—Pero... —dudé— no tengo ningún recuerdo de ese tipo.

—No que sea accesible para ti —señaló Teodorus—. Pero podría estar ahí. Tú podrías tener toda la verdad o una pista para llegar a ella.

Solo pestañeé, perpleja.

—¿Qué tanto pudo haber hecho mi padre? —dije en un hálito de voz.

En Nolan. En la chica. En mí. En todos.

—Mucho —dijo Teodorus—. Tu padre tenía graves secretos, Mack. Y en realidad ni siquiera sé si sus motivaciones eran buenas o malas.

Yo las veía muy malas, crueles, egoístas. La imagen de mi padre ya se había manchado por completo y la idea de él que había tenido desde niña, ya no era la misma. Solo podía imaginar algo aún peor, y me dolía. Por más que quisiera hacerme la fuerte, me destrozaba por dentro cada vez que pensaba en que mi familia jamás había sido buena, que me habían mentido, que me habían usado, que había perdido a mi madre sin oportunidad de cambiar algo o de despedirme o de solo... pedir disculpas. Por eso pensaba que mi único propósito ahora era proteger a Nolan y a Ax. Y si ninguno de los dos estaba conmigo, ¿cuál era el caso?

—No es lo ideal que Ax, la chica o Vyd sean sometidos a pruebas de nuevo —agregó Teodorus ante mi silencio— pero este es mi último intento desesperado por entender qué es STRANGE, de dónde vienen y por qué están aquí.

Tragué saliva. El corazón me latía en el pecho con la opresión.

—¿Y qué es lo que hay que hacer? —pregunté.

Teodorus se tomó unos segundos antes de responder, tal vez porque sabía que era algo que me impactaría:

—Hay que entrar en tus más profundos recuerdos con tu padre. Debemos ver de nuevo la vida de Godric a través de ti y a través de la chica número dos. Debemos usar su poder y trabajar juntos los tres para saber si hay un futuro a salvo para los individuos de STRANGE o... un futuro peligroso para nosotros.

------

AHHHH en el próximo capítulo viene la cita. ¿Ustedes creen que Ax aparecerá?
¿Habrá celos?

¿Y qué creen que es el bichito?

En mis historias de instagram he estado posteando toda la info para obtener el libro de Strange, si están interesados por favor vayan a ver porque está llegando a muchos países, qué felicidad 😭❤️ también se están vendiendo unas cajas especiales para España con contenido exclusivo y genial! No se lo pierdan!

Nos vemos en el prox capítulo...

Besos de bichito desconocido...

Alex.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro