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27


¿Qué es eso que sientes? ¿Miedo o presentimiento?


MACK

Yo apenas iba saliendo de mi habitación de darme una ducha decente, cuando de pronto Ax apareció por el pasillo.

Y no parecía nada contento, sino muy enfadado.

Es decir, yo no necesitaba analizar la forma en la que caminaba para saber que estaba muy cabreado, pero es que en esos casos siempre era muy obvio, porque el aura de la ira lo hacía lucir más intimidante de lo normal. Todos los detalles de su cara se realzaban por esa peligrosa emoción:  las cejas muy fruncidas, los labios apretados, los ojos heterocromáticos intensos, el entrecejo algo marcado, los puños tensos, algunas fibras de sus brazos ligeramente marcadas...

Toda su presencia hacía pensar que era capaz de aplastar al mundo entero si quería.

Aun así, le dediqué una sonrisa. 

—Hey, ¿qué sucedió? ¿por qué estás enojado? —le pregunté apenas nos acercamos.

Pero él pasó junto a mí, directo hacia la puerta, con una clara actitud de que no quería hablar.

Sin entender por qué no me había dirigido palabra, estuve punto de volver a preguntar si necesitaba apoyo, porque tal vez había pasado algo que lo superaba. También porque apenas nos estábamos viendo después del incidente en el que la chica había intentado matarlo. Es decir, ¿qué estaba sintiendo? ¿qué pensaba sobre eso? ¿cómo debíamos proceder? 

Pero al girarme noté que algo raro pasó.

Ax se detuvo en seco justo cuando puso la mano sobre la manija de la puerta de mi habitación. Simplemente se paralizó. No entró ni se volteó, se quedó allí.

Fue tan extraño que busqué ver su rostro. Cuando lo detallé, otra vez me encontré con esa mirada ausente, disociada, en la que no pestañeaba.

Recordé de inmediato que también había pasado algo similar luego de que nos habíamos reencontrado en el escondite de Teodorus, antes de ir a la sala de inyecciones.

Y esta vez me quedó más claro que no parecía normal.

¿O... yo estaba exagerando?

—Ax, ¿estás bien? —le pregunté, muy extrañada.

—¿En dónde está? —Salió de su boca como un susurro casi desvanecido. Y sí, era la misma voz extraña, como si ni siquiera fuera procesada por su consciencia.

—¿En dónde está qué? —Me sentí perdida.

Tras mi pregunta, Ax pestañeó y me miró, abruptamente consciente de mi presencia a su lado, y en especial de que yo lo observaba con algo de preocupación.

Entonces, su expresión se suavizó para mí, quizás porque no quiso ser rudo, pero igual pareció algo conmocionado.

—Debo dormir —fue lo que dijo.

No me dio chance de preguntarle nada más. Solo entró en la habitación y cerró la puerta.

Quedé tan confundida que no supe si también entrar para comprobar su estado o dejarlo solo.

Aunque tampoco me dio tiempo de decidir, porque Nolan también apareció de repente. Me puso una mano en el hombro y me volteó hacia él con brusquedad.

—Mack, creo que debemos irnos rápido de aquí —me dijo con urgencia. ¿Había estado corriendo? Lucía algo sudado y agitado. Aunque de pronto notó mi cara de estupefacción—. ¿Pasó algo?

Pues que ni siquiera yo lo sabía.

—Ax apareció enojado y entró a la habitación solo diciendo que debía dormir, pero... —No logré ordenar bien lo que había pasado.

Nolan sacudió la mano como si eso fuera una nimiedad entre situaciones con mayor importancia.

—Déjalo, está molesto porque tuvo un desacuerdo con... con Gesher.

—Ah, ¿es eso?

—Sí, déjalo descansar porque además está débil —aseguró. Luego volvió a notarse el nerviosismo en su cara mientras susurró lo siguiente a pesar de que el pasillo estaba solo—: Escucha, tengo la rara sensación de que no debemos estar aquí. Me vino de repente, no lo sé, como que no estamos seguros en este lugar. Así que debes convencer a Gesher y a mi padre de irnos ya. —De forma inesperada y con precipitación me tomó por la muñeca para jalarme—. Acompáñame, luego yo mismo vendré por Ax cuando todo esté listo para partir.

Me zafé de su agarre al instante. No de mala gana, sino más bien confundida por su acelerada actitud. 

—No, Nolan, no podemos irnos ya. —Lo miré como si su petición fuera incoherente porque, ¿hola? ¿estaba olvidando que un peligro más real se desataba en el cielo?—. Hay una tormenta muy fuerte, ¿recuerdas? Si nos vamos ahora, lo único que puede pasar es que el avión se caiga con nosotros dentro.

Sí, al parecer lo había olvidado, y le cayó como un hecho estorboso que se lo recordara. Hasta se pasó la mano por la frente, lleno de inquietud. También dio la impresión de estar inseguro sobre qué hacer o no.

—Agh,si es cierto, maldita sea... —se quejó en un murmullo. 

—Pero, ¿qué te ha pasado?  —Su alteración era muy evidente—. ¿Estás bien?

—¡No, Mack, es que no creo que debas estar más aquí! —exclamó en un inesperado subidón de esa misma alteración—. ¡Y por favor créeme, no lo estoy inventando ni estoy exagerando antes de que digas lo mismo que dijo Dan!

Escruté su rostro con curiosidad. Bueno, en verdad podía reconocer toda la inquietud en las líneas de su cara y la turbación en su aura, igual a cuando una persona tiene un muy mal presentimiento.

Pero Nolan no era la persona más valiente del mundo. Solía tener momentos irracionales de mucho miedo similares a ese. Y yo podía reconocer algunas más cosas en esos casos.

—¿No será más bien que estás algo asustado por el hecho de que vamos a salir de aquí? —le pregunté, analizándolo—. Es decir, iremos a un lugar más seguro, pero solo nosotros sin mayor protección o apoyo; hasta yo estoy un poco asustada, si soy honesta.

—¡No! —reaccionó ofendido, pero luego sacudió la cabeza—. ¡Bueno, sí! —Y de repente pareció inseguro y preocupado—. No lo sé... puede ser que sí esté asustado porque no habrá soldados expertos acompañándonos, también porque Ax está que una brisa fuerte se lo lleva volando, y quizás también porque no sé qué demonios pasa con Dan, pero, ¿y si en realidad es mi sentido arácnido activado?

Me crucé de brazos.

—No eres Spiderman.

—¡Lo que sea que me hace saber si estás en peligro! —se exasperó un poco. Pero luego controló la voz—: ¿Y si es eso?

—¿No se supone que en ese caso querrías matar? —dudé—. Dime, ¿te sientes agresivo? ¿Te sientes como si no fueras tú mismo? Además, mírame, estoy aquí, intacta.

Di un paso atrás y extendí los brazos para que pudiera verme por completo. Tal vez el estar seguro de que no tenía ni un rasguño le daría un poco de calma.

Pero igual, un montón de pensamientos y dudas parecieron confundir su mente. Entonces, toda la alteración y los nervios posiblemente se le mezclaron en el interior, y eso se le explotó en una inquieta necesidad de moverse por el pasillo.

Se pasó las manos por la cara.

—Agh, sí estoy sintiendo muchas cosas, Mack, pero te aseguro que ninguna es querer matar a alguien... —dijo él, muy estresado.

—¿Muchas cosas? —Enarqué una ceja.

Nolan Cox jamás había dicho «estoy sintiendo muchas cosas». De hecho, mientras menos sintiera, más era él.

Pero solo volvió a sacudir ligeramente la cabeza, como para alejar pensamientos que lo estaban atosigando, y se acercó más a mí de forma brusca.

—Espera, déjame olerte un momento —me pidió, totalmente fuera del tema que estábamos hablando.

Aunque, sin esperar mi respuesta, se inclinó y casi me metió la nariz en el cabello.

—¡¿Eh?! ¡Pero, ¿por qué sigues haciendo eso?! —me quejé, entre extrañada y divertida, alejándome para que se detuviera—. Es raro, basta.

Él se quedó en el mismo sitio, pensativo. Pareció reflexionar sobre mi olor al igual que catar un vino.

—Es que ni siquiera tú hueles como él... —murmuró con un aire de confusión.

No entendí nada.

¿Buscaba un olor específico?

—¿Cómo quién? —Despertó toda mi curiosidad, tanto que hice un gesto de que fuéramos más lento y fui directa—: Nolan, ¿de qué hablas? ¿Por qué saltas de una cosa a otra y por qué te ves tan estresado e inquieto? Parece como si fueras a explotar por contener miles de cosas.

Él suspiró y arqueó las cejas. Era la cara de: «no me hagas explicar nada».

—Mack, solo tenemos que salir de aquí —dijo como una súplica—. Ya este lugar no es seguro...

Pero sí lo haría explicarme todo, porque al analizarlo profundamente durante unos segundos percibí algo más lejano a la simple preocupación de si yo estaba segura o no.

Había algo de agobio y de frustración en su mirada. Y eso solo lograba notarlo cuando él cargaba un lío emocional intenso.

—Nolan, te creo, pero también sé que te pasa algo más —decidí decirle en plan de mejor amiga.

Entonces esa vez fui yo quien lo jaló del brazo para llevarlo a la escalera que estaba más cerca. Y aún con toda esa área solitaria, lo hice sentarse junto a mí en uno de los escalones.

Allí le hablé con más calma:

—Mira, sé que antes estuve distante por todas mis emociones sobre Ax, y quiero disculparme contigo por eso. No volverá a pasar. Ya me di cuenta de lo inmaduro que era comportarme así...

Nolan bajó la cabeza, de repente desalentado y con un aire triste, y se puso a juguetear con una de sus cutículas.

—Ah, ¿no soy el único que se está dando cuenta de que tenemos actitudes inmaduras? —murmuró.

—No, definitivamente no eres el único —suspiré. Esperé que eso lo animara a confesar algo, pero solo se quedó en silencio mirándose la cutícula, como deprimido. Así que agregué—: Bueno, ahora tenemos un momento para hablar a solas y puedo escucharte. ¿No quieres aprovecharlo? Cuéntame qué te está pasando.

—No me pasa nada más —quiso mentir—. Quiero que me creas sobre que debo sacarte de aquí...

—Nolan, nunca hemos dicho que no pasa nada más cuando sí pasa algo —lo interrumpí con reproche.

—Es que hay cosas más importantes sucediendo...

—Y tampoco hemos dicho eso jamás —lo corté, más severa—. Nuestros sentimientos son importantes siempre, y algo te pasa. Hay tiempo para hablarlo.

Él pareció dudar, pero luego suspiró con resignación como si ya no valiera la pena seguir callándoselo.

—¿Es muy tarde para que crezcamos? —soltó la pregunta.

—¿Crecer? —No lo comprendí muy bien—. Pero si ya hemos crecido bastante. ¿O a qué te refieres exactamente?

Nolan negó con la cabeza y suspiró, afligido.

—Me refiero a: ¿es muy tarde para que empecemos a hacer las cosas bien? Porque antes no veía que estaba haciendo algo mal. Era como... vivir en una alegre inconsciencia, y ahora a cada momento soy consciente de que la cagué en algo, pero se siente como que no puedo corregirlo a pesar de que parece haber mucho tiempo por delante.

Oh, con eso sí que entendí a qué se refería. Yo todavía sentía lo mismo con respecto al asunto de haber aceptado la cita de Dan que había ocasionado en una parte los celos caóticos de Ax. Estaba arrepentida, pero en especial molesta conmigo misma por haberla cagado en algo que ya no podía corregir.

Y por otro lado, aunque lo de mi padre no era mi culpa, también me sentía responsable por ello sin saber cómo arreglarlo.

Solo que... no entendí muy bien la razón por la que él estaba experimentando lo mismo. Iba a preguntarlo, pero él habló antes:

—Y tengo otra duda. —Lució como si no supiera muy bien cómo decir aquello. Algo entre la vergüenza de hacer una pregunta y la duda de si era correcto o no. Pero lo dijo—: ¿Alguna vez te ha asustado la idea de que a Ax se le acerque otra chica?

Okey, definitivamente no me esperé eso.

—¿Qué? —solté con los ojos bien abiertos y el corazón súbitamente acelerado de asombro—. ¿Una chica se le acercó? ¿Cuándo? ¿Y qué hizo él?

—¡No, no, eso no pasó! —aclaró Nolan apenas notó mi cara de espantada—. ¡Definitivamente no ha pasado! ¡Solo lo pregunto porque quiero saber qué piensas!

Me volvió el alma al cuerpo.

De acuerdo...

Tampoco entendí la razón de esa pregunta, pero debía ser honesta con él.

—La verdad, sí... —confesé tras un momento junto a un suspiro—. Tuve ese pensamiento algunas veces; en especial cuando Ax no aparecía. La idea me asusta un poco porque yo he vivido tantas cosas que ya sé que lo único que quiero es a él. Pero para él, yo soy lo único que ha conocido, y eso significa que aún no sabe que existen personas más interesantes, más hermosas y buenas. Entonces, es muy probable que alguien más pueda sorprenderlo, despertar su curiosidad o conquistarlo, y siempre querré su felicidad así que en ese caso solo tendría que dejarlo ir.

Nolan asintió indicando que entendía mi punto, aunque aún se mostraba algo agobiado.

—Bueno... la verdad no creo que Ax pueda irse con alguien más —opinó, y me pareció que dijo algo como—: Casi le quita la cabeza de nuevo a Dan cuando estábamos en la sala de preparación, y hasta le dijo una frase toda increíble sobre que no se acerque a ti...

—¿Qué? —Pestañeé.

—El punto es que... —Nolan siguió en una exhalación quejumbrosa con una mayor frustración en su cara e incluso con las cejas arqueadas—. Todo esto se trata de Vyd y cómo la cagué. Esa es la gran verdad.

Quise sonreír. En serio quise esbozar esa sonrisita de satisfacción que le llega a uno cuando por fin escucha algo muy deseado. Pero me contuve para que no se cohibiera.

—Así que te diste cuenta —fue lo que dije.

Aunque internamente solo quería pararme en medio del pasillo a gritar con los brazos abiertos: «¡¡¡Gracias Dios, abriste sus ojos después de tanto tiempo!!!».

Nolan asintió, apesadumbrado.

—Me di cuenta de muchas cosas, Mack —confesó con la voz baja y triste—. Por ejemplo, que él vio lo mejor de mí y que por miedo yo no acepté lo mejor de él cuando debía. Y ahora que entiendo que fue un error, parece que ya es tarde. Quería disculparme por mi actitud, pero me odia. —De pronto sus cejas se fruncieron y pasó a expresar cierta molestia—. Ah pero cuando ese imbécil soldado le dijo que era genial, él lo dejó tocarlo...

La súbita desviación dentro del tema me dejó algo perdida.

—¿Qué soldado tocó a Vyd?

—Uno que no sé de dónde apareció y que le dijo que era genial —farfulló—. Y sí es genial, pero, ¿por qué no se me ocurrió eso a mí antes? Igual al final no lo tocó, pero solo porque Ax hizo lo que hizo...

Otra vez quedé desconcertada.

—¿Qué hizo Ax de qué?

—Mira, solo gracias al cielo lo evitó, porque, ¿para qué iba a tocarlo? —rezongó Nolan, volviendo a negar con la cabeza como un viejo obstinado de los niños—. Que vaya y toque una plastilina o algo...

Siguió farfullando y protestando cosas con los labios apretados, por lo que se me empezó a hacer difícil entender qué decía.

Pero al mismo tiempo, por esos gestos de molestia y frustración, finalmente comprendí la situación.

—Espera un momento, Nolan Roberto, ¿estás celoso? —solté con una genuina sorpresa.

—No dejas que un extraño te toque, Mack —defendió con severidad ante mi interrupción—. Regla básica para niños.

Parpadeé, entre estupefacta y un poco fascinada.

—Wow, sí estás celoso —sostuve, muy segura de que se trataba de eso por todo lo que expresaba su cara—. Y es increíble, nunca te había visto celoso por nadie...

Él afincó su expresión de irritabilidad. Hasta tenía la mandíbula tensa. Se le marcaba más.

—¿Qué te pasa? No estoy celoso, solo velo por la seguridad de todos —se quejó—. ¿Y si ese chico tiene malas intenciones o algo? No podemos confiar en nadie. Todos tienen planes ocultos.

Me encogí de hombros.

—Es cierto que no podemos confiar, pero también es cierto que puede que Vyd le parezca muy interesante y eso es lo que te molesta —dije con simpleza.

Y obviamente eso lo irritó más.

—Que no estoy molesto —insistió con terquedad.

¿Pero quién lo conocía más que yo? Nadie.

—¿A quién le quieres mentir? —lo desafié—. Todo esto es porque te cabrea hasta el culo que alguien casi tocó a Vyd. Y antes de que protestes, claro que sé cuando estás enojado. Tu cuello se tensa bastante, justo como está ahora.

—¡¿Qué?! —Nolan se tocó el cuello en una reacción rápida.

Le eché una mirada dura.

—Solo admítelo. Yo jamás voy a juzgarte.

Se negó durante unos segundos. Incluso por un momento nos debatimos en una guerra de miradas entornadas. La mía que presionaba para que lo reconociera, y la suya que bloqueaba para negarlo.

Pero ya luego no le quedó de otra que aceptarlo.

—Okey, sí me molesta —suspiró, dejando caer las cejas. Entonces apretó los ojos y soltó aire por la boca, como si estuviera jodido—. Me molestó más de lo que creí que podría molestarme, y ni siquiera entiendo por qué. En serio, Mack, yo solo estaba ahí parado viendo la mano acercársele y sentí que me ardía todo el cuerpo de rabia, que se me nublaba la mente, que los impulsos estaban a punto de controlarme. Quería correr y evitarlo.

De nuevo contuve la sonrisita. Seguía siendo todo muy serio.

Pero okey: ¡¡¡Nolan estaba celoso!!! ¿Qué significaba eso? Una sola cosa:

—Mm, o sea que tuviste los mismos pensamientos de una persona a la que le gusta otra —dije, y claro que no tenía la intención de ser cruel en ese momento tan vulnerable, pero como mejor amiga tuve que decírselo—: Aunque yo creo que merecías verlo con alguien más para que te dieras cuenta de que estuviste dejando ir algo muy especial. Hablemos con honestidad ahora, Nolan, ¿por qué te comportaste así con él? A mí me sorprendía porque tú no eres esa clase de chico.

Noté que mis palabras le cayeron como algo irritante.

—Mack, quiero que quede claro que yo siempre he sabido que Vyd es especial —replicó, muy serio pero casi rozando la molestia—. Así que no, el problema nunca ha sido él, he sido yo. Además, ¿por qué dices eso tan fácilmente? ¿Cómo estás tan segura de que yo no soy "esa clase de chico"?

Con eso fui yo quien hundió las cejas, confundida por esa réplica. No tuvo sentido para mí.

—Porque te conozco más que nadie, Nolan —le di la respuesta más obvia.

Pero él desvió la mirada, como molesto:

—O tal vez solo conoces a la persona que soy contigo.

—¿Eso qué rayos significa? —Volví a sentirme perdida—. Conozco todas las versiones de ti, desde la más asombrosa hasta la más estúpida. Y créeme que tienes unas versiones bien estúpidas como cuando querías irte con un circo...

Demasiado sensible con todo el tema, Nolan se levantó del escalón, irritado.

—¡Significa que el Nolan que tú conoces y el que los demás conocen no es el mismo! —exclamó con mucho estrés, y fui obvio que sus emociones caóticas lo dominaron, porque solo soltó todo muy rápido y con molestia—: Yo jamás me comporté de la forma en la que me comporté con Vyd solo porque disfruto de ser un idiota. Lo hice porque pensé que le evitaría un daño mayor al hacerle ver que no soy maravilloso como él cree. Incluso cuando me agradaba su actitud y la forma en la que demostraba que yo le atraía, decidí alejarlo. ¿Por qué? Porque sabía que, si yo le seguía el juego y el coqueteo, eso significaba comportarme como siempre me he comportado, y no quería herirlo ni usarlo hasta perder el interés como suele sucederme.

Parpadeé, impresionada. Eso había sido bastante claro.

—Oh...

—Sí, oh —repitió él con una negación de cabeza, tal vez viendo la ironía de su idiotez.

Y aunque parecía muy inestable en su humor, yo le dediqué una mirada más comprensiva, porque llevaba casi toda mi vida conociéndolo y podía identificar cuándo se atrevía a ser honesto. No era nada fácil que Nolan se abriera emocionalmente. Para él era más sencillo echar chistes ingeniosos o ignorar las cosas hasta que se arreglaran. 

Que estuviera hablando significaba que el asunto en serio lo perturbaba a profundidad. Todas estas confesiones eran su verdadera vulnerabilidad. 

—No me lo dijiste —le dije, aún sorprendida—. Pensé que él de verdad te desagradaba.

—Es que, dime, ¿no iba a ser todo más sencillo así? —resopló. Pero luego volvió a enojarse con sus propios errores—. O bueno, eso fue lo que creí, porque todo este tiempo conociendo a Ax me hizo entender cuánto sufrieron por culpa de MANTIS. Entonces no quería hacerle más daño, porque eso es lo que hago: dañar.

Eso también era algo que nunca le había escuchado decir. De hecho, me inquietó mucho ver cuán afectado estaba.

—Pero, ¿por qué piensas que solo dañas? —solo pude preguntar—. ¿Y por qué hablas de ti como si fueras dos personas distintas? Eso no es nada cierto.

—¡Porque es la realidad, Mack! —clamó como si estuviera resaltando una verdad dolorosa y oscura que yo no estaba viendo. Hasta lo enfatizó con las manos con exasperación. Luego empezó a caminar con inquietud, revelándome todo—: Desde que Vyd apareció y mostró interés en mí, yo empecé a analizarte a ti y a Ax, ¿y qué vi? Los vi conectando de verdad. Te veía a ti siendo dulce, paciente y dedicada con él. Podía ver cómo tú le demostrabas amor en muchísimas formas que ni siquiera eran directas, pero que aun así eran obvias. Era tan especial que en varias ocasiones deseé tener algo así, lo admito... Solo que en esos momentos me quedaba más y más claro que no soy capaz de dar lo mismo. Nunca he sido capaz.

En sus ojos apareció un pesar profundo tras la última frase. El pesar de algo que lo había atormentado por mucho tiempo. Algo que se había guardado y que yo ni siquiera había podido sospechar.

Me sentí tan mal por desconocerlo.

—¿Cómo que no puedes dar eso, Nolan? —Sentí la garganta apretada tras escuchar esa confesión—. A mí me has dado un apoyo casi imposible de encontrar desde que nos conocemos. Me has escuchado, aconsejado, abrazado. Me has dado amor como tu mejor amiga y casi hermana...

Me interrumpió en una invitación a ver solo la cruda obviedad:

—Ese es el punto: todo eso te lo he dado solo a ti y a nadie más, porque ese era el objetivo. —Noté cómo tragó saliva al decir eso, y cómo se le humedecieron un poco los ojos a pesar de que intentaba mostrarse firme—. Mira, siempre creí que el vacío en mí era causado por el desprecio de mi madre. Me lo guardé porque supuse que eran mis traumas, pero ya sabemos que esa nunca ha sido la razón y que es un rasgo necesario para que yo cumpla mi función.

Ah, ahí estaba.

Por fin comprendí el gran origen de aquel conflicto. Más allá de Vyd, más allá de los celos, estaba el núcleo de su embrollo emocional, de sus dudas, de su quiebre. Lo vi clarísimo, y para mí se sintió peor de lo que esperaba. Fue como un cuchillazo en el pecho.

—Así que todo esto es sobre lo que mi padre te hizo —lo dije con el alma destrozada.

Una realidad a la que no nos habíamos enfrentado...

Hasta ese momento.

—No vamos a negarlo. —Él hizo un gesto con las manos de que era definitivo.

—Nolan... —Yo intenté todo lo contrario. Pero me detuvo:

—Por favor —lo insistió con lentitud en lo que también era una declaración de que algo así era lo que menos necesitaba—. No lo neguemos. Fui creado para dar mi vida por ti y es por eso que nunca podría ofrecérsela a alguien más. —Un claro nudo en su garganta afectó su voz. Su irritación y explosión emocional sufrió un bajón brusco. Quedó en la más pura fragilidad—. Pero entonces, ¿cómo es que me equivoqué? ¿cómo es que mis decisiones fueron las peores? Aunque yo quisiera, no debería intentar algo especial con Vyd si no puedo darle lo que merece. Así como Ax te tiene a ti para enseñarle, para guiarlo, para amarlo, para morir y arriesgarte por él si es necesario, Vyd debería tener a una persona que le ofrezca lo mismo. Y conmigo no sería posible porque, seguramente, sin siquiera tener la intención, yo le fallaría.

Cada palabra salida de su propia boca me dolió más que la anterior, tanto que esa vez fui yo a la que se le humedecieron los ojos. Sentí el corazón estrujado, la fuerte y casi estranguladora impotencia de mi incapacidad para corregir los errores de mi padre.

Solo pensé: «Maldita sea, Godric Cavalier, ¿por qué cometiste esta crueldad?».

—P-pero... —Tragué saliva, forzándome a que no se me quebrara la voz, y sobre todo, negándome a que esa fuera el único destino—. No lo asumas todo tan rápido. ¿Y si llegas a enamorarte de él y todo cambia y...?

—Nunca me he enamorado y lo sabes —zanjó él, haciendo ver que eso también era una cruda realidad—. Y tampoco pasará porque esa no es la razón por la que existo. Así que, aunque me gustara muchísimo Vyd, él ni siquiera sería la prioridad, y no merece eso. Por esa precisa razón decidí hacerle ver que no soy una cosa perfecta como él piensa.

Nolan se giró, como buscando tomar aire debido a lo exaltada y llena de emociones que se había puesto la discusión. Aunque lo vi pasarse el dorso de la mano por los ojos.

Que casi llorara también era algo muy inusual.

De hecho... era tan pero tan inusual que ahí encontré el gran detalle que tal vez él mismo había estado ignorando.

Me levanté del escalón, lo tomé del brazo y lo hice mirarme.

—Estás pensando todo esto de Vyd ahora, ¿eso no significa algo? —le señalé, y sí, yo era consciente de que sonaba desesperada por hacerle ver algo diferente, pero no me importó. Solo busqué su cara y lo obligué a mirarme a los ojos—. Nolan, ¿qué es lo que sientes que quieres hacer con respecto a Vyd? —insistí—. No te gusta expresarte mucho, pero trata de ser concreto, por favor.

Su rostro reflejó algo de duda y de congoja. Y yo sabía que le costaba muchísimo estar compartiendo su caos interno, sus sentimientos más profundos incluso a su mejor amiga.

Por eso, hasta me pareció que solo se alejaría y que la conversación terminaría.

Pero al final suspiró, listo para soltarlo.

—No quiero lastimar a Vyd otra vez —dijo, negando con la cabeza como si reprobara toda su existencia—. No quiero hacer las cosas mal. Quiero disculparme, aunque al mismo tiempo no quiero retenerlo si me odia por haberme comportado como me comporté, pero tampoco quiero que ese soldado vuelva a tocarlo con deseo. Que nadie que no sea yo lo toque, porque eso me molestó de una forma que ni siquiera entiendo. —Apretó los ojos con las cejas fruncidas y la boca en un gesto de súbita frustración—. Dios, sigo demasiado molesto por eso y no tiene ni sentido...

—¡Pues ahí está! —puntualicé, más segura de que sí lo había captado bien—. ¿No te das cuenta?

Abrió los ojos, en donde uno tenía ese extraño aro negro, y me miró sin entenderme.

—¿No me doy cuenta de qué?

—Pensaste en que si coqueteabas con Vyd cuando él estaba fascinado contigo, lo lastimarías —le expliqué con detenimiento—. Fuiste consciente de que ibas a herirlo. Entonces, elegiste ser indiferente para protegerlo, pero fuiste un idiota porque te salió mal, pero ahora estás admitiendo tu error, estás arrepentido y estás pensando en que ni siquiera eres lo mejor para él porque crees que no puedes amar. —Tras eso, me afinqué en los detalles más importantes—: Nolan, estás preocupándote por el bienestar de Vyd al igual que te has preocupado por el mío. Si fueras un monstruo egoísta, ¿crees que estarías pensando así justo ahora?

—No lo sé... —Pareció impactado y embrollado al mismo tiempo.

—Y también crees que, si fueras un robot sin sentimientos, tan vacío como asumes, ¿te molestarías en querer disculparte? —enfaticé, invitándolo a analizar lo que yo estaba analizando. Invitándolo a mirar la otra cara de la realidad que él tampoco quería reconocer—. ¿Crees que perderías tiempo deseando no herirlo? Solo te habrías acostado con él y el resto de valdría cien hectáreas de verga. Pero no, no es así. Estás mal, estás lleno de culpa y estás asumiendo que la cagaste, que tú ocasionaste todo.

—Pero... —trató, tal vez, de autosabotearse.

Pero no lo dejé. Esa vez yo lo interrumpí, dispuesta a impedirle que dijera más cosas sobre sus supuestos defectos, ya que solo resultaban ser impedimentos para que entendiera las otras posibilidades, y decidí serle clara y directa:

—Mira, ya tomaste la decisión de alejar a Vyd porque creíste que lo estabas protegiendo. Ese fue el error. Ahora basta de cagarla y deja que él tome la decisión de si te perdona o no. Él tiene que decidirlo por sí mismo. Es capaz. Así que debes decirle cómo te sientes. Dile que te dieron celos, que no te importa Gesher y que te arrepientes de haber sido un idiota. Dile que lo quieres para ti, porque te carcome la idea de que alguien más lo toque. Si te odia y prefiere que estés lejos, entonces acepta eso por su bien justo como estás diciendo que debería ser. Pero si te quiere, si él desea tomar el riesgo, acepta eso también, porque lo deseas, ¿no?

Se hizo un silencio durante un momento.

Mientras yo esperaba su respuesta noté que la piel en sus mejillas y cerca de su nariz se enrojecía de una forma muy tenue pero curiosa, lo cual era otra cosa nueva en él.

Espera, ¿era un sonrojo de... sentimientos?

Lo admitió más bajo, algo confidencial:

—Bueno, la verdad es que desde hace meses no dejo de pensar en un beso con él... Creo que ni siquiera ha sucedido. Tampoco sé si me lo inventé o qué, pero tengo una sensación marcada en mi memoria, y esa sensación es diferente, intensa, algo que solo alguien como él podría producir y... —decía, pero como entorné los ojos porque finalmente la sonrisa juguetona y de satisfacción ensanchó mi boca, Nolan se detuvo y me miró con las cejas fruncidas—. ¿Qué? ¿Por qué pones esa cara cuando soy un hombre desnudando su alma?

Claro que dijo «desnudando su alma» con drama.

—Me rio porque tú, hombre que desnuda el alma, tuviste tu primera vez en el mundo de «el contacto con un STRANGE». —Alcé la barbilla, conteniendo mi sonrisa pícara.

—¿Es un mundo? —Pestañeó, asombrado.

—Sí, porque no es como tener contacto con una persona normal, te lo aseguro —asentí, lento y con una voz cómplice e intrigante—. Es tan sobrehumano como ellos... En todos los sentidos.

Nolan abrió mucho los ojos tras escuchar esa última frase. Hasta el enrojecimiento en su cara se notó un poco más.

—¿En todos los...?

—En todos —enfaticé de forma definitiva—. Desde los besos hasta el más mínimo roce es algo distinto con ellos. Así que no subestimes a Vyd, porque la verdad es que nadie les llegaría a los talones a un STRANGE, ni siquiera porque sea el STRANGE más tierno... Es decir, Vyd controla la electricidad. Es el más poderoso en ello, por lo que puedo suponer que ese poder se canaliza de otras formas y... —Suspiré, fingiendo recordar mis mejores momentos con mi novio que no era un humano normal—. Wow, sí, en ese caso debe ser asombrosa la sensación de corriente que recuerdas que experimentaste...

Nolan me interrumpió en un repentino shock.

—¿Que experimenté? —repitió, y súbitamente un enardecimiento lo atacó—. ¡¿Entonces sí pasó?!

—Tal vez... —vacilé, entre que lo sabía y que no.

Me tomó por los hombros, ya algo impacientado.

A ser honesta, me hicieron gracia las ardientes ansias de una confirmación que vi en sus ojos.

—¡Mack, no juegues conmigo! —me exigió. Sonó como una súplica y una orden de acabar con su sufrimiento carnal de una vez por todas—. Por meses he creído que ese beso no ha sucedido, y por eso traté de ignorarlo. Dan me dijo que Vyd fue a visitarme al hospital luego de que el mellizo de Ax me atacó, y también dudé. Pero si eso es cierto, si el beso en realidad pasó, la situación es incomprensible pero clara al mismo tiempo: Vyd sí me hizo sentir algo que nunca antes he sentido y quisiera sentir eso más veces. Por favor, dime la verdad.

Bueno, si lo decía así entonces no había por qué hacerlo sufrir.

Aunque no toda la verdad me correspondía decirla.

—Bueno, lo de que te visitó es totalmente cierto, yo le permití entrar a verte —asentí.

—¿Y me besó? —Sus cejas se arquearon con vulnerabilidad.

A ver, sí recordaba muy bien la conversación con Vyd esa noche. Yo misma le había hablado de un beso de amor verdadero y le había sugerido que se lo diera a Nolan. Luego me había salido de la habitación médica asegurando que no miraría.

Pero sí había mirado un poquito.

Me había inclinado hacia el borde de la puerta y había visto a Vyd bajarse el pañuelo con sus manos enguantadas e inclinarse lento hacia Nolan.

El beso había sido apenas un roce cuidadoso en la comisura, tierno, de esperanza.

De amor.

Pero no, no se lo diría, porque a mí sí me parecía que ambos debían estar juntos. A mí sí me parecía que el interés de Vyd era genuino y puro, y que algo debía suceder de una vez por todas.

Por eso tuve la idea de mover una ficha. El resto tendría que hacerlo él.

—Eso no lo sé con certeza, pero puedo confirmar que lo dejé a solas contigo —le concedí—. De todas maneras, si quieres comprobar al cien por ciento que todo fue real y que, además, su forma de besar es diferente a cualquier otra en el mundo, la única opción es que lo beses y veas qué sientes. Lo sabes, ¿no?

Nolan asintió y me soltó, pero se pasó la mano por el cabello. Era uno de sus gestos de que estaba más enredado mentalmente que yo.

—Es que no quiere que me acerque. —Hasta sonó muy dolido—. De verdad parece que me odia y ni siquiera sé si eso tiene arreglo, y no quiero empeorarlo, porque claro que soy capaz de empeorar todo...

Suspiré, le aparté la inquieta mano del cabello y le acomodé los mechones que se había desordenado. Su cabello siempre era hermoso, una mezcla de color miel y marrón, entre lacio y con ondas suaves, brillante, y sobre todo: encantador como él podía serlo.

No debía olvidarlo.

—La situación podría no tener arreglo o sí podría tenerlo, pero de cualquier modo vas a intentarlo todo —lo animé—. Empieza por la disculpa sincera, después sé honesto sobre lo que sientes, habla con él como hablaste conmigo, dile tus dudas, tus miedos sobre estar juntos, «desnúdale tu alma», y luego, si Vyd no te rechaza... —Le sonreí con la misma picardía que él me había aplicado a mí en aquellos tiempos en los que me atraía Ax—. Sé el hombre arrepentido más sexy sobre este mundo. Es algo que estoy segura de que eres capaz de lograr, ¿no?

Nolan emitió un resoplido de risa al entender mi "lujurioso" punto. Al menos eso lo relajó un poco.

—Ah, claro, la experta en individuos de STRANGE sabe qué debo hacer...

—Cállate —lo regañé en broma.

—Es que, ¿qué puedo esperar de Señora Follo En Cualquier Parte? —bromeó también.

Sonreí ancho y le lancé una mejor:

—Al menos yo follo.

—Joder, tú eres la verdadera maldad —negó con la cabeza como si acabara de descubrirlo.

Ambos soltamos unas risas pequeñas.

Durante un momento se sintió otra vez como el ambiente de los adolescentes que éramos en la mansión, en nuestra antigua vida, pero rápidamente caí en cuenta de que ya no lo éramos y de que no volveríamos a serlo jamás.

Habíamos madurado de golpe, y eso significaba que pronto habría que hacer grandes sacrificios.

Que yo ponto tendría que hacer uno.

Sentí un nudo en la garganta. La culpa por las acciones egoístas de mi padre volvió a atacarme, porque además jamás encontraría las palabras adecuadas para hacer que Nolan se sintiera menos esclavo de eso.

—Nolan, si yo pudiera cambiar lo que mi padre te hizo... —quise decirle. Pero Nolan negó y me aseguró algo antes, algo que no me quedaron dudas de que salió del corazón y de la capacidad de amar que él creía que no tenía:

—Daría mi vida por ti aunque no hubiera sido creado para eso. Estoy seguro.

Y la verdad era que yo también era capaz de dar mi vida por él. Mi vida para que pudiera enamorarse, ser amado, experimentar lo que siempre creyó que no merecía. Para que, finalmente, él viviera por sí mismo.

Claro, por ahora no podía hacerlo, así que quise reconfortarlo al menos con un abrazo. Estuve a punto, de hecho, solo que un trío de soldados pasó corriendo por el final del pasillo y rompió el silencio y la calma.

Se oyeron sus botas pisando fuerte, voces apurando. Un ambiente de urgencia inundó el área. Fue muy raro y, en especial, alarmante.

Nolan y yo nos miramos con extrañeza.

—¿Qué está pasando? —pregunté.

—Tal vez que se acabaron los minutos para nosotros —suspiró Nolan.

Ambos nos apresuramos por el pasillo a seguir a los soldados hasta que descubrimos que iban hacia una de las pistas de aterrizaje de las instalaciones. Para ser más específica: una de las de emergencia.

Confundidos, atravesamos las puertas de hierro que daban hacia esa área exterior. La brisa nos movió los cabellos cuando nos detuvimos en el barandal que permitía una vista completa hacia la enorme pista de aterrizaje.

Vimos que los pocos soldados que todavía quedaban en la organización porque no habían renunciado tras la muerte de Madelein, estaban corriendo de un lado a otro como si tuvieran urgencia en hacer algo...

¿Y de casualidad era algo relacionado al imponente helicóptero que aparentemente acababa de aterrizar porque estaba en el centro de la pista con el rotor apenas dejando de girar? Porque según capté, un par de soldados lo estaban rodeando para posicionar una rampa movible frente a la puerta de pasajeros.

Aun así, nos faltaban detalles, por lo que tomé de la manga de la camisa a uno de los soldados que pasó corriendo justo detrás de nosotros.

—¿Qué sucede? —le pregunté rápido—. ¿Hay algún peligro?

—El director principal está aquí —me respondió, agitado—. Apareció sin aviso, pero necesita ayuda para bajar y es todo un caos porque no estábamos listos.

—A la mierda, el tipo vino... —soltó Nolan, estupefacto.

El soldado al que detuve intentó irse porque el asunto era primordial, pero se acordó de algo y se devolvió. Me miró.

—Ah, y hace unos momentos, al aterrizar, pidió específicamente hablar contigo. Quiere que lo esperes en una de las salas de interrogación.

Tras decirme eso, se fue.

Tragué saliva. Un escalofrío me recorrió la espina dorsal.

¿Hablar conmigo? ¿Sobre qué?

Con el corazón súbitamente acelerado, volví a ver hacia el helicóptero, en específico hacia la rampa.

Por unos segundos no apareció nadie, pero luego varios soldados se hicieron visibles por la puerta. Empujaban algo que jamás en mi vida había visto.

Era una especie de silla de ruedas cubierta por una cúpula transparente protectora. Me hizo pensar en un sistema creado para mantener seguro a alguien con un sistema inmunológico extremadamente débil, tal vez armado y diseñado por expertos para marcar la distancia entre el peligro del exterior y la seguridad esterilizada del interior.

Aunque eso fue lo que menos me impactó.

Me quedé sin aire cuando vi que en el interior de esa cúpula, en la silla de ruedas, estaba sentado alguien.

Bueno, «sin aire» era poco para describir lo paralizada, fría, desconcertada y asustada que quedé.

Si ese era el director principal, yo lo conocía.

Si ese era el hombre que había trabajado con mi padre y que también había sido líder de MANTIS, em realidad siempre lo conocí.

Se llamaba Jael y había sido mi suegro.

Por ende, el padre de mi primer novio: el fallecido Jaden. 



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Hola! Disculpen por no venir ayer, me desperté sintiéndome muy mal y aunque intenté corregir no lo logré. Tenía mucho dolor y pues hay días que aunque no lo espero me puede pasar. No es algo que yo pueda controlar, y la verdad es que a veces me supera mucho. Sigo aprendiendo a vivir con ello. 

Hoy fue algo mejor, pero lentamente pude terminar el cap. Estoy publicándolo a las 11:48 pm, algo tarde pero seguro. Solo no quería tardar más, espero que lo disfruten! Por favor dejen muchos comentarios :)

No sé si publicaré mañana porque me estoy sintiendo algo mal, pero si tengo espacios de tiempo de sentirme mejor estaré corrigiendo para traer más caps. Volveré el fin de semana seguramente! No se asusten, ya no me perderé por mucho tiempo.

Besos de sentimientos revelados,

Alex

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