
25
No chicas permitidas, solo hombres listos para... ¿pelear?
NOLAN
Lugar:
Sala S-3 para preparación de soldados.
Nuevo plan presentado por Gesher:
Trasladar a los individuos uno, dos, diez y cinco a un lugar más seguro ya que la falta de soldados y de seguridad hace a la organización vulnerable ante MANTIS.
Tiempo restante para partir a ese lugar seguro:
24 horas (porque había tormenta y no podían salir de inmediato).
Miembros del equipo probando el equipamiento necesario para la salida:
Nolan.
Y, por supuesto, Ax. (Que a pesar de tener órdenes de permanecer en reposo, solo se había salido de la habitación médica, aparentemente estable).
Aunque, a decir verdad, Ax no se estaba probando nada del equipamiento.
Él solo se mantenía de pie, quieto, mirando cómo Nolan se ajustaba el chaleco antibalas que se había puesto sobre su torso desnudo para comprobar si le quedaba.
Llevaban rato en eso. Nolan le había sugerido a Ax que también se probara algún chaleco o que probara alguna arma para estar seguro de que podía defenderse aun estando débil, pero nada de nada.
El siempre terco de Ax solo lo había ignorado y se había dedicado solo a acompañar a Nolan en silencio.
Bueno, así estaba la cosa hasta que de repente Gesher entró a la sala.
No parecía de buen humor. De hecho, lucía dispuesto a arrojar algo contra la pared de mala gana.
—Los soldados de los escuadrones especiales ya se fueron —le contó a Nolan y a Ax, claramente molesto por eso—. Presenté una alerta para acompañarnos al refugio más seguro, pero no hay casi nadie, y los que quedan solo se están preparando para irse y no quieren acatar órdenes. Esto es una mierda.
Nolan pensó que irse sin soldados especiales era como lanzarse a la muerte segura porque técnicamente el único soldado experto sería solo Gesher.
Pero vale, trató de contener ese pensamiento y comentó con un optimismo que ni él se creía:
—No importa, no los necesitamos. Podemos hacer cualquier cosa sin ellos. No somos tan mal equipo.
Gesher se cruzó de brazos y emitió un suspiro. Miró al tal equipo que tenía frente a él, ese que "podía hacer cualquier cosa".
Bueno, en realidad los miró con una cara de: "desgraciadamente esto es lo que hay, un tipo que no tiene camisa y anda descalzo; y otro que solo es un novato".
Okey, no quedaba más que resignarse.
—De acuerdo, supongo que les daré las indicaciones —les dijo, y luego puso su voz de superior—: Bien, saldremos de la organización rumbo a un lugar más seguro, pero considerando las circunstancias, un vuelo o el simple hecho de movilizarnos sin protección experta supone un gran riesgo. Es posible que MANTIS esté monitoreando cada paso que damos, así que podrían estar esperándonos para atacarnos y capturar a los individuos en cualquier momento. En este caso, todos deben estar armados y ser capaces de defenderse, así que escojan del arsenal lo que más les convenga y practiquen las horas que restan en el área de tiro que está al fondo.
Nolan iba a decir "sí señor", porque era obvio que Ax no diría nada.
Solo que, de repente, alguien más abrió la puerta de la sala y todas las miradas se fueron hacia la entrada.
—¿Dan? —soltó Nolan al ver a su hermano, asombrado.
Dan Cox cerró la puerta tras de sí.
Ya estaba de pie, vestido con un jogger oscuro y una camisa negra. Se veía ojeroso, tenía el cabello despeinado (de seguro porque acababa de salir de su habitación de reposo) y no estaba usando el collarín que lo ayudaba a sanar el cuello que Ax casi le había partido.
Claro, se le veía un largo moretón alrededor de esa zona que estaba en proceso de curación, pero ya no era de color tan intenso, sino más claro.
Aun así, Dan lucía algo cansado, como una persona que todavía necesitaba recuperación.
—¿Qué haces aquí? —le preguntó Nolan, pensando precisamente eso.
—Nuestro padre me dijo que nos iríamos —le respondió Dan—. Vine a prepararme.
—Pero necesitas descanso —contradijo Nolan.
Dan soltó un resoplido absurdo.
—¿Quién lo dice?
—Pues, ¿todos los médicos de aquí? —respondió Nolan, muy obvio—. Y que tu cuello aún se ve horrible, podrías lastimarte peor.
—¿Y eso de verdad te preocupa, Nolan? —volvió a resoplar Dan con cierta ironía.
Nolan frunció las cejas ante lo inesperado de esa actitud.
¿Dan desafiándolo? ¿Qué era eso? ¿El estar al borde de la muerte lo había dotado de una valentía idiota?
—La verdad me da igual —se endureció Nolan, cruzándose de brazos—. Es solo que ya somos suficientes débiles en el equipo. —Y luego buscó apoyo para no perder fuerza en su réplica—: ¿No es así, entrenador Gesher?
Pero Gesher era más apegado a la lógica.
—En realidad, Dan es bastante bueno en combate y defensa —dijo sin entender por qué no les serviría—. Y como ya dije, no hay soldados. Sería buen apoyo considerando que ustedes... —No supo qué palabras usar al volver a mirar a Ax y a Nolan, así que solo recurrió a—: Ustedes no tienen la suficiente preparación.
—¡Pero si Dan parece que está muriendo! —exclamó Nolan, contrariado.
Gesher miró a Dan con cierta extrañeza, como si se estuviera pasando algo por alto.
—¿Lo estás?
—Me dieron el alta —le dijo Dan para contrarrestar la oposición de Nolan—. Solo luzco cansado porque he estado mucho en la camilla. Necesito aire y un poco de movimiento.
—Pero... —Nolan intentó protestar.
—Por mí está bien —zanjó Gesher—. Además, como dije, será buen refuerzo.
Nolan pensó en decirle algo más a Gesher, pero de pronto notó que los ojos azules de Dan pasaron a mirar a Ax.
Oh, no.
Bueno, ese momento tenía que llegar, ¿no?
Ax por poco había hecho que Dan terminara con el cuello roto, así que esa era la primera vez que se veían tras ese casi mortal suceso.
Consciente de eso, Nolan alternó la vista entre ambos con una expectativa chismosa, porque de forma inesperada, Dan avanzó a pasos tranquilos hacia Ax.
Se sintió un suspenso en el aire con cada paso de sus botas...
Se le detuvo en frente.
Ax lo miró fijo.
Dan lo miró fijo.
Nolan solo pudo pensar en dos hombres enfrentados como en una película de romance.
—Ax, al menos volviste —le habló Dan. Sonó tranquilo, pero al mismo tiempo serio—. ¿No tienes algo que decir?
—No lo hizo a propósito —se apresuró a decir Nolan con respecto al ataque.
Pero Dan fue igual de rápido al contradecirlo con una voz raramente serena:
—Él puede hablar, Nolan.
—En realidad... —quiso agregar Nolan, acostumbrado a la naturaleza extraña y poco expresiva de Ax.
Solo que Dan le dedicó una mirada severa (¿y un poco amenazante?) que Nolan no había visto nunca antes, y tal vez por el asombro de ese nuevo gesto solo cerró la boca.
Dan volvió a mirar a Ax a la espera de algo, a la espera de alguna palabra.
Pero él se mantuvo quieto, es decir, totalmente Ax: inexpresivo, peculiar, como si nada estuviera pasando, con su pantalón de jean negro que le habían conseguido, sus pies descalzos y su torso desnudo lleno de cicatrices y bordeado en el abdomen por una venda para cubrir su herida.
Silencio absoluto...
Dios mío, cuanta tensión.
Aquello estaba buenísimo.
—¿Es en serio? —Dan emitió una risa nada divertida, similar a un resoplido amargo—. ¿No puedes decir ni una palabra después de que casi me mataste?
Pasaron unos segundos...
Silencio entre ambos...
—Estás vivo —fue lo que dijo Ax en el tono más simple, lógico y neutral del mundo.
—Pero solo porque te desmayaste, ¿no? —replicó Dan—. Parece que tenías toda la intención de partirme el cuello.
Nolan intentó mediar de nuevo, porque estaba acostumbrado a que Mack y él debían proteger a Ax ante su incapacidad para seguir las conductas humanas normales:
—Dan, Ax te debe una disculpa, lo sé, pero...
—Sí iba a hacerlo —Ax habló de forma inesperada, refiriéndose a lo que Dan había dicho de partirle el cuello. Otra vez apelando a lo lógico y a un desinterés propio de él.
—Ax... —Nolan intentó guiarlo para que no lo empeorara.
Pero obviamente lo dicho por Ax pasó como hoja afilada sobre Dan, y por primera vez Nolan vio a su hermano mostrarse retador.
En serio, no como el Dan pasivo y tranquilo que soportaba sus groserías, sino intimidante, desafiante, dispuesto a dar un golpe bajo.
Un golpe bajo que sí dio:
—No es de hombres atacar por la espalda, pero supongo que no sabías eso —le dijo a Ax.
Ax alzó los hombros con indiferencia.
—Puedo atacarte de frente para corregir mi error.
Ohhhh.
Esa inteligente respuesta fue tan inesperada que Nolan pasó a mirarlo con los ojos bien abiertos, impactado.
O sea, Dan se había casi burlado y creído superior por el hecho de que Ax no sabía cosas, y Ax prácticamente le acababa de decir que podía destrozarlo de cualquier forma.
¡¿Qué era esto, Dios mío, la telenovela árabe de las ocho de la noche?!
—¿Te estás atreviendo a amenazarme de nuevo? —Dan se puso a la defensiva.
—¡Eh, no, no! —Nolan reaccionó de golpe—. ¡Nadie amenaza ni va a atacar a nadie!
Muy bueno todo, pero también era consciente de que aquello podía terminar mal.
Es decir, una vez Ax le había lanzado un pizarrón...
Todo era posible.
—Lo que pasó fue horrible —agregó Nolan de mediador necesario— pero Ax estaba llevado por su parte oscura, estaba enojado y dolido por haber perdido a los suyos. Solo fue un momento de confusión...
En realidad, había sido de celos. Pero ajá, tuvo que decir una pequeña mentira para salvar la situación, ya que ambos se estaban mirando tan fijamente a los ojos con las barbillas medio alzadas que producía una tensión agresiva.
Y, sorpresivamente, Dan se veía capaz de caerse a golpes con Ax.
Una mala idea porque el poderoso era Ax...
Así que Nolan le puso una mano a Dan en el hombro para que diera un paso atrás y rompiera la peligrosa cercanía.
—Sé que puedes estar enojado, pero hay cosas más importantes justo ahora y una de esa es ponernos todos a salvo —insistió como una petición de que no pasaran a la violencia—. Por favor, solo vamos a prepararnos.
El suspenso se extendió durante un momento más porque Dan estaba en modo fosforo, tipo que lo rozaban un poco más y se encendería de ira.
Incluso sostuvo la mirada medio entornada sobre Ax, como considerando si debía terminar ahí o no.
El aire de enfrentamiento se hizo el doble de intenso...
Nolan pensó: «qué locura Mackdelein causando esas pasiones. Ambos parecen capaces de matarse aquí mismo».
Aunque tras unos segundos, Dan finalmente retrocedió para buscar su chaleco. Claro, no sin antes soltarle a Ax con voz afilada:
—Solo aprende que, si no la dejas sola, no tendrás que matar a nadie para que no te la quiten.
Le dio la espalda a Ax como si con eso el asunto quedara zanjado.
Y sí, pudo haber sido una épica frase culminante.
Solo que Ax le soltó una todavía más épica:
—Solo aprende que, si no quieres que intenten matarte, no te le acerques.
Repitió las palabras en el mismo tono tranquilo pero amenazante que Dan había usado, lo cual hizo que Dan se volteara al instante con el ceño fruncido por la osadía de Ax.
La mente de Nolan dijo: «jodeeeeer».
Pero la boca de Nolan soltó con una advertencia asustada:
—¡Ax, cállate! ¡No hablas nunca y decides decir cien palabras justo ahora!
De todas maneras, Dan quiso acercársele con la notable intención de lanzarle un golpe. Nolan lo vio en sus ojos, la determinación del enfado.
Solo que, gracias al cielo, Gesher intervino y lo tomó del hombro para detenerlo.
—Basta, nada de peleas —les ordenó a ambos con todo el poder que le concedía su puesto en la organización. Luego se interpuso entre los dos para pararse frente a Ax. Casi le pegó un chaleco antibalas en el pecho—. Póntelo.
Lo único que Ax puso fue su mano sobre la muñeca de Gesher y, serio, se la apartó para que alejara ese chaleco de él.
—¿Qué? —Gesher quedó confundido.
—No —pronunció Ax en rechazo.
—En esta área todos me obedecen —le recordó Gesher con su autoridad normal—. Incluso los que son mitad humanos mitad quién sabe qué.
Pero Ax solo permaneció quieto, inalterable y decidido a no aceptar el chaleco.
—No —repitió de una forma más definitiva.
Dioss, ¿pero por qué Ax no estaba cooperando? Es decir, apoyaba que se expresara y estaba cien por ciento de su lado, pero era el peor momento para causar peleas.
Nolan vio necesario intervenir.
—Tal vez no se siente cómodo con el chaleco o le enseñaron que es algo malo —le explicó a Gesher—. Es complicado, pero hay cosas que no le gustan...
—Entonces ten un arma. —Gesher sacó una de su cinturón sin dejar a Nolan terminar, y se la ofreció a Ax.
Pero Ax hizo lo mismo:
—No.
Gesher hundió un poco las cejas por la actitud de rechazo hacia lo necesario para la misión.
—¿Es posible que no sepas usarlas? —quiso saber, genuinamente confundido—, porque en ese caso podemos hacer una lección rápida.
Lo que se oyó fue el resoplido de Dan, quien se había movido hacia el estante de chalecos para ajustarse el suyo.
—Tiene la ventaja de los poderes, por supuesto que no va a saber defenderse ni atacar con nada más —comentó con una burla maliciosa pero amarga.
Nolan quiso acercarse a Dan para decirle que le bajara un poco a su intensidad porque no estaban en Vampires Diaries como los Salvatore para que pelearan por la chica.
Pero otra vez la puerta de la sala se abrió.
—¿Señor? —dijo alguien con una voz entre dudosa y medio aguda.
Era un soldado, y Nolan lo reconoció porque era el mismo chico nervioso que había aparecido cuando número cinco se había desmayado. Ese que le había dicho a Gesher que todos los empleados se estaban yendo.
Gesher puso su atención en él. El chico entró a la sala, como apenado.
—Escuché que necesita soldados y aquí estoy para la misión —aclaró—. ¿Estoy a tiempo?
A Gesher como que se le iluminaron los ojos de ver aparecer a alguien entrenado por la organización, alguien que no iba a negarse de forma estúpida.
—Sí, claro, toma del arsenal lo que necesites —aceptó de inmediato.
El chico, que debía tener unos diecinueve o veinte años, avanzó hacia el estante de armas.
Tenía el cabello oscuro muy corto al estilo militar y el rostro muy expresivo, de esos que con cada gesto se marca una línea. Eso le permitió a Nolan notar que estaba un poco nervioso, y se preguntó si también era medio novato.
Quiso peguntárselo para no sentirse solo en su inexperiencia...
Pero de repente la puerta se abrió por tercera vez y todos los pensamientos e ideas de Nolan quedaron suspendidos. De hecho, todo él quedó como petrificado.
Primero, porque quién entró fue Vyd.
Segundo, porque junto a su llegada todo el ambiente de la sala se inundó de algo inusual.
—Me dijeron que nos iremos y vine a prepararme —habló Vyd apenas cerró la puerta tras de sí.
Un olor.
No, algo que debía definirse con una palabra mejor: «aroma». Un aroma.
Nolan lo percibió en el instante en que Vyd pisó el interior de la sala de preparación. Fue igual a cuando en la sala de reuniones apareció la ex directora Madelein, un olor que solo él pudo percibir.
PERO con la gran diferencia de que lo que entró por sus fosas nasales no fue desagradable.
Fue... magnífico.
Un aroma sutil, pero embelesador. Una especie de ¿fragancia? ¿esencia? Imposible de explicar con palabras, porque al mismo tiempo fue imposible de entender para su mente.
La única otra palabra con la que pudo asociarlo de forma sorpresiva fue: «atrayente».
Y... ¿provenía de Vyd?
¿Cómo era posible? Había estado muchas veces en el mismo lugar que Vyd y nunca, pero nunca había percibido ningún olor de su parte. Nada.
Pero ahora sí. Vyd acababa de entrar y era como si se hubiera rociado algún perfume y ese perfume se esparciera por toda la sala de la misma forma que lo haría el fresco olor de un delicioso y tentador pan caliente.
—¿Hueles eso? —susurró Nolan sin darse cuenta.
Solo Ax lo escuchó. Aunque Ax nada más se le quedó mirando con una fijeza analítica al Nolan embelesado.
Y es que a Nolan hasta se le había acelerado el corazón de repente.
¿Tal vez de nervios? ¿O por estar disfrutando de ese confuso buen aroma?
¿O tal vez porque era la primera vez que veía a Vyd de nuevo desde su fría discusión en la celda?
Bueno, al menos Vyd estaba intacto. No estaba visiblemente herido.
Se veía igual con su gabardina vieja, sus botas sucias trenzadas, la ropa oscura y con viejas manchas, los guantes en las manos y el pañuelo que le cubría la cara hasta por debajo de los inquietantes ojos amarillos, esos que no se podían mirar porque eran capaces de causar el miedo más profundo en las personas.
Su cabello blanco estaba perfectamente despeinado, cayéndole sobre las orejas, y su piel aún se veía de un color opaco y antinatural.
—¿Quieres un chaleco anti balas? —le preguntó Gesher a Vyd.
—Sí —asintió Vyd.
—Bien, al menos uno de ustedes acepta algo —suspiró Gesher, y le señaló el estante de los chalecos—. Tómalo de ahí.
Nolan siguió a Vyd con la mirada mientras avanzaba. De nuevo tragó fuerte, porque esperó (¿o ansió?) como estúpido a que lo saludara. En serio esperó que se le acercara con su habitual ánimo y que las cosas volvieran a ser como antes...
Pero Vyd solo se dirigió al estante, ignorando todo lo demás.
A Nolan se le cayó el ánimo. Se descubrió afectado por no obtener una palabra de Vyd.
Pero tenía sentido, ¿no? Debía estar molesto. Así que Nolan asumió la responsabilidad de ser el que debía acercarse.
Aprovechó que Ax estaba distraído con las preguntas que Gesher le estaba haciendo de nuevo sobre si sabía usar un arma o no porque él podía enseñarle, y fue hacia Vyd.
—Hey —lo saludó con voz amigable al detenerse detrás de él—. Me alegra que hayas aparecido. Después de que le dieron el alta a Mack fui a verte, pero no me dejaron entrar a tu habitación porque estaban desinfectándote o algo así. Pero veo que estás bien.
Vyd apenas lo vio de reojo mientras sacaba el chaleco del estante.
—Sí, lo estoy —respondió. Su tono fue neutral, parecido al de Ax.
Demonios, el olor era más intenso ya que estaba cerca.
Sí parecía provenir de Vyd...
¿Pero por qué tampoco podía explicar qué aroma era? ¿Por qué no le llegaba casi ninguna palabra para poder entenderlo?
Era como si su cerebro solo... lo reconociera sin reconocer.
—Me alegra que no te ves lastimado ni nada —le comentó a Vyd—. A Ax no sé cómo casi le rebanaron el abdomen.
Vyd no dijo nada, solo se dedicó a soltar las correas del chaleco.
Pero okey, eso también tenía sentido. Se merecía la indiferencia.
—¿Podríamos hablar un momento cuando termines de prepararte? —le preguntó Nolan con una voz más arrepentida.
Una voz a la que nadie se había resistido antes...
Hasta ese momento.
—No —respondió Vyd, seco.
—¿No? —Nolan arqueó las cejas, atónito.
—¿Sobre qué hablaríamos? —preguntó Vyd con simpleza.
—Quiero disculparme y explicarte algunas cosas sobre mí que tal vez...
No pudo terminar porque Gesher apareció junto a él y lo interrumpió de repente:
—Nolan, toma esto. —Le ofreció una pistola semi automática.
Quiso decirle que le permitiera hablar un momento con Vyd, que era importante.
Pero ante la interrupción de Gesher, Vyd no tardó ni un segundo en darles la espalda y dejarlos, indiferente, como si no tuviera tiempo para conversaciones o personas irrelevantes.
—Esta pistola te irá bien —añadió Gesher apenas fueron solo dos en la conversación, poniéndola sobre la mano de Nolan—. Pero de todos modos, estaré muy pendiente de ti apenas salgamos de aquí. E incluso si nos vemos obligados a escapar, quiero que trates de mantenerte cerca de mí para yo protegerte.
Nolan solo mantuvo la vista fija en ese Vyd que se alejaba hacia el lado de los espejos en donde podían colgar la ropa.
¿Por qué estaba sintiendo un revoltijo tan feo en el estómago por esa distancia?
Y, joder... olía tan bien. Era embelesador.
—Bueno, yo puedo defenderme —le respondió a Gesher de manera automática y medio ausente.
—¿Sí? ¿Vas a defenderte de la misma forma en que te pusiste ese chaleco? —Gesher enarcó una ceja.
—¿Eh?
—Está mal puesto.
Nolan parpadeó, perdido. Cuando Vyd apareció se había estado acomodando el chaleco, y por toda la distracción de su olor y su presencia lo había hecho mal.
—Ah, no me di cuenta —admitió.
—¿Ves que podrías aprender mucho de mí? —le dijo Gesher, y se acercó más a Nolan hasta que la distancia que los separó fue mínima. Entonces comenzó a acomodarle las correas del chaleco él mismo.
Pero lo único que Nolan quería aprender en ese instante era la razón por la que Vyd olía diferente.
Llevaba días percibiendo olores con mayor intensidad, pero sin duda alguna ese era el mejor aroma que su sensible nariz había captado...
Ya no podía apartar los ojos de él.
—¿Pensaste en lo que te propuse? —le preguntó Gesher de repente, un poco más bajo, íntimo.
—Bueno... —murmuró Nolan sin nada de claridad, aún perdido en sus pensamientos sobre Vyd.
—¿Bueno? —Gesher lo animó a completarlo.
Nolan ni siquiera sabía qué iba a decir.
Pero tampoco pudo considerar algo porque de repente Vyd se quitó la vieja gabardina que usaba todo el tiempo, y por primera vez Nolan vio mejor la otra camisa que llevaba debajo, que era vieja, oscura y de mangas cortas.
Luego, para su entera sorpresa, Vyd también se quitó esa camisa y dejó a la vista de todos los presentes su torso por completo desnudo.
Los labios de Nolan se entre abrieron unos milímetros por la gran impresión.
Es decir, estaba acostumbrado a ver a Ax sin camisa, pero no a Vyd. De hecho, nunca se imaginó que lo vería. Y si se lo imaginó, solo había asumido que era un torso normal.
Pero claro que no lo era, porque Vyd estaba muy modificado anatómicamente.
Ya Nolan sabía que su piel era opaca y antinatural, pero descubrió que la piel estaba intacta solo en los brazos y en los hombros. En la espalda no. Esa parte había sido removida y sustituida por una delgada y elástica capa protectora transparente. Debajo se le podían ver las ramificaciones de cables que surcaban el interior de su cuerpo, incluida su espina dorsal, cubierta por un sistema que seguramente había sido diseñado para evitar que sus huesos sufrieran daños.
Y sí, podía considerarse un aspecto robótico/aterrador, pero, sin darse cuenta, Nolan se fijó más en otras cosas:
Como que sus hombros eran anchos, pero no tanto, más bien en la medida justa, con unas pequeñas pequitas dispersas por allí...
Que sus brazos dejaban apreciar unos músculos suavemente marcados y moderados, nada exagerado...
O que la espalda baja, a pesar de tener esa capa transparente, se delineaba con una curva perfecta en el área lumbar y se abultaba sutil pero firmemente en el inicio de los glúteos. Cubiertos por el pantalón, claro, lo cual incitaba a pensar en cómo sería todo debajo de él...
Así que la anatomía masculina de Vyd era extraña, pero de algún modo... sensual.
Estuvo el doble de seguro apenas Vyd se giró un poco, porque pudo apreciar que su abdomen también tenía las sutiles marcas del entrenamiento, nada exagerado.
Aunque inmediatamente después su atención se fue hacia el hecho de que por toda la piel estaba desperdigadas unas cicatrices viejas y unas más recientes de color rojizo que parecían latigazos de corriente.
Nolan por primera vez se preguntó si Vyd sentía al menos un poco de dolor cuando usaba la electricidad.
Pero bueno. El resto de su cuerpo era muy atractivo. Su pecho no sobresalía mucho, sino al nivel más correctamente sutil. Sus pezones eran de un color piel claro. Por la parte baja y plana del abdomen se perdían algunas cicatrices, permanentes como tatuajes, directo hacia el cinturón de su pantalón...
Ahí Nolan, sin siquiera tener intención, miró que había un ligero abultamiento por lo que debía de haber en su entrepierna...
Y entonces se dio cuenta de lo que estaba pensando.
De golpe se dio cuenta de sus súbitos pensamientos hormonales y adolescentes.
Se quedó pasmado por esa realización:
Estaba pensando que Vyd, tan peculiar como lo habían hecho lucir, en realidad estaba muy bueno.
Era como... como... una fantasía de ciencia ficción.
—Wow, ¿MANTIS te hizo todo eso? —escuchó de repente la asombrada pregunta de alguien.
Nolan salió de su embeleso y giró la cabeza muy rápido para darse cuenta de que aquello no había salido de su boca.
En realidad, la pregunta la había soltado el soldado voluntario que había estado probando armas para la misión.
Porque nooo, el soldado ya no estaba pendiente del equipo a probar. Ahora miraba la espalda de Vyd, igual de fascinado que Nolan.
Y como Vyd se giró para verlo al instante en el que oyó la pregunta, el muchacho pareció apenado.
—Perdón por el atrevimiento, es que se decían cosas por los pasillos sobre que ustedes fueron modificados... —añadió él.
Pero, al parecer, el frío Vyd solo estaba dirigido a Nolan, porque no se enojó debido a la pregunta del muchacho y tampoco lo ignoró.
—Sí, MANTIS lo hizo —le respondió Vyd con tranquilidad al soldado—. Es para ser mejor conductor y más capaz de mantener la electricidad dentro de mí.
—Sé que debió ser horrible para ti, pero honestamente... —le dijo el muchacho, entre sorprendido y fascinado por lo que veía y oía—. Se ve genial.
Nolan hundió las cejas al oír el halago.
Ya va.
¿Y ese qué?
—¿Eso crees? —preguntó Vyd, medio extrañado.
—Absolutamente —asintió el soldado, y como la conversación estaba fluyendo, dio unos pasos hacia Vyd, muy intrigado—. ¿También es así en la cara? ¿Por eso te cubres?
Nolan hundió mucho más las cejas.
¿Por qué le preguntaba algo tan personal si ni siquiera lo conocía?
—Algo así —admitió Vyd, aún sosteniendo el chaleco que pensaba ponerse.
—Pues no deberías —dijo el soldado con simpleza.
Ya Nolan no tenía más hacia donde hundir las cejas.
¿Qué estaba pasando?
—Bueno, no siento lo mismo que tú al verlo. —Vyd parecía algo asombrado—. Pero gracias.
—¿Y qué es lo que sientes? —preguntó el soldado, y al mismo tiempo se cohibió un poco—. Perdón, de nuevo. Es solo que es muy interesante.
Una punzada atacó a Nolan al escuchar eso. Se le aceleró el corazón de algo que se sintió como molestia.
Un momento.
UN MOMENTITO.
¿Aquello era un... flirteo?
—¿Qué es interesante? ¿El aspecto de monstruo? —resopló Vyd en lo que sonó como una risa triste.
—¡No, tú! —se apresuró a aclarar el soldado sin intenciones de ser malinterpretado—. Tienes toda una historia como alguien que no es totalmente humano. Sería increíble escuchar lo que has vivido, lo que piensas, lo que sientes con todos esos poderes. —Sus ojos brillaron con una fascinación intensa, recorriendo el cuerpo de Vyd—. En serio, ni siquiera puedo imaginar cómo se siente eso en tu espalda, ¿crees que yo podría...?
Nolan abrió mucho los ojos. Casi se le salieron de las cuencas. Su cara, usualmente expresiva, demostró cierto horror.
Oh no.
No. No.
Que no dijera lo que Nolan sospechaba que iba a decir.
Que no dijera:
—¿Tocarlo? —completó el soldado.
Nolan quedó de piedra. Solo aspiró mucho aire por la nariz, como si con eso pudiera contener el súbito picor emocional que lo atacó.
Dios, ¿qué era esto? ¿un castigo? Porque le estaba cayendo con esa fuerza.
Le pasaron varias cosas por la mente, pero la más latente: le irritó la idea de que Vyd fuera tocado por ese desconocido.
Así de simple. Solo llegó ese pensamiento a su cabeza junto a un brusco impulso de meterse en la conversación a pesar de que nadie lo había llamado para decirle al soldado: «¿qué demonios te pasa? ¡piérdete!».
Aunque ni siquiera comprendió la magnitud de su propia susceptibilidad ante la situación hasta que Vyd se encogió de hombros y respondió al soldado:
—Si no te da asco.
Que Vyd aceptara le cayó como una bomba nuclear al inestable estado de sus emociones. Lo alteró de inmediato. De hecho, todo el interior de Nolan gritó: «NO», apenas el soldado empezó a avanzar hacia Vyd.
Todo su interior, de pronto revuelto e inexplicablemente indignado, le exigió que le hiciera caso a ese enojado estímulo, que corriera y detuviera aquello.
Pero no.
No podía.
Lo recordó de golpe. Y ese mismo recuerdo fue lo que detuvo su gran impulso. Lo que lo trajo de nuevo a tierra de la nube roja que lo estaba ofuscando.
Se tenía que quedar quieto y callado. Debía mantenerse así, porque él no tenía ningún derecho sobre Vyd después de haber sido un imbécil.
A pesar de que de repente le estaba ardiendo y picando la piel por moverse y hacer alguna estupidez que evitara lo inevitable, no podía.
—¿Nolan? —Gesher intentó devolverlo a la realidad en donde aún hablaba con él.
Pero a la mierda Gesher. No le prestó nada de atención porque Vyd se giró para mostrar su espalda y el estúpido soldado ese se detuvo detrás de él.
La voz mental de Nolan le dijo: «Oh, Dios, sí va a tocarlo y no quiero que lo haga, no quiero que lo toque, no debería tocarlo».
Incluso apretó su mano, inconscientemente, hasta formar un puño tenso de contención, porque la verdad era que estaba domando todo su cuerpo para no salir como un idiota a hacer....
No lo sé, el clásico de Mack: ¿desmayarse? O cualquier jodida cosa que evitara el contacto.
Porque si ese chico lo hacía...
Si ese desconocido tocaba a Vyd...
Le daría un infarto de la rabia. Estuvo tan seguro de ello que el mismo sentimiento fue como una revelación, y lo confundió y lo irritó y lo estresó y lo preocupó y lo asustó, todo al mismo caótico tiempo.
El soldado extendió la mano.
Nolan hasta lo vio en cámara lenta. Una tortuosa y vengativa cámara lenta en la que el dedo iba hacia allá, hacia la espalda alta.
Hacia Vyd.
Casi llegaba...
Nolan casi temblaba de lo tieso y tenso que estaba...
—¿Nolan? —Gesher trató otra vez.
Pero Gesher no existía para él.
Porque los dedos casi llegaban...
Y Nolan casi se reventaba por tener que tragarse lo que se merecía ver por haber sido un pendejo...
Bueno, la curiosa mano del soldado sí habría llegado de no ser por el atronador e inesperado disparo que resonó en toda la sala de preparación.
¿De dónde salió? Ni idea, pero el sonido fue tan fuerte que tanto Nolan como los demás reaccionaron igual: se lanzaron al suelo con las manos cubriéndose los oídos, sin entender qué estaba pasando.
Nolan hundió el rostro entre sus brazos. En su oído quedó un pitido agudo. Se sintió desorientado y asustado. ¡Pensó que MANTIS los estaban atacando!
Hasta que alzó la cara por si debía correr, y vio que el único de pie era Ax.
Tenía una pistola en la mano porque había sido él quien había disparado. Su ceño estaba fruncido y sus labios serios en una línea. Era una expresión intimidante y obstinada.
Justo en frente de Ax, Dan estaba agachado en una posición de defensa, tomado por sorpresa, casi boquiabierto.
Porque esto era lo que había pasado:
Mientras Nolan estuvo embelesado con Vyd, Dan se había vuelto a acercar a Ax para discutir. Solo que Ax se había hartado, había tomado con decisión y frialdad una pistola, y había disparado a la PERFECCIÓN hacia uno de los blancos de disparo del área del fondo.
Ni siquiera había necesitado mirar mucho.
Y la bala había dado justo en el centro.
Nolan solo recordó que un rato atrás el mismo Dan, con burla, había cuestionado frente a todos que Ax supiera usar un arma solo porque tenía poderes.
Justo a eso, Ax finalmente le respondió:
—Sí sé usar un arma —le dijo a Dan, dedicándole una mirada obstinada y superior—. Solo no la necesito.
Tras eso, Ax soltó la pistola sobre uno de los bancos como si el arma fuera un objeto inservible ante sus ojos, les dio la espalda a todos y salió de la sala.
Solo dejó atrás el claro mensaje de: «soy el triple de experto que todos ustedes».
Y...
Pues sí, Nolan estuvo seguro de que nadie volvería a tratar de ofrecerle siquiera un chaleco.
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AJJAJAJ la verdad es que cuando escribí este cap me divertí mucho, porque solo pensé: ¿qué se siente Nolan, recibir un poco de lo mismo? jajajs. Pero bueno, las cosas tienen que pasar así para ir progresando y para que Nolan vaya experimentando emociones que lo ayudarán a madurar.
En cuando a Ax y Dan... bueno, ya veremos qué pasará con ellos, pero no se lo esperan, en serio.
Díganme, ¿qué les pareció este cap? Es mi favorito en todo el libro. Dejen muchos comentarios, los estaré leyendo :)
Besos de celos,
Alex.
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