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21



¿Serás un héroe? ¿O el héroe en realidad es otro?


NOLAN

Misión en proceso: matar a Madelein. 

Al mismo tiempo que sucede esto: Mack está con Ax y la chica en la sala de la inyección.


Nolan estaba escondido en la sala de reuniones de la organización como si fuera un agente secreto. (Es que si lo pensaba así era menos aterrador).

El escondite estaba detrás de una de las paredes del interior de la sala.

Se trataba de un conducto de ventilación que había sido instalado hace años, pero no utilizado, así que era lo suficientemente grande como para que una persona entrara arrastrándose en ella.

Justo ahí se había metido, recostado boca abajo.

Porque las cosas sucederían así:

En unos minutos llegarían a la reunión todos los directores secundarios de la organización, incluido Gesher por estar dentro del liderazgo de entrenamiento de los soldados.

Al final llegaría Madelein.

La reunión procedería y Nolan esperaría, quieto, oculto, mirando por la pequeña rejilla de la ventilación.

En cierto momento las luces se apagarían.

En ese instante de oscuridad, Nolan dispararía al cuello de Madelein una pequeña aguja con veneno instalada en una pistola con silenciador.

Parecía casi de juguete, pero en realidad era un arma mortal diseñada por el equipo de inteligencia y desarrollo de la organización. (Algo que Gesher se había robado de forma habilidosa).

Lo que lo ayudaría a acertar el disparo serían unas gafas de visión nocturna que Gesher también le había entregado.

Así que el plan que parecía más de "espía de película", sería el más efectivo en ese caso, porque solo necesitaban un movimiento discreto que permitiera cumplir el resto de los objetivos.

Honestamente, era emocionante.

Si todo salía bien, Nolan no iba a dejar que Mack olvidara jamás que él la había salvado como un James Bond, JA, JA.

Bueno, al final Madelein caería muerta y todos los que estuvieron ahí serían sospechosos.

Entonces, Gesher exigiría que los presentes fueran investigados y, teniendo soldados de su lado, trataría de tomar la dirección de la organización mientras tanto.

Bajo su dirección liberarían a Mack y evitarían que mataran a los individuos.

Y todo eso empezaba... ya.

Los directores de las distintas áreas entraron a la sala de reuniones, directo hacia la mesa rectangular ubicada en el centro.

Al fondo de la sala también había una enorme pantalla. El resto era el mismo estilo blanco y moderno de toda la estructura de la organización.

Madelein llegó de última.

Atravesó la puerta ofreciendo saludos secos. Iba vestida con una elegancia aburrida pero impecable, tacones y el cabello bien peinado. También traía consigo una pequeña caja dorada.

A simple vista nadie habría sospechado nada malo de su persona. Parecía una mujer muy profesional y seria, de las que podían liderar con éxito. Un poco intimidante también.

Pero su aparición sí fue desconcertante para Nolan.

Es decir, él sabía que ella iba a venir, pero verla esa vez fue totalmente distinto a las veces anteriores.

Porque en el preciso instante en el que ella pisó la sala, dos cosas sobre Madelein lo confundieron.

La primera: sus detalles.

Unos detalles que Nolan no había notado nunca:

Que Madelein tenía el ceño ligeramente fruncido como si estuviera de mal humor, pero lo ocultara.

Que su piel estaba algo sudorosa en el cuello.

Que su respiración era incluso medio pesada (¿cómo rayos podía darse cuenta de eso?).

Y que ella estaba algo acelerada, o mejor dicho, ¿nerviosa? (¿y cómo rayos podía estar tan seguro de su ritmo cardiaco?).

Segundo: su olor.

Eso tampoco había pasado antes. Nolan percibió que, con la entrada de Madelein, un horrible hedor se extendió por todo el lugar.

O bueno, él asumió que impregnó la sala porque por sus fosas nasales entró el olor. Era agrio y medio fuerte, como una mezcla de comida podrida y algo ácido.

La verdad, no pudo identificarlo por completo, pero le pareció que venía de Madelein...

Fue desconcertante porque él nunca había percibido mal olor de ella. Y se preguntó si tenía sentido. Es decir, ¿era posible que una persona pudiera oler así de mal?

La mujer no se veía sucia, pero es que sí, joder, tenía la fuerte certeza de que esa intensa asquerosidad salía de ella.

Miró a los demás presentes a la espera de que alguien arrugara la nariz o se quejara, pero nadie más puso cara de desagrado.

En definitiva, era un hedor para reaccionar...

Pero no, nadie expresó incomodidad.

Así que Madelein dejó la caja reposar sobre la mesa y la reunión inició oficialmente.

—Los individuos uno, dos y diez de STRANGE que escaparon durante la catástrofe de energía que derrumbó partes de los edificios, ya están de nuevo dentro de la organización —informó Madelein, parada junto a la silla de la cabecera.

Nolan abrió mucho los ojos. ¡Uno y diez!

¡¿Ax y Vyd habían vuelto?!

Y bueno... la chica número dos también. Aunque eso no lo alegró mucho.

—Por alguna razón, en el lugar en donde estaban ocultos soltaron una descarga de energía tan fuerte que pudimos localizarlos y llegar hasta ellos —siguió explicando Madelein—. Los encontramos desmayados. El número uno parecía el más afectado físicamente. Aún no se sabe por qué.

Nolan volvió a quedarse perplejo.

¿Una descarga?

Uno de los repentinos recuerdos que tenía desde el desmayo, ese de Ax muriendo y de él ofreciéndole la mano, lo hizo fruncir el ceño.

Y ahora que lo pensaba, no estaba seguro de que si Ax había tomado su mano, pero sí tenía la leve sensación de que una especie de explosión energética había sucedido...

Pero entonces, ¿eso quería decir que todo lo que Nolan recordaba por partes sí había sido real?

—No estábamos muy seguros de qué hicieron exactamente como para haber expulsado esa cantidad tan grande de energía —continuó Madelein— pero al encontrarlos lo entendimos. Estaban buscando a más individuos, y lograron encontrar a uno en lo que era una de las prisiones especiales de MANTIS. El sujeto es el número cinco. También está en recuperación justo ahora debido a una severa deshidratación.

Oh, un nuevo individuo de STRANGE había aparecido.

Okey, la cosa se ponía buena.

—¿Se sabe por qué escaparon así tan de repente sin decirnos nada? —preguntó Gesher con las manos cruzadas sobre la mesa.

—Le hicimos algunas preguntas a la más consciente que era la chica número dos, y nos dijo que intentaban reunirse porque todos los que quedan necesitan ir a la cueva —reveló Madelein—. No podían ser solo ellos tres.

Nolan sospechó que esas palabras habían sido armadas por la misma Madelein. Bueno, lo de juntarse con los demás individuos sí era cierto, pero, ¿lo de la chica explicando todo?

Mm, raro.

—Ese asunto de la cueva en donde fueron engendrados... —añadió Gesher, pensativo—, ¿no debería ser cancelado? Escaparon, el número uno ocasionó muertes, así que es muy obvio que no son confiables como para concederles su petición. Ni siquiera sabemos bien qué harían ahí. ¿O la chica ya reveló el propósito?

Otra vez, sin entender cómo, Nolan detectó cierta tensión en la mandíbula de Madelein ante ese cuestionamiento.

Incluso reconoció que ella sentía molestia por estar oyendo a Gesher y que estaba conteniéndose, por lo que se mantuvo inexpresiva.

—El plan de llevarlos a la cueva debe seguir en marcha —sostuvo ella, ahora con más lógica para Nolan porque le convenía que eso sucediera—. Fue discutido en una reunión privada con los directores secundarios cuando la chica lo propuso, y fue aprobado.

—Pero en ese momento fue aprobado con la condición de que ella nos daría más información sobre el propósito —corrigió uno de los hombres en la mesa.

Otros dos hombres asintieron.

Nolan y Mack nunca supieron nada sobre esa reunión, ni cuándo pasó.

De modo que, otra vez, le pareció extraño que se hubiera puesto esa condición sabiendo que la chica no iba a explicar mucho.

Por lo que Nolan pensó: «ajá, Madelein, ¿qué tienes para decir sobre eso?».

Pero claro que ella tenía sus maneras de manejar la situación.

—Tiene mucho sentido que piensen que como los individuos huyeron ya no son confiables, y que ya no podemos permitirles por completo su libre albedrío —le dijo ella a los presentes en la reunión—. Tomaremos medidas en relación a eso, y esta es mi propuesta: contenerlos para evitar otro escape y, por supuesto, para evitar que MANTIS los atrape.

—Dices que quieres mantenerlos aprisionados —resumió Gesher.

Madelein asintió. Luego miró al resto de los directores.

—Sé que están desconfiados por el desastre que ocasionó el número uno y que ya no están de acuerdo con la idea de cumplir la petición de ir a la cueva —les habló con total dominio de sus capacidades— pero como mi trabajo es mantener la seguridad de todos, conseguí el método ideal para que los individuos no vuelvan a jugarnos en contra.

Madelein finalmente puso su atención en la cajita que había traído y que seguía sobre la mesa.

Al abrirla, Nolan vio que sacó de allí algo parecido a uno de esos lápices hechos para inyectar epinefrina.

—Esta inyección supresora fue creada por el equipo de desarrollo e inteligencia —explicó Madelein, mostrándola a los presentes—. Sirve para inhabilitar los poderes de los individuos de STRANGE durante un corto periodo de tiempo. De inyectarlos, ellos no serían capaces de usar sus poderes mientras dure el efecto, lo cual nos permitiría llevarlos a la cueva. Lo que sea que vaya a pasar ahí no sería un peligro para nosotros porque ellos no podrán defenderse o atacar de forma imprevista.

Nolan quedó boquiabierto.

—Un momento, ¿esto es nuevo? —Gesher miraba la inyección en la mano de Madelein, también lucía confundido.

—Empezó a desarrollarse desde que los individuos llegaron —respondió ella.

—Pero, ¿una inyección con tecnología capaz de suprimir las habilidades de los STRANGE? —Gesher parecía muy desconcertado—. ¿Eso no es imposible?

Madelein mantuvo la barbilla en alto.

—Nada es imposible para esta organización.

Pero Gesher no le encontraba sentido.

—Claro, supongo que tenemos los recursos para conseguir lo que sea, pero, ¿de dónde salió este? Los STRANGE son los individuos más poderosos que existen en, lo que podría decirse, el planeta entero. ¿De dónde salió algo capaz de vulnerarlos? —Y allí agregó una pulla muy fuerte—: Porque pienso que es algo que solo podría crear MANTIS, quienes han trabajado con su naturaleza desde su nacimiento.

Esas palabras hicieron que los demás directores murmuraran algunos cuestionamientos.

—¿Qué insinúas Gesher? —Madelein entornó los ojos. Nolan percibió un poco más de molestia de su parte, pero bien disimulada.

—No insinúo nada en específico. —Él también disimuló su intención de crear discordia con mucha habilidad—. Es que una inyección así podría tomar muchísimos años de desarrollo, no solo meses. ¿Quién fue la mente maestra detrás de su creación? ¿Tenemos algún científico así de habilidoso o habilidosa?

Uno de los socios asintió, reflexivo.

—Él tiene un punto —coincidió ese hombre, señalando a Gesher—. No digo que seamos menos eficientes que MANTIS. Creo que somos mejores, pero, ¿cómo lo lograron tan rápido?

Las miradas esperaron con tanta fijeza la respuesta de Madelein, que ella se vio obligada a darla.

—El mismísimo director principal trabajó en ella —reveló ante la notoria inquietud en la sala—. No tengo claro el procedimiento o el método, pero dada su trayectoria científica y su pasado con MANTIS podemos considerar que él pudo haber sacado datos y recursos de allí y mantenerlos a su discreta disposición hasta que a la organización le conviniera usarlos. Lo cual es válido para nosotros si nos beneficia, ¿no?

Los directores secundarios quedaron pensativos. Eso sirvió, aunque...

—¿Entonces la organización y el director principal han estado desarrollando cosas en secreto? —señaló Gesher, astuto.

Otra vez, Nolan percibió que Madelein se estaba conteniendo para no gritarle a Gesher.

Su sudor en el cuello estaba aumentando...

Pero siguió "aparentemente" serena.

Nolan trató de recordar si al conocerla había percibido el mismo feo olor que aún parecía emanar de ella, pero no.

Aquello era nuevo. E incómodo. Aunque se esforzó por soportarlo para no arruinar nada.

—Esa no es un área que necesite de tu conocimiento, Gesher —le dijo Madelein, afilada—. Tu responsabilidad es entrenar a los soldados y agentes de la organización, y de darles las órdenes que nosotros te demos a ti. Que algo se desarrolle en secreto no debe molestarte en lo absoluto.

Nolan admitió que eso fue un k.o.

Pero Gesher no demostró molestia. En verdad esa cara de «hombre de guerra serio» era difícil de leer.

—¿La inyección está totalmente lista? —preguntó otro de los directores presentes, que analizaba el asunto con curiosidad.

—Ya se puede usar esta primera dosis. —Madelein sonó orgullosa.

—¿Y no pensaron en que ellos estarán a la defensiva cuando les intenten inyectar esto? —volvió a puntualizar Gesher.

—Les dimos nuestro apoyo a los individuos —rebatió ella, un tanto severa— pero dejamos en claro que actuaríamos ante cualquier amenaza. El número uno causó muertes en la organización y luego ellos escaparon. Está claro que no cumplieron con las pautas para que trabajáramos en conjunto, así que nuestro deber ahora es evitar que lastimen a más personas. En resumen, no es necesario hacerles saber lo que les vamos a inyectar o cuándo lo haremos. ¿O alguien aquí cree que debemos ponerlos al tanto?

Las cabezas de los distintos directores negaron. Aunque otros dudaron.

—Eso sí sería un peligro, podrían enojarse —opinó un hombre calvo.

—Les aseguro que no habrá ningún peligro porque bajo este efecto serán igual a nosotros, humanos comunes y corrientes —asintió Madelein, viendo un camino a su éxito.

Solo que Gesher había hecho bien su trabajo como venenoso, porque había logrado que unos cuantos de los directores de las distintas áreas se sintieran desconfiados y, sobre todo, mucho más molestos por lo sucedido con Ax.

—De todas formas, queremos que el viaje a la cueva se cancele —habló otro de los directores que había estado callado antes—. No tiene sentido para nosotros que cumplamos con los deseos de los individuos después de que casi morimos todos dentro del edificio porque uno de ellos perdió el control. De hecho, solo nos hace pensar que la idea de Mantis de mantenerlos encerrados no es tan ilógica.

Nolan percibió que el corazón de Madelein latió más rápido por el incremento del enfado que tenía que contener.

Incluso tuvo el presentimiento de que el hecho de que su irritación creciera, era peligroso.

Pero, ¿qué podía pasar? La mujer no iba a arriesgarse a matar a alguien ahí, ¿no?

—Entiendo su indignación, pero el director principal ha aprobado esto —dijo ella, apelando a lo más seguro—. Y a pesar de ser directores secundarios y de tener cierto porcentaje de decisión, no es el suficiente para pasar por encima de él. Es algo que debemos respetar.

Pero claro que ahí estaba Gesher como una buena piedra en el camino.

—Aunque el director sea la máxima autoridad —mencionó él como si se hubiera acordado de repente, esa vez alternando la vista entre cada uno de los líderes de las áreas de la organización— creo que hay una sección del pacto de directivos secundarios que especifica que, de presentarse un desacuerdo masivo en alguna decisión, se puede activar un consejo de votación para que la acción a tomar sea discutida de nuevo.

Madelein apretó tanto los dientes que Nolan sintió que eso aumentó la fuerza de aquel mal olor impregnado en la sala.

Hasta fue el único que notó cómo ella apretó el lápiz supresor dentro de su puño, como si fuera un arma o algo para usar.

¿O como si ella deseara que fuera un cuchillo para clavar?

¿Por qué también advertía un instinto asesino de su parte?

—No, yo pienso que sí debemos activar el consejo de votación —asintió uno de los directores, firme—. Esperamos desde la primera reunión privada a que la chica número dos tuviera claro qué pasaría en la cueva, pero hasta ahora no hay detalles, no hay nada que nos indique que apoyarlos en esto será un beneficio y no un riesgo.

Listo, ella perdió la paciencia.

—¡Tenerlos ya es un beneficio! —soltó Madelein al apoyar las palmas sobre la mesa como en un golpe de conclusión. Luego dijo cada palabra con los dientes apretados—: Le quitamos a Mantis lo más importante y podemos usarlo incluso para acabar con ellos. Mantis ha bloqueado la mayoría de nuestros proyectos, ha matado gente, ha destruido para poseer, ¿y si por primera vez nosotros también atacamos, pero para el bien?

Nolan pudo haber resoplado por lo mentirosa que era, hablando del bien cuando ella quería matar a Ax y a Vyd y a Mack. Pero claro, debía convencer a los directores secundarios.

Aunque ellos se habían alertado un poco por la reacción de Madelein de golpear la mesa. Algunos parecían un poco extrañados.

—No somos una organización de ese tipo —le recordó Gesher, quien sí estaba en calma, tal vez porque sabía lo de su inusual comportamiento malhumorado.

—Somos la organización que el director principal decida —sostuvo ella, enfadada.

—¿Y él decidió ponernos en riesgo a todos? —Gesher la retó de forma inteligente. Después paseó la vista por los directores secundarios para hacerles el cuestionamiento—: ¿Si él decide que debemos pelear contra Mantis sin ninguna razón, aunque terminemos muertos por eso, lo haríamos? —Y por último se lo lanzó a Madelein—: ¿Lo harías?

Nolan la vio inclinar la cabeza hacia abajo, aún con las manos sobre la mesa. Ella cerró los ojos como si estuviera tratando de no perder la paciencia.

De nuevo los detalles:

Sus fosas nasales más abiertas.

Las gotas de sudor del cuello incrementadas.

Los dedos tensos sobre la mesa.

Los latidos acelerados.

El hedor aún más intenso...

Nolan ni siquiera entendió cómo estuvo tan seguro, pero lo pensó: «oh, no, esto es malo».

—No, no vamos a movernos de esa forma —dictaminó uno de los directores, ya medio molesto también por el aire de discusión—. Tampoco vamos a darle libertad plena a los individuos, así que a partir de ahora hay que mantenerlos encerrados en celdas de precaución.

Las uñas de Madelein se afincaron sobre la madera pulida...

—Incluso deberíamos considerar la posibilidad de mantenerlos bajo el efecto de esa inyección —alguien más estuvo de acuerdo.

El cuello de Madelein hizo un sutil movimiento de tensión...

—Sus habilidades son el peligro, deberíamos impedir que las usen mientras estén bajo nuestra protección —asintió otro hombre.

La respiración de Madelein salió con fuerza de sus fosas nasales dilatadas...

—En realidad, ellos siempre han sido un gran peligro —opinó el siguiente director secundario—. Nunca estuve de acuerdo con darles refugio. Voté que no los trajeran, pero otra vez se hizo lo que el director principal quería.

Nolan sintió un escalofrío.

En serio, ¿qué era lo peor que podía pasar? Ella no podía partirle el cuello a nadie allí...

¿No? ¡¿No?! No...

—¿Madelein? —le preguntó Gesher de repente, mirándola fijamente porque no había alzado la cara ni abierto los ojos aún—. ¿Estás bien?

Los directores se dieron cuenta de su posición. También la observaron con desconcierto y extrañeza.

—¿Deberíamos parar la reunión? —preguntó uno de ellos, preocupado.

—Hay que tranquilizarnos —sugirió otro, asumiendo que la discusión la había alterado.

—¿Madelein? —volvió a llamarla Gesher, ceñudo.

Las luces de pronto se apagaron.

Justo como Nolan había estado esperando, la sala entera quedó a oscuras.

Se oyeron las voces confundidas de los presentes.

Las preguntas sobre qué sucedía.

Las sillas deslizándose.

Y todo habría salido de acuerdo al plan...

Si no hubiera sido porque, en los segundos que las gafas de visión nocturna tardaron en otorgarle esa perspectiva verdosa y oscura a Nolan, Madelein desapareció.

Así, sin ningún rastro.

Nolan parpadeó y ya no la vio en el lugar en el que antes había estado parada con la cabeza inclinada y las manos sobre la mesa.

Miró en todas las direcciones, confundido, nervioso.

Solo vio cuerpos de color verde por las gafas, que correspondían al resto de los directores secundarios, moviéndose en sus lugares sin entender nada. Ninguno era de ella.

¿A dónde se había ido? ¿A dónde disparaba? ¡¿Qué debía hacer?!

Por supuesto: no gritar.

Porque, de forma súbita, una mano desconocida golpeó la rejilla que había frente a él.

Nolan se sobresaltó, cagado en niveles imposibles de describir, por no saber quién había golpeado.

Aunque lo que estaba pasando era que alguien quería alcanzarlo, porque la agresiva mano apareció de nuevo, aferró los dedos a la rejilla y con una fuerza brutal la arrancó de su lugar.

La lanzó a un lado. El metal hizo un ruido fuerte al chocar contra el suelo.

Luego la mano se aferró al borde de la entrada del conducto y empezó a arrancar trozos de la pared como si estuviera hecha de poliestireno y fuera tan sencillo como quitarle los pedazos.

Los ojos de Nolan se abrieron al máximo, aterrado y perplejo, en cuanto notó quién estaba haciendo eso.

Madelein.

De pronto vio su rostro agresivo, enojado, muy amenazante, con las cejas fruncidas y los dientes apretados como un peligroso monstruo verde por la visión nocturna.

Pero con algo nuevo que solo la cercanía permitió que Nolan notara:

Los ojos rojos. Sanguinolentos. Como si se le hubieran reventado todos los vasos.

Pero... pero... ¡¿cómo?!

¡¿Y CÓMO PODÍA ROMPER UNA PARED DE ESA FORMA TAN BESTIAL?!

Alrededor de la mesa, los directores estaban confundidos y no sabían si irse o protegerse con cada ruido que escuchaban.

Nolan podía verlos por las gafas, pero ellos no podían ver nada por la oscuridad. No sabían ni siquiera de dónde venía eso. No sabían que Madelein se había transformado y estaba desgarrando la pared. Hasta Gesher estaba desorientado.

Se oían preguntas:

—¡¿Qué está pasando?!

—¡¿Qué es eso?!

—¡Llamen a los guardias!

—¡¿En dónde está la puerta?!

Aun así, la Madelein salvaje logró destrozar la pared hasta que el agujero fue lo suficientemente grande como para sacar a Nolan de su escondite.

De hecho, él se sintió como un muñeco de trapo por la forma en la que ella lo agarró por la camisa, lo jaló y lo lanzó al suelo.

Nolan cayó de espaldas, protegiéndose con sus brazos. Por suerte, aún con las gafas.

Aunque la suerte no le duró mucho porque la mujer fue por él con intenciones de golpearlo y lo acorraló en el piso.

Solo que Nolan había aprendido algunas cosas en los entrenamientos. Además, Gesher le había dado un cuchillo por si necesitaba defenderse. Por lo que, a pesar de estar desconcertado y medio asustado, intentó hacer eso.

La situación se convirtió en un forcejo. Ella logró darle un puñetazo y Nolan logró darle un empujón, pero ella no se rindió y lo atacó de nuevo con intenciones de ahorcarlo.

Nolan trató de darle un cuchillazo, pero ella le golpeó la mano y el cuchillo salió volando como diciendo: «estás solo bro, bye».

Ahora sin cuchillo, Nolan trató de voltearla para lanzarla al suelo, pero era tan salvaje, tan agresiva, tan pesada, que hasta le rasguñó el cuello.

¡¿Por todos los cielos, por qué si él era un protector no podía solo activar sus poderes y usarlos a su antojo?! ¡Le habría venido bien en ese momento!

Porque al parecer Madelein le iba a dar una paliza monumental, pero claro, como Mack no estaba en peligro era un simple mortal al que despedazarían.

Y sí, eso era lo que Madelein quería: despedazarlo.

Se lo demostró en cuanto Nolan trató de buscar refugio detrás de una de las sillas de los directores, pero como había un hombre cerca, ella solo avanzó, tomó por el cuello a ese socio y con su otra mano lo arañó en la cara.

Lo hizo con un sadismo ansioso, como si quisiera arrancarle la piel. El tipo gritó. La sangre corrió por su cara con cada trozo de piel que Madelein le arrancaba del rostro.

Y luego solo lo arrojó hacia un lado.

El cuerpo del hombre golpeó contra una de las paredes y cayó inmóvil.

¿Tal vez inconsciente? ¿O muerto? Sí, de seguro bien muerto. ¡¿Quién demonios podía sobrevivir a eso?

Como sea, la salvaje y psicópata Madelein enfocó a Nolan aún en la oscuridad. Él había caído de culo por la impresión, así que se arrastró hacia atrás, aterrorizado.

Solo pensaba: «poderes, por favor, salgan de donde sea que estén, salgan de mi culo si es necesario, ¡¡¡pero salgan porque parece que voy a morir!!!».

Quería poder levantarse y noquearla o tal vez soltar un chorro de luz como un personaje de caricatura, ¡lo que fuera!

Pero solo temblaba y respiraba atropelladamente por la boca, preso de pavor porque ella era más fuerte, le había arrancado la cara a alguien sin piedad y daba miedo, mucho miedo joderrr.

Así que Nolan, acelerado, se arrastró hacia atrás hasta que su espalda pegó contra una de las paredes y apretó los ojos en medio de una oración mental pre-muerte (a ver si al menos se le concedía ir al cielo).

Solo que por ese mismo acto de cerrar los ojos no vio que en ese instante se encendieron las luces de la sala.

Tampoco vio cómo del techo cayó algo que aterrizó justo en el hombro de Madelein.

Solo cuando abrió un ojo (porque el golpe final no llegaba) presenció el instante en el que el cuello de Madelein fue atravesado por una delgada pero afilada hoja de acero plateado.

Después sus ojos se abrieron por completo por el horror y enfocaron a quien le había clavado esa hoja:

¡El bichito raro!

Era ese bichito plateado, como mecánico, que un tiempo atrás había aterrizado como un intruso a través de una de las ventanas de la organización, y que luego Mack y él habían encontrado en uno de los laboratorios.

Ese bichito que Mack había dicho que le era familiar.

Pero un momento, ¿no lo habían guardado en una caja? ¿Cómo se había escapado?

Bueno, ¿pero qué importaba? ¡Había caído del techo y acababa de matar a Madelein!

Es decir, no había modo de que alguien sobreviviera a una puñalada en el cuello...

El bichito guardó de vuelta el cuchillo que se había desplegado de su coraza. Entonces, el cuerpo de Madelein cayó al suelo, de lado, desangrándose por la herida.

En la oscura sala solo quedaron los jadeos asustados de los distintos directores que habían sobrevivido y que, como cobardes, estaban encogidos en distintos lugares para protegerse.

Pero bueno, el bichito saltó desde el cuerpo inerte de Madelein hasta el hombro de Nolan como si fuera un compañero necesario. 

Nolan respiraba agitado por la boca. Hasta sudaba frío. Pero lo miró de reojo con nerviosismo. Sentir las patas puntiagudas y el peso sobre su hombro resultaba absolutamente extraño y un poquito asqueroso a pesar de que era de metal. Tampoco lo comprendía.  

¿Esa cosa lo había salvado?

Sí.

Aunque no quiso hacerse la pregunta más importante:

¿Por qué?


********

Holi. Dios, acabo de darme cuenta de que en el resumen no mencioné al bichito, ¿o sí? Tengo la cabeza loca. Pero en fin, por si no lo recuerdan, un día una cosa rara atravesó volando una de las ventanas de la organización. Tiene forma de insecto/araña pero es más grande, tipo un conejo. No se sabe de dónde salió, pero Mack dijo que le resultaba familiar. Y ahora salvó a Nolan. Mmm muy misterioso :)


Espero les esté gustando, traeré más! Ya las cosas se van desvelando...  

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