23.- My hero II (Continuación OS XXI)

Los ojos de Steve viajaron detenidamente por mi brazo izquierdo. Lo tomó con delicadeza, mirando con cierta pena, la cicatriz sobresaliente que hacía contraste contra mi piel tersa y blanca. Fruncí el labio en una mueca; nunca había dejado que nadie mirara aquella parte de mi pasado. Absolutamente a nadie.

—¿Cómo puede alguien dañar a una mujer? —Se cuestionó Rogers, atreviéndose a pasar la yema de su dedo índice por sobre la cicatriz que Drake había dejado tiempo atrás. Mi anatomía se estremeció, más él, al sentir aquello, besó mi mejilla con total libertad, buscando apaciguar mi tensión.

Los besos entre el capitán comenzaron a ser algo bastante recurrido entre ambos. Con el pasar del tiempo comenzamos a forjar una especie de amistad que iba más allá de un simple afecto entre amigos o vecinos residentes del mismo edificio. Era usual verlo en mi departamento o yo estar en el suyo. Pero, pese a la gran confianza que logramos construir, jamás sucedió nada entre nosotros más que sólo besos y caricias.

El capitán era un sujeto que respetaba a su prójimo, por sobre todo a las mujeres por lo que, tenerlo a mi lado, me hacía sentir totalmente protegida, feliz y sin presión alguna.

Volvió a besar mi mejilla, desviando sus labios a unos centímetros de mi boca. Rozó mis labios, pero no los besó hasta que le autoricé con un ligero asentimiento. Sujetó mi rostro entre sus manos y realizó el acto que a ambos nos hacía sentir querido y amenos al lado del otro. Rodeé mis brazos alrededor de su cuello y me apegué a su cuerpo para sentirlo aún más de cerca.

Amaba sentirlo cerca de mí. Más de alguna vez me imaginé la sensación de su cuerpo desnudo contra el mío. Creía firmemente que aquello, era una sensación digna de sentir y guardar en lo más profundo de mi mente.

—Yo jamás te podría hacer daño. —Musitó, con sus labios a pocos centímetros distanciados de los míos. —Nunca me lo perdonaría. —Suspiró.

—Lo sé. —Afirmé, robándole un casto beso. —Eres incapaz de hacer daño alguno. —Reí. —Eres un buen hombre, Steve Rogers.

Nos acurrucamos sobre el diván de su living y allí nos quedamos por un buen rato, dándonos arrumacos mutuamente. Aquellos que eran una adicción para ambos.

—¿Quieres salir a caminar? —Me preguntó pasado las horas. —Podemos ir al cine, o quizás a algún museo. —Propuso. Acepté sin pensarlo mucho. Para mí, mientras más tiempo estaba con Steve, mejor.

Nos alistamos y salimos del departamento tomados de la mano. Saludamos al conserje, quien nos devolvió el saludo con una sonrisa afable impresa en sus labios.

La tarde era agradable. Había sol y una ligera brisa tierna envolvía nuestros cuerpos. Comentamos diversos temas a medida que íbamos caminando y encontrándonos con situaciones curiosas. Hasta que llegamos a una plaza donde impartían puestos artesanales. Encantados fuimos a mirar lo que vendían.

—¿Quieres ese oso? —Me dijo el rubio, indicando un puesto de peluches donde había que ganar el juego propuesto por el vendedor para obtener uno de ellos. Reí divertida y asentí. —Tengo un amigo que ganaría todos estos peluches si se trata de jugar con flechas. —Carcajeó el rubio. —Pondré en práctica lo que me ha enseñado. —Rio corta y tiernamente.

—Clint Barton, ¿no? —Aludí al sujeto que, Steve muchas veces nombró entre sus anécdotas junto a los vengadores.

—El mismo. —Asintió Rogers. Se acercó al puesto y pidió un par de flechas para jugar. Tenía tres oportunidades.

Reí ante el primer intento fallido, luego con el segundo y el tercero. Pero, pese a haber perdido todos sus intentos, él compró el peluche de igual forma. Un oso blanco de tamaño normal con un corazón en medio el cual tenía escrito la frase "Te quiero". Agradecida le besé, tomé de su mano y volvimos a caminar, esta vez, siendo interrumpidos por el llamado de su celular.

—¿Una misión? —Pregunté. Rogers asintió cortamente, al parecer sin ganas de ir. —Ve cariño. Te estaré esperando.

—¿Estarás bien? —Me preguntó.

—Estaré bien, Steve. —Aseguré, besándole con ternura. Las manos del rubio viajaron de inmediato hacia mi cintura para acercar mi cuerpo al suyo.

—Prometo regresar pronto. —Dijo, y finalizamos con un beso prolongado y mucho más fogoso que los demás. En aquel ósculo, vi cierto atisbo de necesidad de la que, estaba segura Steve no admitiría si se lo preguntaba directamente.

Regresamos a nuestros hogares con la agria sensación del desapego al cual no nos podíamos acostumbrar. Ninguno se quería separar del otro, pero ambos sabíamos lo que significaba que él fuese el capitán de los vengadores. El único consuelo que teníamos era que, tarde o temprano los problemas que exponían al mundo a un peligro inminente se acabarían y él volvería a mi lado.

Eso, nos consolaba y nos daba las fuerzas para ansiar nuestro reencuentro.

Minutos después de que Steve se marchó, el golpeteo suave en mi puerta me alertó y me obligó a sonreír al pensar que era Steve con la grata y sorpresiva noticia de una misión suspendida.

Pero aquello no fue como lo pensé; el sujeto tras la puerta estaba muy lejos de ser el Capitán américa. Él, encarnaba mis temores y mi pasado, aquel que sólo Steve había logrado aminorar con el pasar del tiempo.

Retrocedí un paso, temerosa y negando de un lado a otro mientras me decía a mí misma que no era posible que él estuviese allí.

Pero lo estaba. Su voz, resonó fuertemente en mi mente, remeciendo mi corazón y anatomía en segundos.

— Hola, corazón. —Saludó Drake, con una sonrisa amplía y rijosa. —Al fin solos. 

➤➤➤➤➤➤➤ 

 Me sugirieron un ataque de Drake y a mí me encantó! >:) Gracias a Bucky_Barnes89
Por la idea <3 ¡te adoro! Y, qué decirte, me gustó tu sugerencia! ♥

Ojo, esto obviamente tiene tercera parte la cual, aún no desarrollo jejeje pero lo haré durante la semana <3. 

Las quiero niñas! <3.              
Pd: Quien quiera me puede sugerir ideas que les gustaría leer. Son totalmente bienvenidas ♥