Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

XC - Steve Rogers

Back to home


(Advertencia: SMUUUUUUUT >:)


«Volveré, te lo prometo» aquellas palabras resonaron en mi mente durante todos los meses que duró la guerra contra Alemania.

Nunca entendí el afán de Steve por querer ser partícipe de una guerra de tal magnitud. Siempre manifestó que era su deseo poder ayudar y servir a su patria. Pero, al decir aquello, muchos se reían de él pues, su anatomía no le acompañaba mucho en su anhelo por ser soldado; era asmático y también flacucho. Intentó alistarse cuatro veces, falsificando sus datos pero, de esos cuatro intentos, todos fallaron dejándolo totalmente frustrado.

-No entiendes,___________!-Me dijo cuándo intenté persuadirlo. -Quiero ayudar. No puedo quedarme aquí sin hacer nada por mi patria.

El día en que Steve logró conseguir su alistamiento vi mi mundo derrumbarse en pedazos. Era mi amigo, el único que tenía y optaba por irse de mi lado; una parte de mí se desprendía junto con su ida. Lo único que pedí es que volviera sano y salvo a casa.

Lo único que pude saber de él y, que vi por televisión fue su nuevo y escultural físico. Era el nuevo símbolo del patriotismo en Norteamérica, realizando hazañas que dejaban boquiabierto a todos los compatriotas. Muchos niños salían a jugar a fuera y simulaban ser el "Capitán América", el héroe que Norteamérica idolatraba.

Ciertamente un día desperté mucho más temprano de lo normal. No podía dormir sabiendo que la guerra había terminado y que Steve volvería a casa. Me aterraba pensar que se pudo haber olvidado de mí. No tenía conocimiento de lo que habían hecho con él y, si su memoria seguía intacta. Pensar en la situación no me ayudó en nada. Lo único que conseguía era alterar mis nervios para cada palabra albergada en mi mente con respecto a la nueva apariencia de mi buen amigo Steve Rogers.

Me levanté y caminé por el pasillo de la casa, sintiendo de a poco un aroma peculiar adentrarse en mis fosas nasales. Rose, pensé a medida que me iba acercando. Mi compañera de piso se había ausentado por unos días al tener que ir a casa de sus padres por problemas familiares. Creí que era ella quien estaba tostando panes. Pero grande fue mi sorpresa al ver un cuerpo robusto y grande frente a mí. Estaba de espalda, solo sus brazos se movían sobre la pequeña mesita, buscando una que otra cosa para comer. Restregué mis manos contra mis ojos, parpadeando un par de veces, creyendo que todo era parte de un sueño.

-¿S-steve? -Pregunté en un hilo de voz. Mis ojos se aguaron y de inmediato mis lágrimas comenzaron a deslizarse por mis mejillas. El sujeto giró sobre sus talones, esbozando una sonrisa al verme. Terminé por sorprenderme una vez decidió caminar hacia a mí. Anonadada recorrí su anatomía perfectamente trabajaba. ¿Qué rayos le habían hecho? Retrocedí asustada. Su altura me incomodaba.

-____________.... -Murmuró. Sus ojos azules relucían con viveza y emoción. Pude notar un par de lágrimas asomarse a sus ojos, pero él con rapidez las sacó de allí.

-¡Steve! -Chillé con emoción. Salté a su cuerpo aferrándome de él. Sus brazos no tardaron en rodearme, apegándome más a su cuerpo duro y fornido. -¡No lo puedo creer! -Exclamé con emoción. -¡Pero que grande estás! ¿Qué rayos te han hecho, uhm? ¿Te dolió?

-Un poco. -Rio. Mis manos en un acto por saber si eran reales sus músculos, tocaron sus brazos, abdomen y por último su rostro. Steve reía ante mi escepticismo.

-El Steve que conozco se hubiese quejado si yo lo tocaba. -Entrecerré los ojos, escudriñándolo con la mirada. Bien sabía yo que le incomodaba ser tocado por mí. Más aún si aquellos toques lograban despertar cierta sensación en su hombría. -Necesito ver si son reales...

Steve frunció el ceño.

-¿No te basta con tocar? -Elevó una de sus cejas.

-Te he extrañado Steve y, resulta que verte así, con este cuerpazo, me han entrado ganas de investigar qué se esconde debajo de esta camisa. -Expliqué con voz suave e infantil. Steve cerró sus brazos alrededor de mi cuerpo, soltó un suspiro el cual logró aterrizar en la cavidad de mi cuello.

-___________, no te quiero lastimar. -Dijo. -Ahora soy más grande y fuerte, temo no poder controlarme.

-Antes la excusa era por tu delgadez y el asma. -Me quejé. Me separé de él y me crucé de brazos, con el ceño fruncido.

-No te enojes... -Mas no contesté. Me alejé de su lado y me dirigí a mi habitación. Una vez dentro, sonreí para mí al escuchar que sus pasos se dirigían hacia mi recámara. Era de saber que Steve haría lo posible para poder quedar bien conmigo.

Se rascó la nuca, nervioso. Me acerqué a él, me levanté de puntillas y alcancé su rostro con mis manos. También sentía cierto temor, pero ello no me hizo cambiar de opinión. Besé sus labios como cuando lo hice por primera vez en aquel cine entre la luz del proyector. Se sentían de igual forma; tiernos y suave. Seguía siendo el mismo Steve. Aquel muchacho respetuoso y caballero, con principios propios de un hombre ideal.

-De verdad no te quiero lastimar. -Murmuró en mis labios. Sujeté su rostro con más fuerzas, apegándolo a mí. No quería que se fuera de mi lado nunca más. -____________...

-Tranquilo, no lo harás. -Aseguré.

Me acerqué a la cama y me saqué el camisón que llevaba puesto en mi cuerpo. Éste se deslizó por todo mi cuerpo hasta caer al suelo dejando mis pechos al descubierto. Steve abrió los ojos con sorpresa y pude notar como se mordía el labio inferior, sintiendo los primeros síntomas de la excitación. Le incentivé para que se acercara y éste con pasos indecisos se acercó.

Comencé con besos suaves por todo su rostro. Mis labios se deslizaban por su mandíbula, cuello y oreja. Propiné un leve mordisco en el lóbulo de ésta y Steve dejó salir un gemido ahogado. Sonreí airosa. Seguí deslizándome, explorando su nuevo cuerpo sin ser demasiado brusca. Tenía entendido que esta era la primera vez de Steve y lo que menos quería era asustarlo.

Mis manos a la par de mis besos comenzaron a desabrocha su camisa. Botón por botón, dejando su abdomen al descubierto. Retiré su prenda por sobre sus hombros, arrebatándosela por completo. Mis ojos se agrandaron al ver tal inefable anatomía. Sus músculos sobresalían de su piel, marcándose a la perfección. Me di el tiempo de tocar cada pectoral bajo su piel, asintiendo en aprobación por tal sensación que daban a las yemas de mis dedos.

-Dios... -Murmuré excitada. Alcé la mirada encontrándome con la de él en total éxtasis. Era de saber que mis simples toques lo ponían a mil.

Volví a besar sus labios y esta vez me atreví a tomar sus manos y caminar hacia la cama. Me recosté sobre la superficie blanda, entreabriendo mis piernas e invitándolo a hacerme suya. Steve ya no podía decir que no con la vista que le estaba dando. Éste asintió despojándose de la última prenda que le quedaba en el cuerpo; sus pantalones y bóxer.

Se deslizó por mi cuerpo con suma delicadeza, besando cada lugar accesible; mis pechos, mis brazos, mi cuello y mi rostro. Mis manos acariciaron su dorso desnudo, grabando la sensación de sentir su piel contra la mía en un fogoso encuentro después de la guerra.

-Oh Steve -Murmuré en su oído. Realizaba toques tan suaves y delicados que inevitablemente me hacían soltar pequeños gemidos denotando placer. Sus besos no dejaron de recorrer mi rostro hasta que finalmente me miró a los ojos y esperó mi respuesta. Asentí, dispuesta a sentirlo.

-___________... -Jadeó y depositó un casto beso en mis labios. -Dime si te lastimo, ¿si? Yo me detendré, lo juro.

-Si eso te hace sentir mejor, lo haré. - Sonreí.

Sus manos sujetaron mis piernas y las posicionó una a cada lado de su cintura. Éstas se enrollaron tras su espalda en un acto por querer hacer sus embestidas más profundas. Tragué saliva y esperé a que me penetrara. Tenía miedo y estaba nerviosa, no podía negarlo. Las expectativas eran altas por mi parte, pero también me sentía excitada por saber que era la primera mujer a quien Steve podía hacer suya.

Su dorso fue arañado en cuanto sentí su primera embestida. Steve no dudó en besarme para apaciguar el malestar que provocaba su miembro en mi entrada. Intentó nuevamente pero ésta vez con lentitud y ternura.

Besó mi nariz, mis mejillas y parpados. Luego mi cuello y ahí se quedó. Impulsó un poco más su miembro y yo temblé. Él chilló mordiendo mi hombro en un acto por ahogar sus gemidos.

-¿V-voy b-bien? -Preguntó.

-M-muy b-bien. -Jadeé. -Inténtalo otra vez.

Asintió y volvió a penetrarme esta vez logrando que yo gimiera gustosa. Steve al percatarse de ello comenzó sus movimientos pélvicos con lentitud. Nuestros gemidos comenzaron a reinar la habitación del hogar siendo lo único que se escuchaba aparte de nuestras respiraciones jadeantes.

-¿Qué clase de amigos somos,__________? -Preguntó y fruncí el ceño.

-No lo sé. -Besé su mejilla. -La clase de amigos que tienen sexo después de meses sin verse. -Respondí jadeante. -Averigüémoslo después, ¿si?

Y, es que aquello también me llamaba la atención. Amigos, simple amigos que se besaban de vez en cuando pero nunca lograron dar el paso del noviazgo e intimar como tal. Steve siempre se excusó con su extremada delgadez y el asma que muchas veces lo limitaba a hacer fuerza física. Claramente eso nunca me importó. Y se lo hice saber de varias formas, pero él, empecinado, negaba. No quería arruinar el momento con un ataque de asma, o el dolor de cierto punto en su cuerpo.

Tomé en puñado su cabello y lo tironeé desesperada. Parecía que mientras más lento se movía mi cuerpo reaccionaba a favor del orgasmo. Steve lo presenció, y no dudó en moverse lo más lento posible, volviéndome completamente fuera de sí. Mis gemidos eran altos y estimulantes para el hombre que me hacía suya. Susurraba frases en mi oído logrando incrementar el placer experimentado en mi cuerpo.

-______________. -Gimió Steve. Cerró los ojos con fuerzas y volviendo a embestirme se dejó llevar por su propio orgasmo. Se quejó en el proceso y supuse que sus propios espasmos le lastimaban. Besé su rostro para apaciguar la molestia en su anatomía. Tomé su mano y entrelacé nuestros dedos, presionando con fuerzas. Mi propia culminación se adueñaba de mi cuerpo, liberando aquel gran gemido reprimido en mi garganta.

-Oh Steve. -Chillé y ambos nos besamos entre la agonía de los suspiros salidos de nuestros labios.

Rogers se desplomó sobre el colchón, a mi lado. Y, observando el techo comenzó a regularizar su respiración.

-Ahora es tu oportunidad para conseguir a la mujer que quieras, Steve. -Dije. Observé el techo al igual que él. Cabía la posibilidad de que Steve viera el mundo de otra forma ahora que tenía una reputación y físico nuevo. Me podía imaginar todas las féminas acercarse y tratar de coquetearle. Las mismas mujeres que lo rechazaron cuando él, tiempo atrás intentaba ser cortés.

Sentí su brazo rodear mi abdomen y acercarme a su cuerpo. Besó mi mejilla y, acercándose a mi oído susurró.

-Ya la conseguí. -Sonrió. -Hace tiempo. -Besó mis labios.

-¿Y qué tal es? -Pregunté devolviéndole el beso. -¿Es digna?

-Lo es.

-¿Y cómo lo sabes?

-Lo supe desde el día en que me defendió en el baile de graduación. -Y no pude evitar soltar una risita al recordar el primer baile junto sin siquiera conocernos. -Feroz golpe que se llevó el sujeto. -Volvió a reír.

-Detesto a los abusivos, ¿qué querías que hiciera? -Volví a reír. -Se lo merecía.

Y, volviendo a besarnos, nos quedamos acostados en la cama recordando los viejos tiempo, cuando recién comenzábamos a ser amigos inseparables, para luego, convertirnos en novios y futuramente en marido y mujer.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro