LXXXVII - Chris Evans
87.- Reminiscencia
Cuando conocí a Chris Evans no imaginé el impacto que él tendría en mi vida. Nuestro encuentro fue fortuito, nada planeado; ninguno de los dos había planificado conocer al otro. ¿Casualidad o destino? Aún no sabía cual de ambas fuerzas había actuado. Sin embargo, muy en el fondo, sentía que él era el hombre con quien quería pasar el resto de mi vida. Estaba convencida de ello.
Y es que las relaciones nunca fueron un fuerte para mí. Hubo desilusiones y un sentimiento renuente a querer formar una relación por el mero hecho de no querer sufrir. Conocía esa parte de mí. La sensible, la dispuesta a dar más de lo que debería dar, algo que, consciente sabía y no quería exponer. Pero Chris, llegó a mi vida para cambiar y refutar todo lo que, en años logré construir a mi alrededor. Una perfecta pero trasparente coraza a prueba de cualquier intento afectivo. O al menos eso intenté hacer.
Fue en una galería de arte. Galería que hasta hoy en día visitamos con el fin de recordar el cómo comenzó toda nuestra historia. Si bien era cierto, nunca creí concretamente en el amor, con Chris las cosas fueron distintas. Creía en el amor, ¡claro que sí!, pero no en el que narraban los libros de literatura romántica. Aunque me lo cuestionaba cada cierto tiempo pues, todas aquellas historias debieron ser ciertas si venían de una mente humana, o si no, no tendrían sentido. Pensaba, para finalmente, ante tanta cavilación, pensar que esas historias no eran más que simples fantasías provenientes de mentes tan simples como la mía pero que, contaban con cierta imaginación y toque de esperanzas.
Ese día, un hola fue suficiente para llevar a cabo una conversación amena y prolongada. A decir verdad, ese día me sentí diferente. Hablamos temas variados. Temas de los cuales eran de interés para ambos. Recordé haberle mirado maravillada pues, siempre me llamó la atención las personas que sabían cómo seguir el hilo de una conversación en base a sus conocimientos. Chris lo sabía. ¡Y vaya que sabía!
Recuerdo haberme despedido con deseos de volver a verlo y seguir hablando. Por horas si era posible. ¿Coincidencia o destino? Me preguntaba una y otra vez pues, nos volvimos a encontrar y la conversación fluyó de la misma forma. Esa vez, hablamos gran parte del día sobre política.
Se forjó la amistad, pero con cierto toque de atracción que, ninguno quería demostrarle al otro. O ninguno tenía claro aún. Sin embargo, el interés estaba ahí. Me cuestioné durante semanas lo que comenzaba a sentir en mi interior. Comencé a dormir pensando en él y ello, llamó mi atención de sobremanera. Y no sólo mi mente comenzó a manifestar el primer atisbo de un posible enamoramiento, sino también mi corazón, quien palpitaba mucho más de prisa cada vez que le recordaba o quedábamos en juntarnos para salir a caminar.
Las carcajadas dejaban en claro lo ameno que estábamos junto al otro. Fue allí cuando comencé a diferenciar más de un sentimiento y emoción, predominando en mayor parte, la felicidad.
Felicidad. Aquella que nunca había sentido en mi vida. ¡Sí!, claro que la sentí en muchas ocasiones, pero no al nivel de sonreír sin motivo alguno o sentir las nombradas y revoltosas mariposas en mi estómago. No, no lo había sentido antes. Y debo decir, era una sensación inefable.
—Amor... —Me dijo Chris. Le miré y sonreí. —¿Sucede algo? —Preguntó, curioso. Negué ligeramente, sin dejar de sonreír. Solía perderme en los recuerdos cada vez que le miraba a los ojos por mucho tiempo. Una fuerza sobrenatural me introducía en su interior y yo, de inmediato me remontaba al inicio de nuestra historia.
—No, nada. Es sólo que... ¿Por cuánto tiempo me fui? —Me mordí el labio inferior. Tendí a soltar una risita que a Chris bien le hizo gracia. —En mi defensa, algo tienen esos ojos.
Chris rio.
—Aparte del color, ¿qué más pueden tener? —Cuestionó entre risas divertidas.
—Algo... Algo especial que siempre me hace recordar una situación vivida por ambos. Una situación bonita, amena...
—Woow. —Dijo Evans, mostrándose sorprendido. Aunque bien sabía que fingía. Él tenía conocimiento del extraño efecto que sus ojos ocasionaban en mí. —Debes estar muy enamorada, ___________, ¿no? —Esbozó una sonrisa afable.
—Evidentemente. —Afirmé. —¿Acaso tú no? —Alcé una ceja, escudriñándole.
—Uf, hace frio... —Dijo, simulando temblar. Entrecerré mis ojos y le miré fijo.
—¡Evans! —Le reclamé. Más, reí. Sabía que le gustaba desviar ciertos temas para hacerme reír.
—Te amo, vida. —Tomó mi mano y besó el lomo de ésta. —Y te lo he dicho y demostrado de tantas maneras, que ya no sé de qué otra forma hacértelo saber. Estoy completamente enamorado de ti. Completamente... —Recalcó la última palabra. Mi pecho se hinchó de aire, rebosante de puro amor. —¿Qué recordaste ahora? Podemos recordar juntos, ¿no?
—Me parece. —sonreí. —¿Te acuerdas cuando nos conocimos?
Chris suspiró. Tal parecía que aquel día no le era difícil volver a recordar. Volvió a sonreír, esta vez, con ternura.
—Cómo olvidar ese día, amor. —Rio suave. —¿Te he dicho que soy feliz desde ese día?
Abrí los ojos, fingiendo estupefacción.
—¡No, claro que no! ¡Nunca me lo dijiste! ¿Es enserio? —Manifesté sorprendida, posando a la vez la palma de mi mano en el centro de mi pecho. Chris carcajeó.
—Totalmente. —Afirmó.
—Wooow. —Murmuré. —¡Pero que confesión! te juro que me has dejado sin palabras. —Parpadeé atónita. Más sonreí socarrona. —Si no me lo dices, yo no me entero nunca.
—El sarcasmo. —Rio Chris. Negó ligeramente y me abrazó, fuerte. Amaba esos abrazos. Denotaban de cierta forma, el querer fundirse en el cuerpo del otro. —Me gusta eso de ti.
—Y a mí me gustas tú. — Alcé la mirada y besé su mentón. —Completamente. Tanto, que todo el amor que siento por ti desborda mi corazón a niveles indescriptibles. Algunas veces, siento que moriré de un ataque... o algo así. —Chris carcajeó —¡Es cierto!
—Tikitita... —Rio tierno y besó mi frente. —Eso no va a suceder.
—¿Cómo sabes tú? —Inquirí, alzando una de mis cejas.
—Porque siento lo mismo, y aún así sigo vivo y muy feliz. —Explicó. — Y bueno, si muero de un ataque por tanto amor, cosa que no creo en absoluto, debes saber que moriré feliz por haberte conocido a ti entre todas las personas que visitaron la galería ese día.
Le abracé con fuerzas, hundiendo mi rostro en su cuello y aspirando aquel característico y embriagador aroma que poseía. Sonreí para mí. La felicidad que sentía al estar entre sus brazos era pequeña comparado con lo que realmente sentía. No había palabras para describir qué tan amena me sentía allí, agazapada y protegida por él. De cierto modo, era como si el mundo desapareciera y sólo éramos nosotros orbitando en el espacio, en paz.
—Te amo, _________. —Murmuró.
—Y yo a ti, Chris. No te imaginas cuánto. —Suspiré. Hasta las palabras se quedaban cortas pues, no existía el léxico exacto para mencionar cuánto lo amaba y lo feliz que me hacía estar a su lado.
Nuestros cuerpos no hicieron más que juntarse una vez más en un abrazo que, bien dejaba claro el deseo de quedarnos así toda una vida. Respiré profundo y sonreí.
Definitivamente, Chris era el hombre con quien quería estar el resto de mi vida.
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Jelou bípedos/as.
Este Os si bien es cierto es un poco cursy, tiene mucho significado para mí. No ahondaré en el por qué, sólo diré que quería escribir algo así; suave, bonito, algo no sad.
El próximo si o si será de Steve, me dieron una idea así que la iré desarrollando. So, patience.
Lov All! <3
PD: Tikitita es diminutivo de chiquitita. Dato Freak pero necesario, jeje
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