LXXXIII - Steve Rogers
83.- El día después.
En mi mente habitaba un nombre; seis palabras que significaban aniquilación y estragos en nuestras vidas. Significaba daño emocional, un trauma, devastación a niveles nunca vistos. Era con quien soñaba en las noches, y era también en lo último que pensaba antes de dormir. Pensar, pensar...no quería pensar más en ese fatídico día en donde el equipo se reunió después de años sin saber de nadie. Nuestra amistad se había quebrado, y tuvimos la oportunidad de poder reunirnos y salvar a la tierra como lo solíamos hacer antes de las riñas por diferencias ideológicas. Claro que tuvimos la oportunidad, gracia al ser con el cual, estaba segura, muchos de nosotros soñaban por la noche: Thanos.
Suspiré. Ese día lo llevaba grabado a fuego en mi memoria y no había nada que la pudiera borrar.
Me levanté temprano, mucho más temprano de lo usual. Había tenido problemas para conciliar el sueño, pero no era nada extraño. Estaba acostumbrada, iba a cumplir dos años intentando dormir en la noche, por lo que ya me había dado por vencida. Nada daba resultados.
Caminé hacia el cuarto del lado, abrí la puerta sigilosa, con cuidado de no causar ruido. Caminé de puntillas cuando logré entrar; me dirigí a su cuna y la observé embelesada. Al menos, Kat podía disfrutar de lo que yo no podía adquirir: podía dormir y soñar.
La pequeña se removió entre las mantas que la cubrían. Comenzó a gimotear despacio, hasta que convirtió aquello en un llanto que demandaba mi atención. La tomé en brazos y la mecí con ternura. Besé su frente, y le susurré que todo iba bien. Se tranquilizó a los minutos después, volviendo a dormir.
Lástima era lo que sentía. Kat crecía cada día, demostrando ser una bebé tranquila, hermosa y muy astuta a su corta edad. Me miraba con ojos vivaces, llenos de vida y con ansias de querer explorar su entorno. Tenía un hermoso color azul y una cabellera rubia muy sedosa, ligeramente ondulada. Piel blanca como la de una muñeca de porcelana, pero un temperamento que extrañaba cuando se mostraba molesta. No me cansada de mirarla, porque ella, era lo único que tenía de Steve Rogers.
Evité recordar los viejos tiempos. Me dolía el corazón recordar. Arropé a mi pequeña y la dejé dormir por un momento más. Era día sábado; día en el que, por costumbre, salíamos a caminar por la gran avenida.
Caminé parsimoniosa. Kate iba en su coche, observando tranquila desde su lugar. Balbuceaba y reía, haciéndome reír a mí ante los intentos por querer comunicarse. Le hice entrega de uno de sus peluches y me senté en una de las bancas disponibles.
Su presencia se hizo sentir al instante. Kat movía sus brazos para que Romanoff la sacara de su coche y la mimara, cosa que la rusa no dudó en hacer. Se sentó a mi lado con Kate en su regazo.
—Esta niña ha crecido bastante. —Comentó la rusa. Realizó una mueca, haciendo reír a mi hija. No me impresionó verla a mi lado pues, desde que dio con mi paradero y supo que Kate era la hija de Steve, no se fue nunca más de mi vida. Natasha resultó ser la única persona en la que podía confiar, y a la que podía contar mis sueños.
Ella se mostraba fuerte e inmutable después de lo que sucedió en Wakanda, pero bien sabía yo que ella, sufría tanto como yo.
—¿Cómo van las cosas en tu vida, Nat? —Le pregunté. Nat se encogió de hombros.
—Normal. Bueno, dentro de lo que se puede definir como normal. —Rio sutilmente. —Las cosas cambiaron, _____________, pero ello no significa que nos tengamos que cruzar de brazos y no hacer nada al respecto. —Suspiró. —Alguien tiene que poner orden en SHIELD.
—Creí que Steve lo haría.
—Lo está haciendo, pero a su tiempo. No es fácil para él.
—Para nadie es fácil, Nat. —Espeté. — Si tan sólo me hubiese dejado ayudarlo...—Llené mis pulmones de aire y lo retuve por unos segundos antes de exhalarlo. Al hacerlo, mis lágrimas comenzaron a picar mis ojos. —Aún duele... —Reí apesadumbrada.
—Aún estás a tiempo de decirle que tiene una hija, _____________.
Negué.
—Él fue claro, me lo dijo. No quiere mi compañía, y si no la quiere, no querrá la de Kate.
—Eso tu no lo sabes. —Espetó la rusa.
—Tampoco tú. Natasha, estamos bien así, quizás, lo más asertivo sea no saber de él. —Suspiré. Me levanté de mi puesto, tomé a Kate en brazos y la deposité en su coche. Nat se levantó de igual forma y caminó a mi lado. —No quiero que se sienta obligado a cuidarnos, puedo hacerlo sola. Además, han pasado dos años, el vínculo entre ambos se terminó.
—______________. —Llamó Romanoff. Tomó de mi brazo y me detuvo. Le miré insistente. —Rogers necesita ayuda, y tú eres la única que lo puede sacar de ese agujero. Es cierto, él decidió terminar contigo, y de verdad entiendo que te sientas dolida por eso...
—Me rechazó cuando le quise decir que Kat venía en camino, Nat. ¿Cómo quieres que me sienta? —Le cuestioné, irritada. —Lo siento, pero él lo decidió a sí. No pienso presentarme a su puerta y decirle "hey Steve, han pasado dos años desde que no sé nada de ti. Te informo, Nat me ha comentado que necesitas ayuda y he venido a ayudarte. ¡Ah! ¡Se me olvidaba, tienes una hija de dos años!" —Romanoff se mostró impasible. —No Nat, las cosas no funcionan así, al menos no conmigo. Él terminó conmigo, lo cual significa que no me quiere en su vida.
Volví a caminar, dejando a Romanoff atrás.
No, no era justo que se me pidiera ir donde Rogers y ofrecerle la ayuda que le ofrecí hace dos años atrás, cuando volvimos a la ciudad e intentamos rehacer nuestras vidas con normalidad. Recuerdo el día; el único día en donde logramos dejarnos llevar por la pasión, dando origen sin querer a quien era mi razón de vivir en esos momentos. Después de semanas, la situación se tornó turbia entre nosotros. Rogers ya no era el mismo, y yo tampoco. Recordar el día en el que dio por finalizada nuestra relación, iba a ser algo que jamás iba a olvidar. Me dejó con las palabras en la boca, con una niña en desarrollo y mi ánimo por los suelos.
No, no era justo ofrecerle mi ayuda. Para nada.
Sequé las lágrimas que insistentes quería salir de mis ojos y sonreí para darme ánimo. No iba a llorar, lo había hecho bastante. Ahora ya no valía la pena. Rogers estaba fuera de mi vida, y, ante todo, era lo mejor para los dos.
*******
Hola genteeee! nuevo Os. La verdad es que lo tenía hace tiempo, le arreglé algunas cosas y quedó así. Evidentemente tiene segunda parte que, por cuestión de tiempo tengo que ir desarrollando de a poco. Pero irá. No hoy ni mañana, pero lo hará jeje
Les quería agradecer las palabras en mi explicación anterior. La verdad es que me sentí comprendida y acogida aquí. Hay veces en donde de verdad no sé en quien confiar, o quién me pudiera comprender, pero me queda claro ahora que puedo contar con muchas de ustedes si tengo algún problema.
Ahora me siento feliz, y mejor que hace seis meses atrás jajaj tanto tiempo reprimiendo mis emociones, realmente me malgastó.
En fin, gracias por todo y espero que este os les guste. Tengo que volver a las canchas, asi que el regreso será un poco arduo puesto que perdí un poco la costumbre jeje
amor para todas!!! <3
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro