Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

LXXIX - Chris Evans

79.- The rules were made to break.



Nota: Fin a la abstinencia. Habemus smut >:) 



Chris me miraba fijo, sin parpadear. Tampoco sonreía, y es que estaba tan concentrado en ganar, que no movió ningún lugar de su cuerpo. Ello me dio risa, y como siempre sucedía, perdí ante el juego que ambos por ocio, jugábamos.

—¿Qué dirían tus fans al saber que juegas a los quemados conmigo, uhm? —Le cuestioné entre risas divertidas.

—No lo tienen por qué saber. —Rio, tomó la botella a su lado y bebió un sorbo directo de su cerveza. —A menos que tú me avergüences en alguna entrevista, cosa que creo que no harías por el respeto a nuestra amistad.

—No, claro que no lo haría. — Reí, formando una sonrisa pérfida en mis labios, sonrisa que Chris logró percibir con una segunda intensión. Golpeó ligeramente mi brazo y me abrazó por unos largos minutos.

Y así era la relación que teníamos con Chris, de pura amistad. Hubo rumores en los medios en cuanto salieron fotografías de nosotros caminando por el parque central, carcajeando y jugueteando como dos adolescentes. Muchos interpretaron esas fotos como quien coqueteaba con el otro, y varios ya daban por hecho de que ambos ya éramos novios. Lo cual tuvimos que desmentir en diversas entrevistas y, respectivamente a nuestros compañeros del mundo cinematográfico.

La química entre ambos fue inmediata. Tuve el placer de compartir una escena con Chris y hacerme su amiga en cuanto ésta terminó. Nos invitamos un café que degustamos en el casino del estudio de grabación y desde ese momento, somos inseparables.

Entendía el misterio que ocasionábamos a nuestros amigos, hasta yo me cuestionaba qué hubiese pensado si me viera con Chris en ese momento, tan cercanos al momento de hablar, entre abrazos y caricias propias de una pareja.

Pero éramos amigos, y ambos concordábamos en que nuestra relación no saldría de la amistad pues, era eso lo que sentíamos recíprocamente.

—Deberías poner un poco de música. —Me dijo Evans en cuanto fui a la cocina por más cerveza. Esa noche, teníamos pensado ver películas y comentar sobre la vida. Como solíamos hacerlo cada vez que teníamos tiempo.

Regresé y encendí la radio, donde lo primero que se escuchó fue un tema bastante bailable que, no dudó en mover mis pies al ritmo de la melodía. Bailé en medio del living con mi cerveza en mano mientras Chris se reía de mí.

—Eres pésima, _____________. —Se burló el rubio.

—¿A sí? —Cuestioné, fingiendo molestia. Me crucé de brazos. —Entonces ven y baila. Demuéstrame que eres mejor que yo.

El rubio aceptó mi desafío, se levantó de su asiento y se dirigió hasta donde estaba yo. Comenzó a moverse, y yo me reía de igual forma. Tal como él lo hizo conmigo.

—Eres peor que yo. —Me mofé, haciendo que Chris carcajeara. Ambos comenzamos a bailar y a inventar nuevos pasos.

El alcohol en ese momento actuaba sobre nosotros, haciéndonos sentir eufóricos y desinhibiéndonos de cualquier acto que, conscientemente, dudaríamos en hacer.

La canción cambió a otra totalmente lenta. Chris no lo dudó y me tomó de la cintura para apegarme a su cuerpo. Comenzamos a movernos con lentitud, y también un tanto pasional. Ahora el ambiente era distinto y muy extraño. Y lo fue más cuando él decidió acercar su rostro al mío y ventilarlo con su aliento cálido.

—¿Qué pasa si te beso? —Murmuró. Fruncí el ceño y reí por lo bajo.

—Los amigos no se besan. —Dije.

—¿Quién hizo esa regla, uhm? —Cuestionó. —Nosotros podríamos romperla.

—¿Me quieres besar, Evans? —Reí divertida.

—Pues, sí. Quiero romper la regla que dice que los amigos no se besan. —Expresó juguetón. —Te invito a romper la regla conmigo. ¿Qué dices?

—Pues, acepto. —Dije sin pensarlo.

Nuestros labios colisionaron en un beso único. Aún no sabía si era obra del alcohol, pero comencé a sentir el deseo de adquirir más de Chris. Más que un solo beso, y más que sus abrazos puramente fraternales.

Quería más de Chris, y él, como si fuese capaz de leer mis pensamientos, me besó con pasión y necesidad, aceptando darme más de él.

Nos dejamos guiar por nuestro deseo innato, aquel que demandaba sentir al otro en su totalidad. Tomó de mis piernas y me levantó para que las enrollara alrededor de su cintura. Me aferré a su cuerpo para no caer mientras Chris caminaba con rapidez a la primera pieza que encontrara.

Aterricé en la cama de invitados, donde solía dormir él cada vez que venía de visita a mi hogar.

Nos desvestimos rápido, como si temiéramos que ese pequeño e íntimo momento se fuera a esfumar. Me ayudó con mi blusa y yo le ayudé con su pantalón. Entre risas divertidas, pero también tímidas, nos besábamos y acariciábamos. Era lo que nuestros cuerpos, al parecer, deseaban desde hace mucho tiempo y nosotros, siempre lo negamos con la excusa de que los amigos son amigos y nada más.

Pero ahí estábamos, rompiendo la regla, besándonos y acariciándonos cuan pareja de novios se amaban en la oscuridad de la pieza, siendo la luna lo único que alumbraba y, que me permitía ver su rostro y contemplar sus hermosos ojos azules.

—Chris. —Gemí. Me aferré a su cuello y escondí mi rostro en la cavidad de su cuello. Mi espalda se encorvó tras sentir la ligera mordida que dio en mi pecho. El rubio rio satisfecho al verme de aquella forma, sólo para él.

Bien, hay dos opciones, pensé. Opciones que tuvimos en cuenta en ningún momento.

Cabía la posibilidad de que nuestra relación se viera devastada al día siguiente, cuando los efectos del alcohol se hayan disipado en nuestro organismo. La vergüenza nos carcomería en vida cada vez que nos viésemos a la cara, nos alejaríamos y todo terminaría. Pero también había otra posibilidad, y esperaba que fuese ella la que quedara en nuestras vidas. El fortalecimiento de nuestra amistad y la epifanía de que ambos, siempre nos deseamos. ¿Cuál era la probabilidad de que ello sucediera?, pensé, cuando Chris alzó la mirada y conectó sus ojos azules con los míos. Cincuenta, por cierto, volví a pensar. Si ha de ser el cincuenta por cierto negativo, quiero gozarlo.

Decidida a hacer de nuestra noche una inolvidable, tomé los hombros de Evans y lo giré hacia el otro lado como pude. Chris era enorme y musculoso. Me sorprendió verme sobre él, y pude notar lo mismo en su semblante. Sus cejas se alzaron por si solas.

—¿Quieres seguir? —Le pregunté, curiosa. Evans suspiró.

—Las reglas están para romperse, ____________. —Dijo, y esbozó una sonrisa tierna. —No tengo ni la menor idea de lo que sucederá después de que recapacitemos. —Carcajeó. —¡Pero diablos! Ya estamos casi desnudos, te he besado y no puedo dejar de pensar en cómo será besar el resto de tu cuerpo.

Mis mejillas ardieron. Asumí que la piel de mi dermis se tornó roja, y ello, más vergüenza me dio.

No respondí. Me limité a esconder mi rostro en su cuello cuando me incliné hacia a él. Evans acarició mi espalda con sus manos, dando, con osadía, un ligero apretón en una de mis nalgas. Chillé sorpresiva, pero luego reí.

Besé su cuello y me deslicé hacia su mandíbula hasta llegar a sus labios. Sus besos eran suaves, casi como una pluma deslizándose por uno de mis brazos. Cuando comencé a sentir una de sus manos toquetear el borde de mi pantalón, mi anatomía se activó, dando señales a todo mi cuerpo que se encontraba en llamas. Casi como un volcán a punto de explotar.

No lo dejé de besar. Y él tampoco dejó de tocar mi cuerpo. Retiré como pude mi pantalón y con ello mi ropa interior. La vergüenza se había ido. Ahora me sentía libre y dada totalmente a la situación. Ya no había vuelta atrás, iba a tener sexo con mi amigo.

—Ch-chris... —Suspiré, con una sonrisa dibujada en mi rostro. Incliné mi cabeza ligeramente hacia atrás y cerré los ojos, dejándome inundar por su hombría que, lento entraba en mi interior, desplazándose para llenarme de él. Sus manos se aferraron a mi cintura, controlando desde su posición el proceso de embestidura.

—¿Estás bien? —Me preguntó, jadeante. Asentí, aún con los ojos cerrados. —Estamos ebrios, pero no por eso seré bruto contigo. Dime si te lastimo, ____________. Por favor.

—Chris... —Jadeé. —Te lo diré.

Con aquella promesa, dimos inicio a vaivén de nuestros cuerpos y los gemidos colmados de placer y pasión.

Gemí; gemimos. Nos besamos como si fuésemos dos pares de enamorados, hormonales y vehementes con cada caricia otorgada con el fin de hacer gozar al otro. Chris tuvo su momento y me volteó para ser él quien pudiese dominar. Besó mi cuello, mi pecho, mi bajo vientre, mis muslos y el interior de estos. Tironeé su cabello rubio y sedoso, y gemí por más.

Acometió lento, en ocasiones rápido. Pero nunca me dejó de besar ni de susurrar que lo mejor que le había sucedido en la vida, había sido conocerme. Creía lo mismo, pero no tenía el aire suficiente para poder decir palabra alguna.

—Te quiero, ____________. —Me susurró al oído. Mi cuerpo se contrajo bajo su cuerpo. Mi espada se encorvó, haciendo chocar mi busto contra su torso. Lloriqueé en silencio, pidiéndole en voz casi inaudible que aumentara la velocidad de sus embestidas. Estaba en el punto máximo. Quería sobrepasarlo.

Grité su nombre, aferrándome a su cuello para luego morder desesperada la piel de su hombro. Chris gruñó en respuesta. Él a los minutos mencionó mi nombre, con voz gutural, cansado y adolorido.

Nos miramos a los ojos y sonreímos tiernos y aletargados. El efecto del orgasmo recorrió todo nuestro cuerpo, llevándonos directo a lo que supuestamente es el paraíso. Inhalé profundo y besé su frente. Chris sonrió, recostándose al lado mío. Tapó nuestros cuerpos con la delgada tela de la única sábana que quedaba en la cama y suspiró con pesadez.

—No estoy tan ebria como para no ser consciente de lo que acaba de suceder. —Musité, mirando el cielo raso de la habitación. —Chris...

—Si te arrepientes no hay problema. En parte, el alcohol igual influenció en todo esto. —Contestó serio.

—¿Tú estás arrepentido? —Inquirí. Volteé para tener mayor acceso a la expresión de su rostro.

—¿Y tú? —Me preguntó, mirándome fijo pero sereno.

—Yo te pregunté primero, Evans. —Repuse. —Contesta, ¿te arrepientes?

Chris demoró en contestar.

—No. —Dijo finalmente. —Pero no estuvo bien que lo hiciéramos bajo los efectos del alcohol.

—¡Bah! —Rodeé los ojos. —Te dije, no estoy tan ebria. Mañana recordaré esto, y tú igual. Nos mal acostumbraremos y, seguramente terminemos de esta misma forma la semana que sigue. —Me encogí de hombros. —Y yo no pondré objeción.

—Estás loca. —Carcajeó.

—Tú lo dijiste, las reglas están para romperlas. —Le guiñé un ojo.

Touché. —Sonrió tierno. Lanzó un suspiro y me volvió a mirar, fijo y misterioso. Ello no me importó en lo absoluto, Chris aún seguía decorando su rostro con una sonrisa. Me permití observarlo detenidamente, grabando todas sus facciones en mi memoria. De los años que llevábamos siendo amigos, nunca me detuve por tanto tiempo a contemplar su rostro.

—¿Qué me miras tanto? —Le pregunté, cohibida, pero también con cierto tono que denotaba diversión. Chris negó ligeramente entre risas. Estaba nervioso, tanto como yo, quizás. —¡Chris! —Chillé, riendo.

—Nada, nada. —Dijo, para luego volver a permanecer en silencio y observarme de la misma forma. —Te quiero, _____________.

Sonreía afable. Me apegué más a su cuerpo y lo abracé con fuerzas. Posé mi cabeza en su pecho y me centré en el latir de su corazón y en la forma en la que acariciaba mi cabello. Suave y delicado.

—También yo, Chris. —Respiré hondo y esbocé una sonrisa boba. Minutos después me quedé dormida. Entre sus brazos, fuertes y protectores. 







       ➤➤➤➤➤➤➤   

El pueblo habló. Habemus smut, y qué mejor que con Chris "dorito" Evans >:) 

Para quienes votaron por steve bb, no se preocupen, que el otro Os con smut será con él >:)

¡Las recontraultrahiper amo a todas! <3

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro