LVI - Chris Evans
56.- Unexpected visitor II ( Continuación Os XLVIII)
Desperté con la sensación de haber sobrevivido al ataque de una manada de animales pasar sobre mi anatomía sin piedad alguna. Algo parecido al dolor que se siente al día siguiente después de haber salido a alguna fiesta; cada fibra muscular de mi anatomía dolía, mis huesos, mis ojos cada vez que parpadeaba, mi cabeza al pensar y mi alma, al recordar lo que había sucedido con Andrew.
Nunca creí que terminar una relación me fuese a afectar tanto. Digo, había dado por finalizado varias relaciones pasadas, pero ésta, la que teníamos con Andrew, fue devastadora. Había sido la relación que más había durado y, por ende, con el hombre que más momentos había compartido. Habíamos dado fin a seis años de aventuras; a seis años construyendo una historia en donde, creí que ésta, terminaría en un final feliz.
Arrastré mi humanidad hasta el baño. Me bañé y alisté con la intención de salir de casa a visitar a alguna amiga. Cuando iba caminando hacia el primer piso, me detuve en seco. La voz que se escuchaba a lo lejos la reconocí de inmediato, sintiendo un escalofrío que no dudó en recorrer toda mi espina dorsal. De repente, comencé a sentir la necesidad de correr a mi habitación y encerrarme allí.
Estaba tan ensimismada en el asunto de mi ruptura amorosa con Andrew, que se me olvidó haber entablado una conversación en mitad de la noche con el mejor amigo de mi hermano.
La risa de Chris se escuchaba por toda la casa, junto a la carcajada de mi hermano que, alarmada comencé a sentir que se acercaba hacia la escalera donde me encontraba yo en un estado de petrificación.
Rápidamente comencé a subir los escalones para huir. Mi hermano me seguía los pasos sin imaginarse que delante de él, iba su hermana en busca de un escondite del cual no la pudieran sacar hasta que Chris se fuese.
Tomé el pomo de la puerta y la abrí.
—¿____________? —Mi hermano dijo. Pude percibir, aun dándole la espalda, una ligera sonrisa en sus labios al momento de llamarme. Maldije para mis adentros. Inspiré profundo y volteé con una sonrisa forzada en mi rostro.
—H-hola... —Murmuré. John frunció el ceño y esbozó una sonrisa que, a mi parecer, denotaba socarronería.
—¿Es idea mía o estabas huyendo de algo? —Preguntó con diversión. Negué rápidamente, pero John lanzó una risotada que retumbó en mis oídos y me llenó de vergüenza. De inmediato mis mejillas comenzaron a sentirse calientes y supuse que el color rojizo no tardó en dejarme en evidencia. —¡Estabas huyendo! —Se burló.
—¡Cállate! —Chillé entre dientes, acercándome a él para poder taparle la boca y ahogar sus risotadas. —¿Por qué no me dijiste que vendría Evans a visitarte? Eres un idiota, John. El peor hermano...
—Tenía todas las intenciones de decirte, pero ayer no me dejaste entrar a tu pieza. —Se encogió de hombros. Rodeé los ojos y lancé un bufido. —Es tu culpa. No mía. De haberme abierto la puerta te hubieses ahorrado la impresión de habértelo encontrado en mitad de la noche.
Enchiné los ojos y negué con indignación.
—Sigo pensando en que eres el peor hermano. —Rectifiqué. John carcajeó, se acercó a mí y me abrazó, pese a que intenté rehuir su abrazo. —De seguro se ha reído de mi por la apariencia que llevaba ayer...
—Para nada... —Dijo mi hermano. —Me ha dicho que le agradó volver a verte nuevamente.
Bien no sabía si bajar ahora que mi hermano me confesaba el agrado que sintió Chris al volver a verme, o quedarme en mi habitación hasta que ellos decidieran salir a recorrer la ciudad. De cualquier forma, siempre creí que John merecía un espacio junto a sus amistades por lo que yo, no dudaba en irme de casa durante el día o quedarme en mi habitación viendo alguna película. Nunca interferí en sus reuniones, y John estaba de acuerdo con ello pues, me comentaba que, como hermano mayor, quería mantenerme lejos de las miradas mal intencionadas de sus amigos.
Pero con Chris era distinto. John siempre me invitaba a ser partícipe de las charlas que él y Chris tenían mientras compartían algunas cervezas.
Bajamos y nos encaminamos hasta la cocina, donde Chris se encontraba lavando la loza que habían ocupado. Traté de no perder el equilibrio cuando crucé la puerta de la cocina, ni tampoco quedarme pegada viendo el azul de sus ojos. Por mucho tiempo, en secreto, los ojos del rubio fueron mi perdición, y no podía creer que, pasado los años, aún siguieran siendo mi debilidad. Desvié la mirada y evité mirarle directamente.
—Buenos días, ____________. —Saludó Evans alegre. —¿Quieres unas tostadas? He preparado el café. Es en grano, te vendría bien uno en estos momentos para subir el ánimo. —Me guiñó un ojo.
Impresionante, pensé. Era simplemente impresionante lo que causaba un simple guiño en mi fisionomía. Ni si quiera Andrew lograba acelerar mi corazón de tal forma, al menos no hasta el punto en el que sentía que éste saldría disparado de mi pecho.
—Que amable. —Musité en un hilo de voz. A mi lado, John me miraba entretenido.
—¿Estas mejor? —Me preguntó Chris una vez se sentó en una de las sillas disponibles, junto frente a mí. Fruncí el ceño. —Supe que has terminado tu relación... —Frunció la comisura de sus labios rojizos y atractivos.
—Oh sí, estoy mejor. —Afirmé. —Era un idiota. Creo que fue lo mejor que pudo haber sucedido. —Suspiré.
—Estoy seguro que llegará alguien a tu vida, y ese alguien, valdrá la pena, ___________. —Dijo Evans. John a su lado, asintió en concordancia.
—Uhm, no lo creo. —Murmuré. —No sé si quiera volver a atarme a alguien nuevamente. Estoy bien así. —Tomé un sorbo del café y sonreí pareciendo estar convencida de mis palabras. —Al menos, en estos momentos me siento bien al haber dado por terminada la relación con mi ex.
Tanto Chris como John se miraron y se encogieron de hombros, tal vez, dando aprobación a mis palabras.
Más, yo no sabía si realmente me sentía mejor después de lo sucedido. Daba la extrañeza de que en esos momentos pareciera que no sentía ni la más mínima pena por terminar mi relación con Andrew. Supuse que era porque en esos momentos me veían envuelta en un sinfín de pensamiento que no me dejaban apreciar la realidad de mi situación. Sin embargo, sabía que tarde o temprano mi estado de falso bienestar, decaería cuando Chris se tuviera que ir de casa. Sólo entonces, sufriría mi duelo por haber terminado con Andrew.
Chris y John, después del desayuno decidieron salir a comprar un par de cosas para el almuerzo. Agradecí el desayuno y me dirigí hasta mi habitación; ese día saldría con alguna amiga y me despejaría de todo lo que estaba sucediendo en mi vida.
—_____________. —Me llamó mi hermano antes de salir con el rubio. Chris esperaba afuera mientras realizaba un llamado. — Sé que soy tu hermano mayor y debo protegerte de todo aquel que te quiera hacer daño. —Dijo. —Pero ese no es mi único rol, ¿sabes? Debo aconsejarte, y ahora mismo te daré un consejo que, espero lo tomes...
—No, otro de tus consejos no. —Pedí entre risas. — Sólo los dioses saben lo malos que son.
John me golpeó el brazo en modo de juego.
—Sal con Chris. —Dijo. Alcé una ceja, casi sin poder creer lo que había dicho. —Hermana, no pierdas la oportunidad. Él es diferente, te lo digo porque lo conozco, soy su amigo hace años. ¿Por qué crees que siempre te invitaba a compartir con nosotros? Tuve la esperanza de que tú y él terminaran en algo... —Confesó. Mi corazón palpitó con fuerzas. —Pero ambos son igual de estúpidos, ninguno se percató de mi trabajo como cupido.
Miré fijamente a John, y decodifiqué todo lo que me había dicho. Más me costaba trabajo poder pensar en algo claro pues, en ese momento, no tenía más que un torbellino de palabras entrecruzadas que parecían no tener forma de desenredarse.
Cinco años después, John decide contarme su plan. ¡Perfecto! Pensé, ¡el hermano del año! Justo cuando termino una relación y comienzo a dudar en tener otra.
Entre abrí la boca para manifestar mi opinión, pero Evans entró a la casa en busca de mi hermano.
—Piénsalo. —Me dijo mi hermano antes de irse. —Te puedo ayudar.
➤➤➤➤➤➤➤
Obviamente, este Os no termina así >:)
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro