02
DECIDIÓ IR A LA UNIVERSIDAD LIUYE VESTIDA DE CHICO, TRATANDO DE acostumbrarse a una nueva apariencia y distraerse, yendo a los camarines mientras que su mochila colgaba del hombro y el palo de hockey en su mano izquierda, donde chocó con alguien que la hizo suspirar.
—Fíjate por donde andas—ambos hablaron al mismo tiempo y se agacharon para tomar sus palos, intercambiándolos sin siquiera notarlo.
El extraño simplemente se fue y ella simplemente dejó sus cosas en un locker desocupado y se cambió al atuendo para poder ir a la práctica y ver si podía entrar. Realmente si no quedaba daba igual, simplemente aquel era un capricho para ver que tan lejos podía llegar su padre de darle en el gusto —además, en otras universidades hay equipos femeninos de hockey, por lo que, podía simplemente entrar en cualquiera—.
BAÑO. AQUELLAS PUERTAS QUE LA TENÍAN EN UN DEBATE MENTAL MIENTRAS QUE SU VEGIJA reclamaba para poder liberarse, porque podía entrar al de hombres y sentirse incómoda o entrar al de chicas y esperar a que no estuviera nadie... para terminar entrando luego al de mujeres y mojar su rostro con cuidado.
—Bien Dylan, es solo entrar a un cubículo y esperar a que nadie esté aquí—se habló a sí misma, hasta ver un reflejo de un pelirrojo tras ella, hablando con indignación— ¿qué haces en el baño de mujeres?
—¿Qué haces tú aquí?, ¿eres un pervertido?
—¿Yo?, ja!—volteó, teniendo que levantar el mentón— tú eres el único pervertido, el baño de hombres es por allá—apuntó.
—¿Sí?, lo mismo para ti—imitó apuntando tras de sí luego de mirar.
Y antes de poder decir algo, risas femeninas los hicieron alarmarse, donde Dylan lo arrastró a un cubículo y tapó su boca, pegando su oreja a la puerta.
—Están lavándose las manos—comentó bajo, haciendo al chico mirarla extraño—bien, en aproximadamente dos minutos deberían irse, si es que son rápidas...—suspiró— sino, fijo unos quince.
—Nhmmmjh—comentó el más alto.
—¿Qué?—el pelirrojo con brusquedad tomó su muñeca y la quitó, haciéndola reprimir un quejido.
—Que te calles—repitió— y no, no puedo esperar dos minutos.
—¿No?, ¿quieres salir?
—Si, ¿y vas a ayudarme, no?
—Claro—sonrió ella con falsedad y se agachó— puedes pasar por aquí, hay espacio para pasar de cubículo a cubículo y así.
—No voy a ensuciarme—y ella se levantó— en serio necesito salir—el chico le tomó del brazo y la empujó fuera, alarmando a las chicas.
Mientras que Dylan era arrastrada, golpeada e insultada por un montón de chicas, Wen Bing salió del baño para irse, volteando a ver por unos segundos la escena para reír.
—Soy una chica, lo juro—comentó quitando la peluca cuando una mano se dirigía a su rostro, dejando caer su cabello— solo vengo a hacer deporte.
—Oh... nosotras—tartamudearon y se miraron— lo sentimos.
—Ajá—rodó los ojos — que poca sororidad.
LA VUELTA A CASA FUE UN MARTIRIO, IR DE REBELDE Y QUERER VOLVER A PIE FUE DE LO PEOR, la nieve lo hacía mucho más difícil, y nuevamente por andar distraída, chocó con alguien y decidió avanzar, notando a unos cuantos metros que algo estaba atascado en su botón de la chaqueta.
—¿Hilo?—preguntó confundida y lo quitó.
Avanzando mientras seguía el hilo y acomodaba su peluca, notando que se detenía frente a un hombre de nieve y suspiraba, cortando como pudo el hilo y dejarlo como si fuera cabello. Y sin poder avanzar, sintió una mano en su hombro que la hizo voltear, notando al mismo pelirrojo de antes.
—¿Sabes cuánto cuesta ese suéter?
—Buenas tardes para ti también—sonrió falsa, devolviendo el hilo— solo debes poner esto y seguir los puntos.
—No me interesa, vas a tener que pagarlo.
—¿Pagarlo?, tu chocaste conmigo y enredaste tu ropa en la mía, no es mi culpa.
—¿Siquiera no vas a darme tu chaqueta?, tengo frío.
—Tu saliste desabrigado.
Wen Bing trato de acercarse más y quitarle de broma la chaqueta, pero Dylan se confundió y en vez de retroceder, avanzó y una bola de nieve impactó en su espalda, trastabillando y besándolo de manera corta al caer al suelo, mirándose ambos con los ojos bien abiertos, ella por haberlo besado y él porque por primera vez veía el rostro de alguien.
—T-tu...—tartamudeó el más alto, levantando una de sus manos para tocarla.
—Santa mierda...—Dylan se levantó y carraspeó incómoda— yo... adiós.
Corrió como pudo e incluso se cayó en unos cuantos pasos al sentir sus pies enredarse entre si, por lo que, tuvo que levantarse y volver a correr.
DYLAN COMÍA AQUEL BOWL DE ENSALADA CESAR CON VIOLENCIA, COMO SI AQUELLO LE OLVIDARA por unos segundos el suceso de la tarde, había besado a un extraño y las palabras de su mejor amiga comenzaban a hacerle sentido, definitivamente no sería nada bueno.
—¿Puedes dejar de comer así?, se mas femenina—su madrastra le había recriminado con algo de asco.
—Déjala tranquila—su padre intervino y luego, le miró con una sonrisa— ¿qué tal?, ¿ya debo ir a inscribirte?
—Solo fui a ver y a jugar un poco, mañana es el examen... quiero ver si puedo colarme y jugar para entrar.
—¿No puedes simplemente llamar, amor?—preguntó la mayor.
—Creo que Dy-Dy es más tradicional—comentó— no haré nada que ella no quiera, ella es al fin y al cabo quién va a estar jugando y viviendo la experiencia...
Y Dylan sonrió triunfante, comiendo más de su ensalada mientras que tenía que escuchar la larga charla de su madrastra de porque eso no era femenino y bla bla bla...pero nada de eso importaba si tenía el apoyo de su papá.
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