𝒕𝒓𝒆𝒊𝒏𝒕𝒂
Sydney
No entendía una mierda de lo que estaba pasando.
Un segundo estaba aceptando una copa de alcohol que me habían ofrecido, y al siguiente estaba atada a una silla observando a una persona idéntica a mí, riéndose malvadamente.
Era peor que cualquier película de terror.
No había sido muy complicado deducir que era mi hermana gemela. La otra opción era que yo hubiese enloquecido, lo cual no me sorprendería.
Notaba la mirada de Shark clavada en mi cuerpo, y aunque intentara hablar mi boca no reaccionaba. Era difícil hasta respirar, la necesidad de moverme era insoportable.
Joder, ¿qué clase de droga ocasionaba algo como esto?
Esta era la peor forma de saber que sí tenía familia. Y lo que más me había dolido era que Shark hubiese dudado de mi lealtad hacia él, creyendo que yo realmente lo quería dañar.
Sin embargo, lo comprendía, porque mi jodida gemela era un calco exacto de mí. No podía encontrar ninguna diferencia entre nosotras, hasta que se sacó el parche de la cara, y distinguí una cicatriz muy marcada atravesando su ojo y toda la piel que lo rodeaba.
Era extraño saber que el único familiar que conocí me había secuestrado, justo cuando creí que nada más raro me podría pasar. Esto era como La Rosa de Guadalupe; una telenovela muy bizarra, de la cual siempre hablaban mis conocidos de la calle que tenían el privilegio de haber visto la televisión a lo largo de sus vidas.
Estábamos en una especie de bodega llena de polvo, lo cual no me daba muchas esperanzas de salir de aquí con vida. Al parecer sólo a mí me importaba no morir, pues el tiburoncito no había dejado de insultar a mi gemela en ningún momento, ignorando completamente el hecho de que ella tenía una pistola con la cual nos podría volar la cabeza.
Maldita sea, ¿por qué me habían dejado inmóvil a mí y no a él? Incluso yo estaba aturdida con sus gritos; por lo menos yo hubiese sido mucho más callada.
Cuando pensé que la situación no podía ser más frustrante, distinguí una figura acercándose a nosotros desde la oscuridad de la habitación.
Y al prestarle más atención, fui capaz de identificar al hombre que me había criado mientras vivía en la calle; George.
El mismo hombre que me puso mi nombre, y el mismo que luego fue a prisión.
—¡Que momento más emocionante! Tengo a mis dos nenas conmigo— dijo con una notable satisfacción, agarrando la cintura de mi gemela.
Si no hubiese estado bajo el efecto de esa droga de mierda, hubiese empezado a chillar exactamente como Shark lo estaba haciendo.
—¡Hijos de puta! ¡Tienen suerte de que esté atado, porque les arrancaría los ojos en dos segundos!
—Que agresivo, delfín, creí que éramos amigos— dijo George, sonriendo malvadamente. Por lo que pude observar, físicamente no había tenido ningún cambio, sin embargo no lo recordaba hablando con tanta malicia; para mí siempre había sido como una figura paterna exigente, pero también comprensiva— Querida Sydney, ¿acaso no me vas a saludar? Oh, es verdad que no puedes hablar, que tonto que soy.
—¿De dónde la conoces?— interrogó Shark, volviendo a mirarme con desconfianza. Joder hombre, yo estoy en la misma situación que tú, deja de pensar que te traicione.
—Creo que nunca nos presentamos correctamente. Hola, soy el hombre que crió a Sydney. Es más, soy la razón por la cual ella tiene un nombre— le habló a Shark, el cual parecía el triple de confundido que yo— Y para ti, mi pequeña Sydney, soy el hombre al cual Shark ayudó a escapar de prisión. Que chico que es el mundo, ¿no?
—Y yo soy Leslie, la hermana de esta inútil. Compartimos la misma cara, pero por lo visto no compartimos la inteligencia— esta vez habló mi hermana, a la cual la hubiese llenado de más cicatrices si hubiese podido, aunque sería raro hacerle eso a una persona con mi mismo rostro— Y también soy La Gata, la ex novia de Edward, el pelirrojo al que obligué a ingresar a la mafia Rusa y luego infiltrarse a la mafia Italiana...
Ay, Edward, joder.
—Pobrecito, te amaba tanto que estaba dispuesto a morir por ti, que en paz descanse— comentó George con burla.
—¿Tú eres La Gata? Me esperaba a una mujer más sorprendente— dijo Shark enfurecido, y quise golpearlo a él también, porque si criticaba el físico de Leslie también estaba criticando el mío. Aunque no era momento para enojarme por idioteces, pero joder, no podía hacer nada más que escucharlos y tratar de procesar sus palabras— Adivino, ¿ustedes mataron a Michael y a Liam?
—Acertaste en casi todo, Delfín. Matamos a Michael porque el viejo maldito nos había descubierto y casi le cuenta a Sydney, ¡no podíamos permitir que arruinara este bello reencuentro! Pero Liam... sigue vivito y coleando, siendo torturado para que nos de información. Igual no se preocupen, dentro de poco sí estará muerto, al igual que ustedes dos.
—Pero nosotros vimos su cuerpo...— masculló Shark, un poco furioso y un poco aliviado.
—No. Vieron el cuerpo de alguien quemado, pero su cara estaba destruida; sólo asumieron que era Liam. Son muy fáciles de engañar, ¿verdad, amor? Y pensar que gente así logra ser parte de una mafia— dijo el viejo, para a continuación comerse, literalmente, la boca de mi gemela.
Bien, eso era turbio. El mismo hombre que me había visto crecer, y me había tratado como a una hija, estaba compartiendo saliva con una chica igualita a mí. Realmente quería vomitar, pero lo único que contenía mis náuseas era saber que Liam seguía con vida, todavía no lo habíamos perdido.
La droga empezaba a dejar de hacer efecto, y yo tenía muchas cosas para decir, así que decidí hablar.
—¿Por qué hacen todo esto?— pregunté con dificultad, haciendo que los dos hijos de puta frente a mí se rieran porque yo no podía modular bien.
—Verás... no te debo explicaciones, pero de todas formas vas a morir, así que te daré el gusto de saber la verdad— respondió Leslie, pasando sus uñas filosas por mi cara; el apodo de gata no le quedaba mal, pero yo la hubiese apodado "zorra"— Nuestros padres, o mejor dicho mis padres, eran los líderes de la mafia Italiana. Ellos esperaban tener sólo una hija que siguiera el linaje, pero algunos minutos después que yo naciste tú, así que como no servías decidieron desecharte, como a una basura— ese comentario debería haberme dolido, pero a esa altura ya nada me sorprendía— Ni siquiera un nombre te quisieron dar, pero bueno, ese no es el punto. Yo los tendría que haber matado para poder acceder al puesto de líder, así es la tradición en todas las mafias, pero un maldito hijo de puta me robó mi lugar. Él los mató, y antes los hizo grabar un video diciendo que le cedían el puesto, y que era obligación del resto de la mafia aceptarlo como su nuevo líder. Aunque eso era una traición, todos estuvieron de acuerdo, y a mí me expulsaron como si nada, dejándome en una red de prostitución... Ese hombre, el que me arrebató mi reinado, fue el mismo que ustedes mandaron a prisión, el mismo al que dejaron a su hija en coma para luego asesinarla. Por cierto, debo agradecerles por eso, me hicieron un favor— finalizó la explicación, dejándome en shock.
¿Mi familia pertenecía a una mafia? ¿Había matado a la hija del hombre que asesinó a mis padres?
—Supongo que esa horrenda cicatriz te la hicieron en esa red de prostitución. Yo terminé siendo una vagabunda y tú terminaste metida en ese mundo, que irónico, ¿no?— pregunté con malicia, pudiendo modular mejor las palabras, y observando cómo su cara se transformaba en una mueca de angustia.
¿Qué pensaba esta zorra? ¿Qué podría burlarse de mí? Ni en mis más jodidos sueños le daría ese puto gusto.
Si me iba a matar, por lo menos me encargaría de recordarle que estábamos las dos hechas de mierdas similares. No por nada éramos "familia".
⛓ ⛓
debería estar estudiando porque tengo un parcial mañana, pero esta novela llegó a las 4k de lecturas y decidí dejarles este capítulo como regalo🥺 sé que es un número pequeño pero para mí es muy importante, jamás creí que alguien me fuese a leer así que muchas gracias en serio🖤
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