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↻01 → Prólogo

↻Sofia

No tenía idea de  como era que me había dejado convencer de hacer esto, pero ahora tenia la certeza de que me había dejado condenar sola.

|• 24 horas antes.

La mañana estaba realmente tranquila, un día muy hermoso si alguien me lo preguntara, pero yo no había logrado dormir nada, toda la noche había estado preparando los exámenes del primer corte, porque los últimos, habían sido un desastre además me habían contratado justo a mitad de corte de semestre, lo que implicaba más trabajo y con el más estrés.

Lo único que podía hacer ahora, era tomar una taza de café caliente para poder seguir con el día. El sol estaría increíble en otras circunstancias, pero ahora, me jodia la existencia su sola aparición en la ventana.

—Buen día Cariño. —escuche la voz de Zach, con quien me había comprometido hace algunos meses ya.

No le respondí, no tenía ganas de hablar ahora, y él si había logrado ir a dormir de una manera tan plácida que me daba envidia.

—Sofía. —llamó mi atención mientras se sentaba frente a mi con una taza de café en las manos, yo solo lo mire de reojo. — ¿no dormiste de nuevo?

La pregunta se respondía sola, mi mal humor y mi cara definitivamente hablaban solos, él negó con la cabeza varias veces soltando un suspiro.

—Ya hemos hablado al respecto. —me adelante a decir antes de que se atreviera a darme un sermón respecto a las horas de sueño. —tu eres maestro aquí hace un año, yo llegue hace menos de dos meses, no puedes hacer una comparación.

Levante la mirada con firmeza, tenía que saber que si volvía a sacar ese tema de conversación, no le iba a ir nada bien, en especial porque no estoy de humor en absoluto.

—Bien. —finalmente se rindió, dejando atrás lo que sea que tuviera la intención de decir y se levantó. —iré a darme una ducha.

Asentí a modo de respuesta, yo aún debía terminar antes de ir a dar clases.

Le di una última mirada a las hojas que tenía en frente, era preocupante que las notas fueran tan bajas, pero además de preocupante, me parecía un total insulto el que una de las estudiantes a cambio de realizar el examen, hubiese enviado una carta, dirigida a mi personalmente.

Ni siquiera la leí por completo, era el colmo que se burlara de esa forma después de que había quedado claro que iba a perder mi asignatura, con una calificación ridículamente baja.

Zach, salió finalmente del baño y yo entre con rapidez, el agua fría que recorrió mi piel desde la cabeza hasta mis pues, logró quitarme en parte la tensión que traía desde que había visto los primeros exámenes.

No tardamos nada en salir de la casa para ir al Instituto, yo tenía todo listo y el café en mi sistema estaba haciendo bien su trabajo, el silencio de Zach también me ayudó un poco en el camino, así ya no tendría un humor de mierda por el resto del día.

—¿Te veré para el almuerzo? —me pregunto él cuando bajamos del auto.

—Tal vez llegue algo tarde, debo hablar con Dove. —aclare con más calma. —sus calificaciones son lamentables.

—Creí que ya habían hablado de eso. —me ofreció su brazo para caminar hasta la entrada.

—Se supone que si, pero parece no haber quedado claro.

Mire alrededor, la mayoría de estudiantes estaban ya llegando a cada una de sus aulas correspondientes, por lo que tuve que despedirme de Zach, no lo vería hasta el descanso. Así era esto de trabajar en el mismo lugar.

Camine con paso firme hasta la que era mi aula, deje mi abrigo a un lado del escritorio y me senté a esperar un rato, aproveche para dejar en cada uno de los lugares el nuevo examen, este estaba mejor elaborado y a decir verdad, tardaría un tiempo en ser resuelto.

Yo no daba segundas oportunidades, y si las daba, eran de esta forma, con estrategias que de verdad hiciera pensar a esos cerebros que parecían estar dormidos. Poco a poco, mis estudiantes fueron llegando uno a uno, con una sonrisa que se borraba en cuanto veían las hojas en la mesa de su lugar.

Nadie hacia preguntas, y yo no me molestaba en verlos, pues no diría nada hasta que los demás llegaran, así que solo tuve paciencia hasta estar segura de que no faltaba nadie.

—Buen día profesora Daccarett. —eleve un poco la mirada cuando la escuche, era Dove, que a diferencia de los demás, aun parecía seguir sonriendo.

No respondí a eso, no tenía porque hacerlo, y no me interesaba si eso me hacía ver de alguna forma una persona grosera.

—Como verán todos. —me levante para hablar y ganarme la atención de cada uno. —sobre sus escritorios, esta el nuevo examen de primer corte. Puesto que anoche, estuve revisando los anteriores y me di cuenta del gran desastre.

Camine un poco por cada una de las filas que había allí, sintiendo algunas miradas, a las que no le di importancia, no era conocida por ser una maestra muy tierna realmente y con esa reputación, me era suficiente para tener el respeto de quienes serían mis alumnos.

Volví hacia el frente y gire sobre mis talones para verlos mejor, deje las manos en mis bolsillos del pantalón y ladee la cabeza, pasando por cada rostro hasta llegar al de Dove, era peculiar, su sonrisa seguía solo de alguna forma y en cuanto hizo contacto visualización conmigo, se tomó el atrevimiento de morder su labio como si algo quisiera insinuar.

Lo deje pasar, luego de la nota que había dejado, no podía no estar algo molesta.

—Pueden iniciar a responder las preguntas de su nuevo examen, y no se preocupen, tienen las dos horas de mi clase para que puedan terminarlo.

Por primera vez en el día, deje salir una leve sonrisa de labios cerrados para volver a mi escritorio a esperar.

La clase transcurrió con un silencio increíble, la concentración se veía en el rostro de cada uno y eso me causaba cierra satisfacción, podría suponer que así se habían dado cuenta de que no sería fácil pasar los siguientes Cortes conmigo.

Antes de que la campana diera aviso de la hora del almuerzo, uno a uno, se levantaban para dejar sus hojas sobre mi mesa. Espere con atención dando de vez en cuando una mirada a las hojas, parece que la lección les serviría de algo.

—Dove. —llame la atención de la rubia, que apenas estaba por levantarse. — necesito hablar contigo, es importante.

Ella me dio una mirada curiosa y asintió como respuesta para luego caminar con sus hojas y dejarlas sobre el montón.

—En la cafetería. —me dijo en cuanto estuvo de frente a mi escritorio.

Iba a decir algo al respecto, porque perfectamente podría ser ahí mismo sin ningún problema, pero ella volvió a hablar.

—Porque… si alguien nos ve aquí, solas, podría pensar muchas cosas. ¿No lo cree profesora Daccarett? —volvió a sonreír.

—¿Qué intentas decir?

Por el tono de su voz, podía tomar obvio aquellas dobles intenciones y sinceramente no estaba para tener problemas por una situación así.

—Déjalo así, no respondas. —dije antes de que a ella se le ocurriera responder algo. —te veo allá.

Y así fue, deje que ella se adelantará y llegará primero a la cafetería, para luego ir yo y sentarme en la mesa donde ella esperaba.

La observe con atención, no entendía su tranquilidad ahora.

—¿Sabes que vas a perder mi asignatura? —hice la pregunta directa.

—¿Entonces, recibió mi nota? —aunque supe de que hablaba, la pregunta no tenía nada que ver con lo que yo estaba consultando.

—Señorita Hosterman. —hable con más seriedad, ella sonrió de nuevo esta vez mirando a la mesa, como si pensara en algo. —¿es consciente de las consecuencias que atrae perder conmigo?

Hubo un silencio de su parte, en cambio se encontró de hombros y se recostó en el espaldar de su silla.

—Puede que necesite clases particulares. —soltó de repente con despreocupación.

No estaba llegando a nada con esta conversación en realidad, ella no estaba cooperando mucho y no tenía porque seguir con esto.

—Yo creo, que si tengo una clase particular, podría mejorar. —continuó diciendo, mientras me sorprendía con su mano rozando por mi rodilla.

No era la primera vez que estábamos en una situación similar, parecía que sus intenciones querían quedar demasiado claras y a juzgar por su comportamiento, le divertía hacerme perder el tiempo se propósito.

—Eres inteligente, no creo que necesites de clases privadas. —asegure yo moviendo mi pierna de lado, fuera de su alcance.

—Solo demandó una. —se inclinó sobre la mesa. —una es todo lo que necesito.

La mire fijamente, sus ojos brillaban como si estuviera esperando algo en específico, hubo un silencio más, que me dejó pensando al respecto.

—Bien. —acepte finalmente. —una sola y si luego de esa clase, la situación no mejora, voy a tener que reportarte.

Me levante de mi asiento seguida por su mirada y sin decir nada más, me aleje para ir con Zach.


***


Saliendo del Instituto, simplemente le dije a Zach, que debía resolver un asunto con respecto a mis clases y demoraría un poco más en llegar a casa.

Él no dijo nada al respecto, solo lo aceptó y se fue no sin antes despedirse con un rápido beso en mis labios.

Entonces me espere a que Dove llegará y nos dirigimos a la que se supone era su casa. Esto no se me hacía extraño, porque en algún momento de mi carrera, tuve que darle clases siendo una niña más pequeña, pero ahora parecía que no la conocía en absoluto.

Llegamos en minutos, no era tan lejos del Instituto, así que no fue difícil estar ahí rápido, bajamos del auto y me invitó a pasar, no parecía haber nadie y sinceramente no me extrañaba, porque según sabia, sus padres siempre estaban de viaje debido a su trabajo.

—¿Algo que quiera tomar profesora? —camino hasta la sala dejando su bolso y quitándose sus zapatos para ir por ahí descalza.

—No hace falta.

Mire a mi alrededor, todo estaba bien cuidado, limpio y solitario, entendía que ella se siento era a veces sola y tal vez quisiera algo de compañía.

Me tome el atrevimiento de sentarme en uno de los sofás, le di tiempo de tomar algo hasta que regresó y se sentó a mi lado, yo tenía claro lo que venía a hacer, pero ella tenía otro plan distinto y no lo supe hasta que empezamos con la clase.

Su mirada estuvo en todos lados, menos en lo que yo decía, su cercanía invadía mi espacio personal.

—Yo todo eso ya lo se. —me dijo de repente y no me sorprendí, sin embargo, si quería saber la razón de traerme hasta aquí.

—¿Y por qué entonces querías mi presencia? —no dice en cuestionar encarándola.

Ella sonrió y se acomodo de rodillas en el sofá quedando de frente a mi.

—Creo que puedes deducirlo muy bien. —fue su respuesta y yo solo negué pasando mis manos por mi rostro.

Suspire, estaba perdiendo mi tiempo aquí y estaba cansada, la falta de sueño se estaba haciendo presente. En un momento, sentí las manos de Dove en mis hombros, estaba pasándolas de una manera suave, como si algo esperará.

—El estrés es malo. —me hablo cerca, o así lo sentí. —deberías relajarte.

—No te he dado permiso para hablarme de “tú”.—le recordé.

Ella soltó una risita, pero siguió masajeando por mis hombros, no podía mentir que eso me ayudaba a aliviar la tensión que traía, pero mi error fue no negarme a sus caricias.

Me relaje tanto, que no me dio tiempo de reaccionar diferente cuando dejo un beso sobre mis labios, haciéndome abrir los ojos de golpe, quise cuestionar porque lo había hecho, pero no me salían las palabras.

Volvió a repetir aquella acción, esta vez con necesidad y sin despegarse hasta que reaccione despegándola yo. Esto se iba a salir de control si seguía de esta forma.

Ella solo me miro, esperando a que dijera algo, pero no sabía que decir, ni siquiera había terminado de procesar lo que estaba pasando, porque la sensación suave de sus labios seguía en los míos.

—Debería dejar de negarse tanto. —volvió a acercarse a mi esta vez gateando por el sofá hasta estar a centímetros.

Sus labios volvieron a rozar los míos.

Fue justo cuando me condene sola, cuando no me negué a lo que buscaba y deje libremente que sus labios estuvieran sobre los míos.

Con su cuerpo me empujó levemente para tener la libertad de bajar sus manos hasta mi cintura, subiendo la blusa de seda para tocar directamente mi piel.

Esa tarde desató mucho más en esa situación, porque esto no ayudaría a que ella pasará la asignatura, pero mientras ella solo perdía parte de su promedio, yo podía terminar perdiendo mi matrimonio y mi trabajo por esto.

•••



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