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Capitulo Dos

Este capítulo continuó lenjuge sexual, al lector le pido disculpas por mi mente tan cochina que tuvo la idea de escribir esto 🔞

El aire fresco entrando por la ventana y las cortinas bailando.

Más la música resonando adentro de aquel departamento que le pertenece al pelirrojo.

Rubio y pelirojo ambos bailando al ritmo de la melodía.

Can't Help Falling in love de Elvis Presley se escuchaba en la bosina que se encontraba en la sala.

La cabeza de shoyo se encontraba recargada en el pecho de atsumu, a la vez que las manos de ambos se encontraban abrazando por la cintura del otro. Meciendo sus caderas.

Hinata escuchaba los latidos del corazón de atsumu, para Shoyo los latidos de su pareja es un especie de canción para dormir. Escucharlo lo tranquilizaba, lo arrullaba, lo hacía estar en total calma.

Separando su cabeza del pecho de su pareja y separándose de su abrazo, tomándose de las manos fueron moviéndose más, Atsumu haciendo que Hinata diera una vuelta - sosteniendo aún su mano - Ambos teniendo una sonrisa de oreja a oreja en los labios.

— If I can't Help... Falling in love white you... — Canto Melódico Atsumu. Conectando su mirada cafeína con la mirada caramelo de shoyo.

— Take my hand... Take my whole Life too... —Le siguió Shoyo. Acercando un poco más su propio rostro al de atsumu.

— For I Can't help Falling in love with you. — Ambos continuaron la canción. Uniendo sus labios en un beso amoroso.

Es vieja costumbre que tenían desde adolescentes.

Así continuaron los siguientes días que atsumu se encontraba en Brasil junto con Shoyo. Ambos aprovecharía cada segundo juntos, aprovecharán el tiempo que se les fue arrebatado. El tiempo en el que sintieron aquel vacío en sus pechos.

Al paso de cinco días, pelirrojo y rubio se encontraban en casa, acostados en la cama de shoyo, unas mantas cobijandolos, un tazón de palomitas, dos coca cola de lata en el mueble que se encontraba junto a la cama, del lado donde está acostado Shoyo, unos chocolates sobre las mantas y la televisión rondando la película las crónicas de Narnia: El león, la bruja y  el ropero. La película favorita de ambos.

— Tsumu, tu cres que en nuestras vidas pasadas fuimos reyes de algún reino super importante.

— Nose si reyes, te imaginas que fuéramos importantes en una guerra entre reinos — Dijo con entusiasmo.

— Oh y con super poderes o algo así — Menciono expresivo.

— Eso sería increíble — Miya admiraba aquel brillo en los ojos de shoyo cuando se le ocurría ideas locas sobre vidas pasadas o almas Gemelas.

El no cree que las almas Gemelas existan, pero si le preguntaran ¿Quien es tu alma gemela o destinado? Les respondería Hinata Shoyo sin pensalo dos veces.

Por lo que le a contado Shoyo, una alma gemela son dos almas tan iguales que, cuando encarnan están destinadas a encontrarse, aun que no todos pueden encontrarla.

También dice que es la otra parte de tu alma, tu otra mitad, que sin ella podrías sentir un vacío en un alma.

Y es lo que ambos sintieron en el tiempo que estuvieron separados.

— Tsumu, ¿No tienes partidos importantes? O ¿Entrenamiento? — Quiso saber Shoyo, ya que este sabía que jugaba profesionalmente en un equipo.

En la televisión se mostraba la escena donde Edmund conoce a la bruja y está le da golosinas.

— Estoy en mis vacaciones antes de venir a buscarte, por eso decidí ir a visitar a mis padres y mi abuelo. — Le explico. Recordando lo que paso antes de ir a brazil.

Antes que atsumu viniera a buscar a Shoyo a brazil, sus vacaciones apenas estaban incinando, por eso la razón de ir a visitar a sus padres y su abuelo.

Muchos partidos y entrenamiento lo consumían de tiempo, dejándolo totalmente agotado, sin tener tiempo para su abuelo y hacer otro tipo de cosas.

Pero a atsumu eso le gustaba, mantenerse ocupado para estar bien.

Esa noche de películas también fue noche de besos, ambos repartiendose besos por todos lados, labios, mejillas, frente, nariz, párpados, mandíbula y cuello. Con cada beso que se daban se volvía más apasionado y caliente.

Al paso de lo besos fueron caricias, caricias tiernas y de amor pero cada vez querían mucho más, sentir más piel.

Esa noche no pasaron a más que besos y Caricias, había pasado demasiado tiempo desde la Última vez que lo hizieron.

— ¿No tienes hambre?— Pregunto Shoyo. Qué se encontraba cortando algunas verduras.

— Si, si que lo tengo — Respondió atsumu con voz pícara. Parándose atrás del pelirojo.

— Entonces espera un poco, ya casi está lista la cena. —En su estadía en Río tuvo que aprender a cocinar para el solo ya que su hermana no estaría con el toda la vida para cocinarle.

— Creo que no me estas entendiendo cariño. — Le susurro en su oreja, dándole un pequeño beso en la nuca de su cabeza.

Shoyo sintió una pequeña descarga eléctrica dejándolo quieto y tratando de procesar lo que pasaría a continuación.

Tenía mucho tiempo que no lo hacían y ahora mismo no tenía un preservativo para la ocasión, quería tener bebés con atsumu si lo deseaba, pero sentía que aún no es el momento de tener a pequeños revoltosos corriendo en el departamento.

Atsumu le dio leves caricias a los brazos de shoyo, bajando más sus manos hasta llegar a explorar su abdomen debajo de aquella playera que tenía, aquellas manos grandes, asperas y cálidas recorren su cuerpo.

Acariciando aquellos pesones que ya se encontraban duros.

— Tsumu... — Soltó en un gemido.

El mayor tiene aquella sonrisa arrogante por aquel gemido que acaba de soltar Shoyo, después de todo atsumu sabe todos los puntos de placer de aquel chico en sus brazos.

Lo giro hacia el, para tenerlo frente a frente, Shoyo se abalanzó hacia su pareja para fundirse en esos labios que nunca se cansaría de probar, el rubio teñido lo tomó de la cintura, acariciando la espalda baja y cintura, lo tomó de los muslos para poder subirlo a la isla de la cocina. Shoyo enredo sus piernas en la cintura de miya, sintiendo el pene se atsumu un poco duro.

Sus bocas a pocos centímetros de besarse, sintiendo el aliento caliente de cada uno. Shoyo se encontraba ansioso de poder probar esos labios que por Mucho tiempo no pudo tocar, ni siquiera ver.

Atsumu dejó de hacer sufrir a Shoyo y por fin lo beso, sus labios se fundieron en un beso ardiente y apasionado. El rubio tocó los labios del menor con su lengua a lo que Shoyo entendió el mensaje, abriendo un poco más sus labios. La lengua de atsumu y la de shoyo daban una danza entre ellas, haciéndolos sentir en el mismísimos paraíso.

Con delicadeza sostuvo al menor en sus brazos para poder llevarlo a la habitación que ambos ahora compartían, en el camino no pudieron evitar chocar con los mueble de ese departamento provocando pequeñas risas ente ellos.

Cuando por fin llegaron a la habitación atsumu deposito delicadamente a Shoyo en la cama; Se enderezó para quitarse la playera que traía puesta y antes de poder unir de nuevo sus labios con el amor de su vida lo contempló.

Esos ojos caramelo tan brillantes y llenos de ilucion, sus mejillas rosas por el rubor ocasionado, sus labios rojos e inchados; entre abiertos y ese cabello alborotado de un color anaranjado, con olor a naranjas.

Minha bússola — Mi brujula.

Meu caminho — Mi camino.

Atsumu fue depositando besos delicados por el pecho de shoyo, su camino de besos en la piel fueron bajando hasta el vientre. El pelirrojo sentía una sensación electrizante cada que los besos del mayor bajaban y su boca no pudo evitar que se le saliera un gemido, esos besos lo hacían sentir tan bien.
Le retiro el pantalón de pijama al igual que la ropa interior, al dejar descubierto sus parte íntima Shoyo por reflejo puso sus manos para cubrirse pero atsumu lo detuvo.

— Dejame verte mi amor —Shoyo trato de ocultar su rostro avergonzado con las palmas de sus manos.

La pierna de shoyo la puso sobre su hombro para tener mejor acceso y así poder hacer su cometido. Se chupo sus propios dedos y al estar mojado fue metiendo su dedo índice por la entrada del menor.

Al sentirse invadido, Shoyo soltó otro gemido pero está vez fue más alto que el primero, se sentía avergonzado por los sonidos tan obscenos que salían de su propia boca.
El rubio teñido fue metiendo un segundo dedo en el interior de shoyo, moviendolos sin lastimarlo. Después de un rato con sus dedos tsumu decidió meter su lengua en el interior del menor, cuando metió su lengua en el interior del contrario, los ojos caramelo se abrieron abrutamente por la sorpresa.

— Tsumu...-eso...-ahh...- se siente bien

El pene de shoyo empezó salir líquido presemenal y él se atsumu comenzó a endurecerse.

Al mismo tiempo que Shoyo gimió se corrió, manchando las sábanas y su abdomen. El contrario se enderezó y se sacó sus pantalones y ropa interior, dejando a la vista esa eraccion que provocaron los gemidos de shoyo. Los ojos caramelos no podían dejar de observar ese cuerpo bien trabajado, sus abdominales, sus biseps, sus hombros anchos, su pecho marcado. Sin mencionar que entre sus dientes ya traía el preservativo.

Shoyo no sabía cómo es que se lo había puesto entre los dientes tan rápido pero aún así se veía tan jodidamente sexy.

Cuándo se estaba poniendo el condon, trago duro por ese tamaño. La última vez que se lío vio no media así —Fue hace cuatro o cinco años— debía de suponerlo ya no era un adolescente de diesiocho años, ahora es un hombre de veintitrés años.

Ya listo se aserco a Shoyo, quedando ensima de él pero sin aplastar lo, con una mano se recargo sobre la cama y con la otra subió la pierna de shoyo a su cintura. Guió su pene a la entrada del menor lentamente y delicadamente —no quería lastimarlo— Conforme iba avanzando los gestos del pelirrojo se tornaba de dolor.

Unas lágrimas amenazaban con salir de esos ojos caramelos. —¿Te duele?

— Estaré bien

—¿Quieres que lo saque?

— No... Solo quedate quieto por un momento — Atsumu beso su frente

— Lo que tu me digas mi amor — Espero alrededor de cinco minutos, hasta que Shoyo le confirmo con beso en los labios que podía avanzar más.

Lo que se adentro hasta el fondo, sintiendo el interior algo estrecho pero con el tiempo ambos lo iban disfrutando. Dejándose llevar por el momento y sin medir el volumen de sus gemidos, las cortas uñas de shoyo arañaban la espada de atsumu, sin importarles mucho por el gran placer que ambos sentían en ese bello momento.

De alguna manera estar así lo hacía sentir en libertad, en calma es como si los años de sufrimiento, de estar extrañando se, de estar separados nunca hubieran existiendo. Sus almas por fin se sentían en total libretas, porque de mucho estar divagando encontraron el camino a casa. A su hogar.

Ambos llegaron al clímax y el mayor se recostó en el pecho de shoyo, escuchando su corazón latiendo rápido, su respiración agitada.
La mano del de ojos Caramelos acarició los rubios de su pareja, sus brazos abrazaron la cintura de shoyo y sin darse cuenta ambos ya descansaban.

Meu caminho

—¿Una cita?

— Si, no es cualquier cita es una cita

— No comprendo tsumu

— Tu solo debes ponerte Más hermoso de lo que ya eres a las siete

Shoyo lo medito un poco —¿A las siete?

—Si, siete en punto

—De acuerdo —Acepto

Estaban desayunando en casa antes de que iniciará su día. Cuando tsumu viajo al otro lado del mundo por Shoyo no tenía un plan, simplemente tomó el primer avión a Río de jainero. Pero para su suerte tenía una suma impresionante de dinero en su cuenta bancaria. Se estaba quedando con Shoyo el tiempo que le quedaban de sus vacaciones y a los días que se reconcilió con Shoyo le mando un mensaje a su hermano, avisándole que ya se encontraba con el amor de su vida.

Mientras que pensaba en Shoyo y el futuro que quería junto a él tuvo la gran idea de la cita de esa noche, por medio de video llamada a su hermano le enseñó a cocinar una reseta en especial. Después de los insultos y regaños por parte de su hermano que es un asco para cocinar lo logró, no sin también mencionar la gran ayuda de Tadashi para calmar a su hermano y la pasiencia que le tenía.

Lo tenía todo listo solo faltaba que dieran las siete.

Shoyo por fin terminó su entrenamiento en brazil y podía ir a su ciudad natal. Así que esa tarde busco equipos que estuvieran reclutando nuevos jugadores. En esa investigación encontró un equipo que le llamó mucho la atención.

MSBY Black Jackals.

Llegando a Japón haría su prueba para ese equipo en especial.

Cuándo el chico pelirrojo terminó de hacer sus cosas y de despedirse de las personas que siempre lo apoyaron regresó al departamento, encontrando lo solo pero en la mesa de la sala encontró una nota junto con una rosa.

A las siete vendré por ti mi amor - A

Su reloj marcaba las sesis en punto, solo tenía una hora para poder arreglarse, el tiempo justo.

No sabía exactamente a dónde iría con tsumu así que optó por ponerse algo que fuera formal e informal al mismo tiempo.
Un pantalón formal color gris y una camisa blanca de botones y sobre ella una Jersey de color azul marino, junto con unos zapatos. Es la mejor ropa que ahora encontraba en su guardarropa.

Se dio una ducha rápida y se vistió con lo que había elegido, tratando de peinar sus cabellos rebeldes pero siempre fallaba en esa imposible misión. Cuando ya estaban mejor acomodados sus cabellos anaranjados su reloj marcaba las seis con cincuenta y cinco.

Atsumu apareció en la entrada a las siete en punto, tal como lo dijo. Cuando lo vio no pudo evitar sonrojarse; venía vestido con un traje de pingüino y una sonrisa nerviosa en el rostro.

— Woow. No te había visto en traje desde...

— Mucho tiempo —lo interrumpió —listo para tu cita

—Si aunque nose a donde iremos

—Tu tranquilo y yo nervioso —murmuró.

Ambos salieron del departamento y atsumu fue quien guiaba al menor. Afuera del edificio donde está su departamento los espera un uber, entrelazados de las manos el mayor le abrí la puerta a Shoyo.

En el camino a su destino Shoyo trato de adivinar a los lugares que sería su cita pero en ninguna pudo adivinar. Tardaron treinta minutos en llegar a la playa, los ojos caramelos demostraban curiosidad en ellos.

Cuándo bajaron del auto atsumu tomó su mano delicadamente para darle un tierno beso en sus nudillos para después darle otro en su frente. Con las manos aun sostenidas lo llevó a donde empezaba su recorrido.

Cómo si se tratar de un túnel de luces amarillas y flores; Claveles rojos, girasoles y amapola. Las flores se encontraban adornadas junto con las luces en el Gran túnel pero a lo que a Shoyo le impresionó más que provocó unas lágrimas en el fueron las fotografías que colgaban de un hilo.

En las fotografías se podían mostrar claramente recuerdos de ellos, en las fiestas que asistían en la adolecensia, ambos durmiendo en la cama del menor, en el cumpleaños número diesisiete de atsumu, en un parque de diversiones, entrenando vóleibol, ambos bailando en un kiosco decorada de luces amarillas. También se encontraba su foto favorita, su beso bajo la lluvia.

Todos esos recuerdos los trato de borrar de su memoria al separarse del amor de su vida porque al recordar el más mínimo detalle le dolía el pecho, le dolía haberlo echo sufrir con sus palabra. Le dolía no haber luchado por su amor, no haber echo algo para permanecer juntos.

—Las tienes todas —Murmuró viendo todos las fotografías

—Nunca me decise de ellas, al igual que mis sentimientos por ti — Siguieron caminando por el túnel hasta llegar a un mesa.

Al salir del túnel de luces se encontraron con un camino de velas aromáticas y pétalos de rosas rojas.
La mesa se encontraba bien Ordenada con un mantel blanco, copas de cristal, platos de barro blancos, un centro de mesa de flores. Sillas de madera con almohadas en los asientos, y la preciosa vista del mar.

—Atsumu...

—Ya se que no es lo mejor del mundo... Pero te prometo que vas a disfrutar la comida — Interrumpió de nuevo —si es que no se me quemo

—Es hermoso Minha bússola —Beso sus labios

Sentándose en las sillas atsumu mostró lo que había echo con sus propias manos. Tamago Kake Gohan y sushi, sobre una cubeta con cubos de hielo está un vino.

Hundiéndose en la tranquilidad de su cena y su platica, casi se asercaba a la parte importante. Cuando Shoyo estaba por terminar su sushi, Atsumu trataba de limpiarse el sudor en sus manos con el mantel de la mesa, daba leves suspiros para prepararse mentalmente para lo que está decido a hacer.

— Shoyo....

—¿Si?

—Quiero decirte algo importante

—Te escucho

—Tu eres mi Única brujula, podría perderme sin ti y eso pasó en los años que estuvimos separados. Podría estar presente en cualquier lugar pero la verdad es que estaba perdido.

>>No creo que nadie se sienta como yo me siento por ti ahora, todos los caminos que tenemos que caminar son sinuosos y todas las luces que nos guían están cegando, hay muchas cosas que quisiera decirte pero no se como... —Pauso —Ese día lluvioso te dije algo antes de besarnos... Te dije que talvez serias tu quien me salvará y después de todo eres mi maravilloso apoyo <<

Atsumu se levantó de su silla y del bolsillo del traje sacó una cajita de terciopelo color rojo rubí.

Minha bússola ¿Podrías seguir guiándome? — Se arrodilló —Casate conmigo.

Se podría ver un precioso anillo de oro, tenía la forma de un sol y en el centro una pierda hermosa color anaranjado.

Meu camino...¡Si! —Exclamó —Si quiero casarme contigo.




¿FIN?

La mesa en la playa

El túnel de luces

El anillo de shoyo

SARANG: El deseo de querer estar con alguien hasta la muerte.

NOTA:

Si quieren saber que pasó en la adolescencia o en la relación de shoyo y atsumu, que los llevó a este punto pueden leer Kintsurukoi esta en mi perfil.

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