Capitulo 1 - Barbies, latinas, coreanos y ojos azules.
Capítulo 1 "Barbies, patanes, latinas, coreanos y ojos azules"
"Si no caes, nunca sabrás como se siente levantarse...
Si no lloras, nunca sabrás valorar una sonrisa."
-Yo y mi bocota. No puedo creer que en verdad este aquí.
Desmontaba mis maletas de la parte trasera del auto negro que me llevó hasta allí a la vez que me reprochaba a mí misma por ser tan impulsiva. Esa última escapada me costó mi libertad, aunque quizás, si no le hubiera respondido de manera tan grosera a mi abuelo me habrían asignado un simple castigo como siempre lo hacían, sin redes sociales por un mes o cosas así. Pero no, tenía que abrir mi gran bocota para hacer enojar al anciano gruñón. Aunque claro, hubo algo más que me hizo permitir que me enviaran aquí.
Y allí estaba, frente al gran edificio de aspecto sombrío rodeado de muchos árboles, su estructura sólida demostraba lo bien construido que estaba pero su color grisáceo lo hacía lucir deprimente y aburrido. Mi abuelo finalmente se decidió a enviarme al internado de élite en Inglaterra que siempre mencionaba. Ahora tendré que pasar el resto de la secundaria en "Saint Angels High School", un internado donde solo pueden estudiar jóvenes de muy alta posición social y económica. Solo hacen cinco excepciones por año con chicos que son grandemente privilegiados, a quienes se les otorga becas por su talento o inteligencia.
Como yo, había más jóvenes llegando en lujosos autos con sus equipajes. Algunos se saludaban entre sí con mucha confianza, probablemente los viejos estudiantes. Otros, muy pocos de hecho, estaban tan desorientados como yo.
Unas chicas pasaron por mi lado y me miraron de pies a cabeza sin disimular en lo absoluto su disgusto. Se quedaban mirando mi ropa, zapatos y cabello. Yo las miraba con el rabillo de mi ojo izquierdo que estaba cubierto por mis gafas oscuras al estilo aviador. Sus miradas iban desde mis converse rojos (que no estaban muy limpios que digamos) y mis jeans rasgados, hasta llegar a mi camiseta holgada de color negro (que al frente decía LOL). Pero no se detuvieron ahí, parecían analizar mi cabello rubio que estaba adornado con varios mechones verdes, y juraría que querían quemar mi gorro de lana azul.
-¿Quién es esa?—preguntó una de las chicas a la otra con una risita burlona.
-No lo sé, seguro es una de las becadas—respondió la otra con la misma actitud—. Parece una chica de la calle.
Puse mis ojos en blanco, me valía un pepino lo que dijeran ellas de mí. Las ignoré totalmente, aunque las chicas continuaron despotricándome a mis espaldas.
-Barbies descerebradas sin vida—dije por lo bajo para mí misma.
Arrastraba mi pesada maleta y subía por los escalones que había en la entrada del gran edificio con algo de dificultad, cuando escuché el rechinar de unos neumáticos. Volteé y divisé un chico bajar de un jeep Rubicon rojo 2015, bajé un poco mis gafas con mi mano para apreciar mejor "la vista". Era un chico bastante atractivo, llevaba puesta una gorra al revés que solo dejaba ver unos mechones de su cabello oscuro, pantalones negros, una camiseta blanca debajo de una camisa a cuadros azul y unos converse de color gris. Su cara parecía hecha a mano, era la creación perfecta ante mis ojos. Lo vi sacar de la parte trasera un bulto, que se enganchó en el hombro derecho y luego azotó la puerta del vehículo como si quisiera romperla. Ya estando más cerca pude apreciar mejor sus facciones, tenía unos ojos pequeños de color café, y una boca bastante sexy, me mordí el labio inferior y levanté una ceja de manera inconsciente.
Pero el chico parecía estar de muy mal humor, subió las escaleras corriendo. Cuando me pasó por el lado chocó conmigo y me hizo caer. Rodé dos escalones mientras que mi equipaje rodó hasta el primer escalón—¡Genial! Tendré que hacer todo de nuevo—. Él ni siquiera se molestó en disculparse, y mucho menos se detuvo para ayudarme a ponerme de pie. Entonces volví a la realidad, el chico solo era lindo, nada más eso.
-¡Idiota!—grité—. Debí saberlo, era demasiado sexy para ser verdad. Pero ya me las pagará.
Me levanté y me sobaba el trasero con las manos, me dolía el glúteo derecho por la caída. Probablemente tendría un moretón en esa zona más tarde. Todo gracias al hermoso pero patán ese.
Miré a su alrededor y alcancé a ver algunos chicos que se burlaban de mí, entre ellos las barbies descerebradas de hace un rato.
-¡Uuy! Eso debe doler.
Volteé para ver a quien pertenecía esa voz masculina. Escaleras abajo había un chico mirándome con mi maleta en las manos. Era un chico atractivo, con un estilo muy chic para mi gusto pero aun así lucía espectacularmente bien en su camisa azul cielo y sus pantalones beige. Tenía un cuerpo bien trabajado, se notaba a leguas. Lo miraba subir escalón por escalón hasta llegar frente a mí cargando la maleta y colocándola de nuevo a su lado.
-Que mal que te pasara esto justo en tu primer día. Eso no fue un lindo recibimiento.
-Estaré bien, he visto a idiotas peores—me encogí de hombros—Supongo que tengo que acostumbrarme.
-Sí, con el tiempo te acostumbras. Soy Patrick, Patrick Laurence —sonrió.
El estiró su mano para saludar y la estreché al sonreír de manera inconsciente. Esos ojos eran tan azules que no podía dejar de verlos, además sonreía de una manera que hacía delirar a cualquiera ¡Dios!
-Un placer, Patrick.
Él se inclinó y besó mi mejilla, quedándose muy cerca susurró en mi oído. Su acción repentina hizo que mi cuerpo se tensara y mi respiración se detuviera de pronto.
-¿Y...no me dirás tu nombre? Digo, para saber cómo llamarte cuando te vea otra vez.
Sus labios rosaron mi oreja perforada di un pequeño respingo por la sorpresiva acción de aquel chico con acento inglés. Pero pensé y actué rápido, hice lo mismo que él y me incliné hasta llevar mis labios a su oreja, claro que con más dificultad que él puesto que era más baja en estatura y debía empinar mis pies.
-Si quieres saberlo...averígualo, así será más interesante.
Nos miramos de frente otra vez, me encantaban esos ojos azules y la forma en que miraban. Pero aunque tenía 16 años, no era para nada ingenua o inocente, sabía muy bien cómo controlar a un chico y hacerle saber que no era una chica fácil.
El intercambio de miradas se arruinó por completo debido al estruendoso sonido de rock que hacía función de tono en el celular del chico. Este sacó de su bolsillo el aparato responsable de interrumpir tan interesante momento y contestó.
-¿Qué quieres Fred? ... ¿Enserio?... Está bien, ya voy para allá—colgó y guardó el celular en su bolcillo nuevamente.
..........
Mientras hablaba aproveché para escabullirme, ese chico sí que logró ponerme nerviosa. Creo que mis hormonas cada vez se apoderaban más de mí. Pero en fin, seguí mi camino entre todos los chicos y chicas que estaban amontonados en un lugar que parecía el recibidor de aquel lugar.
Noté que hacían una fila y anotaban algo en una hoja que les daba una mujer con poca, o más bien nada de expresión en su rostro. Era joven, pero la ropa y el peinado que llevaba eran totalmente aburridos, un traje gris y el cabello negro envuelto en un moño nada interesante. Si se vistiera y arreglara de otra manera se podría decir hasta que era bonita.
-¿Oye, para que se forman?—pregunté a un chico alto y delgado que solo llevaba un bulto de mano.
-Todos los internos deben reportar su llegada inscribiéndose en el listado de la señorita Grettel. ¿Eres nueva, cierto? –asentí con la cabeza—. Soy Chanyeol, bienvenida al reclusorio.
El chico mostraba una sonrisa amable, no parecía ser uno de esos señoritos de sociedad que abundaba en el lugar, un patán como el que me hizo caer hacía unos minutos o un sexy seductor como Patrick. Parecía ser un chico amable.
-Soy Kara.
-Linda camiseta, Kara. Me gusta tu estilo.
-Las barbies de allá no piensan lo mismo.
-¿Barbies?—levantó una ceja.
-Sip, esas de allá—las señaló con el dedo.
-¡Ah! Hablas de las mellizas, Hinga y Gerga.
-¡Cielos! ¿Cómo han logrado vivir con esos nombres?
-No lo sé, talvez sea porque su padre es el cónsul de Alemania. Aquí hay de todo, hijos de funcionarios de gobierno, nietos de empresarios chinos, hasta se rumora que hay hijos de la mafia internos aquí.
-¿Y tú de que grupo eres? ¿Nieto de empresario chino?
Preguntaba por los notables genes orientales del chico, esos ojos alargados y pequeños, el pelo negro y lacio, y esa piel blanca que caracteriza esa raza.
-Coreano, de hecho. Y la del dinero es mi abuela—sonrió.
La fila avanzó rápido, Chanyeol y yo nos registramos. Chanyeol ya sabía dónde quedaba todo pero yo ni siquiera sabía dónde quedaba la que ahora sería mi cuarto, así que él amablemente me indicó el camino. Los chicos no tenían permitido pasar al dormitorio de las chicas así que después de decirme por donde ir se fue al gran salón de eventos donde se les daría la bienvenida a todos los internos.
Créanme que si hubiese ido sola no habría llegado nunca al dormitorio de chicas, mi cabeza se hizo todo un lío. Tendré que conseguir un guía que me lleve al dichoso salón de eventos.
Caminé por el largo pasillo, había puertas de cada lado con números en la parte superior. Buscaba la habitación 035, le rogaba a Dios no tener que compartir habitación con una de las barbies descerebradas.
-Al fin, aquí es.
Saqué de mi bolsillo una llave que le había dado la señorita Grettel y abrí la puerta de mi nueva habitación. Recorrí todo el lugar con mis ojos, me sorprendió que fuera tan amplio, a pesar de que habían dos camas era muy espacioso, tanto que cabía otra cama. Al parecer nadie más se había instalado, eso era perfecto porque así podía elegir con que cama quedarme.
Elegí el lado derecho, puse mi maleta encima de la cama y la abrí para sacar algunas cosas y ponerlas en la mesita que estaba de mi lado. Entre esas cosas estaba mi computador portátil, mis mega audífonos, varias gafas de sol, algunos gorros y mi fiel amigo, Stuart, un minion de peluche con el que duermo en las noches.
Además de las dos camas había dos mesitas de noche, un escritorio bastante grande para dos personas, una ventana en medio de las dos camas y un baño en el lado izquierdo. Tener un solo baño era un problema, esperaba que la chica con la que compartiría habitación de verdad no fuera una chica plástica de las que tardan horas en bañarse.
Pegaba en la pared un poster de Amy Lee cuando abrieron la puerta y entró una chica de piel canela y muchos risos en la cabeza.
-¡Hola! Soy Isabel Álvarez, pero puedes llamarme Isa, ¿eres mi compañera de cuarto, verdad?
-Sip, supongo. Soy Kara. Por favor, dime que tienes cerebro.
-No te preocupes, creo que todavía no me lo roban—arrugó su entrecejo y sonreía confundida por mi comentario.
Isa parecía agradable. Tal vez no era tan malo después de todo, hasta ahora había conocido a tres chicos, y todos parecían tener cerebro. A parte de la caída en la escalera, no era tan mal comienzo, aunque recién estaba empezando el día y no me podía confiar.
-¿No eres inglesa, verdad?—preguntó Isa.
-No, vengo de Estados Unidos ¿Por qué?
-Por tu acento, no hablas como los demás chicos. Son tan ¿estirados?
-Lo sé, son tan odiosos. ¿Tu de dónde vienes?
-República Dominicana. Gané una beca para estudiar aquí.
Ambas bromeábamos sobre el acento inglés y hacíamos gestos y muecas imitando a los demás internos. Nos habíamos acoplado bien una a la otra. Isabel era muy divertida, hasta me prometió que me enseñaría a bailar bachata.
Media hora después teníamos todo regado encima de las camas, todavía no terminábamos de meter todo a nuestros armarios. Mientras organizábamos poníamos nuestras propias reglas de habitación, para hacer todo más serio lo anotamos en una hoja y la pegamos a la pared. Algunas de las reglas son: no tardar más de 15 minutos en la ducha, avisar a la otra si una se escapa en la noche, cubrirse entre sí si nos atrapan, no tocar los gorros y converse de Kara...
Ambas estuvimos de acuerdo en las reglas propuestas, yo no tardaba más de diez minutos en la ducha e Isabel odia los gorros porque arruinan su peinado, todo estaría estupendo entre nosotras.
Tocaron la puerta e Isabel abrió, era una chica muy pálida, con cabello rojizo, de aspecto desaliñado y postura encorvada.
-¿Sí, que pasa? –preguntó Isa mirando a la chica.
-Es-es que, ya-ya deben ir al sa-salón de eventos. L-la directora n-nos mandó a llamar.
La tartamudez de la chica me desesperaba tanto, que sentía ganas de remenearla para ver si así lograba decir todo de un tirón. Isa en cambio la miraba atentamente esperando a que por fin acabase de hablar.
-¡Gracias! Ahora bajamos—dijo Isa con una amable sonrisa.
-A-a-apresúrense. A la d-di-directora no le gusta la t-tardanza.
La chica continuó su camino con su postura encorvada. Isa se retocó el maquillaje y se peinó un poco el cabello, mientras que yo solo me coloqué una gorra negra y mis gafas estilo aviador.
Iban por el pasillo y una chica alta y en tacones, vestida con ropa de diseñador hecha a la medida, caminaba como si estuviera en una pasarela. Todas las demás la miraban admiradas y le abrían paso, tal si fuera estrella de Hollywood. Aunque si parecía una estrella, tenía un hermoso cabello castaño que flotaba mientras caminaba, sus ojos azules hacían una perfecta combinación con sus labios pintados con un gloss rosa pálido.
Isabel y yo parecíamos ser las únicas en desconocer la identidad de la chica, pues continuábamos caminando por el medio del pasillo normalmente, hacíamos bromas y hablábamos de la primera impresión de los demás internos.
La chica caminaba de frente, por el centro del pasillo. Detrás de ella iban Hinga y Gerga cargando su equipaje. Se detuvo justo al frente de Isabel y la miró de manera despectiva.
-¡Muévete! –dijo con tono de mando.
-¿Disculpa? –inquirió Isabel confundida.
-¿Estas sorda? Dijo que te movieras—dijo una de las chicas detrás de ella, la de nombre Gerga...o Hinga ¡Que rayos! ¡Eran iguales!
-¿Moverse? ¡Bff! ¿Por qué? Ni que fuera dueña del pasillo—bufé.
-Oye... "Callejera" estás hablando de Liara James Wishburn, es la hija del mejor fotógrafo del país, Tom James y la famosa, Samantha Wishburn, dueña de la agencia de modelaje Wishburn—dijo Hinga...o Gerga ¡Les digo que son iguales!!Mierda!
-¿Y eso qué? También caga igual que todos. ¿O tienes el culo tapado?—dirigí la mirada a la chica que formó una mueca de asombro en su cara después de escuchar mi "lindo" vocabulario.
Isabel soltó una risita burlona mientras que las demás chicas que estaban en el pasillo observaban detenidamente y cuchicheaban entre sí. Algunas de ellas también tomaban fotografías y otras grababan el suceso. Era una escena interesante al parecer.
-Escucha "callejera", nadie me habla de esa forma. Será mejor que cuides tu vocabulario de camionero cuando te refieras a mí o te podría ir muy mal.
-¡Chicas! ¡Ya es hora de bajar! ¿Qué hacen todas aquí todavía? ¡Vamos! ¡Bajen ahora mismo si no quieren tener la primera amonestación del año!
Una mujer llegó en ese momento, gritaba a todas que bajaran al gran salón. Liara James Wishburn continuó caminando hacia las habitaciones junto a Hinga y Gerga, y yo me había quedado con las ganas de responder a su clara amenaza. Pero pensé el por qué Liara seguía caminando hacia las habitaciones si estaban mandando a todas al salón de eventos, tenía que delatarla, sí, era perfecto para desquitarme.
-¡Oiga! Si todas tenemos que bajar al salón de eventos ¿Por qué esas chicas van para allá?
Señalé con mi dedo índice a Liara, Hinga y Gerga, que se dirigían hacia las habitaciones.
-¡Hey! ¡Ustedes tres! ¿A dónde creen que van?—dijo la mujer obteniendo su atención.
-¿Nosotras? Es...ehm... ¡Ay! Es que me siento muy mal, estoy algo mareada por el largo viaje en avión.
Liara fingió malestar poniendo su mano en la cabeza y haciendo gestos de debilidad corporal ¡Que Mentirosa!
-¿Y ustedes dos? –se dirigió esta vez a Hinga y Gerga, pero estas no eran tan hábiles como Liara.
-Es que...
-¡Me acompañaban! Es que me siento muy mareada y ellas me ayudaban a llegar a mi habitación—siguió mintiendo Liara.
-Chicas, pueden bajar al salón, yo la llevaré.
Al final las cosas no salieron como lo esperaba, Hinga y Gerga tuvieron que bajar al igual que todos pero la mentirosa de Liara se salió con la suya.
Te cobraré después esa amenaza Liara.
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Hola, este fue el primer capitulo. Espero que disfruten la historia, trataré de actualizar lo más pronto que pueda.
!Voten y dejen un comentario expresándose!
Arriba imagen de Kara Marie Ferguson.
Esta historia esta sujeta a cambios...
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