13.-Más apuestas.
El encuentro con Connor me tiene absorta durante el resto del día. No logro olvidar sus palabras, no había concretado en algo de mí, sino que ansiaba mi cuerpo por completo. Podía referirse a muchas cosas y mi mente maquinaba y formaba las peores escenas, en las cuales mi cuerpo era sometido ante su voluntad a las peores torturas, violaciones...
Alex y Paul preguntan varias veces por qué llevo la sudadera de Ares, pero éste se adelanta a cualquier excusa que pueda yo decir y les informa de que simplemente yo tenía frío y él me la ofreció. No quiero contarles la verdad, no quiero añadir una preocupación más a la lista. Soy la única a la que realmente no ha amenazado en estos últimos días, así que debo mantener la cabeza alta y ser el pilar del grupo.
Observo por el balcón de mi habitación como la lluvia cae sobre el césped del jardín y rebota contra la tela impermeable que cubre la piscina. A pesar de que aún es excesivamente pronto para que anochezca, el día parece haber llegado a su fin. El cielo está completamente oscuro y no se oye ni coches en la carretera.
-¿Heather?
La voz de Alex me toma por sorpresa. Me giro y acaricio mis mechones húmedos por la lluvia que cae sobre mí. Camino y vuelvo a entrar en la habitación empapando todo tras de mí. Me quito la sudadera de Ares y la dejo secando sobre una silla a la par que me pongo una mía.
-¿Estás bien? Te noto rara...
-No han sido ni dos días de viaje y ya me he hartado de Mateo y su familia -utilizo a ese imbécil como excusa predilecta y no es la primera vez que le oculto algo a través de ese tema.
-¿Qué ha pasado?
-Bueno, un político catalán dijo básicamente que vendería toda Cataluña por ver mi sonrisa todos los días y va el otro tonto y le dice que mi sonrisa no se compra, se gana. ¡Es completamente idiota!
Ella me mira y alza una ceja.
-Te gusta Mateo -canturrea y se lleva las manos a la cabeza- ¡Mierda! Le debo veinte dólares a Paul.
-¿Cómo? ¿Qué coño dices Alex?
Sostiene mi mano entre las suyas y corre tirando de mí. Me sujeto varias veces en las paredes para no resbalarme. Cuando llegamos al salón y divisamos a los hermanos Brown, Alex me suelta para golpear fuertemente a su novio en la nuca.
-¡Si no me quieres dilo, pero no me maltrates! -chilla y se frota la zona enrojecida.
Alex busca en sus bolsillos y extiende un billete de veinte dólares. El chico frunce el ceño y mira el dinero detenidamente, luego a mí, se gira a ver a su hermano y nuevamente ve el dinero.
-¡Te gusta Mateo! -chilla y coge el dinero con una sonrisa de satisfacción- Te lo dije, el otro era una apuesta estúpida.
-Pues el otro es más guapo.
-¡Pues si tanto te gusta el otro, vete con él!
Alex se cruza de brazos y corre hacia Ares. Tanto su novio como yo miramos atónitos como mi mejor amiga pasa sus manos alrededor del cuello del tatuado y besa su mejilla.
Entonces, lo comprendo. Quiero gritarle que no, no me gusta Mateo. Y golpearles por hacer una apuesta así, no pueden involucrar a Ares así como así en todo lo relacionado a mí, luego las situaciones se vuelven incómodas.
Sin embargo, no puedo actuar ya que Paul ha tirado de mí hasta sentarme en su regazo.
-¡¿Qué coño te crees que estás haciendo?! -grito mientras pataleo para que me suelte. Es inútil, permanezco atrapada en el regazo de Paul sin vía de escape y puedo sentir la ira de Alex sin la necesidad de mirarla.
Ares también se revuelve incómodo, a diferencia de mí escapa con facilidad de su opresora. Se acerca a mí mientras que la pareja comienza a gritarse se acerca a mí en un momento de distracción por parte de su hermano y sin dificultad me libera de los brazos de Paul.
Estamos alejándonos de la escena cuando Ares se detiene de golpe, rebusca en uno de sus bolsillos y tira un preservativo que cae en una porción de suelo entre ambos. No puedo evitar echarme a reír y espero a que vuelva a mi lado y comencemos a caminar nuevamente.
-Ya sabía yo que estabas loca por mí -dice con arrogancia.
Le miro incrédula, no concibo en que universo paralelo aquello pude resultar lógico, pero en este desde luego que no.
-Tengo novio, ¿recuerdas? -miento aprovechando que el día que Alex mencionó lo del supuesto compromiso, Ares lo oyó.
-El otro día no te importó.
Mi cabeza explota en esos instantes. El momento que había tratado de evitar, había llegado, incentivado obviamente por la apuesta de Alex y Paul. Estúpido tequila.
-Errores -digo y comienzo a caminar nuevamente- la gente comete errores. Por ejemplo, tú eres un error, ¡así es la vida!
-Tú no has dicho eso.
La lentitud con la que pronuncia cada sílaba de la frase hace que le mire con cautela. Quiero decirle que deje de decir cosas raras y admita que su vida siendo un error es nefasta. Quiero que diga que jamás volverá a sacar el tema del beso. Pero ninguna de las dos opciones tiene lugar.
Sus manos atrapan mi cintura a una velocidad vertiginosa y siento como mi espalda impacta con la fría mampara que separa el exterior del jardín con el interior de la mansión. Sus manos se mantienen sobre una pequeña zona de piel expuesta en mi cintura, pero no logra intimidarme. No causa en mí exactamente lo que él pretendía, pero si lo que yo deseaba evitar a toda costa.
-¿Qué te crees que estás haciendo, capullo?
Mi voz es relativamente tranquila. Sueno incluso relajada y extasiada, exactamente tal y como interiormente me siento. No comprendo como la cercanía entre nuestros cuerpos logra causar esto en mí.
-Soy un puto error, ¿recuerdas? Da igual lo que haga.
Chasqueo la lengua, touché. No esperaba esa reacción por su parte, había sido más sencillo contarle la verdad y decirle que pese a que no era mi sueño besarle, no me arrepentía de ello por haber querido hacerlo, sino por la situación y la presión que mis supuestos amigos ejercían en mí.
A veces debería ignorar mi orgullo y esforzarme por establecer conversaciones lógicas y normales con Ares. Pero esos dos adjetivos no nos definen a ninguno de los dos.
-Los errores cometemos errores, ¿no? -inquiere.
Puedo sentir su mentolado aliento impactar contra mi rostro, haciendo especial hincapié en mis labios debido a la escasa distancia entre los de ambos.
-Los errores simplemente son errores -evado responder a su pregunta.
-Me gusta cometer errores.
Tardo un par de segundos en concebir lo que está sucediendo entre Ares y yo. Comienzo centrándome en las caricias circulares que sus dedos pulgares proporcionan a mi piel a la altura de mi cintura, siendo una zona tan delicada no puedo evitar estremecerme al sentir sus caricias. Siento su cuerpo pegado contra el mío, como dos exactas piezas de un puzzle encajandose entre sí. Y entonces es cuando comprendo que los labios de Ares están puestos sobre los míos.
Reacciono inmediatamente y la idea de golpearle y alejarle de mí es relativamente débil en comparación a la férrea necesidad de ser yo quien bese esos malditos labios. Enrollo mis brazos alrededor de su cuello y le cedo el paso a su lengua quien se entrelaza con la mía con fervor.
Es una sensación exquisita y por algún motivo inigualable. Me siento grandiosa entre sus fuertes brazos, no puedo evitar perderme con el ligero tacto de sus manos en mi cintura que se pierden por mi cuerpo hasta sujetar mi cadera. Le atraigo desde su nuca aún más a mí, pero eso no es posible, no hay ni el más mínimo espacio entre ambos.
-¿Señorita Smith?
Me aparto de Ares tan rápido como su boca permite que la mía se aleje. Le miro de reojo, da igual como disimulemos ésto, Sheila no es idiota y es obvio lo que ha visto. No tenía que haber ocurrido, jamás tendría que haber besado a Ares Brown. Y la primera vez tenía excusa, pero para esta no hay ninguna que pueda hacerme sentir mejor.
-Perdón, no quería interrumpir -detecto inmediatamente cierta sorna en su tono de voz.
-No has interrumpido nada porque aquí no ha pasado nada.
Me alejo de ambos, necesito mi espacio y eso significa no tener a aquel chico cerca de mí. Nunca me había comportado así con nadie, incluso hubo ocasiones en las que Mario se llevó más de un guantazo por querer besarme sin que yo quisiera o estuviera pensando en ello. Pero ni siquiera habría sido capaz de separarme del chico de los tatuajes por mí misma, sino fuera por Sheila no sé hasta donde habría llegado.
Es todo diferente a mí alrededor, pero en este instante que no son los demás. Soy yo quien está cambiando a una velocidad vertiginosa y no se da la oportunidad de adaptarse al medio. Necesito aire, pensar, distraerme... No quiero hablar del tema con Alex porque la conozco. Ella siempre apuesta por el amor y los sentimientos, pero francamente su referencia amorosa no creo que sea algo fiable, no después de su desengaño con Óscar.
Su relación con Paul es adorable, pero no me gustaría tener una semejante, ni siquiera sé si me gustaría tener novio. Oh, no me reconozco, yo no pensaría en tener una relación.
Lo peor de todo es que este pensamiento ha derivado por el beso con Ares. Pero el beso en sí no es quien ha causado esto, sino los sentimientos que ha traído a mí. No puede pasarme esto. No justo en el momento en el que voy a ser libre en tan poco tiempo, no cuando todo tenía que ir a mejor.
Voy a la cocina a por un vaso de agua y me detengo unos instantes a contemplar la incipiente lluvia que impacta con furia contra las ventanas. Puedo ver gracias a la luminosas farolas que adornan la calle movimiento en el exterior. Estoy apunto de salir a enfrentar a quien de encuentre allí cuando veo el deportivo de Ares alejarse.
Se ha ido.
Vuelvo al salón y trato de aparentar normalidad. Aún así, es inevitable notar sus mejillas sonrojadas y el hecho de que el preservativo que Ares les dio ya no está allí. Al menos saben como arreglar sus discusiones.
-¿Y mi hermano? -pregunta Paul. Su voz es excesivamente ronca.
Me encojo de hombros antes de responder:- No soy su niñera, yo que sé.
Alex ríe y besa la mejilla de su novio antes de acercarse a mí.
-Paulito -¿Paulito? Contengo la risa- voy a hablar con la rubia. Haz lo que sea pero lejos de Sheila.
Alex comienza a caminar sin mí, así que aprovecho para girarme y encarar al novio de mi mejor amiga.
-¿Sabe que es lesbiana? -le pregunto.
-No y tú no puedes decírselo. Las reconciliaciones me dan la vida -susurra y me guiña un ojo por complicidad.
Hago un gesto de desagrado que no es visible para él mientras camino en dirección hacia Alex, quien espera algo inquieta en el primer escalón de las escaleras. Camina rápidamente hacia arriba, debe ser importante, definitivamente mi mejor amiga preferiría no subir antes que hacerlo corriendo. Si, así de floja puede llegar a ser.
Cuando llegamos al cuarto, cierra de golpe a la puerta y se tira boca abajo en mi cama.
-¡Estoy muy confusa Heather! -exclama a la par que recoge entre sus brazos un cojín y adopta una posición protectora como si se tratara de un tesoro.
-Cuéntale a mami lo que te pasa -me burlo.
-¿Tú no has notado nada raro en Ares?
¿Que si he notado algo raro en Ares..? ¿Qué me haya besado sería respuesta suficiente?
-No sé, no me he fijado.
-Pues yo sí, el otro día le seguí -mira al suelo avergonzada- fue a la zona oscura, te lo prometo, tuve que irme porque casi me descubre, pero por como la gente agachaba la cabeza, estoy segura de que es algo así como su rey.
-¿Qué te has fumado Alex?
-¡Te lo juro! Yo flipé también. O sea, mi cuñado un mafioso, yo tampoco me lo esperaba.
Definitivamente hasta este momento no sabía en que jardín me estaba metiendo al involucrarme con Ares Brown.
Alex me cuenta con sumo detalle lo ocurrido;
Al salir de casa de Paul se fijó en que Ares estaba a punto de salir, y con la intención de entablar una relación de amistad a petición de Paul, le preguntó si podía llevarla. Él ni siquiera la miró al oírla hablar y arrancó dejándola allí. A los pocos metros aparcó el coche, se bajó y continuó caminando, todo bajo la atenta mirada de mi mejor amiga que le espiaba a distancia. No le costó trabajo seguirle, a pesar de que éste cambiaba de sentido continuamente. Cuando le vio acercarse a la zona oscura de Los Ángeles, supo que Ares no era trigo limpio. Supo que su cuñado estaba metido hasta el fondo de la mierda, y pocos según después, comprendió que él era el rey de toda esa parafernalia.
N/A: Quizá notéis que las actualizaciones ya no sean cada tres días, sino cada cuatro o cinco, no os preocupéis, no dejaré de publicar, solo que por exámenes, trabajos y exposiciones me resulta algo complicado escribir. Gracias por su paciencia.
También quería poneros un reto, si antes del día 10 hemos llegado a los 4,5k, habrá un capítulo narrado por Ares. Si queréis, solo tenéis que recomendarle la novela a amigos y/o conocidos.
También estoy pensando en crear un grupo de whatsapp de la novela. Si estáis interesadxs, hacermelo saber por comentarios y quizá lo haga.
Gracias por todo, corazones de melón (y si, me gusta el melón.)
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