⊰⊹ฺ ᶜᵃᵖⁱ́ᵗᵘˡᵒ 9 ⊰⊹ฺ
Como había sido tan tonto.
Nada más la mera idea y esperanza que ese chico se apareciera le nubló la mente.
Y por supuesto, se le olvidó un detalle ¿Cómo era él?
No sabía quién era, ni siquiera su nombre o algún detalle para reconocerlo.
Si él aparecía ¿Qué le iba a decir?, ¿Este shampoo es tuyo, humano?
Sonaba tonto, pero era el único diálogo que tenía en mente.
Sus nervios hacían estragos en él, por fin vería a alguien ahí. Por fin, alguien nuevo. Su corazón se regocijaba con solo la idea de que hablaría con alguien de la tierra.
Podía terminar mal, o tal vez no.
El no saber la respuesta sobre eso lo desesperaba tremendamente.
Siempre intentaba mantener serenidad por ser el mayor, tranquilidad y postura, pero este era uno de los momentos en donde postura, tranquilidad y serenidad no eran reconocidas en su cuerpo.
Caminaba de un lado a otro, pensando en qué atuendo colocarse, en cómo actuar y como hablar. Su cabeza era un lío completo, que en pequeños momentos razonaba y desconectada respirando profundmente.
—– Jin.
—– ¿Sí? —– se volteó para encontrarse con la tez pálida de Yoongi, como de costumbre iba de negro, parecía un espía con sus ropa ajustada, pantalones ajustados, camisa negra manga larga ajustada, y su espada colgaba en su vaina. La capa negra, de igual forma, pero con toques plateados.
Todo lo contrario a su hermano, Hoseok.
—– Hola.
—– Hola, Yoongi —– sonrió cálidamente, Yoongi lo evaluó de pies a cabeza fijamente —– ¿Por qué me miras así? Me da miedo.
—– No llevas tu ropa habitual.
—– Sí, estaba a punto de cambiarme.
—– Oh, bueno. Puedes hacerlo, no voy a irme ahora —– dijo moviéndose al sillón del príncipe.
—– Está bien —– Seokjin sonrió y se dispuso a buscar todos los accesorios que tenía en mente y así cambiarse.
—– Hoseok ya vino.
—– Eso no suena a una pregunta.
—– No lo es —– Se encogió de hombros y se acercó como si fuera a contar un secreto —– Dime, ¿te dio la botella?
—– ¿El shampoo? —– Yoongi asintió —– Sí.
—– Es muy bueno, le robé un poco. Espero no se dé cuenta —– Yoongi sonrió —– Esta mañana quería mis plumas, esa fue mi venganza.
—– No se las diste supongo.
—– Por supuesto que no, son mis plumas —– se cruzó de brazos —– Que se consagre y consiga las suyas —– Bufó —– Bajó a la tierra con ellas, paseó por el pueblo con ellas, según me dijo Namjoon, en el pueblo se alborotaron al verlo.
—– ¿Namjoon?
—– Sí, él es un amigo de Hoseok, creo que fue el que hizo ese shampoo —– Jin miró sorprendido a Yoongi "Ya sé cómo se llama por lo menos" Namjoon... su nombre se repetía en su mente. Namjoon, Namjoon, Namjoon —– Jin, hablando con Kim Seokjin, espíritus déjenlo.
Jin parpadeó — ¿Ah?
—– Regresaste... Te pregunté que a qué hora bajas.
—– A las 9, probablemente antes. ¿Por?
—– Solo pregunto —– Se levantó del sillón —– Voy a saludar a los demás, son las 7:30, deberías arreglarte.
—– Eso haré —– le sonrió —– Adiós Yoongo.
—– Yoongi —– refunfuñó —– No me digas Yoongo.
—– Me gusta Yoongo, te queda mejor —– Jin se echó a reír ante la expresión de Yoongi.
—– Olvídalo —– su expresión adoptó una pequeña sonrisa. Dio la vuelta y salió de la habitación perdiéndose en los pasillos reales.
Seokjin observó el atuendo blanco colgado perfectamente, la capa transparente tenía unos brillos al final de ella, el pantalón ajustado blanco y la camisa abotonada degrada en plateado.
Estaba de buen humor, acompañado de nervios. Quería usar lo mejor y por alguna razón, quería ir elegante.
Vería a alguien.
Con la sonrisa en su rostro, se vistió con sus ropas reales, colocó los broches en sus hombros y ajustó la capa. Luego, el sutil maquillaje en su rostro, sus labios rojos y gruesos, sus ojos marrones se veían más claros, irradiando esperanza. Su cabello semi–largo a cada lado de su rostro y el perfume a océano y brisas del mar destacaba en toda la habitación.
—– Estás hermoso hijo.
—– Gracias mamá —– le sonrió a través del espejo. Su madre, vestía elegante, con un vestido color vino que se escurría en su cuerpo. Suelto desde la cintura hacia abajo. Un cinturón dorado apretaba su centro, su cabello caía hacia atrás con delicadeza mientras dos horquillas sostenían sus lados —– Estas hermosa mamá.
—– Lo sé, tu padre quedó peor que tú. Me costó salir de la habitación —– Le guiñó un ojito a su hijo mayor.
—– Mamá... —– le reprochó, ella carcajeó.
—– Por los dioses, Seokjin —– se le acercó a su hijo —– A ese atuendo le falta algo —– Un collar doble, ambos pendían uno más pequeño que el otro, y de ella colgaban dos coronas pequeñas. Ambas brillaban en el atuendo. Como diciendo: Mírenme, estoy aquí —– Listo.
—– Gracias mamá —– ella le sonrió.
—– Vamos, ya es hora de irnos —– volteó viendo el reloj 8:45.
—– El tiempo pasa muy rápido.
—– Demoras una hora arreglándote, maquillándote y viendo si todo está perfecto, claro que pasa rápido. Vamos.
—– Adelántate mamá, voy en un segundo.
—– Está bien —– salió de la habitación dejándolo solo. Se volteó a la mesa del espejo y sacó la botella, desapareciéndola en sus manos.
Respiró profundo mientras se miraba al espejo.
—– Estoy listo —– sonrió y salió de la habitación. Sus hermanos estaban allí a punto de tocarle la puerta.
—– Jin–hyung —– dijo Jimin sonriente.
—– Veníamos por ti —– Le siguió Taehyung.
—– ¿Y eso?
—– Mamá nos mandó a esperarte por si demorabas.
—– Ella acaba de salir.
—– Pero ella sabe cómo eres tú —– Jimin se colocó a su lado —– Vamos.
—– ¿Qué harás, Jin-hyung?
—– Averiguar algunas cosas ¿Y tú, Tae?
—– Quería ver un río en la pradera este, pero vamos al sur. Desde donde vamos hasta donde está el río es una hora de camino.
—– ¿Desde cuándo eso es un inconveniente para un príncipe? —– le dijo Jin sonriendo
Taehyung reflexionó —– Tienes razón, no lo es. Soy el príncipe de la Luna y puedo hacerlo.
—– Exactamente —– miró a Jimin —– ¿Tú a dónde irás?
—– Veré a alguien.
—– ¿A quién?
—– Es un amigo.
—– ¿Amigo?
—– Yo sé quién es —– le susurró Tae a Jin.
—– ¡Taehyung!
—– ¿Qué?
—– No le digas. Eres malo.
—– ¿Qué tiene? Es nuestro hermano mayor. No creo que sea bueno tener secretos entre nosotros, entre la familia —– se encogió de hombros.
—– Lo dices cuando te conviene, bestia.
—– ¿Bestia? Mira quién habla de bestia, cobarde.
—– ¿Qué? Eres idiota, Taehyung.
—– ¿Idiota? ¿Crees que te conviene decirme idiota ahora? A que lo digo —– Tae se paró frente a Jimin.
—– Díselo.
—– Se lo diré —– Tae miró a Jin y justo cuando abrió la boca Jimin le dio un golpe en la cabeza.
—– ¡Tonto, no le digas!
—– Parecen bebés —– Los separó Jin —– ¿Quieren comportarse? Tienen 90 años. Eso lo hacen los niños de 15 años allá en la tierra.
—– Eres un bruto, Jimin.
—– Bruto tú.
—– Ya basta. Lo que sea, Jimin me lo dirá después —– dijo en un tono más fuerte, el ceño del chico le hizo sonreír, suavizó un poco su expresión y le sonrió —– Ten cuidado, mochi.
Jimin le sonrió —– Sí, hyung.
Finalizada la plática–pelea y con miradas acusadoras de ambos hermanos, entraron al salón real. Donde su Padre y su Madre estaban esperándoles
—– Tardaron.
—– Fue Jimin.
—– No empiecen —– refunfuñó Jin sabiendo el rumbo que tomarían esas dos palabras.
Seungho sonrió —– Bien ¿Están listos?
—– Sí —– se acercaron a despedirse de sus Padres, que lo más probable es que bajarían horas más tarde a disfrutar de las vistas en la Tierra.
—– Ya lo saben, cuídense mucho —– Los tres se retiraron a las puertas reales.
Las puertas eran comunes, con broches especiales donde solo el dios de la luna podía abrirlo y dar el permiso, esta puerta permanecía abierta durante las noches de eclipses. También, habían varias puertas que conducían al lugar donde ocurría el eclipse, independientemente de la distancia de éste.
Las escaleras blancas relucientes guiaron al príncipe al lugar indicado. Se encontraba distraído, con la hoja en sus manos, observaba la flor y la botella de cayena.
Sus ojos veían maravillado los objetos pensando "¿Qué tanto pasará esta noche?"
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