⊰⊹ฺ ᶜᵃᵖⁱ́ᵗᵘˡᵒ 7 ⊰⊹ฺ
—– Cuánta maravilla.
—– ¿A qué te refieres?
—– La vista, Su Majestad —– Seokjin asintió.
Era cierto, la vista desde la ventana real era asombrosa.
Su pequeño templo no tenía paredes cerradas, solo eran columnas sobre un espacio suspendido en materia que los sostenía, el techo decorado y con grabado, alejado del reino, con vista hacia la tierra, el sol y el abismo.
Sentado en el borde, sus pies estaban colgando en el vacío. Nadie sabía cómo llegar allí, solo su padre, y sus dos servidores. Al lanzarse de allí, caía a una distancia muy grande, en la entrada de una cueva. Justo en la entrada están las escaleras que se pueden usar para regresar al reino de la luna o ir a la cueva, el escondite del príncipe.
De igual forma, nadie conocía ese lugar.
—– Llegué, Jin —– La bienvenida del chico rubio fue ser golpeado por el castaño que ya se encontraba al lado del príncipe.
—– Su alteza.
—– Jin, dije Jin —– ofendido le reprochó.
—– Que poco respeto tienes, chiflado.
El rubio frunció el ceño—–¿Qué pasa contigo, tarado?
—– ¿Esa es la mejor ofensa que tienes... —– Jinyoung pensó que insulto decirle —– marrano?
—– Marrano tu trasero lleno de pelos —– le contestó el rubio, ambos estaban frente a frente esperando para atacarse..
Como de costumbre.
—– ¿Cómo sabes que tengo pelos?
—– Lo dejas en la ducha.
—– ¿Qué haces en la ducha?
—– Leer la biblia sagrada mientras me masturbo, lógico —– se encogió de hombros y sonrió burlonamente.
Jinyoung agarró de la camisa al rubio ya fuera de sus casillas
—– Te crees muy chistoso ¿No, mostaza?
Ambos gruñían como perros rabiosos mientras se decían, lo que a Jin le parecía, los insultos más estúpidos que había escuchado.
Aun así, el príncipe los dejó y se echó a reír cuando vio que ambos se golpeaban como niños de tres años.
—– Está bien, Jinyoung, déjalo —– miraron al príncipe mientras mantenían el agarre en las camisas contrarias.
—– Serás idiota —– reprochó soltandose —– ¿Tú no eres Jin? —– Ambos quedaron callados —– Jinyoung, Seokjin. Ambos son Jin. Es obvio que te decía Jin a ti y a Seokjin, su majestad, ahora me pagas por golpearme.
Frustrado Jinyoung hizo una mueca.
—– Ya cállate —– se encogió de hombros sentándose al lado de Jin —– Vas a poner excusas cuando estás destruido.
—– Y a ti que te importa, ni siquiera eres el príncipe —– Jinyoung rodó los ojos y desvió la mirada, quedó con ganas de contestarle pero decidió guardar silencio, otorgándole así una paz al lugar.
—– Hoy bajaremos —– dijo Jin mirando al rubio.
—– Lo sé.
—– ¿Qué harás?
—– Voy a ver a Youngjae. Tengo permiso ¿Verdad?
Jin asintió —– Sí, lo tienes.
—– ¿Por qué no bajas a verlos? —– le preguntó Jinyoung y colocó la mano en su hombro, pero el rubio no se movió, solo veía la tierra frente a él.
—– De igual forma no los vería.
—– ¿Por?
—– Jinyoung, sabes muy bien que no saldrían. Está prohibido. Tampoco estoy listo para verlos y explicarles lo que pasó realmente —– El príncipe observó atentamente y Jinyoung sólo bajó la cabeza asintiendo.
—– Está bien —– Jinyoung se levantó —– debo irme su alteza.
—– ¿Tú bajarás?
—– Sí, voy a ver a Jaebum —– Su expresión triste habló por sí misma —– Ha estado avanzando pero, siempre en estos días tiende a caer en el círculo vicioso —– Bambam bajó su vista.
—– Apuesto que a Youngjae le alegrará mucho saber de él —– sonrió tristemente.
El castaño asintió —– Con permiso, su alteza —– Jinyoung se fue dejando a Bambam y a Seokjin solos.
—– Que complicado es el amor —– se quejó el rubio.
—– ¿También tienes experiencia en el amor? —– el pelinegro lo miró, él negó.
—– No. Había un chico pero es tres años menor que yo. Un niño prácticamente, pero decidí no darle importancia, no podía estar con un niño de 14 años, es como ilegal —– hizo una pausa —– ¿ Y usted, Su Alteza? —– unos segundos de silencio le invadieron, Bambam sentía la mirada perdida del príncipe sobre la suya.
—– Hoy espero avanzar —– contestó, mirando al frente. El rubio sintió un alivio inmenso cuando esa mirada abandonó la suya.
—– ¿Sabe quién es?
—– No, pero me dedicaré a buscarlo.
—– ¿Cómo sabrá que es esa persona?
Esa pregunta el mismo se la hacía, pero creía tener la respuesta o por lo menos una pista.
—– Porque sentiré algo inexplicable, haré cosas que no serán entendibles. Esa persona pondrá mi mundo de cabeza y en ese momento sabré que es esa persona.
—– Qué bonito —– sonrió el rubio —– sentir que alguien tiene más derecho sobre ti que tú mismo.
—– Lo es, pero vivirlo lo será aún más.
—– No lo dudo —– Bambam se levantó —– Debo irme, Su Majestad.
—– ¿Tan rápido?
—– Sí, debo aprovechar en tomar algunas cosas para llevarle a Youngjae.
—– Ten cuidado. Tienes permiso desde las 9 hasta las 6, enviaré una carta al reino del sol para que no tengan inconvenientes, de igual forma ellos enviarán una.
—– Esperaré su orden —– hizo una reverencia —– Muchas gracias, Seokjin —– el pelinegro asintió y el rubio dio la vuelta, cayendo al vacío acompañado de un grito.
—– ¿Estás bien? —– Sin respuesta, Seokjin se levantó —– ¿Bambam?
—– ¡Aquí, presente! ¡Estoy bien! —– un suspiro de alivio escapó de los labios de Jin —– Debo acostumbrarme a esa caída.
—– Pensé que ya lo estabas —– volvió a sentarse.
—– Fue un desliz, ahora sí me voy —– Los pasos apresurados no tardaron en desvanecerse y a escucharse cada vez menos hasta extinguirse por completo.
Observando a su alrededor el pelinegro comenzó a tararear la melodía suave y cálida. Esa melodía que siempre tocaba en algunas mañanas, esa melodía que no tenía letra y que para él, era insípida.
Su madre en una ocasión le dijo, que la inspiración para la letra sería una vivencia cargada de una emoción inmensa.
Esa melodía nostálgica que no poseía letra, representaba el verdadero estado interno de su hijo; lo había percibido un día escuchándolo tocar.
Finalizando la melodía, se levantó yendo al borde del templo. Dando un salto hacia las escaleras, aterrizó sobre ellas.
El frío aumentaba a medida que caía la noche, por lo general, las noches de eclipses eran frías y ésta era una de ellas. Acompañado del viento, paseando de un lado a otro, jugando con la gruesa capa de seda que arropa los anchos hombros y la fuerte espalda del pelinegro, el viento movía los mechones oscuros dejando su rostro libre de ellos.
Cuando llegó a la fuente real, justo en la entrada del sendero a su escondite una capa increíblemente reluciente color negro y dorado se hizo visible.
—– Qué pena con usted, Su Majestad... se me cae la baba.
—– Siempre que me ves —– sonrió, el pelirrojo le correspondió la sonrisa.
—– Menos mal estás consciente, Príncipe Seokjin.
—– Estoy consciente de todo, Príncipe Hoseok.
—– Bueno, ya que estás consciente de todo. Tengo un recado para ti —– Una hoja apareció en sus manos, extendiéndosela a Seokjin.
—– La carta —– leyó las cortas y concisas palabras de la carta, verificó el remitente, sacó su pluma y firmó la acta —– Listo.
—– Muchas gracias —– sonrió —– ¡Ah! Otra cosa —– de su capa sacó una botella —– Toma.
—– ¿Qué es?
—– Es un shampoo. Un muy bien amigo de la tierra los fabrica y todo de forma natural —– Seokjin observó intrigado la botella, la destapó llevándose una agradable sorpresa.
—– Huele espectacular.
—– Sí, es flor de Cayena. Trabajó días en ella hasta que consiguió la consistencia exacta. Es bastante meticuloso —– Se paseó con gracia frente al pelinegro y se acercó colocándole la mano en el hombro —– Necesito que se la entregues.
Seokjin parpadeó y quitó su vista de la botella fijándola en Hoseok
—– ¿Qué?
—– Escúchame —– enganchó su brazo al de Seokjin haciéndole caminar —– Esta mañana me vi con él, entre plática y plática se le olvidó en la piedra del río. Si esto se le pierde se muere, le da un ataque. Quedé en ir a la puesta del sol pero con la noticia del eclipse, las plumas de Yoongi, el trigal sagrado entre otras cosas no pude bajar —– Se detuvieron —– Necesito que se la entregues.
—– Puedes entregársela mañana.
—– Mañana no podré bajar.
—– Bueno, pasado mañana.
—– Seokjin, ¿No quieres hablar con ellos? —– Sus miradas se conectaron, la respuesta era más que clara – No tengas miedo, créeme él es una gran persona.
—– ¿Olvidas que ellos tienen prohibido salir? Después de lo que pasó con los "aldeanos desaparecidos" tienen miedo de salir, si antes no lo hacían menos ahora.
Hoseok sonrió gigantemente —– Él saldrá.
—– ¿Por qué estás tan seguro?
—– Confía en mi —– le guiñó el ojo y se alejó —– Bien, vendré a visitarte pronto. Gracias por todo. Me debes una partida de bolos, cariño —– Seokjin sonrió.
—– No me digas cariño —– dijo con una fingida molestia.
—– Perdone, Su Alteza —– hizo una reverencia sin borrar esa sonrisa juguetona —– Nos vemos —– Dio la vuelta y regresó por todo el sendero, lo más probable es que fuera a saludar a Taehyung y a Jimin, luego se iría.
Seokjin, observó con detenimiento la botella en sus manos.
Su corazón estaba acelerado, y eso le llamaba mucho la atención.
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