4. Caso resuelto.
Dos semanas pasaron en un abrir y cerrar de ojos. Desde el momento en que decidí aceptar a Jungkook como mi compañero, hemos estado trabajando codo a codo, y debo admitir que cada día que pasa encuentro que su trabajo es excepcional. Al principio, lo veía como una molestia, un obstáculo en mi camino, pero rápidamente se convirtió en un aliado muy importante.
Jungkook y yo desarrollamos una rutina eficiente.
Mientras yo me enfocaba en el caso de la desaparición de aquella persona en Seúl, él se mantenía al tanto del caso del hombre asesinado. Su habilidad para manejar múltiples tareas y su dedicación fueron impresionantes. Gracias a su esfuerzo, logramos mantener nuestras investigaciones en marcha sin levantar sospechas.
El director Kim no hizo preguntas, lo cual fue un alivio. Nuestra estrategia de dividir funcionó a la perfección. Jungkook cubría cualquier posible descuido en ese caso, permitiéndome concentrarme en desentrañar el misterio de la desaparición.
—¿Tienes algo, Lee?
—Las pistas no son muchas, Jungkook. He revisado los archivos antiguos que puedo tener a disposición aquí, pero no hay nada concreto. Y el video de las cámaras... —hice una pausa, recordando las horas que pasé mirando las grabaciones—. No se ve nada por más que intente encontrar detalles. Las imágenes son borrosas y no revelan nada útil.
—Creo que te ganaré.
Levanté una ceja al tomar el informe forense qué me estaba entregando y comencé a leer. En un comienzo, cuando tuvimos todos los análisis, habíamos llegado a creer que la muerte del hombre había sido resultado de un ataque pasional. Las heridas en su cuerpo sugerían una confrontación violenta. Pero lo que inicialmente parecían ser heridas de arma blanca, ahora revelaban algo completamente diferente.
—¿Rasguños?
—Sí, pero no cualquier rasguño. Estas heridas fueron causadas por unas uñas filosas, probablemente de una mujer —explicó, señalando los detalles en el informe—. El forense confirmó que las marcas no son consistentes con cuchillos o cualquier otro tipo de arma blanca. Eso nos lleva a que antes de la muerte, hubo una discusión que escaló a los golpes. O quizás algo más.
—¿Algo más?
—Investigué de cerca a su círculo familiar y también los interrogué.
Mi expresión en la cara demostraba que estaba orgullosa por el avance que estaba teniendo el novato. Sonreí por lo bajo.
—Muy bien, ¿pudiste obtener alguna otra información?
—Así es. Gracias a su hermana que dio detalles relevantes sobre como el día de su muerte saldría a una fiesta. Fui escalando hasta llegar a algunos conocidos y como es sabido, ninguno quiso hablar quizás por miedo, ya sabes como son los jóvenes de hoy en día.
—Cierto que dio positivo a consumo de cocaína. — recordé ese detalle. — Además, ¿qué es eso de los jóvenes hoy en día? hablas como si fueras un señor mayor. — solté una carcajada, lo cual hizo que él también riera.
Había algo en la forma en que sus labios se curvaban y sus ojos se iluminaban que me atrapó completamente. Era una risa que hacía que arrugara su nariz de una manera adorable y mostraba sus dientes de forma encantadora. Me encontré mirando más de lo debido, perdiéndome en los pequeños detalles de su expresión.
Me di cuenta de que lo estaba observando demasiado tarde, y sentí un leve rubor subir a mis mejillas. Aclaré mi garganta rápidamente y aparté la vista, fingiendo estar absorta en el informe que tenía en mis manos.
—Bueno —dije, tratando de recuperar mi compostura—. Tenemos mucho trabajo por delante. Es hora de ponerse manos a la obra.
—Ah, Heesul. Deberías reír mas seguido, luces aún más preciosa cuando lo haces.
Sus palabras me tomaron por completa sorpresa. Me quedé pasmada, sin saber cómo responder o reaccionar. Tragué saliva, sintiendo una oleada de nerviosismo que no había experimentado antes. Mi mente se aceleró, tratando de interpretar su comentario.
¿Esto es un coqueteo? ¿O simplemente está siendo amable?
Jungkook continuó trabajando tal como le había dicho, aparentemente ajeno a la conmoción interna que había causado en mí. Traté de enfocarme en los documentos frente a mí, pero sus palabras resonaban en mi mente, dificultando la concentración.
—Gracias... supongo —murmuré finalmente, intentando mantener mi voz firme y casual, aunque sabía que mis mejillas estaban ligeramente sonrojadas.
Ah, qué estúpida. Pensé para mis adentros, ¿Por qué esto me afecta tanto? Solo fue un comentario de un compañero de trabajo, nada mas que eso.
Después de unos segundos, él volvió a sonreír de una manera que definitivamente haría temblar las piernas de cualquier chica. Mi corazón dio un vuelco, y tuve que recordar a mí misma que estaba en medio de la oficina, en un ambiente profesional. Sentí un torbellino de emociones que no podía permitir que me distrajera.
Basta, Heesul. No debes tener distracciones, menos en el trabajo.
—Bien. Sigamos, ¿no?
Aclaré mi garganta, volviendo de una buena vez a la realidad.
—Hiciste un gran trabajo. Podemos ir a interrogar a los amigos, los haré hablar aunque me inventen mil excusas.
—Muy bien. Vamos.
Ignoré el latir acelerado de mi corazón mientras recogía mis cosas y me preparaba para salir de la oficina. Con determinación, me dirigí hacia Jungkook, quien ya estaba listo para marcharnos. Caminamos juntos hacia el estacionamiento, nuestros pasos resonando en el pavimento. Aunque sentía una tensión sutil entre nosotros, me obligué a mantener la mente enfocada en el caso.
Nos subimos al auto y nos dirigimos a la universidad más cercana del pueblo, la misma donde había estudiado la víctima que ahora investigaba Jungkook, identificado como Kang Jaehyun. Jaehyun tenía solo 22 años, muy joven y toda una vida por delante. Gracias a mi buen amigo Yoongi, habíamos podido identificar su cuerpo un día después de que decidiera tomar el caso de la persona desaparecida. Esa información había sido crucial, y ahora sentíamos que estábamos cerca de descubrir qué le había sucedido realmente.
Así tendría todo el tiempo suficiente para concluir el otro caso.
Cuando finalmente llegamos a la universidad, el bullicio del campus nos envolvió. Estudiantes iban y venían, ajenos a la tragedia que había ocurrido en su entorno. Como si nada fuera de lo normal hubiera sucedido, pero no era tan así, porque en un rincón estaba la foto de la víctima, junto a muchas flores y velas.
Me acerqué a un grupo de estudiantes, tratando de mantener un aire de autoridad, pero amigable. Les pregunté si conocían a Jaehyun y quiénes eran sus amigos más cercanos. No fue fácil obtener respuestas claras al principio. Los estudiantes parecían desconfiados, temerosos de involucrarse en algo que no entendían del todo. Pero yo tenía el don de persuadir.
—Escuchen —dije, bajando la voz para que solo ellos pudieran oírme—. No estoy aquí para causar problemas. Solo quiero saber qué le pasó a Jaehyun. ¿No les gustaría ayudar a saber lo que realmente sucedió? Esto es muy importante.
Finalmente, después de varios intentos, uno de ellos señaló en dirección a un grupo que estaba sentado en una mesa cerca del patio. Agradecí con una sonrisa, viendo como mi compañero al lado soltaba una risa nasal y yo solo me encogí de hombros. Caminamos a su dirección y pronto nos encontramos frente a los cuatro amigos más cercanos de Jaehyun, según los testimonios.
—Hola, soy la detective Lee Heesul, y este es mi compañero, Jungkook —comencé, mostrándoles nuestras identificaciones—. Necesitamos hacerles algunas preguntas sobre Jaehyun y la noche de su muerte.
Los amigos se miraron entre sí, visiblemente incómodos. Decidí abordar el tema con cuidado, pero con firmeza.
—¿Pueden decirnos dónde fue la fiesta? ¿Había mucho alcohol o drogas? ¿Se comportó extraño esa noche?
Uno de los jóvenes, de apariencia tranquila, habló primero.
—Estaba muy eufórico. Se suponía que beberíamos algo y nos iríamos a casa, pero él estaba como en un estado de frenesí...
Antes de que pudiera continuar, uno de sus amigos lo golpeó discretamente en el brazo, una señal clara de que no querían hablar demasiado.
El examen toxicológico dio positivo a consumo de cocaina, ya estaba al tanto de lo alocada que pudo ser esa noche.
—¿Sabes dónde se dirigió después? —pregunté, mi mirada fija en el joven que había hablado.
—Se fue con una chica. No pudimos reconocer quién era. —respondió otro, con un tono de voz nervioso.
Sentí que estaban contándonos solo la mitad de la historia, así que decidí presionarlos un poco más.
—Saben que esto es importante, ¿verdad? Su amigo fue asesinado a sangre fría y de manera cruel. Díganme todo lo que saben, ¿o quieren vivir con ese cargo de conciencia para siempre?
No era una táctica muy limpia, pero a veces se necesitaban métodos más duros para obtener la verdad. Los amigos intercambiaron miradas, claramente angustiados por mis palabras.
Finalmente, uno de ellos habló con más detalles.
—Él... estaba muy mal esa noche. Se fue con una chica, pero de verdad no pudimos ver quien era. Ni siquiera se despidió. Pensamos que era una amiga suya o algo así, porque se fue muy feliz.
—¿Pueden describir a esa chica? —preguntó Jungkook, tomando nota rápidamente.
—Era alta, con el cabello largo y oscuro. Llevaba un vestido rojo. —dijo el joven que había sido golpeado antes. — no podríamos decir más, porque es todo lo que sabemos, lo juro.
Podía ver que estaba diciendo la verdad. Su lenguaje corporal lo confirmaba. Suspiré, asintiendo lentamente.
—Bien. Muchas gracias por su cooperación.
Cuando estábamos a punto de irnos, observé a una chica a lo lejos. Tenía una expresión de temor y timidez, pero también una clara angustia, como si quisiera decir algo pero no supiera cómo. Sus ojos buscaban ayuda, aunque su cuerpo parecía paralizado por la indecisión.
Comprendí su dilema y, haciéndole una seña con mi barbilla, le indiqué un lugar un poco más alejado de la multitud. Le dije a Jungkook que esperara y me dirigí hacia ella. Al llegar detrás de un pequeño edificio, la encontré agachada, respirando con dificultad.
—Oye, ¿estás...
—La chica con la que se fue Jaehyun es Park Sunhee. Estudia en la carrera de comunicación audiovisual, yo... no aguanto más...
Respiré profundamente y me agaché a su lado, tocando suavemente su pierna en un intento de calmarla.
—¿Qué más sabes?
—Jaehyun era mi amigo. Yo... lo amaba tanto, él... él era un chico increíble. Fui a esa fiesta porque él me obligó a ir, diciéndome que la pasaría genial, pero... él apenas vio a esa chica se olvidó por completo de mi existencia. — lloraba desconsolada, como una niña pequeña. — Los seguí porque Jaehyun no estaba actuando normal y después les perdí el rastro, para solo ver a Sunhee sola de regreso, con lágrimas en sus ojos. Le pregunté por él, pero me dijo que si llegaba a decir algo, de hablar que la vi, haría hasta lo imposible por hacer mi vida miserable...
Mientras hablaba, mi mente iba uniendo los puntos. Jaehyun había consumido drogas, lo que elevó su dopamina y lo puso en un estado de éxtasis. Se fue con una chica, lo cual coincidía con los rasguños en varias zonas de su cuerpo, especialmente en su cuello y brazos. Park Sunhee era esa chica.
—Gracias por esto. Estamos haciendo todo lo posible para esclarecer los hechos y tu relato nos ayuda mucho. ¿Cómo te llamas?
—Prefiero mantener mi anonimato. No quiero tener problemas, solo quiero justicia. — Limpió sus lágrimas, respirando aún con dificultad.
Asentí, levantándome para sacar mi celular y llamar a Jungkook.
—¿Qué sucede, Lee?
—Busca a Park Sunhee y arréstala.
—Me están tratando como una maldita criminal. Quiero un abogado.
Luego de que Jungkook hiciera el trabajo que le pedí, Park Sunhee fue llevada a la estación para comenzar con el interrogatorio. La chica de pelo oscuro se sentó frente a nosotros, sus manos descansaban sobre la mesa, pero sus dedos no dejaban de moverse, pellizcando su propia piel en una clara señal de nerviosismo.
La habitación estaba en silencio, solo se escuchaba el zumbido bajo de las luces fluorescentes y el leve tic-tac del reloj en la pared. Sunhee evitaba mirarnos directamente, sus ojos se deslizaban por la habitación, buscando algún punto de escape. Su respiración era irregular, cada inhalación y exhalación traicionaban su intento de mantener la calma.
—Nadie te está tratando como una criminal — dije de manera tranquila, me senté justo frente a ella para comenzar con mi cuestionario. —. Sabemos que Jaehyun se fue contigo y después de unas horas apareció muerto, sabes que eres la principal sospechosa ahora, ¿verdad?
Sus ojos se agrandaron ligeramente al escuchar su nombre. Pude ver el conflicto en su rostro, la lucha interna entre protegerse y decir la verdad.
—Yo... no sé de qué están hablando —respondió finalmente, su voz apenas un susurro.
—Necesitamos saber qué pasó después de que se fueron juntos, Sunhee. No podemos ayudarte si no dices la verdad.
—¿Quién mierda dijo que necesito ayuda?
—Tú, claramente. Jaehyun fue encontrado con severos golpes en su cabeza, como un acto lleno de alevosía y malicia...
—Yo no estaba con él...
—¿Ah no? ¿De verdad me mentirás con eso ahora? Te estoy dando la opción se que confieses y tu pena no sea tan alta, ¿o prefieres que sigamos investigando para aumentar tu condena? Tú elige, Sunhee...
Necesitaba presionar. Necesitaba que ella dijera todo.
Ella apretó sus labios con fuerza, mientras las lágrimas empezaban a brotar de sus ojos de manera angustiada. En medio de sollozos, murmuró:
—No diré nada sin un abogado presente.
Suspiré con frustración. Jungkook estaba a punto de levantarse para hacer el papeleo necesario para concederle un abogado cuando decidí tomar un enfoque más directo. No podía permitir que se cerrara así. La presión del momento necesitaba romperse, y estaba dispuesto a llevarla a su límite.
—Sunhee, ¿de verdad crees que un abogado puede cambiar lo que sucedió esa noche? —empecé, mi voz era dura y cortante—. ¿Crees que esconderte detrás de un abogado hará que esto desaparezca?
Ella no respondió, solo miró hacia abajo, sus hombros temblando con cada sollozo. Decidí aumentar la presión, acercándome más a ella.
—Mírame —le ordené, esperando hasta que levantara la vista—. Se fueron juntos con intención de tener relaciones sexuales, pero algo sucedió, ¿no? Algo sucedió que hizo que tomaras lo primero que encontraras y comenzaras a golpearlo repetidas veces su cabeza...
—Cállese...
—Veías la sangre correr, pero no te detuviste, lo seguiste golpeando hasta que sus manos no resistieron...
—¡Cállese!
—Entraste en pánico, no sabias que hacer, corriste no sin antes borrar cada rastro tuyo de ahí...
—¡Él quería abusar de mí!
Gritó, un grito ensordecedor.
—Él intentó propasarse contigo — asentí, sin hacer alguna mueca.
—Me llevó a un lugar apartado y comenzó a tocarme sin que yo se lo permitiera, no sabía cómo detenerlo. Intenté empujarlo, pero él... él era más fuerte. Traté de gritar, pero no había nadie que pudiera escucharme. Y entonces... pude escapar y le pegué... fue en defensa propia...
Jungkook después de estar en casi un trance escuchando el relato, se levantó de su asiento en cuanto oyó la confesión de Sunhee, pero levanté una mano para detenerlo. Algo en su relato no encajaba del todo. Sabía que el primer golpe había sido con un objeto contundente, lo cual lo había dejado inconsciente. Eso estaba en el informe forense.
—Tú lo golpeaste, ¿verdad? —pregunté, mis ojos fijos en ella, buscando cualquier señal de mentira.
Sunhee asintió lentamente, su voz temblorosa:
—Sí...
—Él tenía más fuerza y no podías escapar, pero de un milagro te soltaste... —continué, mis palabras eran precisas, como si intentara armar un rompecabezas con su historia.
Ella titubeó, su respiración se volvió errática.
—Y-yo... sí, fue así...
Me incliné hacia adelante, mi mirada se hizo más penetrante.
—No fuiste tú, ¿verdad? —dije en un susurro, dejando que el peso de la verdad cayera sobre ella—. Había alguien más contigo.
Ella abrió la boca para hablar, pero las palabras no salieron. Sus ojos se llenaron de nuevo de lágrimas mientras luchaba por mantener su compostura.
—Le estoy diciendo la verdad. ¿Por qué no me cree?
Justo cuando estaba a punto de protestar por mi desconfianza, unos leves golpes resonaron en la puerta del cuarto.
—Adelante —dije, con la vista aún fija en ella.
Minho, un policía que estaba de turno, entró con pasos rápidos y miró primero a la chica, luego a mí.
—Jang Sunoo está fuera, listo para prestar declaración —anunció, con una mezcla de urgencia y seriedad en su voz.
Arrugué el ceño, sin comprender del todo.
—¿Quién? —pregunté, tratando de recordar si había escuchado ese nombre antes en relación con el caso.
—Vino a declararse culpable del asesinato de Kang Jaehyun. —repitió, sus ojos se posaron en Sunhee por un instante, antes de volver a mí.
Ella se quedó inmóvil, su rostro pálido y sus ojos grandes llenos de confusión y miedo. La habitación se llenó de una tensión palpable. Y yo solté una amarga risa.
Siempre terminaba teniendo la razón.
Lo que parecía un caso complicado y sin resolver dio un giro drástico cuando Jang Sunoo llegó dispuesto a confesar su culpabilidad en el asesinato de Jaehyun. Sunhee, por su parte, había estado protegiendo a su amigo, dispuesta a asumir la culpa ella misma si era necesario.
Se alegaba defensa propia. Pero me permitía dudar de esa versión del chico. Claro, fue para defender a su amiga, pero, ¿qué hacía él justamente ahí? ¿Por qué la siguió? Si estaba ahí, pudo perfectamente combatir con Jaehyun y retenerlo hasta que llegara la policía, ¿por qué golpearlo tantas veces?
Y es que a mí no se me escapaba nada. No había dudas de que Sunoo estaba enamorado de Sunhee y haría todo con tal de protegerla.
Incluso matar.
—¿En que piensas?
Levanté mi cabeza viendo como a mi lado estaba Jungkook con las manos en sus bolsillos. El viento de la tarde otoñal soplaba con fuerza, logrando que mi cabello se moviera con fuerza.
Sentí de pronto una caricia suave y delicada, unos dedos que deslizaban con cuidado los mechones de cabello que caían sobre mi rostro. La sensación fue reconfortante, como si intentara calmar mi preocupación o distraerme de mis pensamientos agitados.
—En lo podrida que está la sociedad. — me encogí de hombros, respirando profundo. — la víctima pasó a victimario.
—Hiciste un buen trabajo. Estoy muy orgulloso de ti, Heesul.
Lo escuché decirlo con una calidez que hizo que mi corazón se llenara de gratitud. Sentí cómo esas palabras reconfortaban mi ser después de semanas de tensión y trabajo arduo en el caso.
Sonreí en respuesta, girando para mirarlo con aprecio. La sinceridad en su mirada me llegó profundamente, y la calidez de su apoyo era exactamente lo que necesitaba en ese momento. Volví a mirar al frente, donde las hojas de los árboles caían lentamente, llevadas por una suave brisa de otoño.
—Hicimos — corregí — hicimos un gran trabajo. Creo que no está mal tener a un novato junto a mí si trabajamos siempre así.
Lo escuché, su risa resonando a mi lado de manera espontánea y contagiosa. Me uní a su risa, dejando que el sonido llenara el espacio entre nosotros. Poco a poco la tensión se fue, dejando solo el buen ambiente que había.
—Gracias por darme crédito, guapa.
—¿Te sucedió algo cuando estabas escuchando lo que decía Sunhee?
El volvió su vista a mí, sorprendido de que quizás me haya percatado de eso en particular.
—De que a pesar de todo, no dudo de lo que le hicieron. Las personas pueden ser muy malditas y unos monstruos capaz de destruir vidas sin importarles nada. — su voz salió con un timbre de rabia y tomé su mano para intentar calmarlo, logrando mi cometido. — Las cosas no debieron terminar así, es una lástima.
—Tranquilo. Ahora ellos serán enviados a Seúl para que un juez determine su sentencia.
Suspiró, afirmando su agarre de mejor manera. Al parecer ninguno de los dos estaba incómodo con el tacto.
—¿Y ahora? ¿Qué sigue?
Sonreí, sabiendo muy bien mi respuesta.
—Ahora no pararé hasta encontrar que sucedió con aquel chico desaparecido.
—Me gusta tu iniciativa. Haces que cada día te admire más.
—Debes admirarme cuando resuelva ese caso en particular.
Volvió a reír, para tocar mi nariz con la punta de su dedo.
—¿Tienes algún plan en mente?
Asentí en respuesta, tomando un momento para considerar la magnitud de lo que nos esperaba. Jungkook me miró con curiosidad y expectativa en sus ojos.
—Iremos a Seúl.
Actualicé un domingo ya lunes KAJAKSJ pero ya me tocaba.
Este fue sin duda un caso que Heesul, la maestra, debía resolver y demostrar que ella es la óptima para resolver el siguiente caso.
Y créanme cuando digo que en estas historias, nada está escrito porque sí, todo tiene un trasfondo ☝🏻😚.
No olviden pasar por los demás perfiles ❤️.
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