Capitulo 9: Adán y Eva
—Buen día, Ángel— evadió responder las preguntas que le hacía mientras recogía su chaqueta del piso. Ahora que lo miraba más de cerca podía notar que su cabello estaba húmedo.
—¡El Padre Lee le contará esto a mi padre y estaré en problemas!— le miré algo molesta por la situación a la que me exponía ahora y como si estuviéramos conectados una llamada de mi padre entró en el momento preciso.
Ambos miramos el teléfono en la mesa vibrando y sonando con el nombre de mi padre en la pantalla. JungKook se colocó su chaqueta mientras me miraba con un semblante curioso e indescifrable.
—Si tienes dudas sobre el Padre Lee no soy quien para respondértelas, pero hay alguien quien lo frecuenta mucho que puede saber más de algún secreto— se acercó y me besó la mejilla para luego salir de casa rumbo a su auto.
Tomé el teléfono y le marqué de vuelta a mi padre con la esperanza de que el Padre Lee no le haya contado de la presencia de JungKook y menos de que lo había visto estacionado acá tan temprano.
—Appa
—Hola querida ¿Cómo estás?— habló tras la linea con un tono de voz peculiar que me hizo tomar asiento de inmediato.
—¿Estás bien, appa?
—Vengo de una visita a uno de los inversionistas que aporta al orfanato. No ha sido un buen momento.
—¿Hablas de ese amigo de tu era universitaria que tenía mucho dinero?
—A veces las grandes sumas de dinero solo tapan la pobreza de otras cosas, como si quisiéramos meter el polvo bajo la alfombra— dió un suspiró algo preocupante —He estado intentando comunicarme con ese amigo del que te hablaba hace un tiempo, aquel que tenia problemas de alcohol pero no se nada de él desde la muerte de su hija—.
—Deberías dejar que la gente resolviera sus propios problemas a solas appa, tu ya hiciste suficiente.
—Nunca es suficiente YuMi, siempre se puede hacer más.
Algo se me vino a la mente, el pequeño hermano de JuHan y el Padre Lee como el que se encargaría de llevarlo a un orfanato.
—Appa, ¿Puedo preguntarte algo?
—Dime, lo que necesites.
—¿El Padre Lee llevó alguna vez niños al orfanato donde trabajas?— respiré profundo y cerré los ojos esperando la respuesta.
—Sí, más de alguna vez lo hizo— al parecer su ánimo había cambiado luego de responderme —. Aún recuerdo cuando llegaste tan bebé, si apenas tenias unos días y fui uno de los primeros en cargarte. El Padre Lee parecía muy interesado en tu bienestar desde que llegaste aquella vez y me imagino que fue porque se encargó de entregarte al orfanato sana y salva—.
Abrí mis ojos dejando que la luz que entraba ante ellos me permitiera ver con mayor claridad la habitación y me trajo a la realidad en la que yo estaba actualmente. Pensé en JungKook y en lo que me había dicho acerca de buscar a mis padres biológicos y también me di cuenta cuan duro sería para mi padre adoptivo saber que me había nacido, desde lo mas profundo de mi corazón, saber el paradero de ellos después de todo lo que había hecho por mi.
—¿Sabes que yo te quiero mucho, appa?
—¡Ay YuMi! Tan dulce como siempre. Yo sé que tu me quieres mucho pero yo a ti te quiero más porque te elegí— su voz me hacia sentir acompañada —. ¿Cuándo vienes a verme? Quiero ir contigo a la nueva tienda de comida en la avenida.
—Pronto, appa— me levanté de la silla —. Ten un lindo día ¿Sí? Me tengo que ir— le colgué la llamada y me dirigía a darme una ducha antes de salir rumbo a la escuelita.
Monté mi bicicleta sintiéndome diferente, incluso el aire que rozaba mi piel me acariciaba con una destreza unica; parecía que el día estaba más caluroso de la cuenta o solo era mi cuerpo más despierto que nunca.
No me sacaba de la cabeza la sensación del cuerpo de JungKook sobre el mio, su manos afirmándome y tocándome, sus sonidos conscientes e inconscientes, el aroma de su piel; Todo parecía ser parte de mi memoria y mi cuerpo respondía a ello incluso cuando no debería, menos ahora que me disponía a hacer mis actividades como la señorita Han de la escuelita de niños.
—¡Buen día niños!— saludé a los que me encontraba apoyados contra la reja de la casa donde teníamos la clases y logré identificar una figura conocida en el patio con algunos niños a su alrededor.
Dejé mi bicicleta a un costado de la entrada y me encontré con el Sr. Yoon en la puerta mirandome con preocupación.
—Ha llegado hace unos minutos y dijo que deseaba quedarse a la clase de hoy— miró hacia el fondo del pasillo donde se asomó y me miró desde su lugar, estoico con esa aura muy similar a la sensación que me daba el cristo de la capilla, miedo.
—Gracias por avísame Sr. Yoon— reverencié y caminé por el pasillo entrando al salón despues de la figura del Padre Lee quien tomó asiento en los puestos de atrás.
—Buen día niños— sonreí amplio y limpié la pizarra de la tiza que aun permanecía contra el trozo de madera verde que ocupaba parte de la pared. Me temblaban las manos pero respiraba profundo para ocultarlo y relajarme, su presencia me colocaba tensa, como si él supiera cosas de mi que ni yo misma sé.
—¿El Padre Lee será un alumno más hoy?
Como si mi corazón o mis hormonas que liberaban olor a miedo y estas hubieran llegado a sus fosas nasales o si el solo hecho de sentirme asechada le activara el estado de alerta, JungKook se asomó a la puerta llamando la atención de los niños que sonrieron y llamaron a su nombre seguido de un "hyung" o un "ssi" felices de su presencia y la comida que pasaba a dejar sobre el mesón que era mi mesa de maestra.
Le miré para que no se retirara, que se quedara cuidándome por si algo pasaba porque mi corazón me delataba y estaba segura que el Padre Lee podía sentirlo latir fuerte desde su lugar en el salón.
—Vi que había gente afuera de la capilla Padre, seguramente desean confesarse o entrar a orar por los pecadores y almas perdidas, es mejor que vaya a atenderlos — JungKook le miró hasta el fondo de la sala mientras todos los niños se giraban a ver al hombre mayor que hoy llevaba la sotana puesta como si fuera a dar una misa dominical.
El hombre se levantó y caminó directamente hacia mi y al quedar mas cercanos dijo cerca de mi oído:
— 1 Corintios 6 del 18 al 20— caminó luego hacia la puerta sin decir nada más dejándome helada con la necesidad de sentarme rápidamente antes de desmayarme.
—YuMi— sentí los brazos de JungKook ayudándome a contenerme en la silla —. Toma— tendió una manzana rozándomela en los labios y finalmente la mordí con la necesidad de sentirme mejor, luego él la cogió entre sus labios y masticó desde la hendidura que había dejado mi mascada viéndome a los ojos.
—Como Adán y Eva— alzó la voz una de las niñas —. Ambos mordieron la manzana
Aquella voz inocente entre nuestras miradas lascivas me llevaron a pensar que era una pecadora. Deseaba el cuerpo de JungKook junto al mio tanto como deseaba darle nuevamente una mordida a esa manzana jugosa y sabrosa. Y él lejos de retirarse del lugar se hincó tras el escritorio hablándome entre dientes acerca de irnos de ahí a estar solos.
—Vayan a casa niños, la Srta. Han no se siente bien hoy— habló para todos y los niños uno a uno se acercaron a la caja para sacar su colación y se retiraron temprano a sus casas.
JungKook se levantó del piso y cerró la puerta con seguro luego de que el ultimo niño saliera del salón y caminó de vuelta al escritorio encontrándome de pie junto a él examinando cada movimiento que hacia, desde el mirar mis piernas en mis jeans claros y la piel de mis senos entre la blusa que llevaba puesta.
—El Sr. Yoon ha salido a hacer su oración matutina a la capilla y tardará en llegar— acarició uno de mis muslos —. Quizás podría hincarme a orar también como todos en este pueblo.
Relamió sus labios acariciando mis piernas con sus grandes manos y mi corazón se aceleró llevando sangre a cada poro de mi ser haciéndome hervir desde adentro. Mis manos se fueron hacia su rostro y lo acaricié, vi detenidamente como unos rayos de luz se posaban en sus ojos que ahora parecían más marrones que el típico negro que podía apreciar en ellos en las penumbras.
—Llévame a casa— me acerqué a sus labios dejando un beso tibio con la necesidad de contacto humano.
Descalza y llevando puesto solo uno de mis tantos vestidos caminé por el prado que se abría tras la casa de la Sra. Kwon donde habían florecido unas pequeñas y dóciles flores silvestres amarillas y blancas que bailaban con la brisa y me hacían cosquillas en los tobillos mientras avanzaba por el lugar hasta un árbol lejano con sombra casi en el medio del prado.
—Pareces un ángel — dijo él cargando con la manta y una cesta. JungKook había tenido la idea de venir a comer algo al aire libre pero me negué a ir a la cantera.
—Creí que ya lo era.
—Lo eres, ahora un poco más travieso.
—¿De qué hablas?— mi distancia con la de él no era mucha, podía escucharlo hablar sin necesidad de gritar.
—¿Crees que no logro ver que no traes bragas puestas?
Aliso mi vestido con mis manos evitando que la brisa quiera levantarlo y como la luz del sol da de lleno contra la tela, que solo me queda ajustada hasta el corpiño, se hace muy obvia mi desnudez bajo de el.
Nos sentamos contra la manta mirando el prado silencioso y la casa a unos metros, sola entre mucha vegetación sin contacto humano por años. Yo me creía así, alguien que jamás seria tocada o algo que jamás debían tocar y ahora mi hombro estaba junto al de JungKook mientras nos llevábamos unos trozos de fruta a la boca saciando nuestra hambre.
—¿Cómo supiste que él estaria ahí?— pregunté rompiendo el silencio.
—Lo vi entrar a la casa del Sr. Yoon cuando iba de camino donde los Choi por la comida de los niños y cuando volví tu bicicleta estaba apoyada en la entrada con la gente del otro lado esperando a que abrieran la puerta de la capilla.
—¿De donde conoces al Padre Lee?
—Nunca dije que lo conociera— tomó otro pedazo de manzana y lo observó antes de comerlo.
—¿Y por qué te trató así esta mañana?
—YuMi, creo que es obvio que está observándote porque tiene contacto con tu padre, los padres sobreprotegen.
—El mio más que nada busca que no esté con hombres— tomé una de las manzanas y me la llevé a la boca y mastiqué aquello con los ojos cerrados sintiendo el dulzor y la humedad en mi interior.
—Y aquí estas conmigo, lejos de todo, a solas y sigues viva.
— Quizás sigo aquí, viva, porque necesitas algo de mi— le miré esperando a que esa frase tuviera una respuesta que me ayudara a conocerlo mejor y terminó viéndome con una expresión de nostalgia para sonreír al final.
—Lo único que necesito de ti es tu compañía.
— ¿No tienes familia?
—La tenía supongo, no sé donde están ahora o si quieren verme.
—¿Novia?
— Creo que he tenido amores en la vida pero hay solo a una persona que no puedo olvidar y quizás sea la razón por la que estoy perdido o puede que sea mi karma de otra vida— sonrió —. Lo que sé es que al parecer nos necesitamos mutuamente.
—¿Te necesito?— elevé mis cejas impresionada por su confianza.
—No sabrías del placer carnal si no fuera por mi y ese hombre te acecharía 24/7 si yo no te sacara de apuros— limpió sus labios con su antebrazo.
—¿Y tu para que me necesitas?
—Para sentirme vivo supongo, quizás para enmendar mis errores— su mirada al frente me hacia sentir que recordaba cosas de las que no quería hablar.
—¿Alguna vez has tenido sexo... mientras comes?— miré las frutas picadas que aún quedaban para comer dentro de la fuente.
—No se si la gente hace eso pero para mi eso suena a un fetiche que no habías descubierto— se acercó a mi rostro para respirarme suavemente —. Pero estoy aquí para cumplir tus fantasías.
No necesité pensarlo mucho más así que me senté sobre su pelvis rodeándole con mis piernas mientras el permanecía apoyado contra el árbol. Yo le introducía a la boca unos trozos de durazno jugoso que terminaba por lamer de sus labios haciendo que la sensación fuera fascinante y muy sexual.
Sus manos se posaron en mis nalgas y las empujaban hacia su centro haciendo que mi intimidad liberara chispas en mi interior y para evitar gemir metía trozos de fruta a mi boca cuyo sabor parecía ser más delicioso.
Me desprendió de los tirantes de mi vestido desnudando mi pecho y tomó unas rodajas de naranjas que entrujó con sus manos sobre mis senos lamiendo de ellos el jugo que llegaba a mis pezones aumentando las sensaciones de placer de las cuales ya me había hecho adicta, al igual a la mirada lasciva que me daba cada vez que su lengua me tocaba.
Se introdujo en mi enseñándome a como moverme junto a él, era similar a montar un caballo o una bicicleta con el simple hecho de que en esta ocasión él estaba dentro de mi y yo lo recibía jugosamente bien al punto de no soltarlo jamás.
—Tócame más, quiero sentirte— gemí recibiendo un abrazo de su parte.
—Lo hago.
—Hazme sentir deseada.
—Te deseo, te deseo mucho.
—JiMin...
—SoHan...
Y mientras besaba mi cuello y me daba el tiempo de estallar en orgasmo me cuestioné lo que había creído escuchar.
Tenemos muchas cosas pasando al mismo tiempo, seguramente cuando esté subiendo estos capítulos alguna de las historias de la saga habrá terminado y ustedes tendrán muchas preguntas que responder pero no se si estará en esta historia...con eso les explico muchas cosas.
Solo disfruten el camino hacia el final de esta historia.
@dorasilove @WangNini_ @liveforjk
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