Capítulo 3 : Sueños inusuales
JungKook subió mi bicicleta al maletero de su auto con dificultad. Estaba tan empecinado en pasar a dejarme a casa que lo logró luego de muchos intentos fallidos así que tomé el asiento del copiloto y me ajusté el cinturón de seguridad.
—¿Necesitas hacer una parada antes de tu casa? Puedo llevarte a algún lugar si lo necesitas— reiteró su amable oferta.
—No necesito nada más, así que voy a casa— miré al frente sintiendo esa inquietud en mi ser que solo me hacía recordar a mi padre y me quité el cinturón aferrándome de la manilla.
Si JungKook no me hizo nada durante nuestro momento en la cantera, no lo haría en medio del camino. Pero según mi padre no se sabían las cosas que pasaban por la cabeza de los hombres, menos si sus impulsos lo llevaban a cometer pecados.
—Las fresas estaban increíbles— sonrió —. No comía hace mucho
—¿Cuánto tiempo?— miré sus manos sobre el volante.
—Treinta años— mencionó con naturalidad —¡No, digo... tres meses!— rió algo nervioso —. Pero se sintieron como treinta años— rió nuevamente.
—Me imagino, es difícil dar con fresas dulces— miré al frente viendo mi casa a la distancia.
—Debo admitir que ha sido el día más interesante. Lo han sido cada vez que me cruzo contigo en realidad— al pasar los cambios rozó mi brazo, quizás sin intención, pero lo miré y él hizo lo mismo conectándonos como lo habíamos hecho desde el primer momento.
—Lo lamento tanto lo del golpe con la puerta de la tienda— suspiré —. Y ahora estuve a punto de morir y me salvaste— reí ahora que estaba a salvo y asumía que eso había sido real.
—Bueno. Si hubiera estado en tu lugar también me hubiera gustado que alguien me salvara de morir—volvió su mirada al volante.
Miré el paisaje desde la ventana y la bajé gradualmente para sentir el viento en el rostro golpearme con calidez. No nos movíamos de forma veloz y eso me gustaba en su totalidad, parecía que iba en bicicleta a casa pero esta vez con compañía. JungKook concentrado en manejar, miraba por el parabrisas como el camino se abría y dejaba una neblina de polvo tras nosotros.
— Ya estamos cerca— apuntó la casa no tan lejos—. Es linda la casa, tiene su encanto
—Sí, muy cómoda— argumenté su comentario elocuente.
—Parecen ser la una para la otra— el comentario me hizo voltear hacia él con curiosidad al saber a qué se refería.
—¿De qué hablas?— fruncí el ceño.
—De que ambas son lindas, la casa y tú— se cubrió la cara con una de sus manos —. ¡Soy malo para esto! Luzco patético coqueteando con una chica como tú— rió nervioso.
—Gracias por el cumplido pero esa casa tiene más de cuarenta años— me reí —. Me comparaste con un montón de madera y cemento viejo
—¡Te dije que no era bueno! Pero al menos te hice reír— se estacionó fuera de casa y lo miré con deseos de seguir conversando.
—Puede que prepare una tarta de fresa con las que me quedan— tomé la manilla para jalarla.
—¿Guardarías un trozo para probarla?— se apoyó contra el manubrio haciendo que sonara la bocina de forma escandalosa asustándonos a ambos.
—¡Los vecinos me mataran si sigues haciendo ruido!— dije cómica ante la situación, yo también era muy mala para este tipo de cosas.
—¿Cuáles?— rió —¿Los que viven a kilómetros o te refieres a los pájaros de ese árbol?— apuntó el árbol más cercano.
—Las arañas de la bodega de atrás por supuesto— sonreí.
—Si te dan miedo las arañas, puedo contarles un chiste malo y huirán, te lo aseguro— colocó su mano en las llaves y giró la llave para encender el auto.
—¿Podría hacerte un pedido de la verdulería?— necesitaba un pretexto para verlo nuevamente y como no debía dar clases en el pueblo me parecía incomodo ir hasta allá solo para toparme con él por "casualidad".
—¡Claro! Dime todo lo que necesitas— me puso atención anotando todo de forma mental.
—Arroz, cebollines frescos, aceite de sésamo y fruta, algo variado— pensé en mi refrigerador y cómo podría hacer caer todo eso ya que había bastante.
—Te veo mañana cuando traiga todo— sonrió —. Espero no olvidar nada
—Si lo olvidas tendrás que volver a venir nada más— era lógico pero algo osado para decirle a alguien que recién conoces y sobre todo para una chica como yo.
—Y sería el pedido más largo que he hecho con todas las vueltas que me daría— pensó y acarició su cabello despeinado de su rostro —Y estaría encantado de hacerlo pero podría perder mi trabajo por olvidadizo
—Cierto— abrí la puerta del auto y antes de bajar me despedí.
Él bajó luego y yo sin mirar atrás seguí caminando esperando a que gritara mi nombre.
—¡YuMi!— alzó la voz y me giré coqueta pero lo vi acercarse con mi bicicleta —. ¡Se te olvida esto!
—Gracias— la sostuve y lo vi retirarse no sin antes mirar repetidas ocasiones hacia mi antes de subirse al auto y partir de regreso al pueblo.
• ──────────── •
La plana de Word en la pantalla de mi computadora estaba vacía igual que mi mente en ese momento, al menos el olor de la tarta de fresa enfriándose era algo placentero entre la frustración.
Me levanté de mi asiento para ir por una taza de café y mientras me servía un poco del caliente líquido ennegrecido la puerta sonó con tres golpes certeros. Miré la hora en el reloj de pared, eran las dos de la madrugada. Me acerqué a la puerta con un tenedor en mano ya que no había nada más a mi alcance para defenderme en caso de ser un ataque hacia mi persona.
Pero cuando abrí, solo era JungKook.
—Buenas noches, YuMi— reverenció pero no sonreía, estaba serio en su totalidad.
—Hola... JungKook— vi que sus ojos se fijaron en mi cuerpo y se iluminaron, también sus labios comenzaron a ser apretados por sus dientes y su respiración era más rápida, como si estuviera en desesperación.
—¿Qué haces... YuMi?— Su respiración acelerada parecía ahogarlo y de pronto comenzó a jalar su camiseta hasta quitársela, como si el calor en su cuerpo fuera intenso.
—¿Qué cosa?— sus ojos seguían en mi fijamente y continué la dirección de estos hacia mí notando que estaba completamente desnuda parada contra la puerta.
—Oh YuMi...— sus manos se apoyaron contra su entrepierna —YuMi necesito hacerte mía, déjame hacerlo— lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos mientras se hincaba en el piso,
—¡Déjame hacerte mía!— repitió mirando lascivamente hacia mi cuerpo desnudo.
Yo me giré asustada para tomar algo y así cubrirme pero al mirar el entorno no estaba en el living sino en mi cuarto y la cama frente a mí era una invitación definitiva a que JungKook...
—Prometo ser delicado— sentí su cuerpo desnudo contra mi espalda y su mano acariciando mis muslos como hoy en la cantera, su cuerpo tibio me hizo gemir y cerrar los ojos, la firmeza de su miembro contra mi trasero me dió puntadas en mi entrepierna.
—Tu padre no sabrá de esto— habló a mi oído en susurros —. No sabrá que gemimos de placer— sus manos acunaron mis senos y ligeramente los apretaron —. Si tengo suerte puedo embarazarte y hacer que estos senos se llenen de leche en unos meses y alimentarme de ellos— gimió provocándome —. Porque tu cuerpo será mío desde el instante en el que mi pene entre en ti— todo lo que decía me resultaba excitante y mis piernas temblaban.
Sus labios comenzaron a besar mi cuerpo y a lamerlo haciendo que mis piernas temblaran y una de sus manos comenzó a acariciarme donde yo solo había tocado, irrumpiendo la privacidad de mi cuerpo y mi piel.
—¡Jung... Kook!—gemí entre suspiros.
—Eres mía YuMi. Eres mía, Han YuMi— repitió a mi oído —. ¡Tu padre ha de estar encendiendo esa vela para perdonar tu pecado!—.
Alcé mi cabeza y limpié mi saliva viendo que se había hecho de día y yo seguía en la mesa de la cocina y mi computadora con la advertencia de carga baja amenazando con apagarse. Cuando lo conecté a la energía noté que la pantalla tenía su nombre reiterado en ella miles de veces. El documento Word estaba completamente escrito con su nombre en el:
JUNGKOOK JUNGKOOK JUNGKOOK JUNGKOOK JUNGKOOK JUNGKOOK...
La puerta sonó y yo seguía viendo la pantalla algo confundida. Todo había sido un sueño pero este en particular me hacia sentir diferente en su totalidad.
—¡Buenos días YuMi, soy JungKook!— al escucharlo bajé la pantalla de la computadora y me miré en el reflejo del espejo que tenía una de las vitrinas decorativas de la casa.
—¡Hola, ya voy!— me acerqué al lavaplatos y mojé mi cara, me sequé con el papel de cocina y caminé hacia la puerta.
—Hola— mostró las bolsas en sus manos con satisfacción —He traído todo... Creo— miró el interior de ambas bolsas con curiosidad.
—Gracias— sonreí ocultando mis nervios —. Pasa por favor— me moví de la puerta dejándolo pasar sintiendo algo inexplicable entre las piernas y un calor en mis mejillas.
—¡Oh, la tarta!— dejó las bolsas en la mesa y apuntó el molde que contiene la perfecta tarta de fresas —. Luce deliciosa
—¿Quieres probar?— caminé hasta el cajón de los cubiertos y saqué un cuchillo para cortar un trozo y servirlo en un plato.
—No sabía si te gustaban las peras pero traje unas dos porque se veían apetitosas— aceptó el plato con la tarta lleno de emoción.
—Me gustan, gracias— me giré contra el lavaplatos para llenar un vaso de agua y ofrecerlo.
—Los Choi dicen que eres escritora y ahora que veo la computadora y las libretas en la mesa creo que si lo eres— me giré de golpe a mirar la pantalla de la computadora que había bajado hace un momento y sentí alivio.
—No podría llamarme escritora aún, porque no he escrito nada— tomé asiento luego de ceder el vaso de agua a él quien ya se había llevado un trozo de tarta a la boca.
—¡Esto sabe increíble!— cerró los ojos y frunció el ceño —¡Increíble!— liberó un gemido de placer degustativo que me llevó a sentir punzadas en mi abdomen bajo nuevamente y erizó mi piel de forma inexplicable. —Respecto a tu libro, creo que puedo darte ideas— bebió agua limpiando luego su boca de las migas.
—¿Sabes de escritura?— me cuestioné el por qué hablaba de esto con él.
—No, pero hay cosas que se me vienen a mi cabeza en estos momentos— miró hacia la ventana —. Por ejemplo, un chico se enamora de una chica, su mejor amiga— propuso y me sentí interesada—. Pero esta amiga no lo ama, ella ama a otro y decide juntarse con él en una fiesta y el chico como es buen amigo la sigue desde lejos porque presiente que algo malo le puede pasar en ese lugar...
Lo miré intrigada por lo que seguía en su historia, sonaba a una buena forma de empezar un libro.
—¡Ay, que cosas estoy hablando!— se rascó el cabello y lo acomodó luego viendo hacia el reloj de la pared—. ¡Tengo que irme! Aún debo pedidos— se levantó dejando la tarta a medio comer.
—¿Pero qué sigue en la historia?— lo seguí a la puerta esperando una respuesta.
—Eso debes hacerlo tu, ya te di una idea— sonrió hacia mi para luego esconder su labio inferior contra sus dientes y labios superior, como si se mordiera para evitar decirme algo —. Solo espero que tenga un final feliz, al menos esta vez— metió sus manos en sus bolsillos traseros del pantalón que vestía y caminó hasta su auto.
—Gracias JungKook— me animé a decir haciendo que se volteara hacia mi.
—¡Pasaré esta tarde por el trozo de tarta que dejé!— alzó la voz y entró a su auto para luego desaparecer por el camino dejando una estela de polvo y suspiros de mi parte.
Si JungKook venía esta tarde debía preparar una cena más grande, al menos para no servir la tarta a medio comer que había dejado, así que emprendí una pequeña carrera hasta el pueblo para comprar algunas cosas para una buena cena.
Mientras pedaleaba hacia el pueblo mi teléfono comenzó a sonar, era mi padre. Me detuve rápidamente para contestar antes de perder la llamada, debía ser importante.
—YuMi, querida— habló tras la linea —. Te he llamado por la noche y no contestaste y ahora que lo intento nuevamente puedo saber de ti ¿Por qué no contestas? ¡Me asustas! ¿Estás bien? —.
—Sí Appa, ¿Tu también lo estás?— miré ambos lados del camino por si alguien se acercaba.
—Sí, solo quería saber si estas bien. JiMin vino al orfanato esta mañana como delegado de la universidad a dejar unas donaciones y preguntó por ti— hizo un silencio incomodo y cerré los ojos para que no lo dijera —. ¿Acaso él y tu se han vuelto a ver?
—No se nada de él desde que me vine aquí, appa— suspiré —Y si nos vimos antes. Ya te había dicho que estábamos saliendo— sentí un nudo en el estomago.
—¿Y por que dejaron de verse? ¿Acaso quiso aprovecharse de ti?— comenzó con su voz exagerada de siempre — Pude ver en su rostro la necesidad de saber de ti como si te hubieras escapado de sus manos. ¿Te hizo algo YuMi?
—¡No Appa!— alcé la voz —Y si lo hubiera hecho quizás estaria con él muy feliz — aquello salió de mi boca sin que pudiera contenerlo pero se sintió liberador.
—Han YuMi— volvía con su tono de voz pero esta vez fingiendo estar controlado.
—Bebí alcohol esa noche que salí con él y me fui a su apartamento, nos recostamos juntos...— cerré mis ojos para recordar y ese calor que solo me veía cuando recordaba el cuerpo de Jimin junto al mio se encendía en mi ser de forma automática.
—¿Tuviste sexo con él, YuMi? ¿Él se atrevió a tocarte sin tu consentimiento? ¡YuMi que sucede si él le puso algo a tu trago para abusar de ti!— lo sentí alterado pero mas molesta estaba yo.
—¡Tengo veintiséis años, appa!— me quejé en medio de los arboles y los pajarillos posados en las ramas, el viento bailaba a mi alrededor levantando un poco de polvo y pétalos de flores que se desprendían de los arboles frutales de las parcelas cercanas —. No pasó nada porque lo detuve, me asusté, eso fue todo— suspiré al fin pero sentí las nauseas en mi estomago como tantas veces en momentos como estos.
—Supongo que te di una buena crianza YuMi, te protegí hasta el ultimo momento que te tuve aquí en mi hogar y he buscado toda costa que nadie se atreva a hacerte daño como para que tu te expongas a algo como eso— su respiración ahora era más lenta y sentí el característico sonido de su inhalador para su asma —. ¿Acaso lo he hecho mal todo este tiempo?
—No appa, solo te pido que...— pensé bien en que decirle para no sonar grosera al respecto —. Solo te pido que me des mi espacio. Ya sé lo que debo y no debo hacer y nadie me hará daño, soy bastante inteligente para dejarme dañar por alguien y lo sabes—.
—Claro que lo sé y confió en ti. No confió en ellos que es muy distinto
—Pero lo único que necesitas es creer en mi— miré a mis espaldas la hierba verde y el viento moverla —. Todo estará bien appa, ahora debo cortar, te quiero— corté la llamada para seguir mi camino
• ──────────── •
Me asomé a la tienda de los Choi y me di cuenta que él no estaba por ahí, ni siquiera estaba su auto estacionado en la avenida.
—Buenas tardes Sr. Choi— saludé con una reverencia.
—¿A JungKook se le olvidó llevarse algo?— me miró a través de los cristales de sus gruesos lentes.
—No, solo vine por un poco de cerdo — apunté la panceta que mostraba rebosante en la mampara de su máquina refrigeradora.
—Comprendo— se inclinó para tomar un poco y pesarlo.
—Gracias por las fresas del otro día, estaban deliciosas— agradecí aprovechando el silencio que se había formado.
—No han llegado fresas a la venta— se cuestionó —. De hecho la única porción de fresas que llegó se lo dimos al muchacho como pago ya que no han estado muy buenas las ventas— aquello me dió a conocer parte de las intenciones escondidas que JungKook tenía respecto a mi. Me había regalado sus fresas a pesar de que le gustaban demasiado.
—Ah, comprendo— miré hacia un punto en el espacio pensando en JungKook.
—¡Si el chico te las regaló debe ser porque le gustas!— rió como un viejo orgulloso —Ha venido esta mañana muy contento a tomar tu pedido YuMi, quizás es el momento de sentar cabeza con alguien del pueblo— me animó y sonrió cuando le entregué el pago del pedido y tomé el trozo de carne de cerdo.
Salí de la tienda y pasé a ver a la Sra. Kwon para comentarle todo lo que estaba pasando en mi. Debía conversar con alguien de confianza que pudiera al menos entender qué era lo que me pasaba y qué mejor que una mujer adulta experimentada.
—He soñado con él pero no son sueños comunes—bebí del té que me había servido en una taza de cerámica preciosa. La Sra. Kwon cerró su tienda mientras conversábamos y me invitó a su living para estar más cómodas.
—¿Qué tipo de sueños, querida?— su mirada penetrante y su sonrisa la delataba completamente, ella ya había visto en mí lo que sucedió.
—No se como decirlo, me siento incómoda— dejé la taza en la mesa y miré como aún salía vapor de ella.
—El deseo sexual es propio en nosotros— abrió el tema con naturalidad —. Al igual que los hombres somos animales que buscamos reproducirnos—.
—Pero yo no soy así, yo jamás había sentido este tipo de cosas por un hombre, si siquiera por JiMin— realmente este tema me tenía confundida.
—JiMin fue un patán al querer obligarte a intimar y por lo que me cuentas tenía una masculinidad perturbada—se quejó al respecto —. Y este chico, JungKook quizás tiene un magnetismo sexual que es compatible con el tuyo—.
—Lo vi desnudo en la cantera— bajé la mirada y me ruboricé —. Y algo en mi se revolucionó tanto que quizás lo soñé sin pedirlo
—Si estás segura de que él es el hombre indicado para entregarte no veo el problema— bebió de su té con elegancia.
—Pero mi appa...
—¡Tu appa es un un hombre que te inculcó miedos estúpidos YuMi! Disculpa que te lo diga así pero existen cosas en la vida que no podemos traspasar a los hijos y una de ellas son nuestros temores— la Sra. Kwon no tuvo hijos pero hablaba con tanta propiedad de ello que le creía totalmente.
—¿Entonces qué debo hacer?— miré el vapor del té nuevamente —. ¿Dejarme llevar por la sensación que tengo dentro? ¿Esperar? — suspiré.
—Todo lo que tenga que pasar sucederá de forma inminente—concluyó todo con esa frase—. Así que deja que todo pase y no te aferres a lo que alguna vez tu padre te dijo querida, la vida es más que pensar que el sexo fuera del matrimonio es pecado—.
• ──────────── •
Volví a casa y tomé una siesta. Me dormí pensando en cocinar esta noche y si realmente vendría JungKook a cenar ¿Cómo lo invitaba a quedarse? ¿Aceptaría mi invitación o se negaría?
Miré el cielo raso de mi cuarto y me sentí perdida en su blanco hasta que una nueva sensación se apoderó de mi; recorrió mis muslos y se colocó en mi vulva hasta hacerme jadear. Mi cuerpo se sacudía lento como si unos hilos tensores me jalaran, un nudo en mi vientre bajo se formó y luego se soltó haciendo que de mi boca se escapara un gemido que me pareció eterno terminando todo en un hormigueo incesante que me recorría desde la cabeza a los pies.
Apoyé mis codos contra la cama y encontré mi vestido alzado y entre mis piernas vi el rostro de JungKook besando el interior de mis muslos con sus labios y mentón brillantes con un líquido, sus pupilas dilatadas y mejillas rojas.
—¡Sabes delicioso, YuMi!— se limpió los labios con su lengua —. Por eso tu padre te ha ocultado de mi. Porque sabía que me volvería adicto a ti—.
Me senté en la cama de golpe liberando un grito de susto. Miré a mi alrededor viéndome sola en mi cuarto y mi mano me advirtió de humedad, la llevé contra la luz del sol y ví un brillo particular y viscoso, lo olí curiosa sintiendo incomodidad hasta que bajé la mirada a mi entrepierna y la humedad de la tela de mi vestido, muslos y mi ropa interior como si me hubiera orinado, pero no era eso. Parecían los vestigios de lo que podía ser los resultados de un orgasmo.
¿Han YuMi se está revelando contra su padre conservador y de paso tiene sueños húmedos con el chico nuevo? ¿Se puso extraño esto o solo es el inicio de la historia?
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