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Capitulo 11: Cosas en la mente, cosas en el corazón

Toqué la puerta de la Sra. Kwon esa mañana de un sábado. No había clases, las flores de cerezo estaban cayendo dejando los frutos madurar y el calor se sentía cada vez más; tocaba la puerta una vez más sin que nadie me abriera y una mujer tocó mi hombro asustándome.

—Disculpe señorita, la Sra. Kwon está en el servicio de salud por una descompensación, esta mañana la encontró el jovencito de los Choi aquí en la calle— la mujer me miró para saber si había entendido el mensaje y siguió caminando al igual que otras personas por mi lado.

—¿A donde van todos?

—A la misa de medio día. El padre Lee hará dos esta semana— la mujer siguió su rumbo hacia la iglesia mientras yo apuré el paso para llegar al servicio de salud.

El lugar estaba casi desértico, algún que otro niño con una rodilla raspada, llantos de bebés o ancianos y me acerqué a la ventanilla para preguntar por la Sra. Kwon.

—¿Disculpe, Kwon SoRa está aquí?— pregunté y la señorita miró la lista que estaba a su costado en el mesón.

—Se está alistando para volver a casa— apuntó el pasillo —Puerta dos.

—Gracias.

Caminé y abrí la puerta de la habitación donde la Sra. Kwon estaba sentada en la camilla y una enfermera le medía la presión. Ella se hizo a un costado para mirarme luego de que la mujer le retirara la banda y saliera de la habitación ignorándome por completo.

—Fui a su casa y me dieron que estaba aquí— me acerqué hasta sentarme a su lado —. Me preocupé y vine hasta acá.

—Fue una baja de presión según lo que comentan los médicos, a mi madre le pasaba, a mi padre también, supongo que era el momento para mi— sonrió resignada a lo que decía —. Me alegra verte— acarició mi cabello y su mirada era bondad pura hacia mi —. Vamos a casa y tomamos un poco de té de sakura ¿Te parece?

—Pero hay misa ahora— miré por la ventaba que daba directo a la capilla.

—Habrá otra mañana— bajó con cuidado de la camilla tomando una de mis manos —. No creo que Dios pueda castigarme más de lo que ya a hecho.

Caminamos hasta su casa y tomamos asiento en el mismo lugar de siempre, con el sol de medio día pegando por la ventana y revotando en la madera del piso algo vieja cubierta por esa alfombra de años. Miré a la Sra. Kwon servirme el té y dejar esa tacita de loza fina en la mesita que estaba junto a mi y volver a su puesto. Nunca me había detenido a verla con mayor claridad y hoy noté que traía unos aretes de color esmeralda que resaltaban su rostro de piel brillante y blanquecina con algunas líneas de expresión más marcadas que otras y su cabello negro con algunas canas plateadas saliendo orgullosas por los cabellos que rodeaban su oreja por el costado de sus cienes.

—He oído por ahí que tienes un guarda espaldas.

—No ha oído mal— tomé mi taza —Somos amigos ahora.

—Todos dicen lo mismo, YuMi. "Somos amigos ahora"— rió breve —. ¿Y luego? Desaparecen

—No creo que sea así, Sra. Kwon.

—¿Se han desvestido el uno al otro de la forma correcta?— Miró hacia mi por el rabillo del ojo y sonrió de costado ante mi silencio.

—No se si deseo conocerlo del todo, estoy aprendiendo a tolerar no saber mucho de él. Además, mi corazón le pertenece a otra persona— miré el agua en mi taza —. Pretendo ir en algún momento a la cuidad y buscarlo, a él y mi papá claro.

—¿Crees que está esperándote?— la presencia de ella en el sillón frente a mi me daba una seguridad unica —. Mi querida YuMi, en los hombres no debes creer, es algo que todas las mujeres sabemos. Y mucho menos poner las manos al fuego por alguno de ellos porque terminan siendo unos cobardes.

—¿Qué tanto sabe de los hombres, Sra. Kwon?

—Lo suficiente como para no haber vuelto con ninguno de su especie— sonrió como si aquello fuera cómico.

—¿Y y el Padre Lee? Él es hombre y los he visto muy cercanos, ¿Se conocen de hace mucho?

—Desde que teníamos unos 10 años, yo era amiga de su hermana Han Suk y cuando ella murió me volví su amiga. Nos juntábamos para las tertulias de la iglesia ya que nuestras familias iban juntas— rellenó su taza de té.

—¿Qué tiene que ver él y el cuadro de lilas que hay en su casa?— me detuve a mirarla estudiando como su rostro perdía expresión de recuerdo feliz y se volvía melancólico —. Hace unos meses llegó hasta la casa buscando hablar conmigo y miró ese cuadro pidiéndome que lo quitara y no lo he hecho porque considero que es precioso y es el único cuadro menos estropeado que conserva el lugar.

—¿Él te pidió que lo quitaras?

—Sí y no fue muy amable al decirme. Todo él me resulta aterrador desde que me acecha por donde vaya y quizás mi padre tiene que ver con esto y su necesidad de protegerme—suspiré —. Es porque JungKook esta cerca de mi y todo ese asunto con los hombres.

—¿Dices que te acecha desde que volvió al pueblo?

—Sí y no es primera vez que se va a parar fuera de la casa a vigilarme o algo por el estilo— le miré incomoda por la situación —Usted parece cercana a él ¿Podría decirle que estoy bien y que deje de hacerlo?

—No estoy segura si deseo hablar con él ahora— limpió sus mejillas, al parecer no me había dado cuenta el momento en el cual sus lagrimas comenzaron a brotar.

—Sra. Kwon— me levanté de mi asiento para acercarme a ella e hincarme cerca y contenerla —. ¿Qué la ha puesto así?

—Me he desmayado esta mañana fuera de la puerta luego de llevarle flores al altar para la ceremonia de hoy— suspiró y su expresión se afligió en dolor quebrando en llanto.

Me apoyé contra sus rodillas acariciando sus muslos sobre la tela de su falda de algodón de color negro y miré como sus lagrimas caían por sus mejillas y como se las quitaba con sus manos ya un poco arrugadas. Se asemejaba mucho a la virgen Maria bajo la cruz de Jesús.

—¿Recuerdas que te dije sobre mi bebé alguna vez?— asentí escuchándola con atención —Pues cada vez que él viene al pueblo yo le pregunto por el porque yo sé, dentro de mi corazón que él sabe donde está— suspiró tragando su pena haciendo una pausa dolorosa —Me ha dicho esta vez que era mejor que aceptara que estaba muerto y que no volverá— su mirada era de una tristeza enorme.

—El Padre Lee lleva a niños a los orfanatos, quizás su hijo esté ahí— busqué calmarla —¿Él es su amigo no? Con mayor razón debería ayudarla a buscar si se conocen de la infancia, eso hacen los amigos.

—Mi querida YuMi— tomó mi rostro entre sus manos húmedas de tristeza —. Él no lo hará, lo he estado intentando por más de 20 años— la miré sintiendo un hueco en el alma —. Ese bebé es el fruto de algo para para él jamás debió haber pasado — acarició mi cabello.

Caí en cuenta mientras ella jugueteaba con mi cabello que lo que decía apuntaba a una sola cosa que mi mente no lograba procesar con claridad, porque era un pecado, aquello era un pecado enorme a pesar de que haya un bebé de por medio.

—Él es sacerdote, Sra. Kwon y los sacerdotes no pueden tener...— la  miré al rostro.

—Él pudo renunciar a ello, pudo haberle dicho a su familia que estábamos enamorados y que habíamos concretado nuestra relación pero no lo hizo por mucho que se lo pedí en el momento que dejé que tocara mi cuerpo.

—¿Fue antes de que él se volviera sacerdote?

—Fue el mismo verano antes de que se fue ante la Orden religiosa, despues de probar su celibato y terminar su seminario. Había vuelto al pueblo sin que sus padres supieran y los míos estaban en la fiesta del pueblo que se hace todos los años con sus cosechas— apoyé mi cabeza contra sus piernas y me quedé mirando hacia la nada solamente escuchándola.

—Él llegó esa tarde, sabía quizás que yo estaría sola o  solo fue suerte del destino. Me trajo un cuadro que había pintado, uno de lilas que lo conservé porque me recordaba aquella tarde en la que estuvimos juntos por ultima vez porque me dijo que se iría por un tiempo a servir a otros lugares como correspondía— siguió acariciando mi cabello —. Supongo que yo lo amaba tanto que su semilla creció en mi con solo haberme tocado una vez y luego ese bebé creció y creció hasta que mis padres lo notaron y el problema no era yo ni él, ellos estaban contra ese bebé que para todos era un horror pero para mi era lo único que podia tener de aquel amor— se detuvo por su llanto y esa pena me fue trasmitida como si tuviera que ayudarla a llorar y liberar aquello a través de mis ojos.

—Esa noche lo llamé con mi mente y mi corazón y hasta creí escucharlo cuando el bebé  lloró al nacer pero me lo quitaron y se lo llevaron. Mi madre me dijo que SunHi se lo había llevado, que mi padre se lo había devuelto como si él hubiera puesto un parasito en mi y que si no se lo llevaba le diría a sus padres y a la iglesia lo que había hecho.

—¿Por qué no buscó a ese bebé cuando su madre se lo dijo?— me levanté para mirarla a los ojos.

—Eso me lo dijo hace unos 7 años en el lecho de su muerte. Yo despues de 7 años supe que mi bebé podía estar vivo por ahí y que él sabía donde estaba— limpió sus lagrimas —Pero no quiere decírmelo y desea que asuma que está muerto antes de dejar que lo vea nuevamente.

—Quizás fue a mi orfanato— susurré y pensé en que debía ayudarla a encontrar a su bebé.

Apunte en su libreta este dato importante. Quiero saber como logran unir esta información a la historia.

No se olviden de leer a mis preciosas @WangNini_  @dorasilove 

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