|☪ Cᴀᴘ. 077 ☪| ʟᴏ ᴍᴀᴛᴀʀɪ́ᴀ ʏᴏ ᴍɪsᴍᴀ ✔
Maratón: 6/6
Despertar y que te lleven el desayuno hasta la cama era lo máximo, te sentías querida y consentida. MinSeok se había comportado a la altura cuando llegué a casa a las tres de la mañana, no lo había dejado dormir porque inundaba sus pensamientos y cuando sintió la puerta abrirse, bajó rápidamente para ver el estado con el que había llegado a casa y para su sorpresa, llegué sobria, sólo había tomado uno o dos tragos como máximo.
No estaba bien excederme y darle ideas equivocadas sobre mi persona o siquiera motivos para desconfiar de mí, pero con Jeon ahí compartiendo el mismo aire que yo, escuchando la misma canción y bailando al mismo ritmo ganas no me faltaban para beber hasta olvidarme de mi nombre.
Salí de mis pensamientos al ver como MinSeok se acercaba con lentitud, cuidando lo que contenía la charola de plata que tenía entre sus manos. Llegó sin derramar ni una gota del jugo de color anaranjado que estaba a tope del vaso de vidrio y sin botar el café recién hecho por la misma, era todo perfecto.
—¿Y esto? —Tomé la bandeja con tostadas, café y jugo de naranja.
No había mejor desayuno que ese.
Me sonrió con ternura, posiblemente tendría todos los cabellos revueltos, el tirante de mi conjunto corto cayendo por mis brazos y las mejillas sonrojadas, no esperaba tal acción de su parte, no porque era él, si no porque siempre he creído que los hombres son detallistas para llevarte a la cama y luego realmente olvidan como ser atentos.
—Sólo le traigo el desayuno a mi futura esposa —Besó mejilla y se sentó en frente de mí.
Fingir una sonrisa no fue difícil, estaba acostumbrada a fingir delante de él y del mundo entero, porque él era un buen chico, pero no el hombre de mis sueños y quizás el destino quería que fuese así, porque si mal no recuerdo Jeon comía la boca de su esposa sin discreción, dejando que todos observaran lo que quisieran y las ganas de vomitar que me provocaban eran inmensas, pruebas no me faltaban para saber que Jeon no era para mí.
Eran difíciles de disimular aquellas náuseas.
—Eres el novio más atento que he tenido.
Quizás no debía mentir, estaba cansada de hacerlo... Cansada de la vida de mierda que llevaba. Primero, me enamoro del más imbécil del planeta tierra, que finge quererme sólo para darle un hijo; me arrebatan a mi cachorro de la forma más cruel posible, obligándome a vivir con horribles recuerdos que invaden mi cabeza por las noches; y tercero, vivo en casa de un hombre que no inunda ni un 15% de mis pensamientos y eso me hacía sentir culpable, porque yo le había dicho que sí a su propuesta.
¡Vaya mierda!
—Lo sé, cariño —Me dedicó una sonrisa que fue automáticamente eliminada al escuchar el tono de llamada saliendo de mi teléfono— y al parecer alguien quiere arruinarlo —Comentó acercándome mi teléfono que se encontraba en la mesita de noche.
Al leer el nombre en la pantalla, sólo me preocupé y más porque era el novio de mi mejor amiga, ¿Y si le había pasado algo? Cosas malas sólo inundaban mi mente, siempre tenía que haber un porque a todo lo que mis amigos o familia hacían, ¿Por qué no podía creer que él me llamaba sólo para saber de mí? Porque él no me llamaría por cualquier tontería, ¿Ven? Le busco la quinta pata al gato. En fin, debía ser muy grave como para tomar el teléfono y marcar mi número.
—¿Si? —Descolgué la llamada— ¿Le pasó algo a Sook o al bebé? —No pude aguantarme las ganas de preguntar por mi mejor amiga y mi sobrino o sobrina.
—Hola, Jules. No, Sook está bien y nuestro bebé también... Se trata de Jung Kook —Rodé los ojos.
¿Y eso a mí que debería importarme? Él tenía una esposa y una familia que podía fácilmente preocuparse por él, ¿Por qué necesitaría de mí? Tenía ciertos trucos bajo la manga, pero no tenía poderes mágicos como Jimin o era tan fuerte como su hermanastro JB, ni siquiera era el 10% de atractiva que Nayeon y menos les caería tan bien como ella le cae a sus padres ¿Ven? Todo indica que no deberíamos estar juntos y menos cometer la locura de procrear... Porque se armaría una gran guerra.
—¿Y qué quieres que haga? —Tajante. Así fue como respondí.
Jeon no me importaba en lo más mínimo.
—Jules... Jung Kook está realmente mal y ganas no le faltan para arrancarse la cabeza, no precisamente la que conocemos —Intenté no decir el nombre de la persona afectada o MinSeok se alteraría por gusto.
—Seok Jin, no hay nada que yo pueda hacer —No iba a doblegarme porque sí.
—Jules, te lo pide su mejor amigo, estoy preocupado y sus gritos son desgarradores —Su preocupación se notaba en su voz, pero no era de vida o muerte... Tal vez.
—¿Qué es lo que le pasa? —Pregunté. En el fondo habitaba una buena persona en mí.
—Tiene... Está en la etapa de su celo. —Me congelé, ¿Qué significaba eso?— Necesita de su Omega, necesita de tí —Negué tomando del jugo de naranja, como si él realmente me viera, mientras MinSeok me miraba curioso de mi gran conversación.
—No. Realmente no sé qué significa, pero no quiero descubrirlo —Confesé y le dediqué una sonrisa a MinSeok, ponía caras raras cada vez que decía algo.
—Necesita de tu calor... Ahí entre sus piernas —Abrí la boca hasta más no poder.
No iba a tener sexo con Jeon.
—No, no, no. Ni que estuviera loca —Una segunda voz se aproximaba al teléfono del pelinegro.
—Dame esa mierda. —Era Sook y estaba molesta, los síntomas del embarazo tampoco la ayudaban demasiado— Deja de ser tan cobarde en tu mísera vida y ven a ayudar a mi hermano. No te estoy pidiendo que te dejes follar y que te anude, sólo quiero que su llanto pare y sus gritos a media noche también. No sé cuanto pueda aguantar sin dormir —Su tono era serio y me suplicaba con sus directas palabras.
—No puedo, Sook.
—No es una excusa para que vuelvas con él, en serio está sufriendo y la puta de su esposa no puede hacer nada para calmarlo. Él no desea su piel, desea la tuya —No iba a convencerme.
—No, Sook. Lo siento.
[☪]
Mentirle a MinSeok y decirle que iba a cenar a casa de mi papá cuando realmente me estaba dirigiendome al palacio de Jung Kook, estaba mal, muy mal y si me descubría iba a odiarme toda la vida. Estacioné mi auto y bajé lo más rápido que pude, intentando no alarmarme, porque los gritos de Jeon se escuchaban desde la entrada por el bosque y por lo que me ha dicho Sook, él estaba encerrado en lo que podría ser un sótano, encadenado a las paredes y con algunas comodidades (Cama, baño, ropa y comida).
—Te estabas tardando —Sook me abrazó y tomó de mi mano.
Ella iba a guiarme hasta la celda de Jeon.
—Lo hice por mi sobrino o sobrina, porque no debería escuchar los gritos de su tío y el sufrimiento que carga ahora —Justifiqué mi venida... Cuando realmente quería ayudar a Jeon a sentirse mejor, no podía dejar que se cayera a pedazos.
Era muy contradictorio.
—Sólo podré guiarte hasta el final de las escaleras, porque no quisiera ver el estado de mi hermano. Lo mataría yo misma y ahora si pudiera, pero le falta mucho por vivir —Me sonrió de lado y con preocupación... Algo no estaba bien.
Caminamos sin decir nada más y entramos a lo que parecía la puerta del sótano, unos grandulones nos veían con intriga y seriedad al mismo tiempo, como si quisiéramos hacerle daño a su rey. Bajamos la escaleras hasta dar con Seok Jin que buscaba la forma de calmar a Jeon, pero era imposible, tenía algunos golpes y cortadas en su rostro, como si hubiese golpeado recientemente con él.
—Gracias al cielo llegan, porque se ha puesto peor. Su lobo no quiere que lo ayude a controlar sus ganas y sed de... No tengo que explicarlo tan explícitamente —Había entendido a la perfección, pero de lo que no tenía duda era que NO iba a tener sexo con Jeon, me niego a hacerlo, incluso si su vida depende de ello.
“No seas mentirosa, lo deseas al igual que yo” —Habló mi loba, adolorida, podía sentir cada lamento de su alfa.
Ni siquiera recordaba que existías —Admití.
Si fuera por ella, Jeon nos tendría en su cama abierta de piernas, penentrandonos una y otra vez sin parar, llegando al éxtasis total.
—¿Qué debo hacer? —Pregunté con mis nervios a flor de piel.
¿Qué se supone que debería hacer? ¿Qué era el celo y por qué no me había enterado de ello? No sabía si debía dejar que me tomase a la fuerza o cabalgarlo para alivianar su dolor; quizás morderlo para darle más placer o morbo, pero no sabía que seguir, ni siquiera tenía un manual de como afrontar la situación.
Nadie te obligó a venir, tú lo hiciste por tu cuenta.
—Sólo no dejes que te haga daño —Y valí verga en ese instante, porque Jeon iba a partirme en dos.
—Wow, gran ayuda de tu parte, Seok Jin —Él sonrió de forma tímida y por alguna extraña razón, sentí que él rezaba por mí internamente, porque nadie sabía como Jeon iba a reaccionar al verme.
—Es hora —Dijo al escuchar otro sollozo del alfa y suspiré caminando hacia la puerta del cuarto que le habían construido.
La abrí lentamente, mentalizandome que todo estaba bien y no se iba a salir de mis manos la situación. Entré y lo primero que visualicé fue la nada, todo estaba oscuro y me preocupé, porque aunque podía oler su delicioso aroma de chocolate con menta, no podría ver sus acciones, su estado, sus movimientos o si quiera como sus hermosos ojos color avellanas me miraban.
Caminé con la espalda pegada a la pared, en busca del interruptor de la luz, no podía cumplir mi misión en completa oscuridad. Al tocarlo con mi brazo lo encendí con una de mis manos, haciéndose presente la luz y de verdad lamentaba haberlo hecho, Jeon estaba sentado en el suelo con la camisa desgarrada, con sangre escurriéndose por su torso hasta llegar al inicio de sus pantalones, que también estaban desgarrados.
—¿J-Jules? —Alzó un poco la vista, la luz comenzaba a molestarle.
Sus brazos y piernas estaban encadenados a la pared, haciendo su movilidad casi nula y aún no me explicaba como podría hacerse tanto daño.
—Kook, por Dios —Me acerqué con cuidado, pero apenas dí un paso, sus ojos brillaron y se incorporó, poniendose de pie e intentando llegar a mí, haciéndose daño en las muñecas y tobillos.
Él había inhalado mi olor.
—N-No deberías estar aquí —Controlarse era un reto para él.
—Quiero ayudarte —Intenté caminar de nuevo hacia él, quería ayudarlo y en serio lo deseaba.
“Eres bipolar” —Expresó mi loba con cierto fastidio.
En parte es tu culpa —Me defendí.
—¡No te acerques! —Sus ojos cambiaron de color a blanco, su lobo estaba desesperado por tenerme— Te lo pido, no lo hagas —Verlo dolía más que cualquier penetración.
—Te ayudaré —Comencé a deslizar los tirantes de mi vestido por mis hombros.
—¡N-NO! —Me exalté, dejando cualquier acción de lado— No quiero lastimarte —Tragué saliva al oír su voz cambiada por el dolor.
Seguí con mi camino, deslizando el vestido por mi cuerpo hasta dejarlo en el suelo, retiré mis sandalias y me quedé completamente en ropa interior, era una lencería roja la que cargaba puesta.
—Jules... ¿Qué haces? —Preguntó detallandome de pies a cabeza con sus ojos blancos.
Su lobo quería tomar el control de él.
—Te deseo, Jung Kook —Susurré. Fue lo único que pude dejar salir de entre mis labios.
Tenía miedo, pero no sería capaz de demostrar que era una cobarde.
—No puedo hacerlo, contigo simplemente no puedo —Su voz salía con temor, como si fuese a matarme mientras teníamos sexo.
“Hacíamos el amor” —Corrigió mi loba
Lo que sea —Me dejé llevar por el deseo que aun tenía por dentro.
—¿Por qué no puedes? ¿Acaso dejé de ser atractiva para tí? —Relamió sus labios, intentando mantener la poca fuerza de voluntad que poseía.
—S-Si empiezo, no podré detenerme y no quiero hacerte daño, no me lo perdonaría jamás —Sabía que él no fingía y menos en un momento tan crítico como éste.
—No quiero que lo hagas —No sabía con que valor había dicho esas palabras— No me lastimarás, yo lo sé.
Aseguré desabrochando mi brassier aventandolo por equis rincón de la habitación, estaba tan concentrada en Jeon que ni me había fijado en ello, bajé lentamente mis bragas y las aventé del mismo modo, quedando totalmente expuesta ante él y su mirada deseosa; tragué saliva y me acerqué a él, escuchando como intentaba zafarse de las cadenas que rodeaban sus extremidades, acaricié su rostro e hice que se concentrara en mí y no en las ganas que tenía de hacerme suya.
—Ayúdame a ayudarte —Acaricié su mejilla de la forma más tierna que podía besé sus labios.
Era lento y pausado, nada deseoso o cachondo, quería que disfrutara al máximo sin ser rudo con mi delicado cuerpo. Sus manos si acaso llegaban a mi cintura, tocandome con cuidado como si fuese irreal o de cristal. Nos miramos a los ojos y bajé mi mano a su increíble problema, estaba duro como fierro e incluso podría jurar que le había crecido unos centímetros... Tenía miedo.
Bajé y subí mi mano por encima de la tela rasgada de sus pantalones, escuchando sus gruñidos y pequeñas maldiciones, bajé aquella prenda hasta dejarla como tobillera junto a sus bóxers, admirando tal mástil entre sus piernas y fue inevitable no relamer mis labios, porque el líquido preseminal se hacía presente, dejando la punta de su pene más que brillante.
—Necesito que te sientes, no quitaré esas cadenas de tus extremidades —Pedí con amabilidad.
—Pero... Jules —Sus ojos brillaban y eso me encantaba, aún más cuando era Jung Kook el que me miraba
—Sólo házlo —Obedeció sin más y sólo debía sentarme sobre su regazo para cabalgarlo, había decidido que de esa forma calmaría parte de su calentura.
Sentada en su regazo enfrente de él podía notar aquella barra de carne rozándose contra mis muslos. Yo se la acariciaba mientras le besaba con ardor, buscando su boca y su lengua casi desesperadamente. Era humana y no podía negar que también lo necesitaba. Necesitaba sentirlo una y otra vez. A la par que nos besábamos él hacía de mis senos su posesión, sobándomelos como quisiera, poniéndome tan caliente como para freír un huevo encima de mi cuerpo.
Con un sentimiento de ansiedad suprema, tomé la herramienta de mi amante y la hice penetrar mi cuerpo, justo mi sexo levantándome un poco para volver a sentarme, ésta vez con su ariete bien ensertado. Jeon llevó sus manos a mi trasero como pudo para aferrarse con fuerza, clavandome su pene con maestría, no era doloroso, aquello era fantástico, riquísimo.
Su mano izquierda cogía mis tersos glúteos al tiempo que la derecha subía como podía para acariciarme a su antojo; aún era de su propiedad y eso no me disgustaba en lo absoluto.
Que delicioso era todo aquello.
—¡Dios... Kook! —Era imposible no gemir y él no dejaba de jadear.
Ahora yo estaba cabalgándolo, montaba a horcajadas sobre él, que parecía estar en la gloria conmigo encima de él, podía verlo en sus ojos. Mis movimientos se hacían más intensos cada vez, más fantásticos, largos y prolongados amén de más profundos. Incluso me dolía un poco, pero era un dolor maravilloso.
Luego, para mi sorpresa, su mano bajó hasta tocar mi clítoris y jugar con el, provocándome unas oleadas intensas, unos espasmos que me ponían al borde de la locura. Él sabía que así era e insistía en ello cada vez con más ganas, buscando con ahínco la forma más rápida para volver a gozar juntos. Yo estaba cada vez más caliente, más cachonda y él sabía que estaba a punto, podía notarlo en su rostro...
Entre estertores y varios gemidos junto a jadeos , aceleré el ritmo de mi cabalgada, que ya era de amazona salvaje y apreté mis músculos vaginales para oprimir su pene dentro de mí, estrujándosela para que él gozase al mismo tiempo que yo. Los dos nos corrimos y quedamos encima del otro, agotados y abrazados. Le miré con ternura, con una amplia sonrisa lo besé, su llanto había sido cesado y su ansias de sexo calmadas, pero aún no podía irme, por lo que había leído en una página era sobre la protuberancia en la base de su pene, la cual conectaba y bombardeaba semen en mi interior.
Debía preocuparme por aquello, pero luego de salir de este embrollo en el que me había metido.
¡Holaaaaa!
Por fin terminé éste capítulo, ¿Les ha gustado?
Gracias por leer♥️
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