
|☪ Cᴀᴘ. 06 ☪|
Min Jules Hee;
Salí de la oficina del rector con pasos firmes, sintiendo una mezcla de triunfo y desafío en mi interior. Jeon Jung Kook había tratado de imponer su autoridad con advertencias, pero lejos de intimidarme, solo había despertado más mi curiosidad.
El aire fresco del pasillo me recibió mientras bajaba las escaleras, dejando atrás la tensión que había llenado aquel espacio. Con cada peldaño que descendía, mi mente repensaba cada palabra que él había dicho, ¿Qué secretos eran tan peligrosos que debía mantenerme lejos de ellos? ¿Por qué parecía tan seguro de que yo podría descubrir algo?
No lo sabía aún, pero tenía claro que no me quedaría con la duda.
Al llegar a la planta baja, busqué con la mirada la cafetería, donde sabía que mis nuevos amigos seguirían reunidos. Apenas crucé la puerta, sentí las miradas sobre mí, y supe que la curiosidad los consumía.
—¡Por fin! —exclamó Taehyung, inclinándose hacia la mesa como si hubiera estado esperando demasiado.
Hara y Hyerin me miraron con los ojos muy abiertos, expectantes. Sook, por su parte, me evaluó con una sonrisa ladeada, como si ya supiera que tenía algo interesante que contar.
—Bueno, Jules, ¿cómo se siente sobrevivir a un encuentro con el mismísimo rector? —preguntó Hara con diversión en su tono.
Dejé mi bolso sobre la silla antes de acomodarme y soltar un leve suspiro.
—Interesante —respondí con una sonrisa misteriosa—. Y confuso.
—¿Confuso? —repitió Hyerin, inclinándose ligeramente.
—Digamos que no fue solo un repaso de horarios —admití, cruzando las piernas—. También hubo advertencias.
Sook levantó una ceja.
—Déjame adivinar: “no indagues demasiado”, “no cuestiones lo que no debes” —enumeró con tono astuto.
La miré con sorpresa.
—Exactamente.
Ella dejó escapar una pequeña risa y se recostó en su asiento.
—Bienvenida a la universidad.
El resto de la mesa se quedó en silencio por unos segundos, absorbiendo mis palabras.
—¿Sabes qué significa eso, verdad? —preguntó Taehyung con una sonrisa traviesa.
Lo miré con curiosidad.
—¿Qué significa?
Hara se inclinó sobre la mesa con una expresión intrigada.
—Que hay algo que no quieren que descubras.
Sentí un escalofrío recorrer mi espalda.
—Y eso solo me da más razones para averiguarlo —murmuré, sintiendo la adrenalina despertar en mí.
Mis nuevos amigos intercambiaron miradas entre sí, algunos con sonrisas entretenidas, otros con un dejo de preocupación.
El ambiente en la mesa cambió por completo cuando Sook, con una sonrisa llena de conocimiento, se inclinó ligeramente hacia mí, como si estuviera a punto de revelar un secreto que nadie más se atrevía a mencionar.
—Jeon Jung Kook siempre dice esas cosas —comentó con aparente despreocupación—. La advertencia de no indagar demasiado, de no cuestionar el pasado… Lo hace para que nadie descubra la verdad.
Fruncí el ceño con interés.
—¿La verdad?
Sook apoyó su codo en la mesa, jugueteando con su vaso antes de soltar la bomba.
—Está comprometido.
El grupo entero reaccionó al instante. Taehyung levantó las cejas, Hyerin dejó escapar un pequeño suspiro de sorpresa y Hara, quien siempre parecía más tranquila, mostró una leve expresión de incredulidad.
—¿Comprometido? —repetí, asegurándome de haber escuchado bien.
Sook asintió, divertida por nuestras expresiones.
—Pero no con alguien que haya elegido. Está prometido con la chica más interesada de Corea del Sur.
El peso de sus palabras me golpeó de inmediato.
—¿Obligado? —pregunté, sintiendo que todo lo que pensaba sobre Jeon Jung Kook cambiaba de perspectiva.
—Más o menos —respondió Sook—. Es un acuerdo familiar, algo que nuestro padre organizó hace años. No tiene opción.
Hyerin se inclinó sobre la mesa con los ojos llenos de intriga.
—Eso sí lo hace aún más misterioso.
Hara asintió lentamente.
—Quizá por eso siempre tiene ese aire tan reservado.
Me quedé en silencio, procesando todo. Jung Kook, el rector, el hombre que parecía controlar cada rincón de esta universidad, ¿atrapado en un compromiso que no había elegido?
—Entonces, cuando me dijo que no desenterrara el pasado… —murmuré más para mí misma—. En realidad estaba tratando de ocultar su futuro.
Sook soltó una risa suave.
—Exactamente.
El ambiente en la mesa cambió por completo. Lo que comenzó como una conversación trivial sobre mi encuentro con el rector ahora se había convertido en un rompecabezas más grande.
Miré a mis amigos, sintiendo la energía de la revelación en cada uno de ellos. Si Jeon Jung Kook había intentado mantenerme alejada de esto, ya era demasiado tarde. Porque ahora, más que nunca, quería saber toda la verdad.
Después de la revelación sobre Jung Kook, decidí cambiar el tono de la conversación para aliviar la tensión. No quería que todo el ambiente girara en torno a los secretos de la universidad, al menos no por ahora. Apoyé los codos sobre la mesa y, con una sonrisa despreocupada, pregunté:
—Está bien, dejemos de lado los misterios por un momento. Díganme, ¿cuántos años tienen?
Taehyung fue el primero en responder, con su clásica sonrisa traviesa.
—Veinticuatro —dijo, con ese aire confiado que parecía caracterizarlo en todo momento.
Sook, con su elegancia habitual, se acomodó el cabello detrás de la oreja antes de decir:
—Veintiuno.
Hyerin, quien hasta ahora había estado disfrutando su bebida, levantó la mirada con interés.
—Veintitrés.
Hara, la más tranquila del grupo, sonrió con amabilidad antes de responder.
—Veintidós.
Solté una pequeña risa mientras los miraba.
—Bueno, parece que soy la más joven aquí. Tengo veinte.
Taehyung silbó bajo.
—Eres una bebé en este grupo.
Rodé los ojos con diversión.
—No exageres.
Justo cuando pensaba que la conversación se quedaría en eso, decidí añadir un dato más.
—Y ya que estamos hablando de edades… mi hermano, Min YoonGi, tiene veinticinco.
Las miradas que recibí fueron instantáneas.
—¿Veinticinco? —repitió Hyerin, claramente intrigada.
—Sí, es mayor que todos ustedes.
Sook cruzó los brazos, analizándome con una expresión divertida.
—Eso explica por qué siempre ha tenido una energía tan reservada.
Taehyung negó con la cabeza, riéndose.
—No puedo creer que ese hombre tan serio sea tu hermano.
Me encogí de hombros con una sonrisa.
—Yo tampoco puedo creerlo a veces.
La conversación fluía con ligereza cuando, de repente, una melodía envolvente llenó el aire. Era una voz profunda, cargada de emoción, con una técnica impecable y un tono que parecía tocar cada fibra de mi ser.
Me quedé inmóvil, embelesada, con el sonido resonando en mi pecho como si estuviera presenciando algo único.
El teléfono de Sook vibraba sobre la mesa, la pantalla iluminada con el nombre de su padre. Pero yo ya no podía concentrarme en eso.
—¿Quién… quién canta eso? —pregunté con los ojos aún fijos en el dispositivo, incapaz de ignorar el impacto que había tenido en mí.
Sook, acostumbrada a la reacción, tomó el teléfono con naturalidad antes de mirarme con una sonrisa de lado.
—Es mi hermano —respondió sin prisa.
Las palabras tardaron unos segundos en asentarse en mi cabeza.
—¿Jung Kook canta?
Sook asintió, dejando el teléfono a un lado mientras la melodía seguía flotando en el aire.
—Quería ser cantante. Y créeme, tenía el talento para serlo. Pero nuestra familia no lo apoyó.
El peso de esa frase cayó sobre mí con fuerza.
Recordé la conversación que había tenido con Taehyung y los demás. El compromiso impuesto. Las advertencias de Jung Kook. Todo comenzaba a tener sentido.
—Le quitaron lo que realmente quería —murmuré, casi más para mí que para ella.
Sook dejó escapar un suspiro, su mirada perdiéndose por un instante.
—Exactamente.
La canción llegó a su final, dejando un eco melancólico en el ambiente. Por primera vez, no vi a Jung Kook como el rector imponente o el profesor de contabilidad. Lo vi como alguien que había sido obligado a renunciar a su sueño. Y eso, de alguna manera, me hizo querer conocerlo aún más.
[☪]
El sol comenzaba a teñir el cielo con tonos dorados cuando Taehyung, Hara y yo salimos del edificio académico después de nuestra última clase. Los pasillos seguían llenos de estudiantes, algunos apresurados revisando sus horarios, otros simplemente disfrutando de la conversación con sus amigos mientras el día terminaba.
El campus tenía una vibra distinta a esta hora, el bullicio del mediodía había dado paso a un ambiente más relajado, con el viento moviendo suavemente los árboles del jardín central y la luz filtrándose por los ventanales del edificio administrativo. Caminamos entre los senderos de piedra que conectaban las distintas áreas de la universidad, hasta que distinguimos a Sook y Hyerin cerca de la fuente principal, un punto de encuentro común.
La fuente era una estructura imponente con detalles de mármol oscuro y agua cayendo en suaves cascadas, rodeada por bancas de madera que daban un aire sofisticado y tranquilo. Era un espacio perfecto para detenerse después de un día de clases.
—Por fin aparecen —comentó Sook con una sonrisa, apoyando un pie sobre el borde de la fuente mientras nos observaba acercarnos.
—Nos atraparon en una charla absurda sobre contabilidad —bromeó Taehyung, haciendo que Hara rodara los ojos.
Hyerin se giró hacia nosotros, con una expresión animada.
—Justo estábamos hablando de la reunión de la universidad —dijo, moviendo las manos con entusiasmo— ¿Ya les dijeron sobre eso?
Fruncí el ceño, interesada.
—¿Reunión?
Sook asintió, cruzando los brazos.
—Cada año, la universidad organiza un evento formal para reunir a los estudiantes, profesores y figuras importantes de la institución.
—Es una tradición antigua —añadió Hyerin—. Se supone que es una forma de reforzar los valores de la universidad y permitir que los estudiantes interactúen con los directivos.
Hara soltó una risa ligera.
—Básicamente, es una noche donde todos fingimos ser civilizados y elegantes.
Taehyung sonrió.
—Lo dice alguien que siempre se escapa de los discursos aburridos.
Miré a Sook con curiosidad.
—¿Tú también asistes?
Ella hizo un gesto despreocupado.
—Por supuesto, es obligatorio para todos los estudiantes. Además, mi familia siempre tiene algún papel importante en la organización.
Lo dijo con una naturalidad que dejaba claro que estaba acostumbrada a este tipo de eventos.
—¿Y cómo hay que ir vestidos? —pregunté, sabiendo que la respuesta seguramente me daría trabajo extra en preparación.
Hyerin sonrió con diversión.
—Vestimenta formal, Jules.
Me crucé de brazos, dejando escapar un suspiro.
—Bueno, entonces supongo que tendré que encontrar algo decente para usar.
Sook se giró hacia mí con una expresión traviesa.
—No te preocupes, te ayudaremos con eso.
El grupo entero pareció animarse más ante la idea del evento. Yo, por mi parte, seguía procesando la información. Un evento formal. Una oportunidad para ver cómo se manejaban las cosas desde dentro. Y sobre todo, otra ocasión para cruzarme con Jeon Jung Kook en su papel de rector. Algo me decía que esta reunión iba a ser más importante de lo que parecía.
El aire fresco de la tarde hacía que el campus se sintiera aún más acogedor mientras caminábamos juntos, comentando sobre el evento formal que la universidad organizaba. Aunque intentaba verlo como algo rutinario, no podía ignorar la sensación de que aquella reunión iba a ser mucho más que un simple encuentro entre estudiantes y directivos.
—Así que, vestimenta formal y discursos tediosos —comenté con una sonrisa, mirando a Taehyung, quien parecía el menos entusiasmado con la parte tradicional del evento.
—Exacto —confirmó él, suspirando dramáticamente—. Pero también es el momento en que algunos profesores y directivos muestran su lado más manipulador.
Hyerin arqueó una ceja, divertida.
—Dices eso porque siempre terminas escuchando conversaciones que no deberías.
Taehyung le guiñó un ojo.
—Y tú sabes que siempre son las más interesantes.
Sook, quien caminaba con la seguridad que parecía ser su sello personal, giró levemente su cabeza hacia mí.
—En estos eventos, todo se trata de presencia —comentó—. No sólo es una noche elegante, es un juego de apariencias, conexiones y poder.
Hara asintió.
—Los profesores buscan impresionar a los inversores. Los estudiantes más influyentes se aseguran de que nadie olvide sus nombres.
Escuché cada palabra con atención, sintiendo cómo este evento se transformaba de una simple reunión a una estrategia social.
—Y el rector… —murmuré, con la curiosidad creciendo dentro de mí—, ¿qué hace exactamente en esta noche?
Sook dejó escapar una pequeña sonrisa.
—Jung Kook se mantiene impecable. Siempre atento, siempre perfecto. Y, por supuesto, siempre rodeado de su prometida.
Mi estómago dio un pequeño vuelco ante esa última frase.
—Entonces no es sólo un evento académico —dije en voz baja—. Es una demostración de control.
Taehyung soltó una carcajada.
—Exactamente.
Miré a mis amigos, sintiendo que ya no podía ver esta reunión como una simple tradición universitaria. Había algo más en juego. Y yo tenía el presentimiento de que, esa noche, descubriría mucho más de lo que Jung Kook estaba dispuesto a revelar.
El sol ya comenzaba a teñir el cielo con un tono naranja cuando me despedí de mis nuevos amigos. Aunque el día había estado lleno de revelaciones inesperadas, algo dentro de mí se sentía más ligero ahora. La universidad aún bullía con actividad, pero la energía de los estudiantes había cambiado, volviéndose más relajada después de tantas horas de clases.
Me dirigí al estacionamiento, donde los autos bien alineados reflejaban los últimos destellos de luz en sus parabrisas. Apenas di unos pasos cuando una figura apareció en mi camino.
Era un estudiante, algo mayor que yo por su porte seguro. Su cabello castaño, ligeramente despeinado pero estilizado con intención, caía sobre su frente en suaves ondas. Sus ojos eran de un marrón cálido, acompañados de una expresión confiada que parecía acostumbrada a este tipo de encuentros. Su piel tenía un tono ligeramente bronceado, y su uniforme, aunque dentro de la formalidad requerida, tenía detalles que mostraban su personalidad,la corbata un poco floja, el primer botón de la camisa desabrochado, como si evitara la rigidez de las normas.
Se detuvo justo en mi camino y me miró de arriba abajo con evidente interés.
—No pude evitar detenerme —murmuró con un tono desenfadado, su voz firme pero relajada—. Eres hermosa.
Sentí un leve escalofrío de incomodidad ante su expresión directa, pero mantuve mi postura.
—Gracias… supongo —respondí con neutralidad, sin mostrar mucho entusiasmo.
Él extendió una mano con confianza.
—Lee MinSeok.
Miré su mano por un momento antes de decidir estrecharla.
—Jules —respondí con cautela.
Pero justo cuando creía que la conversación quedaría en una breve presentación, una presencia se hizo notar detrás de nosotros.
El aire cambió.
MinSeok se tensó de inmediato, y yo, sin necesidad de girarme, supe quién estaba allí.
Jeon Jung Kook.
Su presencia era imponente, incluso sin decir una palabra. Con su postura recta y su mirada afilada, era evidente que había captado la escena a la perfección.
Sin necesidad de elevar la voz, pronunció una sola frase que congeló el aire entre nosotros.
—MinSeok, ¿quieres explicarme qué estabas haciendo?
Su tono era frío. Autoritario.
MinSeok tragó saliva, perdiendo parte de la confianza que había mostrado segundos antes.
—Sólo estaba… saludándola.
La mirada de Jung Kook se endureció.
—No lo parecía.
El silencio se extendió por un largo segundo.
—No toleramos el acoso en esta universidad —continuó el rector, sin apartar la mirada de MinSeok—. Espero no verte en esta situación nuevamente.
MinSeok retrocedió un paso, sin saber cómo responder.
Yo, por mi parte, observé la escena con atención.
Jung Kook estaba protegiéndome. Pero sabía que su intervención no se debía únicamente a este encuentro. Había algo más en su mirada. Algo que aún no lograba descifrar.
[☪]
El trayecto de regreso a casa estuvo marcado por el peso de todo lo que había sucedido en la universidad. Mis pensamientos giraban en torno a Jung Kook, a su advertencia, a la historia de su compromiso, y a cómo, sin saberlo, ya me encontraba atrapada en una serie de secretos que ni siquiera sabía si quería descubrir. Pero nada, absolutamente nada, me había preparado para lo que estaba por ocurrir.
Bajé del auto con un suspiro, sintiéndome aliviada de estar finalmente en casa. El aire fresco y el silencio del barrio me dieron una pequeña sensación de paz mientras avanzaba hacia la puerta principal.
Pero en cuanto entré, todo cambió.
Frente a mí, en el suelo del salón iluminado por la tenue luz de la tarde, estaba un bebé hermoso, con mejillas redondas y sonrosadas, unos ojos oscuros llenos de curiosidad y una sonrisa que mostraba un destello de inocencia pura.
Mi cuerpo reaccionó antes de que pudiera siquiera pensar.
Por puro instinto, me incliné y lo tomé en mis brazos con delicadeza. La calidez de su pequeña figura, el ligero aroma a talco y leche, todo me envolvió en una sensación de ternura y confusión al mismo tiempo.
—YoonGi —llamé con desesperación, sintiendo que mi corazón latía con fuerza— ¿Qué hace un bebé aquí?
No tardó en aparecer, con el rostro endurecido por la preocupación. Sus ojos se dirigieron rápidamente a mí y al niño en mis brazos.
—¿Qué…? —comenzó a decir, pero se interrumpió cuando vio mi expresión.
—Explícame esto —dije con urgencia, sintiendo una mezcla de sorpresa y ansiedad.
Antes de que YoonGi pudiera responder, otra presencia llenó el salón.
Nuestro padre.
Su postura era firme, pero había algo en su mirada que parecía pesar más de lo normal. Sus ojos recorrieron la escena antes de fijarse en el bebé. Y luego, con un suspiro pesado, habló.
—Él es tu hermano menor, Jules.
Mis labios se separaron en un gesto de incredulidad.
—¿Mi qué?
La noticia cayó sobre mí como un peso imposible de ignorar. Pero nuestro padre no había terminado.
Se acercó con calma, con una expresión que ahora era más melancólica que autoritaria.
—Su madre falleció en el parto —murmuró, su voz cargada de un dolor que parecía antiguo, pero aún latente—. Fue repentino. No hubo tiempo de reaccionar… Los médicos no pudieron salvarla.
Sus palabras se sentían como un golpe al pecho.
Vi cómo YoonGi apretaba la mandíbula, intentando mantener la compostura.
—¿Por qué nunca nos dijiste nada?
Mi padre se mantuvo en silencio por unos segundos antes de responder.
—Porque no sabía cómo hacerlo.
Mis brazos rodearon instintivamente al pequeño que ahora sabía que era mi hermano, sintiendo cómo el aire en la casa se volvía más denso.
Nuestro padre era viudo.
Y este bebé, este ser que apenas conocía, era mi hermano.
—Su nombre es Min Seok Jun —dijo finalmente, con una voz que contenía más emociones de las que probablemente quería demostrar—. Tiene ocho meses de edad.
Sentí su pequeño cuerpo moverse levemente en mis brazos, su carita redonda y sonrojada reflejando una inocencia que parecía ajena a la tristeza que lo rodeaba. Sus ojos oscuros, tan similares a los de YoonGi, parpadearon con curiosidad, como si intentara descifrar quién era la persona que lo sostenía en ese momento.
—Ocho meses… —murmuré, aún tratando de asimilarlo.
YoonGi seguía en silencio a mi lado, su mandíbula tensa, su mirada fija en nuestro padre. Yo podía sentir la batalla interna en su expresión, el choque entre emociones que probablemente había guardado por demasiado tiempo.
Nuestro padre soltó un leve suspiro y desvió la vista por un instante, como si los recuerdos pesaran demasiado.
El aire se volvió aún más denso.
Miré a Seok Jun nuevamente, sintiendo una mezcla de amor y responsabilidad envolverme.
Era mi hermano.
Y sin importar lo que ocurriera, lo protegería.
Siempre.
Gracias por leer 😊
¿Les está gustando la historia?, Disculpen si tiene errores ortográficos, prometo corregirlos luego.
11/05/2020.
08/06/2025.
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