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|☪ Cᴀᴘ. 025 ☪| ᴇ́ʟ ɴᴏ ᴇs ᴜɴᴀ ᴍᴀʟᴀ ᴘᴇʀsᴏɴᴀ ✔


|• MIN JULES HEE •|

     Abrí mis ojos lentamente, ¿En donde estaba?, Me senté en la cama examinando la habitación, estaba en una muy gigantesca que, claramente no era la mía. El blanco predominaba cada rincón que veía, cuadros con marcos dorados y demás adornos modernos.

     Luego recordé los acontecimientos de anoche, casi era asesinada por Jung Kook hasta que descubrió que era una omega, si alguien me lo hubiese dicho antes sin mostrarme pruebas, no le hubiese creído, pero al ver a mi hermano transformandose en un perro gigante de pelaje negro y ojos azulados penetrantes, me tragué todo lo que tenía que decir al respecto.

     Todo era cierto.

     No tenía mi uniforme puesto, miré bajo la sábana y tenía una camisa que olía a chocolate con menta, en resúmen, olía a Jung Kook, me levanté de la cama con sumo cuidado y a un costado de la cama habían dejado unas pantuflas para mi, sonriente me las puse porque eran de conejito y de una u otra forma me recordaban a él.

     A Jung Kook.

     Quería más explicaciones, quería saber porque le tienen tanto miedo a los betas, porque se esconden si son más fuertes que cualquiera de ellos.

     Quería más, necesitaba más.

     Entré al baño para hacer mis necesidades, darme una corta ducha para ponerme lo que había en una bolsa de compras, a puesto a que fue mi hermano quien lo compró y temo por lo mismo, siempre me compra tallas más pequeñas; tuve una gran sorpresa al ver cepillos de dientes totalmente nuevos que, sin dudas iba a utilizar uno de ellos.

     Al terminar con lo mío, salí por aquella puerta en busca de su habitación, si mal no recordaba era una de las primeras a mano derecha, si no era esa, realmente no sabría cual podría ser. Al llegar y con toda la valentía que tenía, decidí abrir la puerta que estaba frente a mi, con la mano temblorosa giré la perilla y abrí lentamente la puerta.

     Gracias al Señor, no tenía seguro.

     Al asomarme por el marco sin abrir la puerta por completo, maldije en mi mente como nunca antes, Jung Kook estaba desnudo frente a mis narices y estaba ¡ERECTO! ¿Señor, eso iba a entrar en mi anoche? El dolor que iba a sentir, no iba a ser uno que haya sentido antes, porque esa cosa era enorme.

     Cerré la puerta con cuidado a que escuchara, hablaría con él luego de que se vistiera, pero esos no eran los planes que él tenía ya que, abrió la puerta de golpe y yo con la mano aún en la perilla, me atrajo a él, literalmente a su cuerpo, me atrapó como pudo y por el impacto los dos estábamos en el suelo, bueno, yo estaba encima de él.

     —Podría acostumbrarme a estas mañanas tan... Excitantes —Mi rostro estaba muy pegado al suyo.

     —¿Excitantes? —Lo ví a los ojos, reflejaba lujuria en ellos.

     —Claro, tu cuerpo rozando con una de mis partes más sensibles —Hizo una pausa— y si no te molesta, no te muevas mucho o mi pene explotará por el roce —Lo miré confundida, hasta recordar que estaba desnudo, algo húmedo y yo estaba encima de él con un short negro, una camisa holgada nada sexy, pero con ropa interior de muñequitos.

     Iba a matar a YoonGi.

     —¡Jung Kook! —Chillé. Esto no era normal, nada normal.

     —¿Qué?, Fuiste tu la que irrumpió en mi habitación —Abrí mis ojos hasta no mas poder, ¿Me estaba echando la culpa?

     —Sí, claro. Sólo vístete que quiero hablar contigo sobre unas cosas —Hice el ademán de querer levantarme, pero sus fuertes y musculosos brazos me atraparon, haciendo que nuestros labios se rozaran— Jung Kook, ni se te ocurra.

     —¿Ni se me ocurra? —Rió— ¿Por qué mejor no me saludas como se debe?

     —¿Cómo se debe? —Reí— ¿Y quién eres tú?, Según tu persona.

     —El dueño de cada uno de tus besos —Mis ojos brillaron y los de él igual, ¿Qué me pasa?

     Una gran corriente eléctrica recorrió mi cuerpo al sentir sus manos en mi espalda desnuda, había metido sus manos debajo de mi camisa holgada, iba a detenerlo, pero sus ojos me pedían a gritos que no lo hiciera y eso hice, me dejé llevar por las millones de sensaciones que estaba teniendo.

     —Soy el amor de tu vida —Susurró muy cerca de mis labios, antes de atraparlos con los suyos.

     Empezó un beso lento, intentando no forzarme a ello, pero era inevitable no desearlo, sus labios carnosos y rojizos, ponen loca a cualquiera que pueda llegar a probarlos. Subí mis manos por su cuerpo hasta llegar a un costado de su cuello, profundizando más el beso. Lo deseaba y me ponía muy caliente al hacerlo. Era perfecto. Hermoso. Atractivo. Simples palabras que describen un mínimo de su persona, apartando su lado agresivo.

     Poco a poco sentí sus manos subir mi gran camisa blanca de algodón, sintiendo el roce de su piel contra la mía. Nos separamos agitados por la falta de aire, pegando nuestras frentes segundos después, estaba muy caliente al igual que él. Alcé los brazos para que le sea más fácil despojarme de aquella prenda que tanto estorbaba, pero no tenía una gran vista de ellos, así que sin más y como pudo se puso de pie conmigo encima, aferrada a su cuello y él a mis piernas, ahora si fijando como pudo su vista en mis pechos, sintiéndome algo incómoda.

     —¿Se te perdió algo allí? —Alcé una ceja curiosa.

     —¿Te han dicho que eres hermosa? —Rodé mis ojos. Ya empezaría con sus habladurías baratas— El punto es, que te verías mejor sin ese brassier —Apresó nuevamente mis labios.

     Me tensé al sentir sus manos detrás de mi espalda, intentando desabrochar el brassier, mientras le rogaba a todos los Dioses para que no lo lograra, pero algo falló en mi ruego. Sentí mis pechos al aire, la corriente helada hizo que se me erizara la piel y los pezones. Intenté bajarme o separarme de Jung Kook, pero mientras más tocaba su gran torso desnudo, me calentaba aún más, quería y me daba curiosidad de cómo se sentiría su pene dentro de mi.

     —¿Sabes? —Lo miré a los ojos, mientras él me miraba con lujuria— Dijiste que no me deseabas, ni sé que hago aquí —Confesé moviéndome un poco, sintiendo su erección en mi centro.

     —Sólo lo dije para que no cometieras un error —Confesó ahora él.

     —¿Un error? —Sonreí muy cerca de su rostro— Anoche te deseaba, Jung Kook.

     —¿Qué tanto? —Tenía sus manos en mis caderas, haciendo un leve movimiento, rozando mis pezones con su pecho desnudo.

     Cerré los ojos y él aprovechó para atrapar mis labios en un exquisito beso.

     —Kook... —Gemí sobre sus labios, mientras el caminaba en dirección a la cama para acostarnos a ambos delicadamente en ella— Kookie... —Volví a gemir, cuando se acomodó mejor entre mis piernas, sin separar sus labios de los míos y al sentir sus manos frías en mis pechos, sentí una de las más deliciosas y excitantes sensaciones.

     Él sabe como hacer sentir a una mujer.

     —¿Cómo me llamaste? —Preguntó culminando aquel fogoso beso.

     Abrí mis ojos avergonzada, mi calentura hacía que viajara a otro planeta y se quedara una persona que estuviera fuera de su eje. Mis ojos se encontraron con los suyos en espera de una pronta respuesta, el cual no le iba a conceder. Al ver que no decía nada desabotonó el short para bajarlos lentamente por mis piernas, acomodándose en ella para retirar su toalla y rozar su pene en mi entrada.

     —¿Lo sientes? —Susurró en mi oído, erizando hasta no más poder mi piel, cada centímetro de ella. Asentí como una niña chiquita, mientras se acercaba para morder el lóbulo de mi oreja derecha— Te deseo, tengo unas terribles ganas de follarte —Aunque sus palabras no eran delicadas, podía sentir su excitado pene chocar aún más con mi sensible centro encima de la ropa interior, pero para que mentir, también lo deseaba.

      Cargaba una vergüenza inimaginable, había recordado que mis bragas eran de un dibujo que amaba con todo mi ser "hora de aventura" ¡Tierra TRÁGAME, por favor! Disfrutó de mi cuello, mordiendo y marcandome a su antojo, para seguir por mis pechos sin dejar de darle el mismo trato a mis pezones y siguió el mismo camino hasta llegar a mis bragas.

     —Lindas bragas —Sentí mi rostro ruborizarse— Así como me encantan —Sonrió y prosiguió con lo suyo. Abrió un poco mis piernas para posicionarse más a gusto en el medio de estas.

     Jamás imaginé que así sería mi primera vez con deseo, siempre lo había hecho por trabajo y poco había disfrutado de un acto tan íntimo, tan placentero, tan caliente.

     Cerré los ojos al sentir sus labios en los míos, juro por Dios que podía volverme adicta a ellos, eran muy suaves y sabían tan bien, amaba la sensación. Él estaba encima de mí sin aplastarme, apoyándose con uno de sus antebrazos, mientras una de sus manos bajaba por mi pecho hasta llegar al elástico de mis bragas, recordando lo que había pasado hace un momento y con hilito de voz le pedí:

     —Por favor, Kook. Detente —Me miró confundido y quitó la mano de aquel lugar.

     —¿Qué pasa, Jules? —Preguntó sin dejar de verme a los ojos— ¿Hice algo mal? —Negué.

     —No puedo hacerlo, discúlpame, Jung Kook —Desvié mi rostro, no podía verlo, no podía hacerle esto, no podía enamorarlo.

     —Sabía que lo verías como un error —Se puso de pie sin dejar que le explique lo que realmente pasaba.

     —Kook, no es eso... —Me interrumpió lanzándome mi camisa y mi brassier.

     —Vístete y sal de mi habitación, es una orden —Soltó con voz de mando.

     Si o si debía obedecer.

Disculpen si los hice esperar tanto, tengo muchas cosas acumuladas y no he tenido tiempo de actualizar, si le sumamos que no tengo internet y le pido prestado los datos móviles a mís amigos, es casi imposible subirlos los días que corresponde.

GRACIAS POR LEER😍

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