⎛Eᴘɪ́ʟᴏɢᴏ⎠
El molesto pitido de la alarma de mi celular me hizo gruñir.
Estirando mi brazo hacia atrás, conseguí el aparato y apagué la notificación.
Frotando mis ojos con mi puño libre, me espabilé un poco y caí en cuenta de varios factores.
El primero era que eran las cinco de la mañana y debía alistarme para ir a trabajar.
El segundo eran las manos de JungKook en mis nalgas bajo el short de mi pijama...cosa que ya no me sorprende porque es una costumbre que adquirió poco tiempo después de comenzar a dormir juntos cada noche.
Y finalmente estaba el hecho de que mi chico y yo nos habíamos quedando dormidos en el sofá de la sala.
A tres años de relación, JungKook y yo seguíamos viviendo en su pequeño departamento (luego de que vendiera el mío) y teníamos por costumbre, cuando no hacíamos el amor o platicábamos hasta bien tarde, quedarnos en la sala viendo películas o alguna serie, o simplemente leyendo un libro. Aunque casi siempre hacemos eso los fines de semana libres.
En esa ocasión habíamos estado viendo una película que, por mucho que intente recordar el nombre, no puedo.
Pero el caso es que habíamos terminando abrazados frente a frente en el sofá y allí habíamos dormido.
De no ser por sus manos en mis glúteos y la dura erección que comenzaba a sentir contra mi vientre, diría que parecía tener a un bebé tatuado y con un piercing babeando mi brazo, sobre el cual estaba su cabeza dicho sea de paso.
Me quedé viéndolo y acariciando su cabello hasta que comenzó a fruncir sus labios, clara señal de que despertaría pronto.
Al cabo de un par de segundos, de su garganta salió un pequeño gruñido y sus manos apretaron mi piel, acercándome mucho más a él.
Entonces abrió los ojos. Sonrió apenas me notó y le correspondí, llevando la tela de su camisa a sus comisuras y mi brazo para limpiar los restos de su baba.
-¿En serio me volví a babear?-mi risita lo contagió.
-A veces eres como un bebé...
-Un bebé que trabaja incansable y arduamente para que tengamos otro en casa.
-También-finalicé sonriente, volviendo a colocar su camisa en donde estaba.
Aprovechando la posición de su cabeza, con la fuerza de mi brazo lo acerqué más a mí y lo besé.
El mal aliento dejó de ser un problema para nosotros hace años.
La intención era darle mi común beso de buenos días...pero, aunque me asustó un poco el repentino fuerte apretón a mis nalgas, no me sorprendía que él quisiera llegar a más.
-Mhm-con mi mano libre hice lo posible por separarnos-. Jung...¡Ah!-con esa fuerza que lo caracteriza, en cuanto hubo sacado sus manos de mis shorts, las colocó tras mis muslos y espalda y me cargó. Pero lo que más me hizo chillar fue que corriera conmigo encima...aunque por lo menos nos dejó caer con cuidado a la cama-¡Ten más cuidado, bruto!¿Qué pasa si nuestro pequeño híbrido de verdad sí está aquí adentro y lo acabas de sacudir al pobre?
-Él entenderá que su papá sólo quería jugar un ratito con su mamá y por eso la sacudió tanto-su mirada perversa me hizo dejar de sobarme el vientre para mirarlo con los ojos entrecerrados, pero él sólo rió.
Pues sí. Dado que ya estaba en mis treinta y porque creíamos que habíamos encontrado a la persona indicada para ello, JungKook y yo decidimos tener hijos. Llevábamos medio año intentándolo y nuestra familia estaba muy al tanto de cada proceso y cada examen que hasta el momento había dado negativo.
Ese mismo día debía llegarnos el resultado del último exámen que me había hecho.
Lo bueno era que ninguno de los dos perdía la esperanza de tener a nuestro pequeño híbrido (como habíamos acordado llamarle mientras no tuviéramos un nombre fijo en mente y a causa de nuestras diferentes procedencias)...y tampoco es como que el proceso de procreación se nos hiciera aburrido.
-JungKook-sé que mis lloriqueos parecían infantiles, pero yo sabía a dónde llegaría si seguía con esos besitos en mi cuello que iban bajando por mis clavículas. Yo terminaría cediendo y no podía-. Mi amor, llegaré tarde al trabajo...
-No te preocupes, mi pequeña viejita-su nariz había comenzado a acariciar la mía con extrema lentitud-. Con decirle a mis padres y la abuela que trabajábamos en función de traer un nuevo miembro a la familia, ellos comprenderán-puchereó-. De todas formas no hace mucha falta que vayas temprano. Sólo están empacando y metiendo las cosas en el camión para la mudanza; no haces falta.
-Llevo las cuentas del restaurante, idiota-me reí en su cara y él gruñó-. Se supone que se hace un inventario en medio de todo este proceso, así que sí debo estar ahí.
-Pues que se aguanten-su insistencia me tenía muerta de la risa.
Fue lindo verlo con un puchero mientras me quitaba los shorts y las bragas, que acompañaron a sus pantalones al suelo.
Como ya no me podía ni me quería negar ante el deseo, me deshice de mi blusa y su camiseta y lo atrajé a mí con la mano en su nuca.
Lo besaba y luego acariciaba la piel de su cuello y hombros con mis labios, sintiendo sus manos recorrer cada centímetro expuesto de mi piel.
Y es que es increíble cómo este hombre me puede calentar con tan sólo una caricia...aunque él sabe dónde tocar exactamente para lograr que me rinda en sus brazos...justo como lo hacía.
Mientras se adentraba poco a poco en mi interior, nuestros brazos se enredaron más en el cuerpo del otro y los dulces besos que nos dábamos no tenían para cuando parar.
Si bien amo cuando su modo bruto se activa, adoro que me haga el amor así, comiéndome la boca a besos y haciéndome suya lentamente, tocando el punto exacto.
Gemidos bajos, entremezclados jadeos, el constante chocar de nuestras pieles y el chasquido de nuestros labios fueron los intérpretes de una deliciosa melodía que nos acompañó durante un buen rato.
Me gusta abrazar sus caderas con mis piernas y que él se pierda en mí con mayor profundidad. El tacto frío de sus manos contra mis pezones ya erectos erizaba mi piel y su lengua jugando con la mía sólo me daba ganas de besarlo más y más.
Aumentó medianamente la velocidad de sus embestidas y entonces los gemidos se hicieron más constantes.
Sus manos entrelazándose con las mías me hacían sonreír al recordar el mensaje que él quería darme con ese gesto. Me lo había dicho varias veces ya, pero en aquella ocasión, siendo alcanzados por un satisfactorio clímax, me las repitió entre jadeos.
-Te amo, Lu-afianzó el agarre de nuestras extremidades y volvió a besarme con ternura.
Logré apartar una de mis manos y llevarla a su rostro, haciéndolo mantenerse cerca cuando aquel beso cesó. Sus brillantes ojos coincidiendo con los míos, dejándome cada vez más perdida en esa galaxia oculta suya que tanto me gritaban en silencio lo mucho que me atesoraba.
-Yo también te amo, Koo-sonreí y giré mi cabeza en dirección de las manos que se mantenían unidas. Las formas de nuestros tatuajes coincidían a la perfección y de reojo pude notar que él también lo veía.
Always rented to my little old lady dice el suyo.
Always in troubles for my idiot es el mío.
Nos lo habíamos hecho en nuestro primer año como pareja, acompañando a los demás con los que él quiso decorar mi hombro, muslo y costilla, que eran casi una copia de los suyos. Los de la muñeca fueron hechos precisamente para eso: que al juntar nuestras manos se vieran de esa manera.
Ese tatuaje significa mucho para nosotros. Es una de las pruebas de que nuestro amor resultó ser verdadero a pesar de la extraña manera en que se desarrolló.
Es que el amor no tiene un tiempo fijo establecido.
-Lu...-su mejilla descansó sobre la mía. Miraba lo mismo que yo. Con mi mano libre acaricié su espalda.
-¿Hum?
A esa hora y con ese hermoso momento sucediendo ¿a quién le iba importar llegar tarde al trabajo?
-Casémonos-juro que mi corazón comenzó a latir desenfrenado con tan sólo esa frase. Estando pecho contra pecho, sé que él pudo sentirlo así como yo también sentí el suyo-. Démosle a nuestro pequeño híbrido una buena familia, tan unida como desde un principio. Nos mudaremos a Inglaterra en unos días y empezaremos una nueva vida con todo y negocios allá...y quiero que eso incluya un verdadero anillo de compromiso en tu dedo...que la ley reconozca que soy tan tuyo como tú mía.
Obligándolo a apartarse un poco, reincorporé la cabeza para verlo.
El brillo en sus ojos era tanto como el de los míos...sólo que a mí se me escapó una pequeña lagrimita que rodó por mi mejilla y él, sonriéndome de lado, se encargó de limpiarla...como siempre.
-No fue una pregunta, cosa que te agradezco no hicieras porque me ofendería muchísimo de ser así...pero igual sabes mi respuesta-mi sonrisa se amplió al ver la suya-. Tratándose de tí, a mí sólo ponme el anillo en el dedo y dime dónde tengo que firmar.
-Bueno...ya diste tu palabra, así que no te puedes retractar, eh.
Aún sonriente, volví a empujarlo desde su nuca y lo besé cortamente.
-No me retractaría nunca, JungKook-con suavidad, mi mano se paseó por su mejilla y nuestras miradas se mantuvieron conectadas-. Eres la persona indicada para compartir mi vida. Créeme que si te hubieses tardado un poco más, te ibas a sorprender viéndome raptarte porque se me había ocurrido casarnos de repente y había armado toda una fiesta en menos de veinticuatro horas.
Riendo suavemente, dejó descansar su cuerpo a mi costado, mas recostó su cabeza en mi pecho y con el dorso de su mano acarició mi vientre.
-Aún no tengo los anillos-reí pues ya me imaginaba ese pequeño detalle-...pero esta noche en la cena familiar lo usarás y resaltará muchísimo con ese vestido azul marino que te regalé y sé que ya tienes en mente ponértelo.
-¿Cómo sabías que es ese el que me pondré?-lo miré acusadoramente y él alzó ligeramente su cabeza para sonreírme.
-Te conozco muy bien, mi amor-si bien es un hecho verídico, sabía que había algo más, así que seguí mirándolo, a lo que él rodó los ojos y bufó, haciendo puchero luego-...y también porque te escuché hablando con, TzuYu, YuQi y Ann por teléfono cuando estaban planificando que ropa se pondrían.
Con una suave risilla, besé su coronilla y acaricié su cabello.
-Sí sabes que no podemos estar aquí por mucho tiempo ¿verdad?
-Hasta las ocho-negoció y yo suspiré.
-Hasta las ocho y media.
-¡Joder!¡Por eso eres el puto amor de mi vida!
»»»
Me dolía un poco la cabeza, pero finalmente había terminado mi labor, así que me levanté de la meseta de la cocina (ya que era el único lugar donde podía hacer el inventario) y fui a por un vaso para tomar un poco de agua.
El mismo día que conocí a la familia de mi novio, en cuanto supieron que estaba desempleada, me acogieron en su restaurante, con la condición que les impuse de que no se me pagara ni un solo centavo.
A ver, que aunque parezca una mimada de papá y novio, tengo una cuenta de ahorro casi millonaria, pero no la uso gracias al señor Parker, que no me lo permite afirmando que el fruto de todo su trabajo y esfuerzo es mayoritariamente para mí y que no lo gaste es una ofensa total.
En fin, mi papá.
La cosa es que, trabajando con mis suegros, cuñado y abuela (porque así quiso ella que la llamara), establecimos una linda relación que ya hasta parece que he nacido entre ellos.
El restaurante estaba teniendo éxito, pero el por qué de la mudada era simple: todos nos estaríamos mudando a Inglaterra.
Y sí, de nuevo Sam Parker, acompañando esta vez de Leiah Ozhim de Parker, tenían que ver.
Nos habían convencido a JungKook y a mí de mudarnos con ellos cuando, por aquella época, los negocios de los tatuajes estaban siendo duramente criticados y la policía ya hasta rodeaba la zona de cada estudio para "evitar y combatir la mafia", o algo así dijeron.
Pero nosotros no nos íbamos a ir sin los demás Jeon, así que mi padre y madrastra accedieron sin siquiera pensarlo. Incluso se encargaron de encontrar un lugar para el restaurante y el estudio, así como una casa independiente para mí y JungKook, mis suegros y abuela y otra para mi cuñado (pues a sus veintidós ya iba siendo hora de que se independizara), cosa que, en lo personal, no me sorprendió.
Tanto mi padre como yo teníamos muchas ganas de estar juntos...además del hecho de que él mismo afirma que, cuando dos miembros de dos familias de unen, entonces todos deben juntarse igualmente para establecer lazos.
Cosas suyas.
-Lucily-terminando con mi agua, fregué el vaso y volteé a ver a mi suegro, quien recién entraba en la cocina...y sí, ellos me llaman así-¿Ya has terminado, mi niña?¿No te fue muy molesto? Estoy preocupado por ese dolor de cabeza que me comentaste tenías al llegar.
Sonreí amplio en su dirección.
Es que JaeHo es un amor de persona...y no es que su esposa, YangMi, no lo sea, pero ella es más...digamos gruñona.
Meh, pero los amo a los dos por igual. Incluso a la abuela JiAh, que suele pegarle con el bastón, que no necesita pero sólo usa para eso, a mi cuñado, JungHyun, que ese es otro que parece un diablito pero es sumamente tierno.
Nada parecido a su hermano mayor, claro.
-Estoy mejor, Jae. Ya he terminado las cuentas y todo está en orden y coincide con los números que me dieron ¿Ya ustedes terminaron de empacar y ponerlo todo en el camión?
-Umjun. JungHyun anda terminando de ayudar con eso-asintió y se acercó a mí, rodeando mis hombros con sus brazos y besando mi frente. Le gustaba hacer eso porque me veía como una hija más-¿Y cómo van tú y JungKookie con lo del bebé? Sé que esta mañana llegaste tarde porque andaban en ello, y agradece que Yang y JiAh ni estaban aquí porque ellas sí te iban a regañar; pero tengo entendido que hoy salen los resultados del exámen.
-Deben enviármelos por correo esta noche, así que creo que lo sabremos en la cena.
-Rezaré para que este sí resulte positivo-murmuró, alzando su mano libre al techo, cosa que me hizo reír bajito-. Me frustra que mis niños no consigan lo que quieren, más tratándose de este tipo de cosas, pero bueno-suspiró-...allí fuera hay una sorpresa esperándote, así que deja todo eso ahí-señaló los papeles en la meseta-, que ya los recojo yo luego.
Frunciendo mi entrecejo, él me guió hasta las afueras del restaurante y no dudé en chillar de emoción.
Recostados a un carro que después descubrí era rentado, estaban mi padre y mi novio hablando entre risas, pero cuando me sintieron chillar, voltearon a verme.
Y yo, pues...corrí y me trepé encima de mi padre como si no fuera una mujer de treinta años y él un viejo de cincuenta y dos.
No, perdón. No le digamos viejo que se molesta.
Me abrazaba a él tanto como él a mí. El año de mi reencuentro con JungKook se suponía que vendría junto a Leiah, pero no pudo ser y lo mismo sucedió por los siguientes tres años, así que de que nos extrañábamos, nos extrañábamos. Muchísimo.
-¡Por Dios!¡Cómo pesas, hija!¿Qué te da de comer JungKook? Te va a poner a rodar.
Seh, y ahí se fue lo lindo del momento.
Con mi mejor cara de póker me alejé de él y me crucé de brazos.
-Lo que me da de comer JungKook no tiene nada que ver con mi peso-el aludido casi se atragantó con su propia saliva cuando escuchó aquello. Mi padre y suegro, quien se mantenía a distancia, rieron. Entendieron el doble sentido-. Eres tú el viejo que ya no puede ni con el peso de una pluma.
-Claro. Pregúntale a Leiah y quizás ella te pueda confirmar si este viejo sigue funcionando o no.
Riendo a su par, volví a abrazarlo y besé su mejilla repetidas veces.
-Bueno, te dejo con tu galán unos minutos, que tengo que conocer a mi consuegro.
Y, dándome un beso en la mejilla, se fue.
Entonces volteé a ver a mi novio, que tenía sus mejillas sonrosadas. Sonriente, enlacé mis brazos tras su espalda baja y sus manos quedaron en mis mejillas.
-¿Fuiste tú quien lo trajo?
El sonrojo fue en aumento, pero de igual forma asintió y sonrió.
-Desde hace un tiempo venía intentando convencerlo de que viniese, pero decía que no tenía sentido ya que nos mudaríamos cerca de él y bla, bla, bla...pero cuando le dije que me quería casar contigo...él simplemente reservó un pasaje, aprovechando que hoy es la fiesta de despedida de mi familia. De hecho...¿recuerdas que te dije que no tenía los anillos?-asentí en respuesta-. Bueno...sí los tenía...pero era Sam quien los traía. En cuanto le comenté de mis planes contigo él me puso en contacto con un joyero amigo suyo e hizo los cuatro anillos a nuestra medida según yo lo pedí.
-¿Cuatro?-abrí mis ojos con asombro y él rió.
-Los de compromiso y los de matrimonio...Sam insistió en ayudarme a pagarlos, y la verdad es que valió la pena gastarse casi una fortuna en eso.
De su bolsillo trasero, sacó dos anillos, y estiré mi mano derecha para que allí colocara una fina joya de oro blanco con la pequeña figura de un reloj de arena trabajada con delicadeza que sobresalía un poco incluso por fuera de los bordes del anillo. Cuando fui a colocarle el suyo, me percaté de que era igual.
Pero, justo cuando había terminado de deslizar el aro hasta el final de su dedo, que mis cristalizados ojos estaban a punto de estallar con lágrimas de felicidad...
-¡Uy! Pero esto ¿cuándo fue?
Ante el susto y las posteriores palabras de JaeHo, JungKook y yo no sólo saltamos, sino que también tuvimos que regalarle tímidas sonrisas.
-Esta mañana nos comprometimos-hablé yo, volviendo a abrazar a mi chico y parpadeando para evitar llorar-, pero mi padre fue quien trajo los anillos. Íbamos a decirles a todos en la cena de hoy.
-¡Pues vamos!-mi padre también salió de la nada y nos dió otro susto-. Leiah se quedó con las señoras Jeon y la muy cabrona y yo habíamos hecho una apuesta al respecto, así que debo ganarle o si no...
Los otros tres nos quedamos mirándolo con duda, pero el sólo sacudió la cabeza.
-Olvídenlo. Igual ya es demasiado tarde ahora que lo pienso. Ya me vi de sumiso todo un año-lloriqueó como niño.
Y ahora éramos precisamente nosotros tres quienes casi nos descojonábamos de la risa.
Se trata de Sam Parker ¿qué más puedo decir?
»»»
La fiesta de despedida estaba marchando bien. Después de todo, los Parker y los Jeon estábamos reunidos y contábamos con mis mejores amigas y primos como extra...y cuando me refiero a estos últimos, hablo por cuatro pues habían dos niños incluídos.
Ajá, LuHan y TzuYu eran padres de unos traviesos gemelos: XiZhi la niña y YuHai el niño. Bastante tranquilos, pero cuando se encontraban con JungKook...eran el "Trío Dinamita" según decían ellos mismos.
Pero bueno, la cena había sido buenísima, tratándose de una mezcla entre las manos de mi suegra, mi madrastra y mi prima; y ya luego estábamos dispersos. Unos bailaban con la música que estaba puesta, otros conversaban y bebían, y luego estaban los que jugaban con los niños.
Yo pertenecía al segundo grupo y estaba junto a mis mejores amigas y prima; ellas bebiendo cerveza y yo con un encantador vasito de batido de chocolate en mano.
-Sigo sin entender por qué no bebes como todos los demás-no me extrañaba que YuQi fuera quien soltara aquel comentario.
-Yu de mi alma-suspiré-¿Tú no crees que quiero tomar cerveza en vez de batido? Pero no puedo ¿Qué tal si estoy embarazada y eso puede afectar a mi bebé? No me lo perdonaría nunca.
-Bueno, en eso sí tienes razón-con su mano en su barbilla hizo pose de "sabio".
-Dejando el tema de lado-intervino TzuYu, colocando su mano en mi hombro-...más te vale venir a visitarnos, hija de puta. Mis hijos y yo te echaremos de menos, igual que estas otras dos locas.
-¡Por supuesto que vendré!-sonreí-. De todas formas, cuando nazca mi bebé, lo traeré...y no precisamente para que lo conozcan.
-¿¡Cómo!?-el chillido que dieron las tres me llevó cubrir mis oídos con mi mano y el vaso de batido.
-¿¡Estás queriendo decir que traerás al niño con tu madre!?-exclamó Ann.
-Pues sí-suspiré-. Mi padre ha estado recibiendo múltiples mensajes de YiZeng preguntándole por mí y si por fin me había casado, o si le había dado nietos...
-¿Ella quiere verte?
-Créeme que en un principio me quedé tan sorprendida como tú, YuQi, pero JungKook me convenció de que quizás nuestro pequeño híbrido pudiera traer la paz entre mi familia materna y yo.
-Es una fuerte posibilidad-admitió TzuYu-. Mi padre no quería verme ni en pintura desde que se enteró que había perdido mi virginidad a los dieciséis en un bar, y aunque mi madre se mantenía rencorosa, no me dió del todo la espalda. Pero ahora, con el nacimiento de los gemelos, están hechos unas masitas y hasta me pidieron perdón por haberse alejado de mí. Por supuesto que YiZeng no llegará a tanto, pero sí que dará su brazo a torcer un poco por su nieto.
-Yo sólo espero que eso salga bien-otra vez suspiré y me recargué en el hombro de YuQi, quien repentinamente se puso a mi lado.
Pero la muy loca no estaba allí porque sí. Ella levantó mi vestido por su parte trasera y silbó.
-¡Uy! Pero qué bien se te ve esa tanguita dorada en contraste con nuestro tatuaje, LuLu.
-¡Oye! Pero no era necesario alzarme la falda del vestido-reí-. Hay niños presentes.
-Ajá, claro.
Pues sí, un par de meses luego de iniciar nuestro noviazgo, las chicas sacaron una cita con JungKook para hacernos el famoso tatuaje a juego y simplemente optamos por el borde de un corazón en dorado.
Aquella escena fue épica porque Ann había llevado varios papelitos con diferentes partes del cuerpo y debíamos tatuarnos según nos tocara.
A YuQi le tocó el tobillo, Ann fue por la muñeca y yo...bueno, aún sigo creyendo que fue una trampa de ellas para que me tocara el papelito que marcaba la nalga.
Hasta el día de hoy se siguen burlando de mí por eso, pero por lo menos JungKook no. Él prefiere besarlo y dejar chupetones sobre él porque dice que le da "otro toque".
Estoy rodeada y no es de agua.
-Oye Lu ¿Y en que trabajarás cuando estén allá en Inglaterra?-preguntó Ann.
-Seguiré trabajando en el restaurante-sonreí-. Me gusta trabajar con los Jeon y además, ahora cuando nos mudemos tendremos un local más amplio y moderno, por lo que se espera una gran demanda y yo quiero acompañarlos con eso.
-¿Y qué me dices de la boda?-TzuYu alzó y bajó ambas cejas una y otra vez-. A esa estamos más que invitadas.
-Ni lo dudes. De hecho-las señalé a las tres-, vayan decidiendo ya quién será la madrina.
-Bueno, tú serás la mía en mi boda con YoonGi-YuQi se encogió de hombros en mi dirección-. Eso me da puntos extras.
-Jackson y yo ya nos casamos hace dos años y TzuYu fue mi madrina porque ninguna de ustedes dos se decidió a tiempo-Ann nos señaló a mí y a YuQi.
-De igual forma aún queda tiempo, así que ustedes vayan pensándolo y consultándolo mutuamente. Pero ahora, si me disculpan, tengo que ir al baño.
Con un asentimiento al unísono y tomando Ann mi vaso, me dejaron ir y yo me apresuré a llegar a mi destino.
Tanta bebida en el día me estaba pasando la cuenta.
En lo que terminaba con mi necesidad y lavaba mis manos, me puse a pensar en lo bien que estaban siendo ubicadas mis amigas.
Ambas habían encontrado el amor y tenían planes de vida al lado de otra persona...así como yo. Y estaban felices. Y yo estaba feliz por ellas.
Sigo estándolo.
Saliendo del baño, mi celular sonó dentro del pequeño bolso que colgaba de mi hombro y era específicamente para él cuando usaba vestidos como ese que no tenían bolsillos ni nada.
Mi doctora me había enviado los resultados del exámen y no pude con la curiosidad y lo terminé abriendo y leyendo.
Un "¡Felicidades a los futuros padres!" en mayúsculas y negrita dornaba el encabezado del documento.
Mi pecho se infló de alegría y corrí hasta llegar a mi novio. Estaba sentado en el sofá de la sala, por lo que yo me dejé caer, algo brusca sobre sus muslos.
-¡Auch! Cuidado con nuestros hijos, mi amor-el pobre había recibido un golpe en sus testículos pero en aquel momento no me podía importar menos.
-Lo logramos, Koo-mordía mi labio para evitar llamar de más la atención...pero igual ya todos los ojos estaban en nosotros-. Mira-le mostré la pantalla de mi celular-. La doctora me envió los resultados. Tengo siete semanas de embarazo.
-¡Sí, joder!¡Sí!-al instante se levantó conmigo en brazos y mientras de fondo se escuchaban los gritos de alegría del resto, él me abrazaba y daba vueltas conmigo en el aire y aferrada a su cuello. Nuestras frentes coincidieron y nuestros labios se unieron en una corta y significativa danza-. De veras no me puedo creer que nuestro pequeño híbrido realmente este a nueve meses de llegar.
-Corrección, ocho meses y una semana.
-Da igual-chasqueó la lengua y volvimos a abrazarnos, esta vez con más fuerza-. No tengo palabras para describir lo feliz que estoy ahora mismo.
-Y yo, Koo...
Ahí fue cuando un grito que salió desde lo más profundo de la garganta del señor Sam Parker nos hizo volver al mundo real, donde no estábamos solos.
-¡Voy a ser abuelo, carajo!¡Esto lleva una fiesta vigorosa, una buena ronda de gritos y el linchamiento de algunas brujas!
De más estaría describir lo mucho que nos hizo reír a todos con aquello.
No obstante, JungKook me dejó en el suelo y se arrodilló frente a mi vientre para besarlo y sobarlo.
Pero como se trata de él, de nueva cuenta la sala estaba sumida en la risa.
-Procura no ser tan idiota como tu padre, ni tan gruñón como tu madre, pequeño híbrido. Mira que Lucy pega duro y si a mí ha sido capaz de tirarme una silla, no dudo que a tí te lance el refrigerador.
-¡Oye!-protesté entre risas.
Pero él sólo se encogió de hombros y volvió a reincorporarse para abrazar mi cintura y voltear a ver a su padre y al mío.
-Ahora necesito que me den una guía de cómo no cagarla en grande.
Bueno...yo no me puedo quejar. Después de todo, JungKook es todo lo que quiero en mi vida y, aunque no se lo crea en ocasiones, también se ha convertido en un excelente padre...
Por lo menos aún no le he lanzado la mesa. Eso es una buena señal.
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