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Jimin y los demás llegaron a la orilla, nadie tenía ánimos de entablar conversación después de lo ocurrido. Comenzaron a desembarcar la fabulosa pesca que obtuvieron, cosa que no pasó desapercibido para los demás pescadores que volvían con unos cuántos peces en sus botes.

Lo que nadie sabía era el costo que les cobró tal abundancia. Enseguida se pusieron a repartir lo necesario para cada familia y el resto poder ir a vender al pueblo.

—Yo llevaré los de la abuela Kim— sentenció Yoongi, tomando el canasto y cargándolo en su espalda.

—Te ayudaremos, estamos juntos en esto— Jimin no quería dejar solo a Yoongi cuando la señora Kim pregunte por su nieto.

—Yo llevaré el sobrante y los de Jimin al almacén— propuso Namjoon, pues vio que ahí no tenía nada que hacer. Comprendió que no tenía tacto para cosas como estas y no quería causar alboroto como hace unos minutos.

Yoongi no dijo nada y se fue rumbo a la casa de Tae, Jimin lo siguió cargando el canasto que le pertenecía a Yoongi.

Namjoon los vio alejarse, no queriendo imaginar cómo le darían la noticia a la abuelita Kim.

Después de unos minutos, llegaron a la casita de Taehyung. Yoongi estaba más que nervioso, no se sentía listo para contar lo que pasó. Tampoco estaba seguro si creería sus palabras.

—Tranquilo, yo hablaré con ella— Jimin posó una mano en su hombro y tocó la puerta.

Yoongi asintió, agradeciendo en el fondo que Jimin no lo haya dejado solo.

—Oh, buenas tardes llegan justo para el almuerzo, pasen, pasen— la abuelita Kim se hizo a un lado para dejarlos entrar.

En ese momento, al no ver a su nieto, se dio una idea de lo que había pasado.

Jimin notó que la abuelita miraba por la puerta, como esperando algo. En menos de un segundo, toda la valentía que sentía se le esfumó. Al girar hacia Yoongi, notó que estaba más pálido de lo normal, pues también veía a la abuelita con la mirada perdida.

—S-señora Kim, en la mañana ocurrió algo… algo que… que… — Jimin no podía encontrar las palabras correctas, sus manos sudaban y los nervios parecían no querer abandonarlo.

—Ocurrió un accidente… Tae… Ta…— Yoongi se atrevió a continuar, pero la abuelita Kim lo interrumpió.

—No, no fue un accidente— cerró la puerta y volteó a ver al par que parecía estar conteniendo sus lágrimas, sin poder preguntar de qué hablaba la señora.

—Preciosos, no pongan esa carita. Taehyungnie se fue ¿Verdad?— la ancianita no tenía rastro de querer llorar.

El par se sentía muy confundido ante las extrañas palabras de la abuelita, pese a ello Yoongi estalló en lágrimas y terminó contando todo.

—Fuimos mar adentro por querer una mejor pesca y lo conseguimos, los peces abundaban. Todo parecía ir de maravilla, de la nada salió un enorme dragón de agua. ¡Era Ryūjin! ¡Estoy seguro! Nos quiso derribar, pero Tae se interpuso. Le pidió que nos dejara ir a cambio de que él se quedaba y… y… no pude hacer nada, lo… lo siento tanto— Yoongi habló tan rápido que al final su llanto no le permitió continuar.

—Tranquilo pequeño Min, no tienes porqué disculparte. No llores, lo que pasó, tenía que suceder tarde o temprano. TaeTae es muy especial, más que todos nosotros y créanme, no le pasará nada malo. Todo lo contrario, puede que Taehyungnie haya llegado a dónde pertenece. Así que no deben sentirse tristes por ello, deben estar felices, porque logró encontrar su camino— explicó la abuelita con toda la amabilidad posible.

El par no podía creer esas palabras, la abuelita Kim no estaba sorprendida ni preocupada. En cambio les dijo que, ¿ese es el destino de Tae?

Sentían que era demasiada información para su cerebro.



Taehyung salió enfurecido y apenado en partes iguales.

¿Cómo se le ocurrió a ese dios pedir que me desnude? ¿Así de la nada? Por lo menos me hubiera pedido un besito primero.

¡No! ¿Qué me pasa?

Taehyung luchaba con sus pensamientos, alborotando su cabello, mientras salía de ese castillo. Sin darse cuenta que estaba por cruzar el límite del castillo con el basto mar.

Si sólo hubiera sido amable, mínimo debo conocerlo más. ¿Me cree un fácil? Por más precioso y divino que se vea, aunque me atraiga tanto, igual debo hacerme respetar.

Pensó decido, cuando sintió un frío chocar contra su caliente piel. Había llegado al límite donde yacía el inmenso mar. De la fuerte impresión cayó sentado al dar un paso atrás como reflejo. El acto lo sacó inmediatamente de su lucha mental, quedando sin habla al caer en cuenta que estaba en el fondo del mar.

No podía ver nada más allá de ese límite que impedía el castillo se llene de agua, la oscuridad era abrumadora. Inevitablemente se sintió tan pequeño, impotente, pues no podía hacer mucho.

Si se atrevía salir nadando, debida a la densa oscuridad no sabría hacia dónde ir, además que la presión allí tenía que ser más fuerte y sin la ayuda de Ryūjin, no podría soportarlo.

La idea de volver y tragarse sus palabras no le gustó para nada, así que soltó un bufido de disgusto. No sé dejaría vencer, dentro del castillo estaba seguro que encontraría algo para comer, aunque sea un poco de algas. Cualquier cosa con tal de no darle gusto a ese dios irrespetuoso y atrevido.

Con un puchero pronunciado en su rostro, se levantó del suelo, caminó para adentro con pasos firmes y sus brazos pegados a sus costados haciendo puños.

A lo lejos, el dios que lo había seguido porque también estaba furioso. Dejó de estarlo en menos de lo que quisiera admitir, al ver esa tierna reacción en el humano. Cuando vio que se dirigía hacia el fondo del castillo, su corazón estalló en algo que no pudo asimilar, al ver ese tierno puchero y eso puños firmemente pegados a su costado.

Ante sus ojos era la cosa más hermosa y eso que se supone estaba enojado.

Maldición, me atrae tanto. ¿Cómo puede gustarme aún cuando lo veo enojado?

Decidió seguirlo, vigilarlo de lejos para ver si cumplía con su palabra de que encontraría alimento por cuenta propia.

Estuvo a punto de lanzar una fuerte carcajada cuando vio cómo el humano había intentado morder el musgo de una roca y luego la lanzó lejos con una cara de asco.

Taehyung siguió investigando todo el lugar, pese al gran tamaño del castillo, la mayoría de las que seguro eran paredes, estaban destrozadas. Por lo mismo, su recorrido no le llevó mucho tiempo, pues el que era el segundo piso estaba totalmente derrumbado.

Seokjin quién hasta ese momento se estuvo burlando de las reacciones del humano y se sentía más seguro que desistiría y regresaría a él suplicando por su ayuda. No previno lo que captaron sus celestes ojos en ese momento.

Taehyung al llegar al segundo piso y ver toda esa destrucción, se sentó sobre sus rodillas y tomó el resto de un coral que le pareció muy lindo pese a estar todo quebrado. Pronto ese semblante de enojo que lo acompañaba, se esfumó, dando paso a un rostro lleno de tristeza.

Tomó el trozo de coral y lo abrazó a su pecho.

—Debió haber sufrido tanto para destruir algo tan precioso, estar acá abajo tan solito y en un lugar así de oscuro, no debió ser fácil. Por eso debe ser tan grosero, ¿será su forma de protegerse? Yo no quiero verlo así— derramó una lágrima y levantó su vista lo más alto que pudo.

— Madre Luna, no te puedo ver pero sé que tú sí lo haces. Por favor, ayuda a Ryūjin para calmar su dolor. Si es verdad esa leyenda y si no puedes ayudarlo directamente y necesitas de ese descendiente, entonces tráelo de una vez ¿No te parece que ya ha sufrido demasiado? No creo que él lo merezca, se ve que no es malo, sólo está muy solito— comenzó a llorar más audiblemente, sintiendo que no podía con esa repentina tristeza que lo invadió.

—Si, si yo soy ese descendiente, dame una señal y… y haré lo que pueda para cuidarlo, para que deje de estar a la defensiva y sobretodo, para que ese odio que guarda dentro, se convierta en amor. Y si no soy yo, entonces…

En ese momento una luz intensa color azul comenzó a emanar de él, lo que provocó que dejara de orar, en cuanto sintió un picazón en su piel. Bajó la mirada y se vio a si mismo con ese brillo tan intenso, que se asustó.

La impresión fue tan grande que no pudo controlar su cuerpo, pues se levantó de golpe y trastabilló con los escombros tras suyo y estuvo a punto de caer por las escaleras. De no ser por Seokjin que llegó a él a una velocidad impresionante.

Taehyung quedó pasmado al ver cómo el dios del mar lo miraba con los ojos llenos de lágrimas.

Lo que él no sabía es que Seokjin había escuchado toda su plegaria y eso removió el duro corazón del dragón de agua.

Así que eres tú, a quien esperé por tanto tiempo. ¿En serio te importo a esa magnitud, como para querer sanarme?

Pensaba Seokjin mientras se perdía en esa mirada asustada del humano entre sus brazos.

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Holas pixelitos de mi corazón! 💜
Al fin les traigo un nuevo capítulo! 🎉

Qué les pareció? 👀

Con esto terminamos la ronda de actualizaciones! 🥳

Y mañana... Volvemos a empezar con la ronda 🥰

Cuídense mucho, las amito 🥰
Bye 💜

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