Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

48. "Huida sale mal."

—Date prisa —exige la voz de Barbie antes de sacar la mitad de su cuerpo y disparar en dirección al pasillo. Apoyo mis rodillas en el suelo extendiendo mi mano debajo de la cama y cuando siento la tela de la mochila la arrastró hasta sacarla.

—La tengo —informó poniéndome de pie. Me la cuelgo en la espalda y le sacó el cargador a mi arma antes de ponerle otro. Barbie, ya con su mochila puesta, vuelve a verme asintiendo y traga saliva.

—Intenta no distraerte con nada y dispara si ves que alguien nos sigue, no importa quién sea; esta noche eres tú o ellos.

Sin agregar nada más a su discurso de aliento vuelve a sacar el pequeño espejo de su bolsillo trasero y lo extiende fuera de la habitación para verificar, con ayuda de la poca iluminación que entra desde afuera, si alguien está en el pasillo. Vuelve a meter su mano cuando confirma que no hay nadie y soltando un suspiro sale apuntando.

La imito y con lentitud, intentando que nuestros pasos no nos delaten, nos vamos acercando a las escaleras. Ryd nos había dicho que despejaría el área para que subamos y bajemos por ahí, ya que hacerlo por la ventana que da directo al jardín sería un gran peligro al no tener conocimiento extenso de quien circulaba por el bosque. Le doy un vistazo a mis botas de combate para asegurar que mis cordones estén atados y me detengo al chocar contra la espalda de Barbie.

«No te distraigas te ha dicho.»

La rubia me da una mirada llena de advertencia al sentirme y tratando de alivianar el asunto finjo una sonrisa. ¿Qué? Estaba nerviosa, ni siquiera sabía que venía después de esto, mi cabeza en este momento trabajaba a máxima velocidad.

Encontramos a uno de los guardias que está con nosotros y después de indicarle con un meneo de cabeza que bajaríamos, lo veo alzar su subfusil para cubrirnos. Barbie no espera, al ver la acción del hombre alza su arma apuntando sus puntos ciegos y comienza a bajar los escalones con rapidez, al igual que yo cuando reacciono.

Ya estando en la parte baja volvemos a escuchar los disparos dentro de la mansión y nos cubrimos detrás de la pared que nos divide con la sala principal. Para llegar a la puerta que conecta al jardín trasero, la más cercana, no había que cruzar por gran parte de la sala principal así que no corríamos mucho peligro si creábamos una buena estrategia.

—Protege nuestra parte derecha, yo lo haré desde la izquierda. Si nos movemos con lentitud y cautela podremos llegar bien a la salida, siempre permaneciendo contra la pared para que nos sirva de escudo —sugiere Barbie dándole un vistazo a al hombre que sigue custodiándonos—. Tú, dame el subfusil.

El hombre no discute, se la entrega al mismo tiempo que ella hace el intercambio. Cuando vuelve a verme asiento con mi cabeza dándole a entender que estoy de acuerdo y preparada para salir de aquí.

—Trata de no morirte, me debes una pelea cuerpo a cuerpo —dice, embozando una media sonrisa tratando de alivianar el momento. No evito reírme por lo bajo y ruedo mis ojos antes de colocar mi espalda contra la suya—. No te distraigas, Arizona.

Trago saliva, porque aunque me cueste admitirlo esa petición es difícil para mí, pero aún así no digo nada y me pongo como reto no hacerlo. Relamo mis labios secos cuando ella da un paso en reversa incentivándome a que camine y comienzo a marcar el camino apuntando mi frente, al igual que mi costado descubierto. Nuestros pasos se deslizan para no llamar la atención de nadie, se mueven tan cautelosos que conseguimos hacer varios pasos antes de sentir un disparo cerca de nosotras que nos hace poner alerta.

Cuando ingresamos a la mansión las luces ya no estaban, no sabía con exactitud si las habían roto o simplemente apagado, aunque aquella última me parezca absurda. Lo importante es que no podíamos ver más de lo que la luz de afuera nos permitía y eso era bueno como malo para cualquiera que estuviera dentro de la mansión.

Mi cuerpo se pone rígido después de oír el disparo y me detengo, escuchando a Barbie ordenarme que siga con mi trayecto pero mi cuerpo no cede. Ella da un paso hacia atrás descolocándome y haciéndome dar un paso al frente, despabilándome. Alzó la mirada nuevamente y le presencia que me encuentro me hace afirmar mi agarre en el arma con fuerza.

—Vámonos —pide, sin ser cuidadoso con el tono de su voz. Aquello es suficiente para que alguien salga de su escondite e intente dispararnos, pero Cobain es más rápido y le dispara sin piedad en la cabeza—. No tenemos tiempo, muévete.

—No voy a irme contigo, aquí se terminó todo este circo —indicó, sacándole el seguro al arma. «Esta noche eres tú o ellos.» Cobain frunció su entrecejo sin entender y Barbie gira un poco para vernos sin dejar liberada su zona—. Apártate o...

—¿O si no qué? —Me reta, dando un paso hacia adelante. Baja el arma confiado y yo me apego a la espalda de Barbie cuando da otro paso—. ¿Vas a dispararme?

«No te distraigas, él nunca te dejará ir.»

Con mi mano sudada vuelvo a rodear el arma sosteniéndola sin tensarme esta vez.

—Tú te lo buscaste. —No vacilo, aprieto el gatillo y cuando la bala impacta contra su hombro tomó con fuerza el brazo de Barbie antes de echarme a correr aprovechando esos pequeños minutos de ventaja.

Cuando Barbie comprende la situación se suelta de mi agarre y comienza a correr a la par cruzando el bosque sin detenerse ante los gritos y quejas de Cobain que vienen detrás. Con el corazón latiéndome ferozmente salto un pequeño tronco sumergiéndome a la profundidad del bosque, alejándome de la voz de Cobain que poco a poco dejo de escuchar mientras nos vamos apartando cada vez más de la mansión.

Según lo que Ryd nos había dicho, un coche nos estaría esperando al cruzar el bosque trasero. No habría nadie en él, solo estaría para nosotras y antes de marcharnos le había dado las llaves a Barbie siendo la última vez que lo vimos. Mi mente no dejaba de reproducir todo lo que había sucedido una y otra vez, sin dejarme espacio para analizar lo que estaba haciendo.

Estaba huyendo como siempre había querido y como él me lo prometió. Él me lo prometió y lo cumplió, Ryd lo había hecho. ¿Pero por qué sentía que estaba huyendo, escapando y no saboreaba el sabor exquisito de la libertad que siempre me perteneció? ¿Por qué sentía que aunque corría algo inexistente ante mi vista me tiraba hacia atrás atándome a algo que no quería admitir en voz alta o que simplemente desconocía?

¿Por qué mi corazón dolía cuando solo tendría que estar acelerado debido al correr?

Cierro mis ojos unos segundos y al abrirlos observó el final del bosque junto al coche que nos había dicho que estaría. Barbie deja de correr al acercarse y lo rodea sacando la llave de su bolsillo trasero. Abre la puerta e ingresando prueba en encender el motor, el cual no tarda en rugir a los segundos. La veo sonreír y ella al verme de pie a unos cuantos pasos del coche vuelve a salir.

—Sube, es hora de irnos —consigue decir entre la agitación que el correr le había dejado. Aferró una de mis manos en la tira de mi mochila y trago saliva asintiendo.

—No puedo. —No sabría decir si las palabras salieron de aquello que mantenía preso o de aquello que mantenía desconocido, pero tampoco me arrepentí al oírme. Ella frunció su entrecejo—. No puedo.

—¿Qué no puedes?

¿Qué no podía? ¿Huir como siempre había querido? ¿Conseguir aquella libertad que siempre me perteneció y me privaron de ella? ¿Qué era realmente lo que no podía? ¿Dar esos cuantos pasos para llevar al vehículo y rehacer mi vida fuera de todo esto? ¿Eso era lo que no podía?

No, no podía moverme porque no eran mis pies quienes estaban atados, era mi corazón. Estaba prófugo, se estaba convirtiendo en un fugitivo que huyó del lugar que le hacía bien. Un lugar que sin ser estructural, se asemejaba a él y en este momentos estaba en la hoguera, ardiendo solo y mi corazón no quería más que correr e ir a socorrerlo, como debería de haber hecho desde el principio.

Entonces no hubo un «porqué» no hubo un «nombre» hubo un rostro. Hubo unos ojos oscuros como la noche que nos rodeaba, hubo una sonrisa que ahora comprendía el porqué fingía, hubo unos labios que gritaban y no había podido oír, hubo una persona que siempre pidió lo que le estaba privando y mi corazón al comprenderlo no dejaba que mi cuerpo me subiera a ese coche, a esos sueños que había tenido siempre, porque aunque me costara entender mis razones ahora no eran precisamente esas.

—No me jodas, Arizona —se quejó nuevamente chasqueando su lengua—. Sube al coche, tu hermano seguro ya mandó a guardias para seguirnos.

«Hermano»

Estaba huyendo del lugar al donde siempre quise permanecer, no iba a encontrar la libertad en otro país, en otro continente, ni en la punta del planeta, la libertad estaba ahí, en el lugar donde huí, en el sitio donde estaba él y estaba Ryd.

—No, no puedo.

No deje que me responda, gire sobre mis talones y nuevamente me eche a correr escuchando los gritos de Barbie detrás de mí mientras retomaba el camino hacia la mansión una vez más. Trague saliva sintiendo mi cuerpo hormiguear cuando baje la velocidad de mis pasos y me fui acercando al principio del bosque viendo como nuestros guardias terminaban con los de la familia Kovhs.

Salgo de los árboles llamando la atención de los hombres que no tardan en apuntarme y alzando los brazos me voy acercando a ellos.

—¿Quedan más de ellos? —pregunto observando mi alrededor. Había tantas personas muertas que no reconocía la mayoría, por suerte no era nadie conocido.

—Sí, el señor Ryd acaba de exterminar al último grupo de su familia y ya no quedan más guardias, por lo menos por el perímetro, desconocemos si alguien huyó pero eso es imposible, teníamos todos los puntos de la mansión protegidos.

—¿Sabes dónde se encuentra el señor?

—No, no lo hemos visto.

Asiento con mi cabeza y abro mi boca para volver a preguntarle, esta vez sobre el paradero de los demás, pero un grito detrás de mí me hace tragar saliva.

—¡Arizona! —vuelve a llamar y esta vez giro. Lo veo acercarse con su ceño fruncido, sin camiseta y con una de sus manos sosteniendo una gasa en su hombro mientras Aneley corre detrás de él. Se detiene delante de mí y mi ex mejor amiga apoya una de sus manos en su pecho intentando que se calme—. ¡¿Qué mierda ocurre contigo, niñata de los cojones?!

« ¿Primera pelea de hermanos?» gesticuló una mueca de disgusto.

—No se ve tan mal, procure en no tocarte nada que te perjudique pero si no te sacas la bala en los próximos treinta minutos no quedará bajo mi responsabilidad lo que te suceda.

Cobain da un paso hacia adelante.

—Dame una razón para no encerrarte lo que te reste de vida.

Elevo una de mis cejas, sin creer lo que había acabado de escuchar. ¿En serio se atrevió?

Elevo mi dedo índice.

—Uno: porque cuando tu hijo te pregunte el porqué no tiene hermano solo te bastará mirarte la zona donde tenías la polla antes de haberme puesto un dedo encima y no me hace falta darte otra razón más.

Vuelve a abrir su boca, seguro para volver a gritarme estupideces que no le iba a prestar atención, pero el grito de Chad en la azotea de la mansión llama nuestra atención. No oímos a la perfección lo que dice, solo se distingue el nombre de Ryd antes de que su espalda aparezca en el precipicio de la estructura. Mi corazón da un respingón y el vértigo me ataca cuando lo veo tan cerca de caer que me perturba.

Apartó la mirada cuando Dade sale corriendo de la mansión con sus zapatos en una mano y un arma en la otra antes de acercarse hasta donde estamos con una expresión de pánico en su rostro.

—¡Ustedes, busquen colchones dentro! ¡Ahora! —les grita a los hombres que habían quedado observando el espectáculo encima de la mansión.

—¿Qué ocurre? —pregunto entre el borde de la crisis al verla nerviosa y desesperada. Los hombres no tardan en irse y a lo lejos Adelphos viene acercándose.

—No lo sé, no entiendo nada —gimotea al borde del llanto. La entendía, toda su familia acababa de morir, posiblemente su madre y su padre, sus tíos, sus abuelos y todo lo que conformaba la familia Kovhs—. No sé qué diablos ha hecho, esto es tan irreal.

No quería ser grosera ni desconsiderada, pero en este momento su familia me importaba muy poco a comparación de lo que estaba sucediendo arriba de la mansión y ella no estaba dándome la información que necesitaba para calmar mi ansiedad.

—Supongo que habrá tenido sus razones.

—¡Así no se solucionan las cosas! —chilla, sollozando—. Ahora está allí...no sé si la conciencia no lo deja seguir o si es otro de sus putos episodios.

—¿A qué te refieres con eso?

Dade me observa con sus ojos llorosos. Tiene sangre en gran parte de su vestido, como si hubieses sostenido a alguien más que haberlo asesinado, apostaba que ni siquiera disparó esta noche más que para defenderse y comprendía muy por dentro aquella desesperación.

—Ryd se quiere suicidar.

Aquello es suficiente para que me deje de importar ella, su familia, su desesperación, mi consideración, las quejas de Cobain detrás y el hecho de que había dejado sola a Barbie en el bosque. La observé con horror, no creyendo la naturalidad en la que lo decía.

—No es la primera vez que lo intenta —agrega, como si con aquello quisiera aliviarme.

Empujo su cuerpo frío, sin piedad en sus ojos y enojada trago saliva empezando a caminar con pasos firmes hasta llegar a la mansión. Subo las escaleras a trotes guardándome el arma y despojándome de la mochila antes de tirarla en la segunda planta. Sigo subiendo hasta que me topo con la puerta de la azotea y con fuerza consigo abrirla dejando que el aire en esta altura me golpee con más violencia.

No los encuentro por ninguna parte pero si los escucho, así que me guío por sus voces hasta encontrarlos en la parte derecha. Richard está a unos cuantos pasos de distancia, justo detrás de Chad, dejándoles espacio y privacidad mientras se cubre el hombro herido con su camiseta. No hay nadie más. Chad está desarmado, con su cabello hecho un lío y Ryd está al frente, tal como lo deje pero con mucha sangre en su ropa, con una mirada fría y un arma apuntando su reflejo suplicándole.

—...sé que he cometido muchos errores, que te he descuidado y que no te he puesto por encima de todo como debería de haberlo hecho siempre, sé que no soy un buen hermano y que actuó de impulsivo, pero te aseguro que todo lo que he hecho hasta este momento solo ha sido para protegerte —confiesa, elevando un poco sus manos para demostrándole que no va a atacarlo. Ryd no dice nada, solo sigue observando mientras su mano no tiembla al apuntar—. Déjame seguir haciéndolo, déjame cuidarte.

—¿No has entendido nada, no? —responde. Sí algo está sucediendo dentro suyo no lo demuestra, su voz es tan fría y autoritaria que ni siquiera pensaría lo que tiene en mente al verlo así, tan Ryd, tan roto...—. No te necesito a ti. No necesito que estés detrás de mi culo todo el puto tiempo. Supéralo, Chad, tú no tuviste la culpa.

—¡Y tú tampoco! —Le grita al borde del colapso—. No fue nuestra culpa. Déjame ayudarte, vamos a superarlo juntos.

Ryd emboza una media sonrisa fingida, riéndose a seca.

—No eres mi niñera, Chad. Todo este tiempo has jugado a hacerlo, a pretender que con cada roce del mundo pueda llegar a romperme y ni siquiera te has dado cuenta que estoy más roto por dentro que lo que podría romperme algo por fuera. Has dejado todo por mí, te has dedico cada año de tu vida a protegerme y si estoy aquí solo es por ti, porque también quería hacerlo. —Avergonzada de estar escuchando la conversación privada me mantengo firme sin moverme, esperando que Chad sea lo suficientemente estratégico para sacar de ahí a Ryd—. Ahora a ti también te quité un peso de encima, no vale la pena que siga quitándote más años de vida.

—No lo haces...

—¿Qué no lo hago? ¿Te estás escuchando? Dejaste tus sueños, el trabajo que te gustaba, las personas que considerabas cercanas para involucrarte en una mafia donde no tienes ni puta idea del que hacer y solo por mí.. Has desperdiciado cada segundo de tu vida en tapar todo lo que hago, en resolver mis problemas, en encargarte de que salga limpio de todas las mierdas que hago. —Apunta con su arma el cuerpo de Richard detrás de él, quien había decidido no intervenir—. Así mismo encontraste a alguien que te quiere y te privas de ello porque estás pendiente de mí, porque no tienes tiempo y te pierdes de lo que ese hombre tiene para ti. ¿Eso te parece poco? Porque si no te refresco la memoria.

—Yo te quiero, Ryd.

—Y yo te quiero a ti, pero hace mucho esto ha dejado de ser por cariño. Lo que tú haces lo haces porque piensas que me lo debes y tú a mí no me debes absolutamente nada, en todo caso yo te lo debo a ti y así como te debo toda la libertad que invertiste en mí ahora te la voy a dar.

—No, por favor —suplica. Solloza cuando Ryd retrocede al ver las intenciones de acercarse y niega con su cabeza—. Déjame ayudarte, te prometo que vas a sanar.

Ryd niega y por primera vez veo su brazo temblar.

—Nunca voy a sanar.

Ryd vuelve a dar un paso hacia atrás, ya ni siquiera le queda espacio con el borde, así que decido intervenir cuando veo que Chad no consigue nada. No me detengo a pensar en la conversación que habían mantenido, un malestar crece en mí con cada paso que doy hasta posicionarme al frente de él. Cuando subía las escaleras preguntándome el porqué lo hacía y como lo pretendía conseguir, me había decidido con los golpes bajos, pero al ver que su hermano no lo había conseguido la consideración dejó de ser una opción.

Mi corazón latía con más fuerza y ya hacía varios minutos había subido las escaleras, no comprendía porque sus ojos me generaban esa adrenalina, como si hubiese corrido una maratón antes de llegar. Su curiosidad se instaló sobre mí, queriendo saber qué hacía ahí cuando debería de estar huyendo junto a Barbie como lo planeo, pero nuevamente lo había desobedecido y él lo comprendió. Bufó exasperado y bajó el arma.

Sin apartar mi mirada filosa de la suya siento como alguien me tira hacia atrás desde el agarre en mi brazo. Me giro hacia Richard y sin detenerme lo empujo lejos de mi cuerpo.

—Me vuelves a tocar y te juro por Dios que lo último que verás será el rostro de tu noviecito llorisqueándote —masculló. Acomodó la chaqueta que me había puesto antes de huir y vuelvo a acercarme hasta él—. No esperes que sea buena contigo.

—No sé qué haces aquí.

—Me he olvidado de algo...—Observo a mis alrededores y me tocó los bolsillos, viendo como en un desliz una pequeña sonrisa se asoma en sus labios—. ¡Ah, sí! de ti.

—Muy bueno...—Menea su cabeza en dirección a la puerta—. Puedes irte.

Aprovechando que había dejado mis manos en la altura de mi cintura rozo con mi dedo el borde de la empuñadura de mi arma. Con una sonrisa fingida en mi rostro asiento inclinando un poco mi cabeza y me encojo de hombros.

—Qué pena que no te pedí opinión. —Aprovecho su distracción para sacar el arma, pero sus reflejos son más rápidos y cuando nos apuntamos al mismo tiempo tomó la delantera al verlo dudar y disparo.

El cuerpo de Ryd se tambalea cuando recibe el impacto en su hombro y antes de verlo caer corro hasta él rodeando su cuerpo con mis brazos. Cierro mis ojos cuando su brazo se cierne sobre mi cuello atrayéndome hasta su pecho y el vértigo me colapsa al sentir que vamos cayendo a gran velocidad. El recuerdo de aquella vez que Ryd nos tiró al agua cae en mi mente con intenciones justas y me hace abrir los ojos para encontrarme con los suyos y una sonrisa tan sincera que no me espere encontrar.

No deja que me deleite mucho con esa imagen, ejerce fuerza en su agarre en mi cuello y deja que esconda mi rostro en su cuello antes de impactar en el suelo.

—J'ai promis que nous serions tous les deux dans cet enfer. Je ne peux pas te laisser (Prometí que ambos estaríamos en este infierno. No puedo dejarte) —murmura en mi oído, antes de que ambos sentimos el impacto de nuestros cuerpos aterrizando en colchones.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro