Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

47. "Después de las doce."

París, Francia.

Martes, 31 de diciembre.

Retoco mis labios, limpiando su alrededor manchado con labial. Luego de que Ryd me dejara sola en el despacho había decidido volver a mi habitación para acomodar el desastre que había provocado, uno demasiado delicado a mi parecer. Le doy una mirada a mi reflejo por última vez y después de corroborar que todo estuviera en perfectas condiciones para fingir que nada había sucedido, salgo de mi habitación para reunirme con Barbie en la parte de abajo.

Tomó una de las copas que los meseros llevan en su bandeja y sin detenerme a pensarlo dos veces la llevo hasta mis labios bebiéndome el contenido de un solo trago. El alcohol pasa por mi garganta quemándola y cuando se pierde en mi estómago cierro mis ojos deseando no ser tan estúpida para perder la cordura con una sola copa.

Mi cuerpo aún ardiendo debido al encuentro que había mantenido con la copia en el despacho, se dirige hasta el rincón en donde habíamos permanecido toda la noche y espero a Barbie. Todo sigue tal cual lo dejé minutos atrás, las personas siguen hablando entre ellos en pequeños círculos, siempre conservando la elegancia en sus movimientos.

Desde mi posición encuentro en el ala derecha de la mansión la presencia de Cobain junto a su mujer. Aneley lleva puesto un increíble vestido bordo de corte sirena. La parte de arriba se le acentúa demasiado bien dejando expuesto sus pechos con un tejido de encaje que cubren más de lo que Cobain permitiría. Luego sus curvas dan de qué hablar, se ve sensacional y su vientre de embarazada pasa desapercibido debido a que todavía no ha crecido, sino sería un buen espectáculo.

Cobain a su lado lleva un elegante traje de tres piezas en color gris, como la mayoría de los invitados solo que varían en su color. Rodea con uno de sus brazos la cintura de su chica a medida que se van integrando a los círculos saludando a personas que él parece conocer. Aneley, a su lado, emboza una media sonrisa sintiéndose cómoda junto a él y cuando nuestras miradas se encuentran a la lejanía esta vez no soy yo quien la aparta.

Desde la última conversación que tuvimos ella no había mostrado intenciones de acercarse aunque muchas veces la encontraba observándome. Yo tampoco tuve intenciones de hacerlo, por el momento prefería que las cosas siguieran tal cual estaban, consideraba que nos beneficiaba a las dos. Desde que estuvimos en el internado hacíamos todo juntas, unidas como si fuéramos una sola persona y no un equipo, tal vez por eso me dolió de sobremanera su traición, aún así aceptaba que la lejanía entre las dos me había servido para pensar mejor y tener criterios propios.

Cerca de ellos también está Dade, quien se integraba demasiado bien a los círculos, suponía que se llevaba perfectamente con su familia. A Zigor no lo había visto y conociendo un poco su historia tampoco pretendía verlo aquí, de hecho me daba curiosidad el saber porqué había decidido acompañarnos desde el primer momento.

Chad también estaba en los círculos del medio, a Richard lo había visto un par de veces dando instrucciones sin quitarle la mirada de encima a su jefe y en este momento tal vez Catriel estaría gritando a los cuatro vientos.

—Nada interesante —informa Barbie posicionándose a mi lado con una copa en sus manos—. ¿Y tú?

Trague saliva recordando lo que había sucedido en el despacho y maldije mentalmente. No es como que tuviera que rendirle cuentas a ella, pero haber hecho lo que hice, dejar que Ryd me besara esta noche, fue darle vía libre para que siguiera jugando conmigo. No se trataba de celos, de enojo por saber que probablemente haría lo mismo con ella, se trataba sobre mi dignidad y de saber que no podía tener control cuando él estaba cerca.

Mordí mi labio inferior y negué, porque sabía que si abría la boca diría cosas de más. Ella no insistió, pero por su expresión supe que presentía que algo no andaba bien. Nos volvimos a quedar en silencio cuando la música clásica cambió y los meseros volvieron a ingresar con sus bandejas llenas de aperitivos y bebidas; eso sucedía cada treinta minutos.

Eleve la mirada hasta los guardias de la familia Kovhs que permanecían cerca de la entrada principal y me quede observando como uno de ellos seguía dándoles órdenes mientras los nuestros no le quitaban la mirada de encima. Había muy pocos dentro, ese fue un pedido de Dade para no generar más tensión, aún así la había.

Con disimulo navegue por todos los rostros de la familia Kovhs sin permanecer mucho tiempo observando a uno de ellos para no llamar la atención, hasta que llegue a una persona quien me recibió justo cuando mi mirada cayó en él. Lo había visto antes, él fue quien nos recibió el día que llegamos con Ryd, solamente que luego no volví a verlo debido a que no estaba en la mansión. No sabía con exactitud de quién se trataba, pero Barbie a mi lado no me dejó con la duda.

—Auguste Kovhs —dijo sin girar a vernos, solo le dedique una fugaz mirada desde mi rabillo—. Es el tío de los gemelos.

Asentí agradeciéndole la información y me crucé de brazos meneando la copa vacía en mi mano. Se notaba que era un hombre mayor, de todas formas seguía conservando una buena presencia. Era guapo, no iba a negarlo. Tenía el cabello idéntico al de los gemelos, solo que conservaba unos ojos azules. Su cuerpo parecía estar en forma debajo de ese traje y ninguna imperfección como arrugas cubría su rostro; Auguste era bueno para la vista de cualquiera.

Sin apartar la mirada de mí se bebió el contenido de la copa y dejándola vacía se inclinó hasta la mujer que estaba a su lado diciéndole algo antes de venir hasta donde me encontraba. Nerviosa y cohibida al ver su cuerpo acercándose di un paso hacia atrás con intenciones de chocar con el cuerpo de Barbie, pero si jamás hubiese estado ahí la soledad me recibió. Su mirada intensa me devoro con cada paso que dio, fue como si viniera a cazarme y no a hablar.

Se detuvo a unos cuatros pasos de lejanía, llevándose una mano al bolsillo de su pantalón mientras que con la otra sostenía la copa. La sonrisa lobuna brotó en su rostro sin mediarse y aclaró su garganta antes de hablar.

« ¿Dónde diablos te metiste, Barbie?»

—Belle dame —pronunció con lentitud y sensualidad, contradiciéndole al porte salvaje que tenía—. Que gusto verla aquí, ¿Viene acompañada?

—No —mentí. Tampoco le interesaba con quien venía y no creía que a Barbie le molestara saber que no la tome en cuenta—. Estoy trabajando.

—¿Así de bonita? —cuestiono elevando una de sus cejas. Se sacó la mano del bolsillo y la elevó justo cuando uno de los meseros pasaba deteniéndolo. Le dio la copa que tenía vacía y tomó otra, girando a verme—. ¿Aceptarías beber una copa conmigo?

«No, céntrate en el plan.»

—No veo el porqué no —las palabras equivocadas salieron de mi boca. Quise cubrírmela al darme cuenta, pero fue tarde cuando él me extendió una.

—Pensé que vendrías con mi sobrino. —Se lleva la copa a los labios sin beber el contenido, solo inspeccionándome detrás de ella—. Con Chad.

No le preste atención, pero note algo raro en su aclaración, como si la idea de nombrar a Ryd fuera un pecado. ¿Por qué vendría con Chad? Tal vez así lo creía porque todavía seguía siendo su guardia personal, porque si pensaba que nosotros teníamos algo más allá se encontraba demasiado lejos de la realidad. Deducía que ni siquiera ellos sabían sobre los gustos de mi jefe y no sería yo quien se lo dijera, aparte de creer que no necesitaban saberlo.

—No, ni con él, ni con Ryd.

—Entonces estás disponible —no lo pregunto, lo afirmo elevando una de sus cejas. ¿Estaba coqueteándome o solo era mi imaginación? ¡Por Dios! Hasta podría ser mi padre...—. ¿Sabes que se celebra hoy a parte de un comienzo de año?

«Ni siquiera sabía que se festejaba el comienzo del año.»

Negué con mi cabeza, llevándome la copa a los labios para fingir que bebía.

—Hoy se celebra el cumpleaños de uno de mis hermanos —cuenta, como si aquello me importara—. El padre de Damon, de Jackson, de Sophia y el de Chad. —Me contuve para no fruncir mi entrecejo cuando Ryd no ingresó a la ecuación que hacía—. Él falleció hace bastantes años y aunque su cumpleaños fue la semana pasada lo festejamos hoy.

« ¿Y eso qué?»

—Lo lamento —fingí que realmente lo hacía. Auguste sonrió.

—El hecho es que después de las doce se hace una breve ceremonia y me gustaría que vinieras conmigo —prosigue a agregar—. No es en pareja, pero quiero que veas el espectáculo en primera persona.

Sabía que no estaba tomando buenas decisiones cuando me vi asintiendo con la cabeza sabiendo que no era una buena idea. No confiaba en él, ni siquiera un poco, pero Auguste transmitía una gran curiosidad que mi cuerpo no podía culminar con demasiada facilidad. Seth había intentado durante bastante tiempo en trabajar con aquella parte de mí que me arrastraba a tomar malas decisiones por mi curiosidad, pero al parecer nada me había quedado claro de sus lecciones.

Auguste sonrió satisfecho e inclinándose un poco me informo que cuando la hora llegara él me buscaría entre la multitud. No dije o hice nada más, solo lo vi marcharse junto a la mujer nuevamente, quien sostuvo de la cintura mientras se integraba con facilidad al círculo en donde pertenecía.

En lo que transcurrió de la noche Barbie no volvió a aparecer y yo me cuestioné el hecho de no haber soñado todo lo que ocurrió, ya que no dio señales de vida, al igual que Ryd. La idea de que ellos estuvieran juntos revolcándose en una de las habitaciones paso por mi cabeza, aceptando que había una gran probabilidad de que aquello ocurriera y mi mente se cegó, creyéndose los comentarios de que no sucedía nada si fuera así aunque la sangre me hervía.

Exactamente una hora y media después las personas comenzaron a alejarse de sus propios círculos y la música clásica se acabó, justo cuando observe el cuerpo de Auguste acercarse hasta mi sector. Me tendió su mano y sin preocupación se la acepte, dejando que me atrajera hasta su cuerpo mientras todos salían al jardín trasero. No pasaron más de dos minutos y no fue necesario que abriera mi boca cuando el espectáculo de fuegos artificiales iluminó el cielo.

Así que a esto se debía. Seth me había dicho que era aquello que siempre iluminaba el cielo en una sola ocasión del año, pero no me había dicho el porqué. Así que así se sentía recibir un año nuevo. Me dejé cautivar por todos los colores, por el sonido de explosión, por lo que provocaba aquel espectáculo en mi inocencia. Auguste ajustó su agarre en mi cintura, ni siquiera me inmute, solo seguí observando el cielo iluminado.

—Esa no es la mejor parte, Belle dame —susurro contra mi oreja, haciéndome girar. Fruncí mi entrecejo cuando sus ojos se iluminaron y a nuestro alrededor las personas comenzaron a formar un círculo creando un bullicio entre conversaciones que no podía distinguir. Me condujo desde el agarre de mi cintura hasta un extremo del círculo y con una sonrisa complacida en sus labios observo como un grupo de guardias entraba al círculo empujando un cuerpo que a los segundos reconocí.

« ¿Qué...?»

—Auguste —vociferó con desesperación la voz de Chad desde un costado—. Teníamos un trato, no lo jodas.

—No recuerdo haber firmado ningún papel, ni haberte jurado nada a ti —respondió con soberbia, demostrando realmente lo que Auguste Kovhs escondía; ese lado despiadado. Chad trago saliva y se zafó del agarre que Richard intentó darle. Supe que todo se saldría de control cuando sus ojos se cristalizaron.

—Por favor...—suplicó con la voz quebrada. Sus piernas flaquearon o eso quisimos creer al ver como Chad intentaba ponerse de rodillas para seguir con sus súplicas, fue Richard quien no se lo permitió mientras lo sostenía desde sus axilas—. ¡Por favor!

—No te crié para que supliques como una niñita —masculla Auguste, soltándome—. Ponte de pie y lárgate de aquí, esto no tiene que ver contigo.

Las lágrimas que retenía se deslizaron por sus mejillas cuando comprendió que no había nada que hacer para sacar a su hermano del medio y se dejó arrastrar por Richard fuera de su vista mientras seguía suplicando. Confundida y con miedo de lo que estaba por ocurrir trague saliva sin ser capaz de moverme de mi lugar, mis pies se habían clavado allí como si me impidieran abandonar el lugar.

Observe a Barbie al frente de mí, tenía sus labios apretados al igual que sus puños mientras uno de los guardias de Auguste le apuntaba la cabeza. Cobain, Aneley, Dade, Zigor, estaban todos observando con desconfianza lo que estaba por ocurrir mientras eran apuntados por los guardias del hombre.

—Lamento la espera, sé que desde hace bastantes años no hacemos este ritual pero me complace anunciar que a partir de hoy eso no volverá a ocurrir. —Auguste toma el centro llevándose la atención de todos. Se coloca al lado de él y sonriéndole se inclina hasta su rostro—. ¿Me has extrañado, putita?

No lo deja responder, su puño impacta contra su rostro haciéndolo caer de inmediato. Ryd apoya sus manos en el césped y cierra sus ojos. Auguste no se queda ahí, se acerca y desde su camisa negra lo hace girar para que pueda verlo. No dice nada, abre su boca después de sonreírle con arrogancia y deja que su saliva caiga directamente a su rostro.

Siento como si algo dentro de mí se enciende al ver la escena, el corazón palpita con más fuerza y mi vientre se contrae lleno de coraje. Aprieto mis dientes con fuerza, pero aunque ordene a mi cuerpo avanzar, mis pies no se mueven. Barbie me dirige una mirada dura, advirtiéndome en silencio que no haga ninguna estupidez pero no podía, no podía simplemente quedarme ahí viendo como lo humillaban.

—Has corrido demasiado, es hora de que alguien te detenga de una jodida vez —masculla golpeando su rostro. Se inclina en el suelo y tomándolo del cabello lo hace abrir sus ojos. Mi corazón se retuerce cuando veo en ellos un sentimiento que jamás vi—. Tu hora llegó.

Ryd cierra sus ojos, derrotado y en ese momento Auguste se pone de pie alejándose del cuerpo mientras sus guardias se reúnen en el centro rodeándolo. Él no se inmuta, solo se queda en el suelo con sus ojos cerrados mientras los hombres se encargan de golpearlo sin ningún tipo de remordimiento. Veo como su entrecejo se frunce y quiero creer que es mi mente jugándome una mala pasada cuando veo como una lágrima se desliza por su mejilla perdiéndose en el césped. Doy un paso hacia adelante, pero al instante siento como rodean mi brazo con fuerza haciéndome retroceder.

Elevo la mano y Adelphos me rodea con sus brazos, ni siquiera me había dado cuenta que rodeo a las personas para llegar hasta mí. Entre sus brazos me deje recaer, sin entender porque todos observaban de aquella manera a Ryd, divirtiéndose de cómo cruelmente lo estaban golpeando. No me daba el corazón para seguir viendo, pero seguía sosteniéndome con la esperanza de que él reaccionaría.

La escena se había convertido en una tan desastrosa que solo podía oír los gritos desesperados de Chad desde fuera del círculo mientras Ryd no abría sus ojos, pero por su semblante sabía que estaba sufriendo. Y luego los insultos llegaron, junto a las risas de los demás.

—¡Putain de fille!

—¡Fille!

—¡Fagot!

Auguste sonrió complacido. Se apartó de mi lado y con pasos lentos se acercó hasta el cuerpo mascullando de Ryd en el suelo. Con un movimiento de mano detuvo la tortura y los hombres se alejaron dejándole el protagonismo a él. Con ambas manos en sus bolsillos pateó su cuerpo para que abriera sus ojos y a duras penas Ryd lo hizo.

—Tu es revenu pour que je baise ton cul de salope. (Regresaste para que te folle el culo, perra.) —Detrás de mí Adelphos se pone tenso al oírlo. Todos se quedaron en silencio—. La bite de ton père ne t'a pas atteint. (La polla de tu padre no te alcanzó.)

Ryd sonrió.

—¿Jaloux? (¿Celoso?)

Auguste frunció su entrecejo molesto, pero al instante se relajo soltando una breve risita antes de escupirlo nuevamente.

—Je suis content de te voir comme ça, parce que tu le mérites. (Me alegra verte así, porque te lo mereces.)

—De merecer, todos nos merecemos algo. ¿No crees? —Con demasiada facilidad y sin preocupación debido a su estado, Ryd cruzó sus brazos detrás de su cabeza—. Yo merecía mi última cena antes de morir, por ejemplo. Te has saltado un paso, tío.

—No soy tu tío.

Ryd chasquea su lengua.

—Claro, eres el puto pervertido de mierda que se folla a todos sus guardias en contra de su voluntad, olvide ese gran e indistinto detalle —la burla hace partícipe de cada palabra que sale de su boca. Mi corazón vuelve a resucitar cuando el Ryd de siempre comienza a aparecer y quise reírme al ver como el rostro de Auguste tornaba serios colores.

—¿Y tú? —masculla, embozando una sonrisa—. Ni siquiera tu sangre te permitió revolcarte en la cama de tu padre.

Ryd bufa.

—Ustedes se toman muy en serio esto del tabú.

—Y como no pudiste con él entonces lo asesinaste.

—Degollándolo, no te olvides de esa parte porque disfrute sus últimos minutos torturándolo. Ojala y hubiese podido grabar como pedía piedad esa puta rata. —Se ríe, negando su cabeza—. Ahora que lo comprendo, ustedes tienen mucho en común, ¿No? Les encanta follar culos en contra de la voluntad del otro y tenían ciertos deseos carnales contra mí. ¡Oh, ah! ¿Eso no lo tenía que decir?

¿Ryd estaba insinuando que habían abusado de él? ¿Pero por qué con esa frialdad?

—Puto de mierda.

—Me encantan esas palabras, sigue por favor, aumentan mi ego —siguió mofándose de él. Cerró sus ojos y se deshizo de su posición apoyando sus manos en el césped—. Por cierto, tírenme una manta cuando se vayan, aquí afuera hace frío.

Auguste no lo soporto y cuando intentó abalanzarse contra su cuerpo para darle un fin, el cuerpo de Chad entró al círculo provocando que los hombres de Auguste respondieran tal y como él había pedido. Abrieron fuego sin importar a los demás y Richard fue lo suficientemente rápido para apartarlo del medio dejando que la bala impactara contra su hombro. Cuando todo se distorsionó y los guardias de los gemelos aprovecharon para atacar, todos comenzaron a correr en busca de refugio.

Yo no me moví, me quedé de pie viendo como Auguste observaba la guerra anonadado y como Ryd se aprovechaba de eso. Lo enredó con su cuerpo dejándolo en el suelo e inclinándose sobre su cuerpo le sonrió elevando su navaja.

—Me gustaría torturarte, pero no tengo tiempo. Esto es por todos los chicos a los que te violaste, hijo de la grandísima puta —masculló, clavándole la navaja con fuerza en el cuello. No se detuvo, cuando no fue necesario para él la volvió a clavar desgarrándole la piel e imitó la escena cinco veces más descargando su frustración.

Adelphos empujo mi cuerpo con fuerza hacia atrás queriéndome sacar de la escena y consiguió hacerme retroceder ya que no tenía fuerzas para detenerlo, seguía observando como Ryd descargaba su enojo con el cuerpo ya muerto, desfigurándolo sin compasión.

Se puso de pie cuando consiguió lo que necesitaba y elevando la mirada me encontró a la lejanía siendo arrastrada por Adelphos. Le sacó el arma de la cinturilla al muerto y sin mirar hacia atrás comenzó a trotar hasta donde nos dirigíamos. Ryd no dijo nada, tomó mi brazo y me empujó contra su pecho apuntándole.

—Desaparece de mi vista y no estorbes, no es tu guerra.

—Sí lo es —indica, dando un paso hacia adelante—. A mi también me deben cosas.

—Entonces no jodas y asesínalos.

Adelphos asintió, sacándose el arma de la cintura antes de alejarse en contra de nuestra dirección. Trague saliva cuando sentí un disparo cerca de nosotros y un cuerpo de guardias nos rodeó protegiéndonos mientras permanecemos en el jardín. Alce una mano para tocar las heridas de su rostro, pero él no me lo permitió y me la sujeto en el aire.

—Asesina a quien se te cruce en el camino, ve a tu habitación y busca debajo de tu cama una mochila. Tienes un pasaje de ida, un documento falso y suficiente dinero para sobrevivir un año completo, aquí se terminó tu trabajo —indicó. Fruncí mi entrecejo.

—No termino.

—Sí, terminó Arizona.

—No quiero irme.

—No te lo pregunte.

Trague saliva y enojada me zafe de su agarre.

—No voy a irme.

Ryd esboza una media sonrisa.

—Que lastima que no te lo pregunte, tienes treinta minutos para hacer lo que te dije si no quieres morir como el idiota que ves detrás de mí. —Quise refutar nuevamente, pero con sus manos llenas de sangre él sostuvo mi rostro, conectando nuestras miradas tan cerca que su respiración se mezcló con la mía—. Huye de mí, por favor.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro