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45. "El ángel y el demonio."

París, Francia.

Martes, 31 de diciembre.

—¿Es necesario todo esto?

Detengo mis pasos cuando el cuerpo de Barbie se detiene abruptamente y doy un paso hacia atrás al verla girar. Su cabello rubio recogido en una coleta se movió casi rosándole la mejilla y sus ojos cristalinos me observaron con curiosidad. Jamás me había dado cuenta que aunque rozábamos la misma altura, era ella quien me sobrepasaba por algunos centímetros que solo se notaban cuando estábamos a una corta distancia. Su piel envidiable se estiró cuando sonrió a medias y entrecerró sus ojos hundiendo sus cejas en modo acusatorio.

—¿Vas a darte vuelta? —consulto, no fue una pregunta, fue mucho más que eso. Pude percibir su aliento mentolado embriagarme y avergonzandome del mío baje la cabeza para responderle.

—Pienso que asesinar a Catriel es demasiado —respondo. Su cuerpo inclinado hacia el mío buscando intimidarme se enderezo y colgó el bate en su hombro analizando mis palabras. Chasqueo su lengua.

—Supongo que tienes razón, Ryd no me dio órdenes directas de que lo hagamos, solo pidió que nos encargáramos de él.

—¿Por qué?

Barbie sonríe.

—¿Todavía no te has enterado de que él no trabaja para nosotros? Catriel está con Chad, él es un estorbo en el camino de Ryd. —Se quedó en silencio cuando terminó de hablar y recorrió con su mirada detrás de mí en busca de alguien. Volvió a verme cuando comprobó que nadie estaba escuchándonos o viéndonos y se encogió de hombros—. No me importa si lo asesinas o no, encárgate de él.

—¿Por qué yo?

—Ryd quiere comprobar tu lealtad.

¿Mi lealtad? ¿Estaba intentando comprobar si lo escogía a él o me iría corriendo a contarle todo a Catriel? Que poco me conocía. Me molestó, muchísimo. Sobre todo porque él sabía cuánto me molestaban las mentiras y era consciente del daño que él me había hecho. No hacía falta decir nada, Ryd podía leerme a la perfección y hasta este punto me dolía y me molestaba que desconfiara de mí.

Una gran parte de mí pensaba que asesinarlo era una absurda idea, sobre todo porque no tenía claro cuál era su objetivo. Sabía que el plan de Chad era detener lo que sea que Ryd hiciera y si Catriel trabajaba para él entonces estaban en la misma causa. Lo único que tenía claro es que daño no iban a hacerle, ¿Entonces por qué nosotros deberíamos asesinarlos? No lo veía lógico, tal vez también mi parte inocente se rehusaba a perderlo, se rehusaba a creer que Catriel me había engañado.

Y otra parte de mí, una que desconocía y no quería admitir, ansiaba en secreto tener su sangre escurriéndose por mis dedos. Era un deseo latente que acompañaba los movimientos rítmicos de mi corazón, se camuflaba en aquella zona buscando el momento exacto para atacar cuando bajara la guardia, era un peligro detectado que no se podía atacar. Y me asustaba, me aterraba que estuviera ahí, asechándome.

Nos quedamos observándonos unos segundos hasta que escuchamos algunos pasos subiendo las escaleras y entre empujones nos metimos a una de las habitaciones que estaban en dirección contraria a la mía. Sabía que en esta zona estaba la de Catriel, ella también lo supo cuando oímos los pasos aproximándose y nos escabullimos al baño.

Barbie me reprendió con su mirada cuando choque contra un pequeño cesto.

—Me encargaré de la zona de atrás, intenta controlar la de adelante —hablo ingresando a la habitación. No se escuchó la puerta cerrarse, así que supimos que pronto iba a irse. Se escuchó el sonido de un cajón abriéndose y el de un arma cargándose—. Chad también pidió que controlemos las armas, municiones y esas cosas.

—Lo sé, hablé con él —respondió la voz de Richard—. De todas formas lo veo absurdo, es una tonta fiesta.

—No debemos bajar la guardia. —Ambos se quedaron en silencio, Barbie me dedicó una mirada confundida—. Cuando termine de hablar con los guardias me dedicaré a estar con Ryd, no sé si nos volveremos a ver, así que no le saques el ojo de encima a Chad.

—No me digas lo que tengo que hacer —protesto—. Vamos a estar en el mismo lugar.

—Richard...

—¡Ya lo sé, mierda!

Sin agregar nada interesante los pasos de ambos fueron alejándose de la habitación. Solté un suspiro aliviada de que no nos hayan encontrado y salí después de Barbie esperando que vigilara la entrada para poder irnos. Apoyó su cabeza en la madera de la puerta y sin convencerse del silencio se puso de rodillas en el suelo para ver por la parte de abajo si no detectaba nada. Poniéndose de pie nuevamente abrió la puerta sin ejercer mucha fuerza y salimos cerrándola.

¿En qué momento se suponía que debíamos atraparlo? Debíamos ser muy limpias para que nadie se diera cuenta de aquel acto, muy lista para no dejar testigos cerca, pero también teníamos que ser astutas porque no podíamos llegar de la nada y solamente atar sus manos diciéndole: "¡Oye! Vamos a secuestrarte un rato, ¿Te apetece?"

Él era muchísimo más fuerte que nosotras por pura lógica, no decía que Barbie no tuviera sus técnicas de combate pero contra él saldríamos perdiendo sin dudas. Me apoyé contra el umbral de la puerta trasera observando su cuerpo alejarse hasta la zona de atrás en donde había un grupo de guardias reunidos. La mansión se había llenado de guardias, no solamente nuestros, sino también por parte de los demás hermanos Kovhs.

Para tratarse de una simple fiesta estaban haciendo un escándalo de personas, sobre todo cuando era familiar. Barbie se apoyó en el otro costado del umbral sin el bate y frustrada se cruzó de brazos observando la misma persona. Había muchas personas para atacarlo en ese momento, tal vez lo mejor sería esperar a que terminara y se fuera con Ryd.

—Ryd me pidió que sea su acompañante esta noche —reveló. No sentí que su tono fuera completamente lleno de burla, la vi más confundida que otra cosa. Mi estómago se contrajo sin saber el porqué y me dediqué a asentir solamente.

—¿Quieres que te ayude en algo? —me ofrecí. No éramos amigas, ni estábamos cerca de serlo, pero no planeaba pelear con ella por una persona que no sabía con exactitud qué era lo que quería.

¿Estaba mal que luego le siguiera el juego cuando claramente estaba jugando con las dos? Claro que sí, estaba rebajándome y perdiendo mi dignidad por una persona que no se lo merecía, pero cuando él estaba cerca de mí simplemente había una parte mía que no me quería escuchar. Ahí, la rebeldía se asomaba y hacía acto de presencia arruinando cada uno de mis planes.

Barbie era muy bonita y no dudaba de que fuera una buena persona, simplemente no nos caíamos bien por un hombre y lo quería cambiar. Quería que ese título estúpido de "rivales por un idiota" dejara de existir y fuéramos: Barbie y Arizona, con otras diferentes porque probablemente las teníamos, pero jamás nos habíamos dado cuenta por estar tan concentrada en ver a quien Ryd le daba más atención.

—Le dije que no —confesó. Sorprendida gire a verla y ella sonrió viéndome—. No voy a seguir pretendiendo pelearme contigo por él.

Sentí como mi pecho se infló de orgullo e intentando ocultar la alegría de mi cuerpo apartó la mirada hasta Catriel. Mi sonrisa de pronto se borró y mi cuerpo se alertó apartándose del umbral rápidamente.

—Es nuestro momento —indique, bajando lentamente los escalones. No espere a que me siguiera, observe con cuidado el paisaje solitario que nos rodeaba y me dedique a caminar con pasos apurados hasta su cuerpo que aún permanecía en la parte de atrás.

Estaba solo, de pie con un móvil entre sus manos mientras tecleaba algo con rapidez. No noto mi presencia hasta que su radio llamó su atención y mientras lo sacaba de su cintura detecto mi cuerpo acercándose. Me dedico una sonrisa mientras le aprobaba algo a alguien que le había hablado por la radio y yo se la devolví, sin que se viera muy forzada.

No habíamos hablado luego de lo que escuche en el despacho, tampoco nos habíamos visto porque había estado muy ocupada tratando de evitarlo para no atacarlo. Ryd me había aconsejado que antes de que hiciera lo que tenía pensado me diera algunas horas para pensarlo mejor, porque a veces la impulsividad solo nos llevaba a la ruina.

Le hice caso y hui de todos los lugares en donde sabía que nos íbamos a cruzar y Ryd me ayudó diciéndoles a los demás que me había dado un trabajo el cual me mantenía ocupada. Lo pensé. Pensé mucho en qué hacerle al respecto, si hablar o actuar era lo mejor. Mi corazón pedía que intentara escuchar su versión, que tal vez era una confusión y simplemente él no me traicionó, pero aquella parte escondida que esperaba mi guardia baja me hacía perder la poca gordura incentivándome a actuar.

—¡Hey, bonita! —saludo viéndome llegar. Me detuve delante de él y sonreí—. Extrañe verte, ¿Dónde te habías metido?

Rodeo con sus brazos mi cintura provocando que mi corazón se acelerara y que aquella parte escurridiza quisiera atacarlo. Contuve la respiración sintiendo como la traición me embargaba, dolía verlo y estar ahí, entre sus brazos cuando sabía la verdad.

—Ryd me ordenó algunas cosas...—mentí. Él asintió.

—¿Quieres ser mi acompañante esta noche? No haremos mucho porque tendremos que estar pendiente de la fiesta, pero me gustaría entrar contigo tomados de la mano.

El aire se redujo y sentí como mis pulmones me lo exigían a gritos. Mi corazón se detuvo, sentí la esperanza nuevamente, esa que me acobijo todas estas horas engañándome con el posible: "tal vez no es como lo piensas". Sentí nuevamente mi piel erizándose, una emoción extraordinaria y nuevamente, ahí estuvo aquella sensación extraña tentándome a tomar el arma de mi cintura.

—Claro que sí.

Catriel sonrió y no tardó en lanzarse sobre mis labios. Giramos sobre nuestros talones y dándole la espalda a la mansión comenzó a hacerme retroceder hasta apoyarme contra un árbol. Sus manos se ciñeron en mi cintura y las mías se deslizaron sobre su cuello atrayéndolo hasta mi cuerpo mientras nuestros labios batallaban entre movimientos bruscos. Mordió mi labio inferior y cuando los entreabrí él no dudo en meter su lengua.

Sentía tantas cosas que estaba pérdida, confundida y engañada por mí misma. Quería detener el tiempo y quedarme ahí, también quería apartarlo y apuntarlo con mi arma. No quería escuchar a mi traicionero corazón, quería oír a mi parte más sincera, pero estaba absorbida por las sensaciones que su cuerpo me causaba. Entonces, aprovechándose de mi primer desliz, aquella sensación extraña me regaló un recuerdo que había ignorado.

«"—...ahora que está dentro de la hoguera solo quiere lanzarnos mierdas porque sabe que cuando Arizona sepa que su interés desde un principio solo fue parte de un plan se le terminara las semanas de luna de miel en la que vive."»

Abrí mis ojos en el momento exacto en el que Barbie subía el bate y con rapidez conseguí apartar mis manos antes de que lo golpeara sin una pizca de piedad. El cuerpo de Catriel cayó con fuerza sobre el mío y antes de que alguien pudiera encontrarnos en pleno acto delictivo ambas lo tomamos desde sus brazos comenzando a arrastrarlo hasta la profundidad del pequeño bosque de atrás.

Lo apoyamos contra uno de los árboles en dirección contraria a la mansión y Barbie se sacó la mochila que había traído. La abrió dándole una mirada al camino por el que vinimos y sacando una soga me la entregó para que me pusiera del otro lado del árbol. En unión comenzamos a rodear su cuerpo en el tronco del árbol con fuerza para que no pudiera moverse cuando despertara. También sacó unas caderas y cuando lo rodeamos le puso un candado.

Sacó una cinta de la mochila y cubriéndole la boca examinó la parte de atrás de su cabeza.

—No es tan grave y no pierde mucha sangre, estará bien —informó. Asentí con mi cabeza y la vi colgarse la mochila antes de huir de la escena. Me coloque a su lado y en silencio rodeamos el camino buscando uno nuevo para no llamar la atención. Barbie tomó las tiras de la mochila y jugó con ella carraspeando su garganta—. ¿Quieres ser mi acompañante esta noche?

Nuevamente volví a sentir esa sensación de orgullo embargarme.

—Me encantaría —le respondí, dándole una mirada de soslayo. Ella sonrió.

(...)

La segunda fase del plan trataba sobre ocuparnos de las armas de los guardias, ¿Cómo íbamos a hacer eso? No tenía la menor idea, pero con Barbie habíamos decidido tomar como prioridad a las personas que iban a estar armadas principalmente dentro de la mansión donde se llevaría a cabo la fiesta.

No íbamos a poder ocuparnos de todas, por lo menos no de las que traían en manos, así que atacamos el almacén de armas que se situaba abajo con ayuda de Ryd. Tomamos todas las armas que había en el lugar, los cargadores y todo lo que podría ser una amenaza poniéndolos en varios bolsos que cuando bajo el sol escondimos dentro del bosque en una parte distinta a la que se encontraba Catriel.

Barbie le comunicó lo que habíamos hecho a Ryd diciéndole que no podríamos ocuparnos de la que traían consigo y él estuvo de acuerdo.

—¿Algo más? —pregunté girando en la silla. Alce mis pies para dar un giro completo y volví a verlo cuando me recompuse. Ryd dejó de morderse la mejilla y se apartó de la pared aún cruzado de brazos.

Habíamos estado ocupando el despacho por un largo rato ya que Ryd lo había encontrado como un buen escondite para que Dade no lo encontrara. Según él, estaba huyendo de sus insistentes preguntas y su insistencia por querer escoger el atuendo que llevaría por la noche. Al final nos encontró, pero la copia se vio salvado cuando antes de llevarse a él se la llevó a Barbie diciéndole que tenía algo para ella.

Desde ese entonces habíamos permanecido dentro de las cuatro paredes en silencio mientras él se dedicaba a pensar en vaya saber qué. ¿Yo? Bueno, mareándome mientras daba vueltas en la silla giratoria detrás del escritorio.

—Supongo que no —musito por lo bajo, confundido. Realmente no sabía que estaba pasando por su cabeza, pero seguramente nada bueno era. Carraspeo su garganta elevando la mirada y se detuvo a unos pasos del escritorio delante de mí—. ¿Me quieres acompañar esta noche?

Quise reírme, realmente lo desee, pero mi parte más cuerda no podía creer su descaro. ¿Realmente me estaba proponiendo ir juntos después de que Barbie lo rechazó? ¿Me estaba dejando como premio consuelo cuando anteriormente me había dicho que yo siempre había sido su primera opción? Ryd era un sinvergüenza, con todas sus letras.

Más que sentir pena con él me sentí furiosa, molesta porque había tenido el descaro de mentirme también en la cara y de fingir como si nada hubiese pasado. ¡Mierda! A mí no me importaba él, me importaba que me viera la cara de estúpida como si fuera capaz de creer en sus palabras... ¡Y le creí! Qué es lo peor.

Aferre mis manos a los costados de la silla y gire un poco con ayuda de mis pies para calmar el sabor amargo de mi boca. Quería golpearlo y mucho, pero a comparación de la mentira de Catriel esta no me perjudicaba tanto, no me quería hacer matarlo.

En silencio, bajo su mirada atenta mientras esperaba una respuesta de mi parte, sonreí.

—Ya tiene acompañante —respondió alguien por mí. Ryd giró su cabeza para poder verla y Barbie sonrió elevando dos perchas con fundas—. Dade ya nos dio los vestidos, vamos a verlos.

—¿Van a ir juntas? —La confusión se hizo notoria en sus palabras. Hundió sus cejas y nos observó.

—¿Hay algún problema? —insinúe poniéndome de pie. Rodeé el escritorio y tome la percha que Barbie me estaba dando.

—Mmm, ¿No?

—Bueno, si no hay nada más que hacer, nos retiramos señor —fingió respeto ella, riéndose de él. Se dio la vuelta sin esperar su respuesta y yo me lo quedé observando unos segundos más.

—¿Ahora son amigas?

—No, solamente nos dimos cuenta que no hacía falta perder el tiempo peleando por alguien que no valía la pena —confesé. Él sonrió mordiéndose el labio inferior.

—¿No valgo la pena?

—Claro que sí —ironice. Estaba molesta y no me moleste en ocultarlo—. Tú siempre seguirás siendo mi prima opción.

Supe que cometí un grave error cuando él comenzó a reírse de mí, en mi cara. Le había demostrado una parte de mí que no quería y él estaba disfrutando de verme humillada, entonces salí de ahí molesta. « ¡Idiota!» me reprendió mi subconsciente.

Bufé y subí hasta mi habitación colgando el traje en mi antebrazo. No hizo falta abrir la puerta, la silueta de Barbie me esperaba dentro observando lo que había arriba de la cama. Con curiosidad me acerque y silbe al ver un vestido blanco. Tenía un gran escote casi hasta la altura del centro de su abdomen y unas tiras tan finas que pasaban como breteles. Justo donde terminaba su escote había una pequeña franja que se ceñía al centro dejando ver la parte de abajo un poco más suelta.

Cuando lo alzó, ambas pudimos ver que no solo tenía una abertura que dejaba ver su pierna, sino que tenía dos. Ambas se camuflaban bien, suponía que el chiste estaba cuando caminabas y tu piel se veía. El vestido blanco era muy bonito, sobre todo porque parecían entre dos piezas. La parte de arriba que era más ceñida al cuerpo y la de abajo que tenía una abertura en ambas piernas dejando que el centro de la tela no se conecte con la de atrás.

—A ver el tuyo...

Abrí el cierre de la funda y Barbie quitándolo silbo al ver el vestido rojo que había dentro. La parte de arriba del vestido era idéntica a la del blanco, con el escote pronunciado, solamente que este vestido tenía como destacable su espalda descubierta. En el medio también tenía la pequeña franja que se disimulaba para pronunciar mejor la cintura y la parte baja era suelta con una sola abertura justo en la pierna derecha. La abertura comenzaba casi desde la cintura, lo necesario para que al caminar no se note mi parte íntima.

—Dade dijo que se inspiró en la vez que fuimos al club...ahora comprendo el porqué —contó riéndose. Al principio no lo entendí, pero después recordé aquella noche y no pude evitar sonreír—. Te queda bien el papel de diabla, eh.

—¿Y tú que vendrías a ser? ¿Un ángel? —me burlé.

—Claro que sí, mírame.

—¡Pfff! Claro, ajá. Un ángel caído será. —Barbie frunció su entrecejo y me tiró con la funda.

—¡Más respeto! —chillo. Se quedó en silencio cuando se comenzó a oír música desde abajo y después volvió a verme—. ¡Pido el baño primero!

—¡Ve al tuyo! —grité al verla correr hasta el de mi habitación. Bufé al ver que no se iría y sin otra opción me tiré a la cama para esperar que terminara de ducharse.

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