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39. "Adara."

Capítulo dedicado para: @Evelynperdomo Gracias por el apoyo ✨

Brooklyn, Nueva York, EEUU.
Sábado, 28 de diciembre.

Desde la última y única vez que había asistido al club, habían algunas nuevas remodelaciones que conseguías verlas con demasiada facilidad apenas ingresabas. Por ejemplo, una de ellas fue la expansión de la pista principal donde aquella vez que vine estaban las plataformas donde bailaban las chicas.

Ahora ya no había nada de eso, estaba vacío de objetos pero lleno de personas que se integraban en grupos. Aun así, la única plataforma que resistió fue una del centro que para verla solamente tenias que estar en los reservados de arriba.

Era una mediana superficie que conectaba dos caminos, los de ambos reservados para ahorrar el tener que bajar para cruzarse. Las zonas privadas seguían igual las vi aquella noche, aunque ahora que habían más personas y el club tenía una temática más de "fiesta" me era imposible visualizar con facilidad lo de mi alrededor. Lo poco que distinguía era gracias a las luces de colores, de todas formas no era imposible localizar a las personas estando cerca. 

Nuestro sitio estaba aislado por pedido de Chad ya que no quería tener compañías, eso fue una estupidez porque minutos después que llegamos fue él mismo quien rompió su petición integrando a un grupo de hombres con sus acompañantes.

A simple vista no conocía a ninguno de ellos, Dade me había dicho antes de irse que eran amigos de los gemelos, pero por parte de Ryd no veía la misma emoción que Chad tenía.

Bueno, igual no pidamos mucho, él es Ryd.

Moví el sorbete dentro de la bebida que Lua me había hecho y sonreí observando los gestos de Barbie cada vez que el grupo de mujeres –integrado por Aneley– observaban a Ryd sin algún tipo de disimulo para sospechar que están hablando de él. Si creí que me aburriría al no saber bailar, sin dudas no había tenido en cuenta los celos de la rubia que no hacía mucho para ocultarlos.

—Sigo sin entender —volvió a insistir por segunda vez Lua detrás de mí colocándose a mi lado en segundos. Apoyó su cintura fundada por un vestido dorado y se llevó el sorbete hasta sus labios violeta—. ¿El bombón de Ryd sale contigo o con la rubia?

Gesticule una mueca de disgusto apretando mis labios sin saber que decir. La realidad es que tampoco terminaba de entenderlo. Fue él quien de alguna manera dio a conocer nuestra supuesta relación, así mismo parecíamos más desconocidos que otra cosa y que Barbie estuviera arriba suyo tampoco ayudaba. A mí no me molestaba, pero no terminaba de comprender entonces para qué mintió con respecto a nosotros.

—Créeme Lua, yo tampoco lo sé y siento que es mejor así —respondí sin pensar en mis propias palabras. Si quería que nadie interviniera en mi vida privada no estaba haciendo un buen trabajo.

Ella decidió quedarse unos segundos en silencio mientras se acababa la bebida observando la pareja a unos cuantos metros de nosotras. Cuando el sonido anunciando que la bebida se acabo apareció, carraspeo su garganta preparándose para formular otra pregunta.

—¿Te va compartir entonces?

¿Compartir? Sí, compartía conocimientos, buenos modales a personas que se lo merecían, compañía y amistad. Compartía cosas necesarias que sabía que tenía, ¿Pero compartir algo que no tenía cómo se hacía?

—No creo o no es lo mío la posesividad...—admito. Nunca fue mi fuerte, jamás tuve ese sentimiento de querer algo para mí en todas las formas posibles y malas—. Creo en la conexión. Si hay conexión entre ambas personas, entonces no hay necesidad de compartirse o estar con alguien más. La conexión es fundamental entre dos, sin eso entonces nada es estable.

—¿Y cómo te das cuenta de la conexión que tienes con una persona?

Me sentía tonta hablando sobre esto, sobre todo porque no era algo cien por cien confirmado, ni siquiera estaba comprobado, solo eran fundamentos que me hice a medida que fui creciendo y viendo a las personas. En todo este tiempo encerrada en el internado y en la mansión desarrolle e intensifique una mirada más profunda en las personas, por ejemplo a Aneley sabía leerla a las perfección.

Ella es una persona adorable, buena y de corazón noble, pero al igual que yo aún conservaba parte de la inmadurez que la hace tomar decisiones malas. Sabía que no era su buena fe la que hablaba en sus acciones, era el apetito competitivo que desarrollo todo este tiempo en aquel infierno. Yo la quería, demonios que lo hacía, pero Aneley comenzó a formar su parte más tóxica a donde yo no quería participar y lo mejor para las dos era que diera marcha atrás.

Sabía y estaba segura que no quería a Cobain ni por asomo, lo único que su mente traicionera pensaba era que estando con él ya no iba a sufrir lo de antes. ¿Y eso quién se lo garantizaba? ¿Quién le dijo que huyendo se combatía a los fantasmas del pasado? Por supuesto que yo, porque lo único que hice, lo único que le enseñe, fue que a cualquier miedo correr era la mejor opción.

Ahora estaba ahí, a varios pasos de lejanía vestida con ropa elegante, al lado de un hombre que no amaba y embarazada del mismo. Rodeada de personas que no conocía, que posiblemente mañana no vería, pero que conservaban su misma ambición y ahí era donde ella pertenecía, no junto a mí.

¿Era egoísta? A veces escoger a uno mismo por sobre todo está bien, incluso si eso se llamaba egoísmo.

Entonces, entre miles de pensamientos y recuerdos, uno de aquellos tiempos donde éramos mejores amigas apareció. Fue una noche que escapábamos al lago las dos solas dentro del territorio, entre la oscuridad y poca iluminación de la luna viéndonos, mientras ella corría giro a verme y nuestras miradas brillosas coincidieron como nunca.

—En la mirada —determine. Sonreí por el calor que se fundó en mi corazón debido a aquel recuerdo y baje la mirada antes de ver a Lua—. Cuando dos personas siguen observándose con el tiempo de la misma forma, con el mismo brillo, es porque tienen una conexión única e increíble.

Atenta a cada una de mis palabras asintió sonriendo, sin decir o agregar nada más. Yo tampoco tuve la intención de hacerlo, solo me uní a su decisión y desde nuestro puesto detrás de la barra observamos a Barbie levantándose con el vaso de Ryd en sus manos antes de ir acercándose. Apoyo el vaso con fuerza en la madera y al ver que Lua iba a protestar la aniquilo con la mirada.

—Bourbon y lo más fuerte que tengas para mí —pidió con voz tosca y apagada. Mi acompañante asintió dejando su vaso aparte y tomo el que ella le entrego.

—¿Mala noche? —pregunte sacándole el sorbete a la bebida. Ella me observo sin expresión y yo me lleve el borde del vaso a los labios.

—Como si eso te importara.

—Tienes razón, pero Lua esta enseñándome a ser buena bartender y dice que debemos escuchar a los clientes aunque no nos interese. —Me encojo de hombros.

La sombra de una sonrisa se asomo por sus labios pero no salió, solo volvió a ocultarse debajo de una mueca.

—¿Puedo quedarme aquí? —Aquello no solo me sorprendió a mí, sino también a Lua quien había dejado el pedido y alzo su mirada para verme.

¡Vamos! No hace falta leer su diario íntimo para saber que no le gustaba socializar mucho, que no tenía una extensa larga lista de amigas y que yo no era una de sus personas favoritas por el momento.

—¡Claro que sí! —chillo la dueña del lugar sonriendo—. Una rubia, una morena y una diosa detrás de la barra, eso llamara mucho a los clientes.

—¿Acabas de llamarte "diosa"? —inquirió aguantando su sonrisa. Lua chasqueo su lengua.

—Si no soy yo quien me alague, ¿Entonces quién?

—Buen punto, ahora regreso —anuncio tomando los vasos y dándose la vuelta. Cuando estuvo lo bastante lejos ambas giramos a vernos.

—Raro —hablamos al unísono, antes de reír.

(...)

Seguí la mano de Lua hasta la persona que estaba apuntando y encontré nuevamente el cuerpo descontrolado de la chica Kovhs divirtiéndose como si no hubiera un mañana. Como la última vez que la vi, estaba en la tarima del centro bailando con una chica y un chico aprovechando que era la atención de todos. A Dade ni siquiera le importaba el qué dirán sobre su elección y eso me encantaba.

A comparación, Chad había permanecido toda la noche sonriendo, pero de vez en cuando revisaba su móvil y esa sonrisa se iba desgastando. No sabía nada sobre el paradero de Richard, tampoco necesitaba saberlo, pero me incomodaba haber sido yo la causante de que ambos se sintieran dolidos.

Fui yo quien los puso en la línea de tener que escoger, pero también había sido yo quien pidió tregua y hablar al respecto de lo sucedido, así que me sentía un poco mejor.

No me sorprendía el hecho de saber que estuvieran juntos, bueno un poco, pero solo por el hecho de que jamás dieron indicios de nada y sobre todo, porque encontré a Chad con una mujer prácticamente teniendo sexo. Al parecer no solo Dade era la única que el sexo de las personas no le importaba y eso estaba perfecto. No iba a juzgar a nadie cuando me deje besar por Dade y bese a mi ex mejor amiga, tampoco me creía hipócrita.

Aunque pensándolo, ahora comprendo por qué su mal temperamento conmigo cada vez que estaba cerca de él, no lo justificaba, pero comprendía sus arrebatos. Tal vez pensó que yo quería estar con él o no sé, de celos sabía muy poco.

—Ella siempre fue así —indica Barbie negando su cabeza mientras reía. Dos vasos de "algo fuerte" funcionaron para que por lo menos lo haga.

Escucharla me hacía pensar que ella la conocía hace mucho más que Lua y que como ella, conocía varios secretos, pero claro, si había algo que distinguía a la rubia era que le salía muy bien hacerse la tonta aparentando que no sabía nada.

Gire mi cuello para seguir viendo el espectáculo de Dade cuando mi mirada se cruzo con dos siluetas que desconocía subiendo por las escaleras. Una de ella era colorada, con un cuerpo curvado como el de Barbie pero el de ella tenía algo más llamativo que a simple vista no lo encontraba. Desde aquí no podía ver sus rasgos, pero si unos increíbles labios que si eran fruto de la naturaleza Dios en realidad tenía privilegios con algunos.

Su acompañante era una chica de tez morena, con un increíble pelo lacio hasta la cintura que se distinguía por su vestido blanco. El de su amiga, al contrario, era azul.

—¡¿Qué hacen, chiquis?! —grito con la misma adrenalina la voz de Dade haciéndome girar. Estaba agitada y un poco sudada exigiéndole un trago a Lua.

—¿Quiénes se supone que son? —me atreví a preguntar antes de que se cree un tema de conversación. Las tres siguieron mi mirada al instante.

—No me jodas...—murmuro Barbie, pero yo pude oírla con triunfo.

—¿Esa es...?

Intrigada observe como las dos miraban una de las presencias nuevas con sorpresa.

—¿Adara? —Termino finalmente Lua—. ¿Qué se supone que hace aquí?

Inquieta Barbie bajo del taburete y se acomodo el vestido antes de llevarse ambas manos a los mechos de su patilla. Los escondió detrás de sus orejas con impaciencia y apoyo sus manos a la altura de su cintura mientras su cuerpo iba evolucionando con sacudidas debido a sus respiraciones.

Dade, del otro lado, intentaba observar algo más con sus ojos entrecerrados. Lua no decía más.

—No lo sé —rompió el silencio la rubia girándose—. Es tu puta fiesta, ¿No?

La dueña del lugar se encogió de hombros.

—Sí, bueno, es una fiesta pública no privada.

Sintiéndose tonta por su pregunta giro nuevamente sin responderle.

—¿Van a decirme quién es? —insisto. Todas o bueno, más Barbie que las demás, se veían revolucionadas por una de aquellas presencias que iban subiendo.

Nadie tuvo que decirme nada, cuando ambas mujeres terminaron por subir el grupo entero se quedo en silencio. Fue Chad quien me dio indicios de que estaba pasando cuando se giro de inmediato hacía Ryd, quien mantenía la mirada despreocupada en su móvil. Ante aquel cambio repentino la copia alzo su mirada conectándola rápido con las presencias nuevas, el único movimiento que hizo fue bloquear su móvil.

—Fue su novia. —Entre el silencio su prima se apiado de mi curiosidad.

—De la adolescencia —aclaro molesta la rubia. Debí suponerlo, si Barbie estaba como una loba a punto de atacar es porque algo relacionado con Ryd sucedía.

—¿Y eso es importante por qué...?

—Es una psicópata que siempre termina llenándole la cabeza de mierda sobre nosotros a Ryd poniéndolo en nuestra contra. —Suspira con fuerza Dade—. No sé que hace aquí, hace miles de años no la veo.

Barbie chasquea su lengua.

—Luego de su ruptura estuvieron viéndose unos años por sexo, aunque no descarto que mantuvieron algo en secreto.

¡Wow! ¿Cómo sabía tantas cosas? Yo por suerte conocía su primer nombre y apellido.

—¿Crees que Ryd...? —vacilo Dade con sus palabras.

—Muy probablemente —le corto la rubia sabiendo a que se refería.

Reconocí la presencia de aquella chica cuando se aparto de la otra y se acerco al sofá donde estaba Ryd con una sonrisa. Chad la aniquilaba con la mirada, no cavia otra pizca de resentimiento en sus expresiones y ahora comprendía el porqué. Ante tanta tensión los demás volvieron a retomar la conversación, pero él en ningún momento aparto su mirada de ambas presencias observando como la chica colorada le hablaba a Ryd y él solo la veía.

¿Por qué todos se preocupaban tanto? Estaba siendo Ryd en todos sus sentidos, ¿Se supone que debería surgir algún cambio?

Dade se giro hacía mí.

—¿No harás nada?

Fruncí mi entrecejo pero conseguí comprenderlo rápidamente. Solté un suspiro vagando con mi mirada el lugar y me mordí el labio inferior.

—¡Uff! ¡Dios! ¡Qué dolor! —Fingí, aunque se notaba mi ironía por cualquier poro—. ¿Lua puedo ir a buscar la caja de bebidas para aprovechar y llorar un rato?

Confundida ante mi comportamiento asintió. Antes de ser atacada por preguntas rodee la barra y comencé a caminar por el reservado hasta conseguir llegar a las escaleras. Eleve un poco más mi mentón cuando pase por detrás de los sofás y apoyando mi mano en el barandal baje con cuidado. Lua me había dado indicaciones horas atrás porque estaba segura de que iba a quedarse sin bebidas y el plan era venir las dos.

Me guie por la barra del medio, cruce al lado izquierdo encontrando el pasillo que me indicio y metí mi mano en el borde de mi falda para sacar la llave. Conseguí ponerla en la cerradura debido a la oscuridad y apenas abrí la puerta sentí una presión en la parte baja de mi espalda haciéndome entrar de golpe.

Podría haberme asustado, estaba a oscuras con otra persona, pero ese perfume era conocido y recordaba con frescura haberlo olido cuando Ryd se me acerco antes de entrar al club.

—Estoy muy ocupada para estas tonterías, hablo en serio —masculle. Él decidió quedarse en silencio—. Ryd juro que...—

Así mismo no respondió, pensé que se trataba de algún juego suyo, pero dejo de ser divertido cuando sentí un pinchazo sobre mi cuello. Ahí supe que no era él. Aferre mis manos en sus brazos delgados y cerré mis ojos ahogando un jadeo. Sentí como la cabeza me dio vuelta de un momento a otro, las piernas me temblaron y cuando abrí los ojos lo único que vi fue la silueta masculina de alguien yéndose.

Suspire pensando que estaba a salvo, que tal vez ahí moriría y que por lo menos lo haría vestida como jamás pensé que me gustaría, pero una nueva presencia volvió a entrar y esta vez no la reconocí. Supe que era un hombre por su cuerpo, pero no era nadie que conocía, aún así mis defensas estaban demasiado bajas.

Cruzo uno de sus brazos por mi cintura, apoyo uno de mis brazos en sus hombros y comenzó a guiarme fuera del depósito aprovechando la música alta y descolocada para pasar de desapercibido. Nos integramos en las personas cruzando a todos, subí la mirada hasta las escaleras y visualice el cuerpo de Lua bajando, pero mi lengua dormida se quedo en reposo mientras mi cuerpo sentía el frío de afuera.

Era una salida de urgencia que daba directamente a un callejón. Tal vez estaba alucinando pero mis pies se detuvieron al instante que mi vista visualizo una camioneta al final del callejón. El hombre volvió a tirar de mí y aprovechando aquel brusco movimiento deslice mi mano hasta el borde mi falda toqueteando el bulto escondido. Lo baje con fuera sintiendo como me lastimaba un poco con su filo, pero cuando lo tuve con fuerza en la mano ignore aquel dolor y volví a detenerme.

Me tambalee cuando me soltó para ponerse al frente de mí y tomarme. Lo vi inclinarse un poco y con miedo a que descubra mi arma subí mi mano con adrenalina pasándola por una parte de su cuerpo que conseguí ver solo cuando se tiro hacia atrás. Tomo con fuerza su garganta que desprendía sangre, todo seguía dándome vuelta, comencé a dar pasos hacia atrás pero cada vez sentía menos fuerza.

Impacte mi culo contra el suelo aferrando el bisturí, tratando de respirar con normalidad mientras veía como otro hombre se acercaba a donde estaba. Hasta ahí había llegado, eso fue lo único que se me cruzo por la cabeza, pero en mis pocos sentido oí la puerta rechinante sonar y un estruendo de arma disparándose.

Una silueta vestida de blanco chequeo ambos cuerpos muertos y cuando se acerco a mí la reconocí.

—Vamos estúpida, no te mueras ahora —demando Barbie con sus dientes apretados tomándome. Sonreí queriéndole decir algo, pero al sentirme a salvo mi cuerpo se apago al instante. 

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