Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

27. "Lobo"

N/A: creo que es el primer capítulo largo que subo, pero no quería dejarlas morir en la espera. No estuve actualizando seguido por temas personales, espero que sepan comprender. No se olviden de votar y comentar, que siempre los leo a todos. ¡Espero que lo disfruten!

Georgia, Estados Unidos.

Miércoles, 18 de diciembre.

Con ambas manos empujo el cuerpo que se me interpone en el camino y a grandes pasos me acerco a la camilla donde está la pequeña Carrie. Por arriba de los zumbidos acelerados que tiene mi corazón logro escuchar la voz despreocupada del hombre pidiéndome que deje el lugar para trabajar, pero mis pies se aferran negándome completamente.
   
—Tenemos que hacer una operación, le falta carne —escucho que dice, tomando algunos guantes mientras su compañero presiona en el lugar donde sale sangre—. Retírese y déjenos hacer el trabajo, por favor.

Quiero negarme nuevamente, clavarme en el piso impidiendo que cualquier presencia me saque del lugar, pero mi cuerpo débil se rinde cuando Catriel me eleva al aire y en un abrazo me saca de la habitación a regañadientes.

Me toma de las mejillas, puedo sentir la sangre mancharse en ellas, y con desesperación el rubio busca mi mirada entre todo el mundo vacio que tengo en la mente. No puedo pensar con claridad, solo quiero estar cerca de Carrie y procurar que todo vaya bien.

—Lo estará —asegura, tal vez leyéndome la mente—. Estará bien, pero te necesito aquí —pide acariciándome las mejillas manchadas—. Tenemos que revisar las cámaras, vuelve aquí.

Aquello parece despertar cada pequeña fibra de mi cuerpo, porque al terminar de oírlo me deshago de su agarre y corriendo mí dirijo hasta el panel. Subo las escaleras de dos en dos ignorando el cansancio y apenas ingreso me aparto las lágrimas sentándome en la silla.

La mano pálida de Catriel me arrebata el mando cuando me quedo sin saber qué hacer y dándome un pequeño empujoncito se ocupa de las cámaras inmediatamente. Las imágenes comienzan a retroceder, una detrás de otra, hasta que vemos los últimos movimientos de Carrie ingresando a la habitación y nos detenemos ahí.

Conteniendo la ira que va creciendo en mi cuerpo paso la lengua por mis dientes buscando una distracción apenas vemos dos guardias ingresando a la habitación. Ambos sabemos de sobra que hacen ahí y a esa hora, así que no es sorpresa cuando los vemos salir con las dos compañeras de Carrie llorando.

El mal estar se instala en la boca de mi estomago cuando soy consciente para que se la llevan e intentando mantenemos atenta observo las imágenes. Minutos después de la salida de los guardias vemos una persona vestida de negro. Es alta, podríamos considerar que se trata de una masculina por su cuerpo.

Ingresa observando a su alrededor, pero por culpa del ángulo donde está la cámara no podemos ver su rostro. Se tarda adentro lo considerable para relacionarlo con el crimen y apenas sale Catriel lo sigue con las cámaras.

Las que deberían apuntar su rostro no estaban encendidas en el momento y las de sus movimientos lo captan a la perfección bajando las escaleras como si se tratara de su propia casa. No hay nadie, cuando el lugar debería estar cubierto de guardias.

Me permití dudar un poco del lugar desolado porque por las noches sucedía lo que era la "caza" para ellos. Sí, el momento perfecto para buscar victimas de sus abusos. De todas formas tendría que haber personas, mujeres u hombres, y no había absolutamente nadie.

El cuerpo desaparece por una puerta debajo de la escalera y cuando no sale, para mí, es suficiente material. Me levanto como si fuera un resorte y sacándome el arma de la funda salgo de la habitación con Catriel pisándome los talones. Ignoro cada una de sus palabras, siento un fuego recorriéndome el cuerpo y por primera vez permito que cruce un poco el límite de mi cordura.

Vuelvo a pasarme una mano por la mejilla cuando siento una tonta lágrima arrasarme y saltándome el barandal con impaciencia, me dirijo hasta la puerta donde lo vi irse.

Estiro una mano para tomar el picaporte de la puerta, pero antes de que incluso pueda rozarla, ella se abre por sí misma. Mi cuerpo, inmune y tenso, se queda de pie observando la presencia detrás de ella.

Frunce su entrecejo dándonos una mirada curiosa y la atención me es robada cuando veo el movimiento que está haciendo con sus manos. Se las está secando. Mi estomago se me estruje de solo sacar conclusiones y todo lo que había ingerido se asoma por mi garganta.

—¿Vamos a alguna parte? —pregunta, socarrón. La sonrisa en sus labios se mantiene intacta, mientras el ritmo de sus manos disminuye—. Je suis prêt.

Puedo sentir el movimiento detrás de mí y cuando veo el cañón del arma cerca de mi rostro mi cuerpo reacciona. Catriel le está apuntando a Ryd. El acusado suelta una pequeña carcajada y desinteresado con la osadía del rubio se apoya en el umbral de la puerta cruzándose de brazos.

—Ryd, estas bajo sospechas —dice, sin temblar detrás de mí. No sé ni siquiera como tuvo el valor de pronunciar esas palabras con tanta naturalidad, yo ya hubiera convulsionado de los nervios en el suelo.

El susodicho eleva ambas manos chasqueando su lengua.

—¿De qué se me acusa? —Aporta una expresión despreocupada—. Fume marihuana, es un delito en varios estados, ¿Es por eso? Jodida mierda, le dije a Chad que traería problemas.

—¿Puedes tomarte las cosas en serio? Eres el principal sospechoso del crimen. —Llamo la atención de Ryd. Por primera vez él me ve como si fuera una estúpida y frunce su entrecejo.

Una risa la roba su postura.

—Somos asesinos, Kansas, ¿De qué hablas? —responde, todavía con sus manos arriba—. Y no, no puedo tomarme en serio una situación cuando me apuntan con un arma. Perdóname, me pongo nervioso —se mofa.

El impulso de mi cuerpo le gana la batalla a mi autocontrol y sin titubear apoyo el cañón en su frente sacándole el seguro. Su mirada oscura y rojiza no me abandona, mucho menos su sonrisa.

—Heriste a Carrie.

—¿Quién se supone que es Carrie?

—Estas ganándote un balazo en la frente, Ryd —advierto—. Colabora.

Él me guiña uno de sus ojos y bajando la mirada me pide que lo siga. ¿Cuándo bajo la mano? Mi estomago se contrae cuando siento la punta de su arma apoyarse en esa zona y el sonido del seguro sacándose me pone tensa.

—Colaboremos los dos —murmura—. Podemos disparar a la cuenta de tres, no es mi número favorito pero todos lo hacen.

Catriel se inclina un poco avisándole que su presencia todavía sigue ahí.

—Tenemos preguntas que hacerte.

—No voy a salir contigo, Catriel. —Entrecierra sus ojos—. Supéralo.

—Catriel está hablando en serio.

Ryd pone sus ojos en blanco como si fuera un niño regañado. Aparta el arma de mi estomago, la guarda en su cintura y se cruza de brazos.

—Tú y tu novio me están haciendo enfadar —comenta con desinterés, incluso le falto mirarse las uñas para demostrarnos que la situación no le interesaba para nada—. Y él puede decírtelo, me pongo un poco fou cuando me enfado.

Catriel baja su arma ganándose mi atención. Con un meneo de cabeza me pide que lo imite y sin saber el porqué lo hago. Sostiene mi antebrazo con firmeza y apartándome del camino deja que Ryd nos conduzca al panel nuevamente.

Siguiendo su espalda por detrás observo la presencia de los hombres custodiando cada rincón del lugar. Curioso, cuando tendrían que haber estado no fue así. ¿Quién manejaba tanto poder como para que eso sucediera? Dudaría que todos, por casualidad, se hayan ido de caza.

«Por Dios, que puto asco nombrarlo.»

Con una sola mano apoyada en la puerta la empuja, se acerca a una de las sillas giratorias y desplomándose ahí rebusca algo en su bolsillo de la chaqueta. Saca una bolsita negra y dos papeles casi transparentes, donde de una de ellas puedo distinguir como hierbas o como él mismo había dicho; marihuana.

¿Por qué presentía que nunca terminaría de conocerlo?

—¿Van a comenzar o qué? —dice, elevando una de sus cejas. Sube el cigarro armado hasta sus labios y con su lengua lo sella.

—¿Qué hacías en esa habitación? —pregunta Catriel. Ryd enciende el mechero, se recuestar en el respalda y dándole caladas comienza a encender el cigarro.

—¿Realmente lo quieres saber? —Él asiente—. ¿Con detalles?

—Solo responde.

—Bien. —Apartar el cigarro—. Entre, por la puerta obviamente, me acerque hasta el váter; baje mi bragueta, saque mi pene y orine. ¿Sabes lo que es? Algunos lo llaman como despedir líquidos, yo soy más clásico; estaba orinando.

« ¡¿Por qué no puede tomarse las cosas en serio?!»

—¿Es un baño?

—Respóndeme algunas dudas. —Ryd hunde sus cejas—. ¿En un baño hay váter, un espejo, lavamanos y una ducha? —Ninguno de los dos responde cuando nos damos cuenta que está jugando con nosotros—. Pues sí, es un baño.

—¿Puedes enseñarme tus manos? —esta vez digo yo.

Él eleva una de sus cejas.

—¿Vas a medirme el dedo anular para hacerme un anillo de compromiso? —bromea, estirando una de sus manos—. No me hago la manicure, disculpen por las vistas.

Después de ver la primera él me estira la otra y la vuelve a dejar en su regaño. No tiene nada que me dé indicios de haber cometido algo con profundidad y violencia. Aunque sea debería tener cortes, pero no tiene nada, absolutamente nada.

—Vimos entrar al sospechoso por esa puerta —comienza a contar el rubio detrás de mí—. Y cuando fuimos a ver tú salías de ahí, compréndenos. Lo lamentamos.

«Esperen, ¿Qué?»

—Yo no lo lamento —me apresuro a decir—. Las casualidades en tu mundo no existen.

Él niega sonriendo.

—Créeme que sí, en mi mundo sí. —Se encoje de hombros—. Fue divertido, como en una peli de interrogatorio. Me hicieron pasar un buen momento, tal vez por eso hoy te salvas de que no te asesine Catriel.

—Yo también actúe —le recuerdo, pero Ryd me ignora.

—Chad se molestaría muchísimo de solo saber que tenemos dos mediocres trabajando para nosotros —informa—. Hasta yo, que ni siquiera he visto el video ni enterado de lo sucedido, sé que hay grandes horarios entre el momento del crimen y cuando lo descubren. —Vuelve a encogerse de hombros dándole una calada al cigarro—. Es de principiantes dejarse llevar por el primer impulso, deberían de haber investigado mejor. Pero no, osaron de tomar a un pobre civil que estaba orinando para su estúpido interrogatorio.

—Disculpe, señor. —Catriel baja la mirada.

—En fin, me iré a dormir —avisa, levantándose. Se detiene unos pasos cerca de donde estamos y le sonríe a Catriel—. Elle a plus de courage, tu le sais, ¿Non? La prochaine fois, mettez un magazine sur votre stupide arme.

No le prestó atención, ni siquiera al hecho de que hablo en ese jodido idioma que no entiendo. Doy un paso hacia adelante cuando su presencia abandona el lugar y cierro mis ojos antes de soltar un suspiro derrotado.

¿Por qué presentía que en realidad si se trataba de él? Ryd tenía el perfil perfecto para ser un loco asesino. Él tenía todo lo que habíamos deducido; era fuerte, alto, su carácter tendía a ser maniático y por lo visto era sigiloso.

¿Entonces? ¿Solamente yo pensaba que realmente se trataba de él? Ryd me enseño que no tiene empatía, ni siquiera con su hermano. ¿Por qué la tendría con desconocidos?

Ahora, sí la teoría tuviera mayor soporte la idea del dúo no sonaba mal. Los días de asesinatos Ryd estuvo en la mansión, cerca de nuestro círculo, así que si se trataba de él probablemente esté trabajando con alguien más.

¿Pero quién es esa incógnita?

—Esto es una mierda —dice Catriel detrás de mí. Abro mis ojos y giro para verlo en silencio—. ¿Cómo pudimos cometer semejante error?

—Tienes miedo —ni siquiera pregunto, solamente lo afirmo mediante el mensaje corporal que me está dando. Esta tenso y a kilómetros se notan los nervios a flor de piel.

—Tú no conoces a Ryd —responde, hundiendo sus cejas. Se lleva ambas manos a la cintura y aprieta sus labios disgustado—. ¿Realmente te creíste todo ese jueguito? Actuó así porque esta fumado, pero cuando todo eso desaparezca va a venir por nosotros y sus castigos son diez mil veces peor que los que te puedes imaginar en tu vida.

—¿Temes que te asesine? —Hundo mi entrecejo. El rubio niega rápidamente.

—Temo que te lastime a ti —confiesa, sorprendiéndome—. Yo lo conozco, sus castigos me los sé de memoria, ¿Pero tú? No podría soportar saber que está haciéndote daño, simplemente...

—Él no me hará daño —afirmo.

—¿Por qué estas tan segura?

Sinceramente, tampoco lo sabía. Solamente presentía que él no me haría daño, no físicamente. Tal vez la idea sonara desquiciada si no sintiera latente la sensación de que Ryd no sería capaz de tocarme un solo mechón de mi cabello, no para dañarme.

¿En qué momento había comenzado a confiar en él de esa manera? ¿Por qué presentía que no me haría daño y sentía esa sensación tan real que estaba segura de no estar confundida?

—Ryd tiene el perfil del asesino —decido cambiar la conversación. A él no le parece importar porque inmediatamente frunce su entrecejo concentrado.

—Aunque lo tenga él no puede ser —murmura, dándole una mirada a la puerta—. ¿Por qué motivo entonces Chad decidió enviarnos si su gemelo se trata del asesino suelto? Se veían complicados cuando todo esto se dio a conocer, sobre todo Chad.

—Puede estar trabajando con alguien más. —Me encojo de hombros—. Puede ser el cabecilla del plan o el ayudante, pero la teoría puede ser factible.

Catriel gesticula una mueca de disgusto cruzándose de brazos.

—Si Ryd quiere asesinar lo hace sin vueltas, a lo mucho puede someterlo a sus estúpidos juegos pero no se armaría una película de misterio; no si eso involucra a su hermano.

—Es una teoría que no podemos pasar de desapercibida. —Él asiente.

—Yo estaré pendiente, pero créeme que es una pérdida de tiempo. —Suspiro y cierro mis ojos unos segundos.

—Iré a ver como esta Carrie —aviso, acercándome a la puerta todavía de brazos cruzados.

—California —me llama, deteniéndome en el umbral. Me giro un poco y le sonrío en respuesta—. Cuídate, por favor.

Trago saliva y asiento.

—Lo mismo te pido.

(...)

Aunque habíamos rastrillado el lugar en todos sus rincones, no habíamos encontrado nada más que un estúpido baño. Al principio pensé que tendría una puerta trampa como había en la mansión de los Kovhs, pero no, no había ni un solo mechón de cabello suelto o una pisada que nos indicara que alguien había entrado ahí.

Obviamente, aparte de Ryd.

Yo, al contrario de Catriel, seguía manteniendo mi idea sobre él y con cada cosa parecía ser que los hilos en mi cabeza se iban conectando entre sí.

¿Podría ser todo producto de mi imaginación porque lo detesto? Probablemente, no lo voy a negar, pero no es una idea que esté dispuesta a dejar pasar.

También rastrillamos la zona que rodeaba la habitación, debajo de las escaleras y como en la habitación, no habíamos encontrado absolutamente nada.

Si las cámaras dejaron de funcionar cuando el cuerpo se movía libremente por el lugar sin guardias, ¿Realmente íbamos a creer que el lugar no se haya limpiado en nuestro descuido por interrogar a Ryd?

Tenía demasiadas preguntas como para hacer un estúpido crimen y todo esto estaba volándome la cabeza cruelmente.

Con respecto a Carrie lo último que supe fue que estaba estable. Pudieron extraerle carne de algunas partes de su cuerpo y obtener sangre de donantes obligatorios. Si muy bien la palabra "estable" nos garantizaba que estaba bien, la verdad es que no era del todo así.

Hubo muchas complicaciones que muy pocas entendí y algunas de ellas fueron que probablemente la pequeña no pueda caminar al ritmo en el que iba antes, aparte de su cuerpo sensible y muchas cosas más, entre ellas; entrar en coma.

Aneley, apenas supo sobre lo sucedido, prometió venir lo antes posible para darme apoyo en todo lo que estaba sucediendo. No me negué, después de todo me serviría para cuidarla porque quisiera o no tendría que seguir con todo este martirio.

Cierro mis ojos cuando los siento arder del cansancio y suspirando los abro enfocando mi mirada en la puerta al jardín. Todavía es de noche, supongo que el sol ya está por salir. El rubio había decidido dar una vuelta por el lugar para controlar todo aunque insistió en quedarse y yo seguía esperando más noticias de Carrie.

Lo grandioso de esto —nótese el sarcasmo— fue cuando pensé que nada más podría conspirar en mi contra y el sueño toco la puerta de mi cuerpo débil. Estaba resistiendo batallas duras y las consecuencias las estaba viviendo en carne propia.

Necesitaba descansar, pero sabía que si cerraba los ojos el lobo iba a atraparme.

Me levanto de la silla donde había permanecido todas estas horas sentada y estirándome me acerco hasta el cesto de basura para dejar la botella de agua. Llevo una mano a mi cuello adolorido y masajeándolo salgo del pasillo para poder cruzar al baño que esta doblando en el.

Golpeteo la puerta con mis nudillos, ingreso, enciendo el grifo e inmediatamente mojo mi rostro con agua helada. Eso parece ser una buena dosis para mi cansancio y cuando me enderezo nuevamente paso ambas manos por mis ojos para sacar el rastro de agua.

—Surprise —murmura cuando lo encuentro en el reflejo del espejo.

No puedo defenderme porque cuando anticipa mi movimiento me sostiene del cuello con su antebrazo antes de darme una descarga eléctrica. Convulsiono en sus brazos que no me dejan caer y cuando mi cuerpo deja de responder ante el toque me eleva en sus brazos.

La sensación que sentí aquella vez en el bar me invade al estar presa en mi propio cuerpo. No me responde ninguno de mis músculos y me duele hasta poder respirar. Quiero gritar, gemir del dolor e incluso detener la saliva que se me escapa por la posición, pero estoy adormecida completamente.

Un sonido desde mi garganta sale apenas cruzamos la puerta y la oscuridad invadida por el principio de un sol me arrebata la posibilidad de salvarme. Tengo miedo, pánico, como siempre que estoy cerca de él, pero la sensación que desde un principio sentí permanece ahí.

Afirmándome que Ryd no será capaz de herirme. No físicamente.

Mi cuerpo comienza a reaccionar de apoco cuando nos vamos adentrando al bosque que rodea el internado y después de unos pequeños metros distingo un cuerpo más sujetado a un árbol.

Ryd me pone de pie. Me guiña uno de sus ojos cuando mi mirada se encuentra con la suya y aunque lo esté asesinando mentalmente, él se toma el atrevimiento de sonreír.

Me apoya contra el árbol, el corazón se me detiene cuando amortigua mi caída con su cuerpo completamente y la cercanía que tenemos me atora la respiración. Se inclina un poco hacia abajo sin romper nuestra conexión, puedo sentir su mano deslizándose por mi pantorrilla; pierna, muslo y se reincorpora de inmediato.

Como si la cercanía no fuera suficiente se acerca aún más e inclina la cabeza para esconderla en mi cuello. Siento un beso húmedo en mi piel. Aprieto mis labios cuando tomo control y Ryd al darse cuenta se aleja soltando una risa.

Recién ahí me doy cuenta de lo que estaba haciendo. La copia hace un nudo en la soga que me rodea y después comienza a ajustarla hasta dejarme completamente apretada.

—Bienvenida —saluda, llevándose dos dedos a la frente como el saludo de un sargento. Ya no tiene los ojos rojos que tuvo la última vez que lo vi, así que deduzco que esta fuera de esas sustancias en este momento—. Tal vez te estés preguntando qué haces aquí, de hecho nuestro otro invitado también se lo pregunta.

Mi corazón resucita y se detiene nuevamente en el momento que reconozco el cabello rubio de Catriel. Tiene el rostro cubierto, pero sé que es él perfectamente.

Ryd apoya su antebrazo en la cabeza de él y se recuesta en el árbol despreocupado.

—La clase de hoy se llamara; "Cómo respetar a tu superior" —agrega a su discurso—. La alumna aquí eres tú. —Me apunta con su dedo índice—. Yo seré el maestro...y este que ves aquí. —Lo apunta—. Sera nuestra pizarra.

Me muevo en mi lugar cuando voy tomando muy de apoco el control de mi cuerpo y Ryd se aleja de Catriel hasta la mochila que hay en el suelo. Dice algo entre dientes, algo que no puedo entender y lo relaciono con una estrofa de canción por su canturreo, mientras saca de la mochila cinco navajas finas.

—Bueno, principalmente hablaremos del respeto —habla nuevamente. Se pone delante del cuerpo de Catriel y con la navaja comienza a cortar su camiseta hasta quitársela. La piel se me eriza y con los ojos nublados de lágrimas observo con horror lo que está por hacer—. ¿Qué es el respeto? Estoy hablándote a ti, Kansas.

—Púdrete —titubeo.

Ryd chasquea su lengua alzando su mirada hasta mí.

—No, el respeto es una consideración acompañada de cierta sumisión con la cual se trata a una persona y que lleva a acatar lo que dice, establece o a no causarle ofensas o perjuicio —responde lentamente, totalmente tranquilo—. Es algo digno y que debe ser tolerado, ¿Lo has comprendido? No te escucho, Kansas.

No lo pienso y con la saliva que tenía en la boca lo escupo, aunque ni siquiera lleva a rozarle. Él se encoje de hombros como si no le importara y girándose se puso de frente al cuerpo del rubio.

Un grito ahogado proveniente al trapo que tenía en su boca me alerta y confirma que el enfermo de Ryd estaba cortándole la piel. Alterada comienzo a removerme con intenciones de poder sacarme las sogas, pero mientras más me movía, más me quemaban los brazos con la fricción que hacía.

Estaba desesperada, quería salir del cautiverio para poder detenerlo y salvar a Catriel, pero solo lograba complicarme y dañarme a mí misma. Tenía los ojos repletos de lágrimas, estaba tan asustada que no podía pensar con claridad.

Ryd se detuvo, se enderezo y se aparto dejándome ver lo que había hecho. En la piel pálida del rubio hacia un ítem circulas con la palabra "respeto" muy profundamente marcada.

—¿Qué...has hecho? —susurre, atónita.

—Ahora que ya sabemos que es el respeto vamos a aclarar algunas cosas que me gustan que hagan —dice, divertido. Se vuelve al cuerpo amarrado y acomoda la navaja en su mano—. Número uno: bajar la mirada.

—¡Detente! —grito, horrorizada y desesperada al oír los gritos de Catriel.

—Número dos: llamarme por "señor".

—¡Vas a asesinarlo!

—Numero tres: emm, me gusta que me alaben un poco —se aparta para ver el cuerpo—. Sí, creo que solo un poco.

—¡Ya, ya, ya lo entendí! —prosigo a decir alterada—. Lo haré Ryd.

—Número cuatro: obediencia, eso es fundamental, ¿No, Kansas? —dice de espaldas a mí.

—¡Ojala te pudras en el infierno! —vuelvo a insistir. Él me da una mirada sobre su hombro.

—Sí, ya me lo han dicho. —Se aclara la garganta pensativo—. Número cinco: responsabilidad, odio a los mediocres.

Cierro mis ojos amortiguada de oír los gritos que de apoco se van apagando y aprieto mis labios. Siento un fuego en la garganta que me impide darle lo que quiere, tal vez el orgullo este tan latente que no puedo ver con claridad el cuerpo de Catriel torturado.

Niego con mi cabeza negándome a todos los pensamientos y recuerdos que tengo gracias a él y un pequeño sollozo se escapa de mis labios. Estaba completamente asustada.

—Por favor...

—Número, ¿Por cuál iba? —Me da una mirada de reojo—. ¿Tú sabes, Kansas?

—Lo siento —digo cuando obtengo su atención. Él se queda en silencio finalmente—. Siento haberte inculpado, interrogado y desconfiado de ti. Lo siento si te desobedecí y creí tener más poder que ti, pero por favor déjalo.

Ryd chasquea su lengua bajando la mirada al césped.

—Palabras incorrectas, Kansas —murmura, eleva la mirada al sol que sale de apoco y en silencio observa nuevamente el cuerpo agonizando del rubio.

Mi corazón traicionero se calma cuando piensa que se detendrá, pero Ryd hace algo que me hace viajar en el olvido. Me deja desorientada, quebrada, dolida y en un completo shock.

Cruza su mano vacía por su cuello y con su mirada sobre la mía pasa el filo de su navaja por la garganta, acabando con su vida completamente.

Un suspiro lastimero se me escapa y es lo único que sale de mí porque hasta olvido respirar al ver como el cuerpo cae rendido. Sin vida.

—Tienes el poder de provocar con unas simples palabras la muerte de cualquier persona y todavía no te has dado cuenta —no le prestó atención a ninguna de sus palabras—. No quiero que me obedezcas, quiero que te des cuenta de eso.

Se pone acuchillas para llegar a la altura del cuerpo muerto y cuando le saca la venda el aire me llega a los pulmones.

No es Catriel.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro