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19. "Alicia."

Brooklyn, Nueva York, EEUU.

Sábado, 14 de diciembre.

Todo había terminado.

El tonto juego de hacerme la rebelde e independiente había acabado en el momento que Ryd apareció en aquel laberinto sin salida. Atrapando a su presa, como más de una vez me lo hizo saber.

Al principio de todo esto había pensado que sería algo relativamente estúpido escapar conociendo a los hermanos Kovhs, así que mi teoría del porque seguía lejos de ellos se desvío a la que Ryd me confirmo cuando comenzó a contarme lo necesario de todo la situación actual.

¿Recuerdan aquel día que desperté después de que Ryd nos haya tirado al precipicio? Como una persona inocente había pensado que por la corriente del agua nos había dividido y separado hasta que llegue a la orilla inconsciente. Que tal vez Ryd no me había podido encontrar y que quedarme ahí esperándolo sería una buena idea.

¿Buena idea? Dejó de ser una buena idea cuando Ryd me confesó que me dejó ahí a propósito. Que supo dónde estaba ese día y como estaba, así que solamente él aprovechó para liberarse de mí. No sabía si su idea había sido buena considerando que me había dado la posibilidad de huir o mala porque él perfectamente sabía que Chad me daría caza por alta traición.

Como había dicho en una ocasión, lo único que les importaba a los Kovhs era mantener su imagen de "personas peligrosas" lustrados y en la cúspide, así que decir que me había escapado para Ryd no le servía.

¿Cómo una persona "como yo" se le podría escapar a alguien "como él"? Esa fue su respuesta a todos sus problemas.

Ryd mintió.

Cuando llegó a la mansión sin mi les había dicho que me encontraba en Rusia entrenando para la ceremonia que nunca hice cuando estuve bajo su techo. Que no era su deber porque no era parte de su seguridad, pero que Chad ya se estaba tardando en enviarme.

Como el entrenamiento para la ceremonia se extendía a un mes al principio no fue problema para él. De hecho hasta se había olvidado del tema, confesó. No fue hasta que Chad se cansó de que Ryd lo ignorara y esquivara sus preguntas con respecto a mí que lo amenazó con irme a buscar.

Entonces lamentablemente, para él, tuvo que desperdiciar un poco de su tiempo para buscarme dentro del país. Como Adelphos me había dicho, cuando alguien quiere encontrar a una persona principalmente como una persona normal busca a su alrededor y para suerte de Ryd nosotros no habíamos salido del país.

Fue fácil porque nosotros habíamos caído en una trampa que nos había ocupado más días de lo que teníamos pensado. Lo sabíamos, era obvio que permanecer en un lugar por mucho tiempo cuando se huía de alguien era peligroso y de algo sospechábamos, no de Ryd pero de que algo se tramaba sí.

Nuestro segundo error o en este caso mi error, fue haberlo subestimado. Al principio había pensado que no me buscaría por el nombre de Kansas ya que se trataba de un estúpido apodo, pero que equivocada estaba.

Había llegado al final de las vacaciones que me había tomado de mi vida y ahora era momento de jugar, por eso no insistí cuando Ryd quiso llevarme con él. Todo este tiempo no había tenido claro un plan para cuando entrara nuevamente al círculo Kovhs, pero las trece horas que habíamos tenido de viaje habían sido suficientes para ingeniarme uno.

Era hora de poner en práctica aquello que Adelphos me había enseñado y lo primero era corroborar que Aneley estuviera bien.

Me levanto de la cama cansada de estar en la misma posición y recorro la habitación en busca de relajación para todos mis nervios. Habíamos llegado a la mansión hace unas horas y para suerte de Ryd no había nadie, así que se tomó un extenso tiempo para aclararme algunas cosas acerca de lo que tenía que decir.

Desde que había ingresado a sus vidas con el que mejor "relación" había tenido fue con Chad y aunque no lo consideraba ni aunque quisiera una persona vulnerable, era por ahí donde tenía que entrar a jugar.

Aunque Ryd tampoco se descartaba y este juego de mentiras me servía.

Aneley tampoco estaba y eso lo sabía. Cuando hicimos los acuerdos con Chad acerca de su llegada él me había notificado que ella no pasaría la mayoría del tiempo aquí porque la necesitaba en el panel de monitoreo y por eso mismo no sabía con exactitud cuándo sería el día que la vería para poder contarle y hacerla parte del plan.

Aburrida y abrumada en las cuatro paredes de mi antigua habitación salgo de ella cerrándola con cuidado. Bajo las escaleras en busca de alguna presencia y al oír ruidos en la cocina me acerco de a poco.

— My church offers no absolution, she tells me "worship in the bedroom". The only heaven I'll be sent to is when I'm alone with you. I was born sick, but I love it command me to be well —canta al pie de la letra, elevando una mal al aire—. Amén, amén, amén.

—¡Bravo! —grito.

—¡Ah! —Catriel se sorprende soltando un pequeño grito agudo. Da un salto en su lugar y lanza el emparedado que se estaba haciendo—. ¡Ah, me haces mal! —Se frota la zona de su pecho, bajando la mirada. Me cruzo de brazos cuando queda en silencio y después de salir de su pequeño trauma eleva su mirada rápidamente—. ¡California!

—Me llamo Arizona.

«De hecho te llamas cómo se le salen de los huevos.» —se burla mi subconsciente.

Atajó su cuerpo cuando se abalanzó hacia mí después de cruzar el mesón y pasó ambas manos hasta su espalda al igual que él. Unidos en un abrazo algunos segundos, tomó la iniciativa y me alejo sonriéndole.

—Pensé que me quedaría soltero para toda la vida y sin hijos. —Suspira, llevándose una mano al cabello—. Ya soñaba con nuestra futura familia, no puedes desaparecer así porque sí.

—Sueñas mucho, ese es el problema. —Vuelvo a cruzarme de brazos—. Y no desaparecí, me fui a hacer ese estúpido entrenamiento a Rusia.

«Eso es, no te olvides que las paredes escuchan, Arizona.»

—Sí, eso nos dijo Ryd pero con decirte que ni su propio hermano le cree era algo sospechoso. —Le resta importancia con un ademán de mano—. ¿Cómo te fue en el entrenamiento?

—Duro, pero divertido.

Catriel vuelve hasta el lugar donde se estaba preparando el emparedado y lo toma del suelo. Lo observa unos segundos y encogiéndose de hombros lo sopla, antes de llevárselo a la boca.

—Se dé que me hablas, yo casi muero en el intento. —Se sienta en un taburete. Me acerco y me siento en el de al frente.

—¿Y por aquí? ¿Cómo estuvo la cosa sin mí? —preguntó intentando cambiar el tema de conversación. Catriel vuelve a encogerse de hombros.

—A paja y agua.

—¡Catriel!

Comienza a reír.

—¿No hablabas de mí? Perdón. —Le da un mordisco al emparedado riéndose de mi expresión al oírlo.

—Hablaba de todos en general.

—¡Ah! ¿Te acuerdas de los pequeños ataques que venían recibiendo cuando tú estabas? —Asiento prestando atención—. Bueno, nada fuera de lo extraño. Siguieron atacándonos y cada vez peor.

—Me gusta la actitud que le pones a las cosas —ironizó, recostándome en el respaldo del taburete.

—¿Por qué lo dices? Trabajamos para una mafia, raro sería que no nos ataquen. —Baja la mirada a lo poco que le queda de emparedado—. Está muy bueno, ¿Quieres un poco?

—No, gracias. Todo tuyo. —Sonrío—. ¿Chad dónde está?

—Éramos pocos y parió la abuela. —La voz de Richard se hace presente. No me giró a verlo hasta que se acerca a la nevera detrás de Catriel—. ¿Ya terminaron tus vacaciones? Porque mientras te morías de frío en Rusia, nosotros literalmente nos moríamos aquí y no específicamente de frío.

—Qué melodramático eres —responde de inmediato el rubio.

—Claro, lo olvide. —Chasquea su lengua—. Tú eres el defensor de los pobres, perdón por haberlo olvidado.

—Sí, cada uno tiene su trabajo aquí, ¿No? —dice sin mirarlo—. Tú por ejemplo eres el que te escondiste debajo de la mesa en el último ataque.

Reprimo una risa y veo como Richard aniquila con la mirada a Catriel.

—¿Estás gracioso? Porque no estoy de humor y tengo una maravillosa idea de como seguir con esta conversación.

Suspiro y me bajo del taburete. Dejando la conversación atrás salgo de la cocina y esta vez voy hasta la sala para entretenerme el tiempo en que Chad se resignaba a aparecer. Ya quería volver a mi puesto de trabajo solamente para ir con Aneley, tener una estúpida excusa para saciar las ganas que tenía de abrazarla y poder tranquilizarme al verla bien.

Nunca había recorrido la mansión porque no muchas veces había contado con mucho tiempo libre, aparte de que Chad no me lo había permitido. No me lo ordenó directamente, pero sus indirectas fueron claras cuando solo me enseñó los lugares específicos donde tenía que estar.

La mansión no era un lugar donde ellos dormían, de hecho no sabía dónde o si lo hacían con la tensión que los rodeaba. Usaban la mansión como un punto de encuentro, no como una vivienda personal. Cruzó la puerta de cristal que da al gimnasio y esta vez me detengo en la entrada observando la puerta que había visto una vez.

Deshaciéndome de mi posición de brazos cruzados tomo el pomo de la puerta y de un solo tirón la abro, ingresando inmediatamente. Subo los escalones con poca iluminación y al llegar a la planta de arriba observó una habitación más privada.

Hay dos camillas, supongo que es para hacer masajes y un pequeño baño equipado para después de entrenar. Me acerco hasta el sofá que está pegado al ventanal y observó la vista que me da.

Curiosa me siento en el sofá y me coloco del lado de la pared cubriéndome con un poco de cortina al ver el cuerpo de Ryd. Está en la cinta y al lado suyo de pie hay un cuerpo femenino, donde por lo visto están estableciendo una conversación que lamentablemente no puedo oír.

Desde que conocía a Ryd jamás lo había visto con una mujer y eso me sorprendía, porque en todas las ocasiones que había encontrado a su hermano siempre pensaba que se trataba de él. Tal vez, la imagen de los hombres que había tenido en aquel infierno de internado se había basado en una desastrosa.

Resignada al ver que no sucedía nada apoyó mi espalda contra la pared y con la mirada perdida observó un punto fijo detrás de la camilla. Elevo la mirada hasta arriba detallando la estructura de los ladrillos rústicos grises y con atención observó la línea fina que apenas se nota a unos pocos metros del techo.

Me levanto y con cuidado a no hacer ruido muevo la camilla. Pasó las yemas de mis dedos por la pared marcando cada espacio que tienen entre ambos y después el que había visto, el que resulta ser diferente a los demás. Apoyó ambas manos en la pared cuando un recuerdo me viene a la cabeza y el corazón me comienza a palpitar frenéticamente al ver que se mueve.

«Nos vamos a meter en problemas.»

Tomada de la mano con mi testarudez al ser advertida por mi subconsciente ingreso al lugar oscuro apenas me hago un espacio. Un nudo se instala en mi abdomen al ver el camino completamente oscuro y asustado doy un paso hacia atrás, chocando con la puerta.

Doy un salto en mi lugar cuando me doy cuenta que del lado de adentro se puede cerrar con facilidad e inmediatamente soy iluminada por una luz blanca del techo. Sin perderme detalle de lo que estoy observando me adelanto hasta la única puerta que está al fondo y apoyo mi oreja en la puerta para poder percibir algún sonido.

Alentándome nuevamente empujó la puerta y la sensación de que se trata de una trampa me embarga al ver que se abre con facilidad.

«Estás metiéndote en la boca del lobo.»

Como Alicia, siguiendo al conejo blanco aunque esta vez se trata de mi intuición me meto con el temor y la curiosidad acuchillándome la espalda.

Esta vez no hay ninguna luz que se enciende y las cuatro paredes del pequeño lugar me reciben en un abrazo. No encuentro la lógica del lugar, su oscuridad, su pequeño tamaño o qué función cumple hasta que escuchó una voz detrás de la pared.

Una que estaba esperando con ansias.

—Ryd no tarda en llegar.

Con las yemas de mis dedos busco un lugar hueco como el escondite que tenía en el internado para vigilar a los guardias y al encontrarlo intento sacar el pequeño ladrillo. Aprieto mis labios conteniéndome un quejido al lastimarme pero al final lo logró con triunfo, obteniendo un espacio pequeño para observar detrás de la pared.

—¿Por qué estamos aquí? —pregunta Cobain y lo busco con la mirada encontrándolo de espaldas a mi junto a alguien que no puedo ver.

—Tenemos cosas que aclarar —dice, quedándose en silencio cuando la única puerta que hay en la habitación se abre e ingresa Ryd—. Estos días hemos tenido que sobrepasar muchas cosas de las cuales no puede enterarse muchas personas.

—¿Hablas del tema Zigor? —Chad observa a Cobain.

—Sí, entre otros. —Carraspeó su garganta—. A ninguno de nosotros tres nos conviene que alguien más sepa de ese tema, pero ahora alguien más lo sabe.

—Perfecto, acabemos con ella.

¿Ella? ¿De quién habla?

—Ryd... —advierte su hermano.

Me alejo cuando un poco de polvillo entra a mi ojo y lo refriego conteniéndome a no soltar un bufido.

—Se las consecuencias, Ryd. —Mi cuerpo se congela al oírla—. No diré nada.

—¿Sí? No lo creo. —Vuelvo a ver por el pequeño hueco con el ojo lloroso para corroborarlo y no me contengo a jadear de la sorpresa—. Estás aquí porque Cobain es un imbécil que no puede mantener las cosas divididas, no porque confiamos en ti. Ubícate, porque la única razón del porque no te asesino es porque Cobain es nuestro socio y lamentablemente lo necesitamos de este lado.

—Ya basta —pide Chad.

—Confíen en mí, no se lo diré a nadie.

—Eres amiga de Arizona —vuelve a atacar Ryd.

Aneley chasquea su lengua.

—¿Y crees que me gustaría meterla a este infierno lleno de amenazas estúpidas?

—¿Quieres comprobar si son amenazas estúpidas?

—¡Ya basta! Compórtense como dos personas adultas, por favor.

—¡¿Cómo quieres que lo haga cuando ni siquiera tú actúas como uno?! —grita—. Dejaste que este imbécil mezcle un amorío, romance, ¡Lo que le salga de los huevos! Con el trabajo cuando tú y yo no lo hemos hecho nunca.

—Confío en Aneley.

—¡¿Desde cuándo?! —Esta vez le grita a Cobain—. Hace menos de dos meses la conoces, no creas que porque te abrió las piernas va a ser tu confidente, las cosa no suceden así.

« ¿Aneley se acostó con Cobain?»

—¿Seguiremos con esta conversación? Porque no daré mi brazo a torcer.

Ryd finge una carcajada.

—Ahí lo tienes. —Lo apunta con un meneo de cabeza—. Al inteligente del grupo.

Me aparto cuando Ryd sale de la habitación y abrumada con lo que acababa de ver me dejo caer al suelo sorprendida.

¿Qué estás haciendo, Aneley?

Pdt: No se olviden de oír la canción y seguirme en Instagram, nos estamos leyendo pronto :)

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