Día 1
Ellos dos lo querían a él y harían cualquier cosa por tenerlo.
— ¿Entonces, hoy van por él? —pregunta el híbrido búho mirando toda la guarida de sus dos hermanos oscuros.
— Si, de hoy no pasa y mañana la hermandad dejará un bonito regalo en el ayuntamiento —responde Willy mientras se sienta a un lado del mayor del grupo.
— Espero que ese regalo incluya varias explosiones —comenta el teñido apoyando en una pared mirando a sus dos hermanos estar sentados en el suelo junto a él.
— Lo incluye y serán muchas explosiones —dice el albino divertido apoyando la cabeza en el hombro de Fargan.
— Ustedes dos son las personas más peligrosas de Karmaland —habla divertido Fargan acariciando las piernas del albino por encima de las medias de malla.
— Los dices como si no tuvieras a Alexby secuestrado en tu propia guarida personal —el teñido mira molesto al híbrido búho.
El mayor suelta una carcajada divertido y sube más su mano amenazando con meterla por debajo de la falda de Willy sin dejar de mirar al teñido, el albino por su parte suelta algunos suspiros y es que Fargan sabía cómo tocarlo.
— ¡R-Rubius! Mhg~ —Willy jadea sorprendido al sentir los colmillos del oso en su cuello y sus manos en su cintura.
— Él es mío, Fargan —gruñe sin separar sus dientes del cuello del líder de la hermandad.
— Tranquilo osito, podemos compartir por una vez más hasta que traigan a su querido Vegetta. Somos hermanos, ¿no? —el híbrido búho se acomoda entre las piernas del albino sin dejar de acariciar sus piernas.
— Lo somos —dice el oso separando sus dientes para lamer toda la piel a su disposición.
— Entonces, ¿compartimos por hoy? —pregunta el búho colando sus manos por debajo de la falda.
— D-Dejen de hablar como si yo no estuviera aquí, mgh~ —Willy trata de salir de ahí, pero Fargan lo toma de los muslos y Rubius baja las manos hasta su cintura.
— Solo di las palabras mágicas y nosotros nos detenemos —susurra el teñido en el oído derecho del albino.
— Solo debes decirlo —susurra el búho en el otro oído del chico que tenían atrapado en el medio.
Willy muerde su labio y enfoca su vista en una de las paredes mientras sonríe de lado, ahoga un gemido al sentir una de las manos de Rubius masajear su miembro por encima de la falda y con un ligero movimiento de cabeza le da el permiso necesario a los dos chicos para continuar.
💚💜💚
El líder de la Hermandad Oscura se coloca la máscara mientras camina con tranquilidad alrededor de la cama frente a él. Estaba con Rubius en la casa de Vegetta, siendo más específicos, estaban los dos en su habitación viendo al hombre dormir cómodamente; habían ido como miembros de la hermandad, aunque lo que harían tenía muy poco que ver con ella.
— Bromas, toma, inyectáselo —el albino saca de su inventario una inyección y se la lanza al oso que la atrapa en el aire.
— De acuerdo~ —el híbrido se acerca por la espalda al pelinegro en la cama mientras Willy se acerca por el frente para evitar cualquier reacción.
Vegetta despierta de a poco y mira todo el lugar notando que no estaba en su casa, por lo que se levanta sobresaltado de la cómoda cama donde descansaba. Camina fuera de la habitación alzando una ceja al mirar la decoración, sigue caminando por un pasillo y se sorprende al ver una sombra negra frente a él. Se encontraba confundido, el lugar parecía ser un castillo al puro estilo medieval y mientras seguía a la sombra notaba ciertos detalles con las que podía identificar fácilmente a dos personas.
— ¿Willy? ¿Rubius? —llama el pelinegro tratando de darle alcanza a la sombra que ahora comenzaba a correr— ¡Espera!
El oji-amatista comienza a correr hasta llegar a una biblioteca muy bonita con muchas plantas y decoraciones de flores. El chico ahoga un jadeo de asombro mientras veía a la sombra quitarse la capucha revelando a Rubius vestido con un short ajustado junto a una camisa sin mangas igual de ajustada y unas medias panty, y sin poder evitarlo suelta un pequeño grito al sentir que le tocaban la espalda.
— Somos dos, Vegetta, recuérdalo siempre. Solo somos nosotros dos en tu vida —comenta el albino caminando hasta el híbrido mostrando su bonito vestido con mangas largas de encaje y unas bonitas medias de malla.
Ambos chicos albinos vestían de negro y tenían correas de cuero negro complementado sus trajes. El pelinegro traga en seco por la vista y respira profundo para poder calmarse, esos dos chicos estaban locos, ¿qué rayos hacía él ahí? ¿para qué lo habían llevado a ese lugar? Y esperen un momento...
— ¿A qué te refieres con que solo son ustedes dos en mi vida? Yo tengo pareja Willy, ¿de qué rayos estás hablando? —pregunta Vegetta completamente asustado, ¿qué iban a hacerle a Luzu?
— Pues a eso, querido. Solo somos nosotros dos porque Luzu no va a existir más —responde Rubius con una sonrisa que aparentaba ser inocente, pero estaba llena de malicia.
— A partir de mañana nuestro querido Luzu ya no va a estar más entre nosotros —comenta Willy divertido.
— ¡NO PUEDEN HACER ESO!
— Si podemos, mañana la Hermandad Oscura va a atacar el ayuntamiento y ahí va estará tu adorado Luzu —habla de nuevo el albino un poco molesto— Hay que encerrar a Vegetta de nuevo, Rub.
— De acuerdo, cariño —y lo último que vio el pelinegro fueron los ojos fríos de Willy.
💚💜💚
Tiempo después Karmaland se encontraba bajo el mando de la Hermandad Oscura, Luzu había muerto en una explosión en el ayuntamiento, ni Vegetta ni Alexby habían aparecido y el resto de los héroes no hicieron otra cosa que unirse a la Hermandad. Los habitantes se encontraban atemorizados cuando todo inicio, pero poco después se dieron cuenta que solo debían seguir un par de órdenes diarias y todo estaría bien para ellos.
Vegetta se encontraba en la misma habitación en la que había despertado el primer día, estaba acostado viendo la puerta, esperando que entrara alguno de los chicos o mejor aún que entraran los dos.
— Hola, Vegetta~ —saluda animadamente el teñido mientras entra en la habitación con una pequeña charola de plata que solo tenía una copa de vino junto a una comida muy ligera.
— ¿Cuánto más debo estar yo aquí? Quiero ir con ustedes, me molesta no tenerlos cerca —habla un poco molesto el pelinegro mientras se sienta y mira al oso colocar la charola en una de las mesitas que estaban cerca de la cama.
— Solo debes aguantar un poco más, a nosotros tampoco nos gusta tenerte lejos —Rubius toma la copa de vino y se la lleva a los labios bebiendo un poco, con una ligera sonrisa le pasa la copa a su acompañante— Debo irme de nuevo, cariño.
— De acuerdo, de acuerdo —el oji-amatista toma la copa, suspirando pesado y deja al chico irse mientras él se toma lo que quedaba de vino.
El pelinegro no lo sabía, pero en cada copa de vino, en cada vaso de agua y en cada comida que le llevaban, había una poción de efecto lento y seguro que tenía como función hacer que él solo le perteneciera en más de un sentido al par de albinos de la Hermandad Oscura.
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