Reaper no pensó mucho para encontrar a su hijo, esos últimos días anotaba lo posible para saber cada cosa de él, podía ser algo impulsivo, pero después de aceptarlo estuvo emocionado, de la nada misma alguien más poderoso que los dioses le concedieron la vida de un hijo además crecido, y que Geno llegara a arruinar el entusiasmo que estaba teniendo con Goth no le dejó pensar.

Es más, aún estaba enojado que no se daba cuenta de su comportamiento.

Sus pasos aniquilaban cada hebra del pasto del jardín, llegando hasta unos arbustos de claveles, se estaba haciendo oscuro así que era mejor irse apenas encontrara al menor.

Allí estaba, acostado entre los arbustos, con la ropa algo rasgada por las espinas. No le importó ni le interesó tocar las flores rojas, simplemente pasó sin importarle rajar sus propias prendas para tomar a Goth, durmiendo con lágrimas secas pasando por sus mejillas.

-- Ahí estás, hermano. 

Reaper al darse cuenta se dio la sorpresa de encontrar a su hermano frente a él, en la oscuridad ambos seres se veían peligrosos además de tenebrosos, cualquier ser que los mirara se le saldría el alma por la boca. El Dios mayor no comprendía por qué estaba ahí, y su mueca lo decía todo.

-- Heya, bro. Pensé que estabas con Undyne.

-- Nuestro creador me notificó sobre el niño. --Se explicó, una mirada seria.-- Y vi como trataste a Geno, Sans, estuvo muy mal de tu parte.

El mayor frunció el ceño ligeramente.

-- ¿Tú también?

-- ¿Quién más te lo ha dicho?

-- Mi consciencia.

-- ¿Entonces, Sans? Lo has tratado pésimo cuando estaba confundido de todo esto, apenas me lo creo yo. ¡Y eso que soy el gran Papyrus! tienes que disculparte con él.

-- Ahora mismo estoy viendo a Goth. 

-- ¿Dejando de lado a quien más has perseguido? Hermano, no conozco a fondo tu relación como papá los ha visto, pero Geno parece ser alguien también débil de alma, que quien amas te aparte de tal forma... es doloroso. 

Papyrus no iba a decir que su ejemplo era la experiencia propia cuando Reaper había comenzado a juntarse con la Diosa de la vida, su sola mención provocaría más presión en su familiar, además que estaban tras aquel templo que producía tantos recuerdos. Reaper miró a su hijo, durmiendo más tranquilo en sus brazos, y desvió la mirada tras chasquear la lengua.

-- ok. tienes razón... Iré después de trabajar, mientras cuidan a Goth por mí. Será solo unos días. Así ambos podremos conversar tranquilos sobre esto.

-- ¡Así me gusta, hermano! ¿Por qué no comemos para celebrar la llegada del niño?

-- Como gustes. Bro.