76.
Geno pudo tomarse las cosas con calma después de aquella conversación, realmente lo necesitó, y estuvo informado respecto al tema según la perspectiva de Papyrus ante el accidente del mayor de los tres.
Tuvo que mantenerse tranquilo si no quería llamar la atención de alguien más si gritaba o hacía un estruendo para quitar el enojo que tenía por la demonio que casi le arrebata a quien más amaba romanticamente.
Reaper había estado despierto hace un tiempo y se sorprendió cuando Geno y su hermano entraron a la vez, le explicaron la razón de su convivencia y ello animó al Dios gratamente, estaba orgulloso que su pareja dejara sus miedos de verdad.
Conversaron un momento, para que Papyrus se retirara por el trabajo, con la ausencia del mayor tenía mayor trabajo que realizar.
La noche asomó a las horas, con sus frías alas, avisando a ambos que debían irse a dormir, pero estaban tan bien juntos que no querían despedirse.
-- Geno. --Susurró Reaper, podía moverse libremente desde su sitio, aunque por supuesto que caminar estaba lejos aún.-- Duerme conmigo.
Seguramente haber dicho eso tan seguro pero pausado fue un gran reto para el Dios, y así lo fue, pero valió la pena al ver el sonrojo de su amado Geno, este desvió la mirada, solo bastaron diez segundos para levantarse del asiento y sacarse la chaqueta.
-- Está bien.
Se sonrieron, y Geno se fue a su lado, para meterse a la cama y de paso, aunque con inseguridad abrazarlo, de tal forma que marcaba posesividad, amor, afecto, culpa...
Reaper se sintió como el esqueleto más afortunado por tenerlo solo para él, lo amaba... sí, lo amaba con toda su alma, y rápidamente pudo conciliar el sueño cuando un beso en sus labios marcaron esa noche, durmiendo gratamente.
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