Reaper cuando no estaba con Geno, ni tampoco en su trabajo, observaba la naturaleza a lo lejos de su templo, era un abismo por completo y lo soledad era lo único que lo acompañaba.

-- Sans. ¿Qué te tiene tan mal? --Preguntaba por quinta vez Papyrus cuando se topaba con su hermano, el mayor se conservaba en la oscuridad, aura que lo seguía a todas partes.

-- Nada. Bro.

No importa cuanto insistía. No lograba sacar información.

Reaper no quería hablar de tema, pero sabía que estaba siendo muy sospechoso para su padre, o creador. Tenía que ocultar su dolor, porque sólo obtendría más.

Como última solución, había ido al templo de la vida, no podía estar allí, pero necesitaba hablar con lo que quedaba de esa diosa, era lo único que hacía antiguamente, hablar con los muertos, típico de el ¿no?

-- ¿Va a pasar lo mismo? --Susurraba pisando sin pudor el pasto, cual se moría a su paso.-- ¿Qué pasa si ocurre lo mismo, vida? Mi destino es estar solo. No importa cuánto me esfuerce. Yo lo puedo perder, el amor... No es lo mio, no fui hecho para esto... Sin embargo...

Se quedó en silencio, con sus cuencas cerradas queriendo oír algo, a alguien...

-- Mi creador lo dijo así. Fui hecho para servirle, ser alguien frío... Pero desde ese momento que sentí un verdadero afecto... Mi alma duele. Estoy loco ¿verdad? --Observó el suelo negro y podrido, por culpa de su tacto. Sólo pudo sonreír cínico y reír, dolido-- Quién eres tú para decirme si lo estoy, no estas acá para atormentarme, ya no hay vida para protegerla, heh... Será mejor que vaya a visitarlo. En cualquier momento puede... Haber otro llamado.