22.
Reaper necesitaba explicaciones de eso, aparte de sentirse culpable y pésimo por haber tirado la pata otra vez, no podía dejarlo esta vez como lo hizo hace un mes. Tomando fuerza de voluntad, comenzó a flotar por esos sectores tan oscuros para encontrarse con él, no debía estar muy lejos, pero estaría todo el plazo disponible de su tiempo buscando, no iba a suceder otra vez.
Después de una media hora buscando, pudo encontrar a Geno echado en el suelo en posición fetal con varios glitches cubriendo su cuerpo ferozmente, como si lo estuvieran devorando. Dejó de flotar para correr hacia él, e inclinarse para llamarlo con su dulce voz.
-- Geno. Geno... ¿Podemos hablar esto...?
-- vete... v-vete... i-igual como lo hiciste hace meses, vete...
-- No, Geno, esta vez no lo haré. No ahora.
El de bufanda estuvo abrazándose y calmando su respiración, era complicado estabilizarse después de emplear sus habilidades, pero después de unos segundos, pudo sentarse y secarse una lágrima con la manga, lo más escondido que pudo.
Así mismo Reaper se arrodilló frente a él sin tocarlo, sabía que sería mala idea, no quería ser tan idiota como lo fue hace segundos.
-- Me quedaré contigo. --Dijo esbozando una sonrisa, como si sus errores no hubiesen ocurrido.-- Perdón, me dejé llevar por lo bien que cocinabas.
-- ¿Lo sabías...?
-- Hace tiempo. --Se encogió de hombros aguantandose la risa, no de burla, le había parecido tierno la mirada resignada de Geno.
-- Ni esconder cosas soy bueno, ahg...
-- Soy un tonto que no ha visto lo mal que estás, entonces. Hay algo que debemos aún hablar...
-- No te hagas tampoco el l-listo.
-- No lo hago, pero creo que ese asunto tampoco te gustará... ¿no quieres que te pregunte por qué estuviste celoso de la comida, huh?
-- ... mh... --Geno se ruborizó, y bajó la mirada como cachorro arrepentido.
-- Sigh. Geno. Bae. Tú eres mucho más importante que la comida, preguntaba por ella por la gran ilusión que ya te he mencionado antes, que me cocines es muy bonito... --Geno parecía no querer responder.-- Lamento también dejar de acosarte, supongo que es eso lo que quieres oír.
-- No quiero tampoco que me acoses. --Contestó de inmediato.-- Solo... que tu presencia parecía ser inexistente por solo venir por la comida e irte apenas terminaras, no me sentía... a gusto de esos resultados.
-- Lo lamento.
-- Ya.
-- En serio.
-- Detente.
-- Geno...
-- Jódete.
-- Perdón.
Geno se quedó en silencio al sentir los brazos ajenos dándole un afectuoso abrazo, parecía volverse a repetirse el ciclo, pero no importaba eso, era acogedor como el cuerpo impropio le brindaba protección.
Se quedaron así unos largos minutos.
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