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Parte 12

Jungkook llegó hasta a mi mirándome con una ceja alzada, no supe como reaccionar y apenas me podía moverá, solo podía mirarlo... A los ojos.

Intentaba con todo mi autocontrol no mirar hacia otro lado que no fuera su cara.

El cuerpo de Jungkook me acorraló contra la mesa y me quedé estática y abrí mis ojos con sorpresa. Me mordí el labio y sentí las mejillas caliente como el fuego vivo.

Mi pulso se comenzaba a disparar y era desesperante que Jungkook siguiera acercándose a mi de aquella manera, porque no tenía escapatoria alguna, no tenía por donde escabullirme y salir corriente, Jungkook estaba obstaculizando cada una de mis posibilidades.

—Te hice una pregunta, Joa —sus ojos me acogieron con una expresión demandante, impulsándome a hablar, o mejor dicho obligándome a hablar.

—Y-Yo... T-Tu t-teléfono... —tartamudeé como loca y Jungkook miró al suelo.

Allí se encontraba su teléfono y aguanté la respiración cuando se agachó para alcanzarlo, justo al lado de mis pies, y sentí el cabello mojado de Jungkook humedecer mis muslos al rozarlo.

Esperé que se pusiera de pie, pero no lo hizo, en vez de eso alzó la mirada desde esa posición y me miró, con un brillo que solo lo recordaba de cuando queríamos follar y me sentí muy agitada de repente.

—Joa, deberíamos de hablar algunas cosas ¿no crees? —sus manos, que pensé que estarían buscando su móvil, atraparon mis piernas y las sentí más fuertes y callosas que antes. Brinqué por la sorpresa pero no dejaba de verle —He sido duro contigo desde que llegaste, y me he dado cuenta de que esa fachada contigo no es justa, porque se que tienes buenas excusas para eso que nos separó ¿no es así? —asentí, no sabía ni que decía pero asentí.

Sus manos subieron más por mis muslos haciéndome caricias placenteras, metiéndose lentamente por debajo de la falda del vestido, y lo mejor, yo me estaba dejando hacer de todo, pero era Jungkook y algo dentro de mi no podía detenerlo.

Me aferré a la mesa y suspiré cerrando mis ojos y echando la cabeza hacia detrás cuando los dedos de Jungkook fueron rápidos al meterse por el medio de mis piernas y sus dedos acariciar mi coño húmedo cubierto por las bragas. Abrí mis ojos volviendo a la posición inicial de mi cabeza para mirarlo y su mirada me hizo mojar más.

Tenía sus dientes mordiendo su labio inferior y su mandíbula tensa, y me perforaba con la mirada.

—¿Porqué haces esto? —pregunté, con demasiado calor en mi cuerpo mientras Jungkook echaba a un lado mis bragas húmedas y acercaba más su rostro al espacio que comenzaba a darle mis piernas.

—Por que sí, Joa, porque no aguanto verte ni un puto instante más rondando por aquí y cogerte y besarte como antes, es una puta tortura, creeme —parecía enojado consigo mismo, por no poder controlarse, por no ser lo suficientemente fuerte para estar alejado de mi, y yo lo entendía, porque también me pasaba de esa manera —Quiero hablar las cosas contigo, Joa, pero no ahora, ahora quiero recordar viejos tiempo, si tu quieres —dudó por unos instantes, esperando mi aprobación.

Yo, que también deseaba demasiado esto con él, asentí, y Jungkook no perdió tiempo en meter su cabeza entre mi falda y pronto sentí su lengua meterse por mis pliegues ávidamente, haciéndome colisionar de pies a cabeza.

Gemí su nombre y abrí más las piernas para él.

Una de las manos de Jungkook sujetaba mis bragas a un lado, para tener acceso a mi coño mientras la otra me abría más de piernas para él.

Su lengua exploró a su gusto. Succionado mis labios menores, llevándose en su lengua mi lubricante natural. Mi vestido lo tapaba todo pero no podía despegar mis manos de la mesa o era capaz de caerme.

Mis piernas temblaban demasiado cerca del orgasmo.

Succionó mi clítoris varias veces, haciéndome ver estrellas y tal vez todo el sistema solar con cada succión placentera.

La mano que no usaba para apartarme las bragas fueron a mi coño e introdujo dos dedos de golpe.

Sacó su cabeza de debajo de mi vestido y se puso de pie mientras yo perdía toda la fuerza del mundo ante él. Jungkook comenzó a penetrarme con sus dedos de manera ruda y me pegó a él.

Fui lenta en darme cuenta de que su toalla ya había caído y sentí su pene clavarse en mi muslo cuando estuvo cerca. Sus labios quedaron a centímetros de los mios y ambos no aguantamos la dulce tentación de besarnos.

Había extrañado tanto esto, estar con Jungkook de esta manera, sus labios besándome, sentir su sabor. Sus dedos formándome continuamente.

Hasta que mordí el labio inferior de Jungkook haciéndolo gruñir al explotar al rededor se sus dedos.

Unos segundos después, cuando comencé a recuperarme de mis temblores, él sacó sus dedos de mi para besarme plenamente mientras sus manos me acercaban mucho más a él.

—Dejame ayudarte —le pedí, sintiendo su dureza palpitar contra mi muslo.

—No pasa nada, yo me las arreglaré luego, ahora solo quiero besarte hasta cansarme, Joa —asentí porque él me lo pedía, o de lo contrario me negaría, y también porque yo quería seguir besándolo hasta cansarme.

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