Yaoyorozu volvió a su apartamento con una bolsa llena de comida recién comprada, por fin dejaría de comer fideos de aquellos que se hacen en el microondas.

Sí su madre la viera comiendo aquello seguramente la desheredaba. Aunque bueno, viendo cómo estaba la situación seguramente era lo mejor.

Dejó la bolsa en el mármol de la cocina y revisó su teléfono por quinta vez.

Cero mensajes de Kyouka.

Parecía que sus palabras iban en serio. No quería volver a verla.

¿Tanto la había fastidiado? Seguramente, pero aun así le daba rabia, aunque no tenía energías para enfadarse.

Sacó una olla y la rellenó de agua, mientras se disponía a cortar unas cuantas verduras.

Su acción fue interrumpida por el sonido del timbre.

Tal vez era ella.

Los ojos de la morena se iluminaron y corrió a abrir.

—Shoto, Ochako ¿Qué hacéis aquí?—preguntó, con una ligera decepción.

Sus amigos más cercanos se encontraban allí con un par de bolsas.

—¡Estábamos preocupados! No contestas a los mensajes—exclamó la de pelo castaño abrazando a su amiga mientras el chico dejaba las bolsas en el comedor.

Momo sonrió ante su gesto, negando con la cabeza para restarle importancia.

—Estoy bien, la verdad es que prefiero no hablar del tema.

Todoroki la observó. A pesar de no ser muy expresivo era un buen observador, hasta un idiota vería que no se encontraba bien. Él sabía lo que había ocurrido.

—Te hemos traído helado y soba—dijo él con una sonrisa casi imperceptible.

—Gracias, pero sabéis que no hacía falta—susurró.

—¡Claro que hace falta!—exclamó la castaña con un puchero.

La más bajita observó el lugar con una mueca, aquello estaba demasiado desordenado para ser propiedad de alguien como lo era Momo Yaoyorozu.

—Te ayudaremos a limpiar—añadió el bicolor.

La morena observó a ambos con una sonrisa, apreciaba tenerlos a su lado en un momento como ese.

Fue una tarde mucho mejor que el resto, estuvo distraída mientras limpiaba con sus amigos mientras escuchaban algo de música.

—¿Comemos algo?

—Buena idea, podemos ver algo en la televisión también ¿Qué tal esa película de comedia que tanto te gusta?

Momo asintió ante su propuesta, no le iría mal reír un rato mientras comían juntos.

Esta se dirigió a la cocina acompañada de Shoto.

—¿No habéis vuelto a hablar?—preguntó interesado.

Suspiró de nuevo.

—No, ella me dijo que era mejor estar separadas, sin vernos, y yo respeto su decisión. Ya intenté arreglarlo en su momento, pero fue en vano—suspiró—Además no me contesta a los mensajes.

Tuvo ganas de llorar de nuevo y se mordió el labio inferior con fuerzas para no hacerlo.

—Sabes que estoy de tu parte, creo que ella no debería haberse puesto así, tendría que entender...

—Déjalo—la pelinegra le interrumpió.

Odiaba ser tan sensible.

—Momo...—susurró el chico con preocupación.

—No hablemos de esto ahora, acabemos de hacer la comida y veamos algo todos juntos.

La de ojos grises le dedicó una sonrisa mientras el chico asentía, sin más remedio que aceptar sus palabras.

Cuando estos terminaron se sentaron en el sofá junto a la castaña mientras esta encendía la televisión.

A penas prestó atención a la película o a su comida, a su mente solo venía la risa de Jirou cada vez que veían aquella película.

Su bella y contagiosa risa.

Ojalá estuviera a su lado de nuevo con su resplandeciente sonrisa.

Era lo único que necesitaba.

¡Hola! Gracias por leer y espero que os este gustando la historia a pesar de ser algo diferente. Espero saber vuestra opinión <3