En el templo en descomposición se escuchó el estruendo de la puerta de entrada al abrirse.

En el espacio abierto circular en la parte más profunda del templo, se escuchó.

Heridos, la expresión de los caballeros exhaustos y su resignación era evidente, ya no había forma de cambiar las cosas. Habían prolongado las cosas un poco.

La capital imperial había caído en manos enemigas, y los soldados reunidos se habían atrincherado en este templo en la base de la montaña. Al sexto día, la puerta principal cedió.

Pronto el enemigo también entraría aquí.

El imperio de la Santa Purominia se había jactado de 500 años de prosperidad, ahora su trágico final estaba esperando.

El Emperador Dios ya no se sentaba en su trono y la Guardia Imperial Sagrada de Élite estaba casi toda en los vientres de Mamono. Si abandonaban esta cueva, podían ver la noche iluminada en rojo sobre el capitolio imperial en llamas.

"¿Es cuestión de tiempo antes de que perdamos aquí? ......"

"Puede que no lo sea si pone el plan en acción".

El espacio abierto estaba débilmente iluminado con la luz mágica de una lámpara y un anciano y una joven, que mostraban expresiones de silenciosa desesperación y frenesí, estaban hablando.

Eran personas que habían escapado al templo antes que los caballeros. El sacerdote sintoísta de alto rango del Dios de la Luna y mago jefe de la escuela de magia, que era una persona que podía manipular la magia de primera clase. Ya estaban preparados para la muerte.

Sin embargo, no se caerían fácilmente. No tenían ese tipo de valentía.

El hombre con voz inexpresiva habló al altar en el centro de la plaza.

"¿Es bueno? Hyumuna."

La voz ronca tenía poder.

"Sí......"

En el altar, el Yorimashi estaba sentado tranquilamente.

La Yorimashi era una niña que recién comenzaba la pubertad.

Su cuerpo estaba envuelto en una fina y blanca túnica de plumas que mostraba sutilmente las líneas de su cuerpo mientras sostenía sus manos juntas mientras oraba profundamente.

Tenía las alas blancas que demostraban su descendencia de las personas aladas, y se veía tan hermosa que fácilmente podría confundirse con una muñeca artificial.

Lo que estaban tratando de hacer aquí era una herejía.

Pero, para los que estaban a punto de caer, era esperanza.

El campo de batalla, la fiesta de la matanza, se acercaba paso a paso.

Con túnicas negras, los magos que escondían sus rostros en la capucha, estaban a intervalos iguales rodeando el altar en el centro.

Todos recitaban la misma palabra tranquila.

Haciendo eco en la cueva, su cántico se reunió y se entremezcló.

『Luz a la deriva del Intersticio del Vacío.』

El cuerpo de Yomashi estaba grabado con sangre fresca.

『Conecta este mundo y el mundo Nether, centinela no nos bloquee.』

La niña tenía una expresión torturada.

『Tenga la sangre del pueblo alado como compensación, lo ruego.』

Su sangre desbordada es inhalada por la formación mágica debajo de ella.

『¡Muestre la compensación de este mundo desde un cielo diferente!』

Simultáneamente a la finalización del poema, el enemigo entró en la plaza.

Una batalla unilateral estalló en la plaza.

No, sería mejor describirlo como una matanza.

Los caballeros habían perdido su fuerza de voluntad y las personas que vestían túnicas no tenían armas. Cayeron uno tras otro cuando el ejército enemigo invadió. No se puede llamar resistencia.

Sin embargo, en ese momento otros sentimientos además de la desesperación estaban en los rostros de aquellos que cayeron y se quedaron abajo. Ninguno de los soldados enemigos lo notó.

El cadáver tenía una sonrisa torcida escondida en lo profundo de su capucha mientras sus ojos vacíos miraban el hueco de donde desapareció el altar.