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𝟬𝟰𝟴 | the red thread

048. ┊໒ ⸼ 𝗖𝗛𝗔𝗣𝗧𝗘𝗥 𝗙𝗢𝗥𝗧𝗬-𝗘𝗜𝗚𝗛𝗧──

❛ 𝗍𝗁𝖾 𝗋𝖾𝖽 𝗍𝗁𝗋𝖾𝖺𝖽 ❜

❪ ¿extrañaban milarry? Porque yo si <3❫

ME COLOQUE LA CAPUCHA DE LA SUDADERA apenas llegue al despacho de la profesora McGonagall. Me tome unos segundos para estabilizarme luego de usar los polvos flú, y de inmediato mire a todos lados, verificando que no hubieran nadie aparte de los chicos.

Estuve a punto de irme, pero la voz de la maestra hizo que detuviera mi increíble huida.

─ Milan ─llamó, y su voz no sonaba autoritaria, al contrario, era esa dulce voz que usa cuando lastiman a uno de sus "Polluelos", o así le digo yo ─. Ven un momento. Oh, y Harry, espera aquí. Los demás pueden retirarse.

Ginny y Ron nos miraron a ambos, y luego se fueron de la sala. Mientras nosotros dos nos acercabamos a la maestra. Yo en particular, seguía mirando al suelo, o estaba cómoda con que las personas me vieran, tal mañana estare mejor.

Aunque la profesora Mcgonagall el la última persona que me juzgaría, pero de alguna manera, me da miedo de cómo las personas me van a percibir de ahora en adelante.

Se que las cicatrices no son señal de que eres licántropo, es decir, mi papá fue profesor la mayor parte del año...pero las personas hablaran, y más después de todos los rumores que corrieron el año pasado.

─ Mi niña, Remus me contó lo que te pasó. Así que cualquier cosa mi despacho está abierto para que pidas ayuda ─me ofreció ─. Si no estoy cerca, ya sabes que puedes lanzar uno que otro hechizo que no sea mortal.

─ ¿Acaso me está dando permiso de defenderme con hechizos? ─enarque una ceja, de alguna manera me parecía divertido ─. ¿Tendré algún castigo?

─ No si no los mandas a San mungo, esta bien por mi.

Yo asentí, aunque aún me quedaba una duda.

─ ¿Porque hizo que él se quedara?

─ Porque tienes que regresar con alguien a tu sala común.

─ Podía hacerlo sola. ─encogí de hombros.

Nos despedimos de la maestra y salimos del despacho. Durante todo el trayecto trate de cubrir mi rostro con ayuda de mi ropa, pero era evidente que los alumnos con los que me había encontrando en el pasillo, ya me habían visto, empezando a murmurar entre ellos.

─ Milan...

─ Harry, por favor no sigas ─dije, girando sobre mis talones y viéndolo ─. No quieras hablar conmigo ahora.

─ ¿Porque?

─ ¿Preguntas porque?

─ Si.

─ Desde que terminamos estuvimos sin tener una sola conversación decente. Y yo te echaba tanto de menos cuando eso pasaba ─murmuré, deteniendome sólo para morder mi labio inferior por unos segundos ─. Pero te veía con Hermione, siguiendo como si nada. Riéndote con Ginny, o con Romilda...pero nunca parecía que me echaste de menos hasta que Ron te contó algo. 

Levanté mi mirada.

─ No se que te dijo él, pero no es verdad.

─ Claro que te eche de menos.

─ Debo irme. 

─ Mil...

─ Callate ─interrumpí ─. No te preocupes por mi, no tienes porque hacer esto. Ya no somos pareja, y probablemente ni amigos. 

Aceleré mi paso cuando llegue a las escaleras, prácticamente me encontraba corriendo, pero aún así, logre escuchar la voz de Harry:

─ ¡Solo dime que te pasa! ¡Esta bien, no le creo a Ron, pero dime algo!

No respondí, en su lugar una vez llegue a las escaleras. Prácticamente estaba corriendo. Pase por el cuadro de la señora Gorda, el cual para mi fortuna estaba abierto, encontrándome dentro con un montón de personas.

Hice mis mejores maniobras para esquivar a todos y llegar a mi habitación. Apenas lo hice, me puse la pijama y me metí a la cama, cubriéndome de pies a cabeza con las mantas. Sabía que comentaban cosas, en especial Lavender, quien estaba interrogando a Parvati para saber que me paso, puesto que la chica Patil es una de mis grandes amigas...o eso espero.

Yo creí que regresar será más llevadero, es decir, tengo amigos. Aunque mi grupo inicial, mi grupo de confianza se había separado. Por ahora solo tenía a Ron, pero estar con él significaría ver a Harry, y en estos momentos no quiero verlo.

Sin embargo, me vendría bien un consejo de su parte, ya que siempre está en la boca de todos. 

Me apretujé contra mi almohada, mañana vería si encuentro a Theo, así puedo contarle como mi plan de acabar con mi madre había salido mal, muy mal.

















AL DÍA SIGUIENTE, ya me había cambiado. Me puse la capa, el sombrero y los guantes, puesto que hacía mucho frío. También me había levantado lo más temprano posible, era una buena idea si quería huir de la gente, al menos por la mañana.

Y la capa era un buen elemento para ocultar las cicatrices de mi brazo. 

Sookie, siguiendome, se metió en el bolsillo de mi capa, y una vez nos encontramos listas, nuestra siguiente parada fue el Gran Comedor. Aproveche también que esto estaba casi desierto, y comí algo rápido y esperé al chico Nott.

Quien no tardó mucho en llegar, así que una vez lo ví, fui directamente hacía él y tomé su mano. Tiré de ella y lo saque del Gran Comedor.

─ Tengo galletas. ─le dije, agitando la bolsita que sujetaba con mi mano libre.

Por otro lado, por el mismo pasillo que yo pasaba, venían Hermione, Harry y Ron, quienes pasaron por mi lado. Sentí sus miradas sobre mí, pero seguí con mi camino. Yo quería mucho a Ron, pero a esos otros dos, no.

Tal vez sea un poco rencorosa, o mis emociones por el gen licántropo estar elevados al mil.

─ Bueno, viendo como sujetas mi mano, y que la capa te cubre casi toda la cara, puedo suponer que quieres hablar, y no será una charla corta.

─ Me conoces muy bien.

─ Lo sé. ─lo vi encogerse de hombros, y mirar hacia adelante mientras avanzabamos, ahora me guiaba él.

Yo fruncí el ceño, sentía algo raro en el taco. Y ahora no vengo con mis metaforas de amor, o amistad. Sentía cicatrices. Tal como dije ayer, las cicatrices no son indicador que eres licántropo, algunas heridas son causadas por magia, esas tampoco pueden ser tratadas. Es decir, si son curadas, pero dejan aquella marca.

─ ¿Qué clase tienes ahora?

─ Encantamientos.

─ ¿Tienes los suficientes créditos para faltar? Porque yo si.

─ Si, tengo los suficientes créditos.

─ Bien ─asintió ─. Si vamos a mi habitación, no tendremos a nadie hasta la una, y no nos encontrarán si nos buscan.

Yo pensé en el mapa del merodeador, pero no me importa que piense Harry.

─ ¿Ya dije que eres el mejor?

Lo vi sonreír. 

En fin, siguió tomando mi mano, él agarre no se soltó, al menos hasta que llegamos a su sala común, donde efectivamente, no había ni una sola persona. Supongo que se habían ido a desayunar, y luego a sus clases. Así que él tuvo razón, nadie los molestaría.

─ Bien, puedes contarme todo, o nada si prefieres.

Me dijo, cerrando la puerta de la habitación detrás de él. Me invitó a sentarme en su cama, así que eso hice. De alguna manera, tenía confianza con él, así que me quité la capa, y deje que vea por completo mi rostro y mis brazos.

─ Bueno, que seas bonita no es un problema. Lo sigues siendo.

─ Gracias.

Saqué a Sookie desde debajo de mi capa, y la deje correr libremente por la habitación mientras me preparaba para contarle lo que pasó.

─ ¿Fue tu madre? 

Preguntó antes que yo pudiera, pero no me molesto, simplemente proseguí.

─ Algo así. Ella me atacó, yo la ataque, nos atacamos...y no soy lo suficientemente buena, así que me gano, y me entregó como trofeo a Greyback ─suspire ─. El resto de la historia se resume en cómo me veo ahora.

─ Lo siento.

─ No, de hecho, no me molesta ser licántropo. 

─ Te molesta que la gente hable de ti.

─ Algo así ─me encogí de hombros ─. Las emociones se intensificaron, es lo único que note. Ah, sí, y de que ahora odio el pollo.

─ Lo llevas bien, eh.

Sonreí ─. Mira el lado bueno, al menos mi madre no seguirá enviándome cartas. Perooo...no hablemos solo de mi, ¿qué hay de ti?

─ Nada nuevo. 

─ Ya veo ─murmuré, y me di cuenta que no quería hablar sobre lo que le pasa, es por eso que no insistí ─. Uh. Theo. Recordé algo que me dijo Malfoy: alguien te está vendiendo a tu madre.

Lo vi mirar hacia otro lado, a Sookie en específico.

─ No se quien es, es decir, en Gryffindor no creo, ninguno de ellos tiene acceso a mi madre hasta donde yo sé. Tú no lo harías, y Draco no es estúpido.

─ Ya averiguaremos algo. ─me aseguro.

─ Gracias. Otra vez.

Asintió, aunque por su expresión pude deducir que quería decirme algo. Pero antes que pudiera pedirle que hablara, él ya lo había hecho:

─ No crees que yo te vendí a tu madre, ¿verdad?

─ Ni siquiera estabas en mis posibilidades.

















Horrocruxes.

No tenía ni la más mínima idea de que podían ser esas cosas, si acaso eran un objeto maldito, o una cosa así. Harry se había acercado a mi ayer por la tarde, y me preguntó si los conocía. En principio le dije que no, porque era verdad. Además, me prometí a mi misma no ayudarlo, pero la curiosidad me carcomía por dentro.

Me leí varios libros de la biblioteca, buscando satisfacer mis necesidades, pero nada. Incluso tomé algunos libros de la sección prohibida, sin embargo, parecía que la información sobre los horrocruxes no existía.

Dispuesta a no rendirme en mi búsqueda seguí con las lecturas, o eso pretendí hacer, pero un alboroto se escuchó en el patio, lugar que estaba muy cerca mío  (yo andaba leyendo en medio de un pasillo) 

No podía deducir que podía ser ese ruido, es decir, en Hogwarts los alumnos siempre se meten en problemas, tiene discusiones y demás, así que pretendí ignorarlo. Claro, si no fuera porque reconocí la voz de Harry, y poco despues la de Ron. No podía comprender que decían, pero parecía ser algo grave.

Mi instinto chismoso hizo que me aproximara al lugar, abriéndome paso entre el montón de alumnos que había venido con el mismo propósito. Llegue hasta adelante del todo, dándome cuenta que Harry se estaba enfrentando a un alumno de último año, de hecho, Ron también lo hacía. No con el mismo alumno, si no con uno diferente.

─ ¡Harry! ¡Ron! ─grité, acercándome a ambos para intentar detenerlos, pero estaban lo suficientemente enojados para poder hacerme caso.

Tenía que pararnos antes que viniera algún profesor, los iban a castigar y ya suficientes faltas tiene. Así que saqué mi varita desde dentro de la capa y apunté al alumno con él que Harry se enfrentaba:

¡Rictusempra!

Hace poco había descubierto que era muy buena con para hacer hechizos sin tener que pronunciarlos. Era algo que me encantaba, aunque ahora no tenía mucho sentido, pues todo el mundo veía que yo era la que los había conjurado. De todas formas, funciono. El chico cayó a suelo mientras soltaba carcajadas, pues le había provocado tener muchas cosquillas. 

Durante los primeros minutos es divertido, pero luego...no sabe lo que le espera.

¡Tarantallegra!

El hechizo de pies bailarines. Un encantamiento no mortal, que dejaría al otro chico en ridículo. Me gustaba aprender este tipo de hechizos. De hecho, era obligatorio aprenderlos  si convives con los gemelos.

─ Harry. Ron. Vamonos. ─llamé, tomando las mangas de cada uno y comenzando a llevármelos por los pasillos, lejos de aquí.

Atrás dejé a una multitud de alumnos burlándose de aquellos dos chicos con los que estos dos se peleaban. Cumplí todas las indicaciones de Minnie, no los enviaré a San Mungo. 

─ ¿Que les pasa a ambos? Se van a meter en problemas. ─regañe, por fin soltandolos.

─ ¿No leiste las nota del periódico escolar? ─me preguntó Ron.

─ Estuve leyendo otras cosas hoy.

─ Bueno, aseguraron que eres una persona peligrosa. Que ahora que eres licántropo durante la luna llena de volverás una loca y atacaras a todos los alumnos.

─ Interrogamos primero a Colin Creevey ─continuó Harry ─, dice que obtuvo la información de alguien anónimo, literalmente. Dejaron la nota sobre su cama, sin nombre ni nada.

─ Nadie podría saberlo ─balbucee ─. Ginny y yo nos nos llevamos de lo mejor, pero no lo diría. Ron y tú, es imposible que lo dijeran. Es extraño. Oh, y gracias, chicos.

─ No ibamos a dejar que digan cosas sobre ti que no son ciertas ─el azabache me miró con aquellos ojos azules ─. Y no quiero que pienses que solo me metí en esa pelea por esto, pero...¿podemos hablar?

─ Depende, ¿quieres hablar de eso que pretendías hablar? ─inquirí, dándome cuenta de qué tema quería tocar─. ¿Aquello que se lo conté a Ron como secreto y él te lo contó a ti?

─ Solo quería ayudar. ─refunfuño el pelirrojo.

─ Claro Ro-Ro. ─molesté, acelerando mi paso para dejarlos atrás.

─ ¡Milan, solo hablar!

─ ¡Adiós Harry!

Me coloque el gorro de la capa y seguí con mi camino. La verdad es que no tenía un destino fijo. Estaba de lo más tranquila, a punto de girar en la próxima esquina. Cuando sentí como todo mi cuerpo se estremeció.

De pronto, mis pies sin razón alguna giraron y me hicieron avanzar hacia Harry (descartando mi idea que era una venganza de los chicos de último año). Llegué frente a Potter, y una chispa termino de salir de su varita, de la punta de la misma, un hilo brilloso de color rojo comenzó a formarse, envolviendo mi mano derecha, y la izquierda de él...

─ Te odio tanto Harry James Potter.

Uso mis propios trucos contra mi. Solo que mis intenciones eran más nobles en ese entonces. Él ahora hacía esto por capricho.

─ Ahora solo podras romper el encantamiento del hilo rojo si revelas tus verdaderas intenciones.

─ Te odio. Con esto solo ganas que te odie más.

















NO LLEVABA NI DOS HORAS CON ESTO pero ya no soportaba más. Aunque sabíamos como pasar desapercibidos, claro, a excepción de las miradas de las personas sobre nosotros porque los últimos meses no nos habían visto juntos...y también por el artículo que hablaba de mi.

Bueno, eso no importa. A pesar que le pedí a Harry no venir a esta clase, me terminó obligando. Nos sentamos en una mesa circular frente a nuestros calderos, compartiendo el lugar con Ron y Hermione (esta es la vez que más he convivido con la castaña).

─ Te ayudaré con tu poción. ─se ofreció.

─ No tienes que ayudarme con nada. Ya suficiente hiciste. ─murmuré.

En la lección de hoy, en pociones, teníamos que realizar un antídoto. No era fácil la tarea, y menos con la mano izquierda. 

A Hermione le iba bien, de hecho, no me ignoraba, incluso me ofreció ayuda. Agradecí, pero seguí con lo mío, aunque no sabía exactamente que estaba haciendo. Ron por su parte ya se había rendido, y Harry usaba su ejemplar del "Principe mestizo" para ayudarse, claramente me ofreció ayudarme, pero también me negué. Lo que sí vi que fue con un bezoar, pero no se si le serviría o no.

Por una clase que no pueda hacer, no voy a reprobar. 

Con quien si reprobare en en defensa contra las artes oscuras. Materia que imparte Snape...Merlín, eso lo tengo que arreglar despues.

─ Señorita Lupin, creo que con un poco más de tiempo hubiera logrado el antídoto, pero muy bien, no ha explotado como la de Longbottom. ─comentó el profesor.

─ Gracias. 

─ ¿Y tú, Harry? ─dijo luego, mirando hacia mi lado ─. ¿Con qué vas a sorprenderme hoy?

Harry extendió el brazo, con el bezoar en la palma de la mano.Slughorn miró la piedra varios segundos. Por un instante Harry temió que fuera a reprenderlo. Peroentonces el profesor echó la cabeza atrás y soltó una carcajada. 

─ ¡Qué cara tienes, muchacho! ─dijo, y sostuvo en alto el bezoar para que los demás lo viesen ─.¡Eres igual que tu madre! ¡Y te has salido con la tuya! ¡Desde luego, un bezoar actuaría como antídoto detodas esas pociones!

El profesor Slughorn siguió con lo suyo, miró los antídotos de los demás estudiantes y nos despidió, pues su hora ya había acabado.

─ ¿Puedo tomar tu mano? Así no notaran que tenemos el hilo ─me dijo ─. Quiero preguntarle al profesor sobre los horrocruxes.

─ Eso hubieras pensado antes de...

─ Milan. Por favor.

Solté un largo suspiro, y termine entrelazando mis dedos con los suyos, para avanzar hacia Slughorn.

─ Chicos, dense prisa o llegarán tarde a su próxima clase. ─le dijo Slughorn con tono afable mientrasajustaba los cierres de oro de su maletín de piel de dragón.

─ Señor ─repuso Harry, apretando el agarre de nuestras manos, como si estuviera nervioso ─, quería preguntarle una cosa.

─ Pues pregunta lo que quieras, chico, pregunta... 

─ Señor, ¿podría decirme qué son los Horrocruxes?

Slughorn se quedó helado y contrajo su redondeado rostro. Se humedeció los labios y dijo con vozronca: 

─ ¿Qué has dicho?

Incluso me dio un poco de miedo. 

─ Le he preguntado si sabe qué son los Horrocruxes, señor. Verá, es que...

─ Esto es un encargo de Dumbledore ─susurró Slughorn, ya no con voz jovial sino con miedo yalarma. Metió una mano en el bolsillo de la pechera y sacó un pañuelo con el que se secó la frente ─.Dumbledore te ha enseñado ese... ese recuerdo ─añadió ─. ¿No es así?

─ Sí. ─confirmó Harry tras decidir que era mejor no mentir. 

─Sí, claro ─repuso Slughorn con serenidad mientras seguía secándose el pálido rostro ─. Claro...Bueno, si has visto ese recuerdo, Harry, ya debes de saber que yo no sé nada, nada ─enfatizó ─, acercade los Horrocruxes.

Y, tras coger su maletín de piel de dragón, se guardó el pañuelo en el bolsillo y se dirigió a la puerta.

─Señor ─dijo Harry a la desesperada, sabía que estaba muy interesado por saber ya que eran esos malditos horrocruxes ─, es que pensé que quizá recordará usted algo más...

─ ¿Ah, sí? Pues te equivocaste, ¿entendido? ¡Te equivocaste! ─gritó Slughorn, y, antes de que Harrypudiera añadir una palabra más, cerró la mazmorra de un portazo. 

No sabía si era el mejor momento para burlarme de Harry, así que mi intento de no ser grosera es hacer una pequeña mueca, solidarizándome de su situación. 

















─  Esto es tan difícil. No puedo comer con la izquierda, ¿sabes? ─refunfuñe.

Me sentía tan frustrada por todo esto. No era justo que Harry tuviera un capricho y creería que atandonos se iban a solucionar las cosas. Es decir, tampoco me olvido que yo tuve la culpa de todo esto, yo le oculte cosas y demás, pero pensé que ya había acabo. Sin embargo, ahora venía y hacia este encantamiento que solo se desvanecería si confieso mis verdaderos sentimientos.

Si quiero salir de eso, le tengo que decir que me pasaba, aunque no era muy simple, al menos no para mi. No le puedo soltar todo eso sin más.

─ No puedo ni tomar agua, soy torpe con la izquierda.

─ Ven. ─llamó Harry, extendiendo un vaso con agua en mi dirección, llevándola directamente a mis labios.

─ ¿Y que piensen que somos pareja? ─enarque una ceja ─. No gracias. Ya tuve suficiente en las clases de hoy, a las que me obligaste ir. 

─ Sabes que tenía que contárselo a Slu..

─ Vamos. ─sonreí falsamente, levantándome sin cuidado de la banca, y comenzando a caminar, claramente tirando de él, que se encontraba muy confundido por lo repentino de mi acción.

Harry no sabía qué decir. Sabía que trataba de ser amable conmigo, tratar de complacerme para que esto funcione...y en el fondo yo quería que esto funcionara. Ay, Merlín, si tan solo no tuviera estas marcas en mi cara.

He visto a mi padre renunciar al amor desde que tengo memoria. Él nunca había tenido una cita, y con la única mujer que tuvo oportunidad (una bruja que trabajaba en Ilvermorny ), la termino alejando, y finalmente olvidándose de ella. Siempre atribuí eso a que mi madre no fue una buena experiencia en el amor, pero luego descubrí que era porque no se sentía suficiente para ser amado por su condición de hombre lobo.

Creo que yo estaba pasando por esa etapa en este momento. 

─ Milan, más despacio.

─ Tu pusiste el encantamiento. Te aguantas.

Llegamos a las escaleras movibles que nos llevarían a la sala común. Veía como nuestros compañeros de Gryffindor habían abandonado su cena para ver el espectáculo, uno que vienen apreciando desde la mañana. Era una diversión para ellos, pero una tortura para mi.

Creo que estuve tan sumida en mis pensamiento que no me di cuenta que Harry acababa de tropezar, pero es que estoy tan enojada  que no me importaba que él azabache ahora estaba de rodillas en el escalón.

Seguí tirando de él. La verdad es que no se como fuí capaz de hacerlo. Al parecer me había hecho más fuerte, o estaba muy enojada. Yo avanzaba tan rápido, y tiraba tanto el agarre, que no le daba chance de levantarse y estabilizarse.

─ ¿De dónde sacó tanta fuerza? ─escuche que preguntó Ron.

─ Parece que está enojada. Muy enojada. ─continuó Hermione.

Los demás alumnos alrededor se reían. Tal vez no como burla exactamente, pero se divertían por esto.

─ ¡Milan!

─ Soporta. ─sentencié, mientras seguía avanzando.

No fuí tan malvada. Solo seguí arrastrándolo por unos escalones más, luego le di la oportunidad de levantarse. 

La verdad es que solo regresáramos a la sala común porque teníamos que guardar nuestras cosas. Luego de eso le hice prometer que no preguntaría porque, pero necesitaba ir a los jardines.

Claro, no fue tan fácil, pues tratando de negociar, él chico me dijo que me acompañaría, pero primero debía hacer terminar su ensayo, el cual debía entregar mañana.

Le di una hora.

Efectivamente, así fue. Como relojito, pasada la hora lo levante de un tirón y comencé con mi camino. Fuí a los jardines acompañado del chico. Estuve mucho tiempo buscando aquello por lo que vine.

─ Si me dijeras que es, podría ayudar.

Hice una mueca. ─ Bien. Tonks me enviaría un paquete de parte de mi abuelo. Él se enteró de lo que me pasó en navidades, y me envió un par de regalos, ¿si?

─ ¿No podían dártelo en lechucería?

─ No. Porque no queríamos que lo revisen. Tonks le pidió un favor a Dumbledore, y se que lo dejaría en jardines.

Casi veinte minutos de búsqueda fueron necesarios para poder dar con el paquete.

─ Amen. ─murmuré.

Tome el paquete con mi mano libre, y junto a Harry me fuí a sentar en una banca. Sin miedo alguno, abrí la pequeña caja.

─ Merlin...

Reconocí de inmediato el contenido. Se trataban de mis cosas de bebé. Pequeños recuerdos como calcetines o diademas del tamaño de mi muñeca. 

Yo juraba que se habían quemado en el incendio de mi casa, pero las tenía mi abuelo. Tal vez son de esas cosas que a los ancianos les gusta tener como recuerdo de sus nietos. Es de mi primer año, así que posiblemente sea cuando mi padre me dejaba en la casa de Lupin mayor por su trabajo con la orden.

─ No puedo creer que todo esto sea tan rosado.

─ En tus primeros cuatro años solo eras rosado y flores, así que...supongo que de bebe eras igual.

La plática fluyó como si nada. La verdad es que no se cómo sucedió eso, pero aunque lo niegue una y otra vez, se sintió bien. No hizo ningún comentario inapropiado ni insinuó algo sobre nuestra inexistente relación. Tampoco mencionó lo que se entero de parte de Ron.

Fue bueno.

Pero tampoco nos habíamos dado cuenta que las horas habían pasado, y que ya era casi medianoche.

─ Regresemos. ─mencioné.

─ Esta bien.

─ Podríamos dormir en la sala común. Tú no puedes subir al área de chicas, y yo no pienso dormir entre tantos hombres. Y tampoco...estoy lista para soltar esto. ─miré nuestras manos.

Lo escuche suspirar. ─ Hubiera sido más fácil no hacer este encantamiento, ¿verdad?

─ Ya no sirve de nada culparse ─hice una mueca de lado ─. Yo podría confesar todo, y se acabaría...mejor vámonos.

En silencio, fuimos directo a nuestra sala común. Nos presentamos frente a la dama Gorda y dijimos la contraseña, sin embargo, parecía que el cuatro estaba muy enojado porque vinieramos a estas horas.

─ ¿Trajiste tu varita? ─le pregunté a Harry, porque la mía la dejé en mi mochila.

─ No. Se quedo en mi mochila.

Oí que a Fred y George les pasó esto, así que su única opción fue lanzarle una "Bombarda maxima". Yo quería hacer lo mismo, pero nuestra mala suerte era tanta que dejamos las varitas dentro.

─ Por favor. ─pedí.

Ni siquiera nos contestaba, era como si ahora no tuviera vida porque no se movía ni un poco, solo veíamos su ceño fruncido, y a los cuadros de alrededor negar con la cabeza.

─ Podríamos despertar a un profesor.

─ ¿Y que nos castigue? ─pregunté ─. Ya de milagro no se enteran del encantamiento que nos une, ¿que pensarán si les decimos que nos quedamos fuera porque paseabamos por los jardines?

Vi cómo cerró los ojos por un segundo, como si tratara de buscar una solución rápida.

─ La torre de astronomía.

─ ¿Quieres que nos lancemos? ─inquirí ─. Sí, me parece bien.

─ No. Me refería para pasar la noche. Nadie va, y podríamos levantarnos temprano y regresar a la sala común, nadie sabría.

Más opciones no teníamos, así que  nos fuimos a la torre de astronomía, cuidando que el conserje ni algún prefecto nos viera.

Nos sentamos en una esquina del lugar, apoyando nuestras espaldas en la pared y tratando de conciliar el sueño.

[...]

El aire frío golpeaba mi rostro, incluso cuando nos habíamos puesto en la esquina más alejada de la ventana, justo para evitar eso. 

No podía dormir, estaba muy incómoda. Nunca puedo dormir estando sentada, y mucho menos sin usar mi mano derecha como almohada. 

─ No puedes dormir, ¿no? ─preguntó Harry, luego de un largo rato de solo estar en silencio, de hecho yo pensé que él ya estaba en medianoche.

─ Seguro me dormiré en unos minutos. ─solté, aunque creo que sonó un poquito agresivo por la forma en que lo dije, ya que vi como Harry relamió sus labios, y su mirada reflejaba arrepentimiento.

─ Lo siento ─sus palabras sonaban sinceras, incluso ni siquiera podía verme, su vista estaba enfocada en el suelo ─. Ya me di cuenta que esto fue una mala idea.

No lo voy a negar. Siempre tuve una debilidad en contra de Harry. No me refiero a algo malo, todo lo contrario. Siempre sentí como si algo revoloteará en mi barriguita cuando él estaba cerca. Incluso de niños, cuando tomábamos nuestras manos, me sentía extraña.

Pero siempre lo atribui...no sé, a que éramos niño y niña, y que a esa edad tenemos tatuadas la frase de: Niños, iugh.

─ Todas las personas queremos la verdad. No te culpes por esto, aunque bueno...si, hubiéramos estado durmiendo en nuestras camas si no fuera por esto.

─ Yo solo quería saber que te sucedía ─dijo, levantando la vista por fin ─. Porque todo esto cambio de la noche a la mañana sin que me diera cuenta de algo. Te amo desde antes de saber cuál era el concepto de amor.

Creo que conmigo paso igual. No se cual fue el momento exacto en que me enamore de él. Es como si fuera de la noche a la mañana, desde antes de saber que era "Noviazgo" o "Amor".

─ Es difícil decirlo en voz alta. ─confesé, recordando todo lo que pase.

Parece tal vez que no tiene importancia. Es decir, son cartas, inofensivas cartas que me hacían creer que en algún momento yo podría ser mala.

Luego con mi accidente...me siento aún más extraña. Creo que aunque Harry se siga queriendo, conmigo será diferente, ya no me siento suficiente para ser amada, incluso cuando he visto que Harry no me ha juzgado ni una sola vez.

─ Puedo esperar. Sería un honor estar atado a ti por el resto de mi vida.

─ Gracias.

─ Puedes recostarte en mi, Milan...claro, solo si quieres.

No se si era el frió, o que estaba muy incómoda como para descansar, pero termine recostando mi cabeza contra el hombro de Harry.

Si. Era más cómodo así.























































▬▬ 𝗟𝗨𝗖𝗬'𝗦 𝗦𝗣𝗔𝗖𝗘 🐝

Me gusta que Milarry ya está prosperando poquito a poquito. Es un avance.

Aunque Milan lo niegue, se siente mucho más segura y confiada con Harry.

Ya solo falta que confiese lo que le pasa, y amistarse con Hermione ;D

palabras; 5771
▬ With love, Lucy Black-Lupin

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