𝟬𝟬𝟭 | piloto
❪ Harry Potter and the goblet of fire books ❫
001. ┊໒ ⸼ | 𝗖𝗛𝗔𝗣𝗧𝗘𝗥 𝗢𝗡𝗘 | 🐝•˖*
❛ 𝗉𝗂𝗅𝗈𝗍 ❜
LLEGUE Y PASE POR LA PLATAFORMA NUEVE Y TRES CUARTOS, me despedí de mi viejo padre, quien a pesar de su avanzada edad, se encargó de darme uno de los abrazos más efusivos que he recibido en mi vida, y claro, seguir con la tradición de despeinar mi cabello.
Aunque él tuvo que despedirse rápido, tiene cosas que hacer así que le asegure que no había problema alguno, que yo esperaría a mis amigos afuera del tren junto a mi baúl.
Luego de un rato esperando, y saludando a uno que otro alumno que conocía, termine viendo a mis amigos cruzar la pared de la plataforma, así que corrí a su encuentro. Primero me lancé a los brazos de Hermione Granger, quien es una de mis más grandes y mejores amigas, prácticamente apachurre con todas mis fuerzas a la castaña, incluso casi la hago caer al suelo.
─ Ya extraña estos abrazos. ─murmuró la castaña, separándose de mí poco a poco.
─ Me tienes que contar con más detalles lo que me enviaste en cartas, ush, hubiera deseado ir ─hice un pequeño puchero, dejando caer mis manos a los lados ─. Aunque no me arrepiento de pasar todo el verano con mi padre.
─ ¡Hey! ¡Hola! ¡Estamos aquí! ─chilló Ron, alzando sus manos y moviéndolas para llamar mi atención.
Pero lo ignore.
─ ¿Es cierto que Harry casi se nos va para el otro lado? ─le inquirí a Hermione ─. Aunque la verdad eso no me sorprende, casi siempre está a un paso de partir de esté mundo.
─ Milan...─llamó Harry en un tono acusatorio, para luego extender sus brazos en mi dirección, en busca de un abrazo mío.
Así que no me negué a aquello, y me deje abrazar por el azabache, que me llevaba unos centimetros de altura esté año.
─ Y como siempre, yo estoy pintado. ─refunfuño Ron.
─ Ya van tres años de esto, pensé que te habías acostumbrado. ─se burló Hermione, empezando a llevar nuestras cosas.
Fuimos detrás, cada uno arrastrando sus respectivos baúles, y entramos a buscar un compartimiento en el Expreso de Hogwarts, que era una reluciente máquina de vapor de color escarlata, la cual nos transportaba a la escuela.
Dejamos nuestros maletines en un sitio vació, y volvimos a salir para despedirnos de la señora Weasley y los hermanos de Ron.
─ Quizá nos veamos antes de lo que piensas ─le dijo Charlie a Ginny.
─ ¿Porqué? ─preguntó Fred, uno de los hermanos mayores de Ron.
─ Ya lo verán ─respondió Charlie, mirándonos a todos ─. Pero no le digan a Percy que he dicho nada, porque, al fin y al cabo, es "información reservada, hasta que el ministro juzgue conveniente levantar el secreto"
Termino de decir como un robotito.
Nos despedimos de los Weasley, y luego volvimos a nuestros sitios.
Me dejé caer junto a Harry, ya que Hermione y Crookshanks, se habían posicionado junto a Ron.
─ ¿Que tal la pasaste, Milan? ─me preguntó Harry, mientras deshacía y volvía a hacer mis trenzas, que habían sido vilmente arruinadas por mi padre y la señora Weasley al despedirse.
─ Oh, si, salimos a pasear a varios sitios, unas fotos por aquí y por allá, ingerimos cantidades absurdas de chocolate y eso fue todo. ─conté con alegría, para luego levantarme de mi asiento al ver el carrito de dulces.
Me acerqué al igual que Ron a la señora que vendía.
─ Dos...no, tres...no...¡diez varitas de regaliz, por favor! ─pedí, y de inmediato me las dio y le pague unos cuantos galeones, y volví a mi sitio.
Ron solo se compró dos Drooble's, así que le di una de mis varitas de regaliz, ya que él pelirrojo se había rehusado a que Harry pague.
─ No, Mily, es tuyo.
─ Lo mío es tuyo ─seguí ofreciendo ─, y sabes lo molesta que puedo llegar a ser si no aceptas.
Él termino por tomarlas, sonriendo levemente.
─ ¡Esto es terrible! ─exclamó Hermione de pronto ─ ¿Cómo que no saben quien conjuro la marca?
Oh si, la Marca Tenebrosa, alguien en el Mundial de Quidditch la conjuro con la varita de Harry, y hasta ahora no saben quien fue.
De eso también me habló mi papá.
─ Calmate, Herms, mejor toma. ─le ofrecí una varita de regaliz.
─ No todo se soluciona con varitas de regaliz. ─murmuró con diversión.
─ Ponle dulce a tu vida, amargada. ─me burlé, mientras ella tomaba el dulce.
Luego de unos segundos, volvió a hablar:
─ ¿No había seguridad o...
─ De hecho, había mucha, según papá ─interrumpió Ron, hablando con la boca llena ─. Es por eso que les preocupa, sucedió bajo sus propias narices.
Levante mi mirada hacia Harry, viendo como se frotaba su frente.
─ ¿Te duele la cicatriz? ─le pregunté, frunciendo el ceño, y haciendo que Ron y Hermione también lo vieran.
Así que de inmediato Potter dejo de frotársela.
─ Estoy bien. ─aseguró.
─ Ay, ajá, y yo odio el chocolate ─señalé, para luego acercarme un poco más a él y hablar en voz bajita ─. Creo que deberías decirle a tío Sirius lo que sucedió, se por mi padre que él tiene el panorama muy por encima, pero deberías contarle los detalles. Él va a querer saber los detalles, a él le gustan los detalles.
─ Milan tiene razón, debes contarle sobre el campeonato y sobre el sueño que tuviste. ─me apoyó Hermione.
Así que él empezó a redactar una carta para Sirius, y luego de un rato, ya la estaba enviando por medio de Hedwig, su lechuza.
Él camino a Hogwarts transcurrió con normalidad, platicamos sobre las cosas que pasaron mientras estuvimos separados, sobre cual sería la sorpresa que Charlie dijo que tendríamos este año, y sobre cosas sin importancia para pasar el rato.
Cuando menos lo esperamos, ya habíamos llegado, así que bajamos del tren, siendo recibidos por el retumbar de un trueno.
Hermione envolvió a Crookshanks con su capa, y Ron hizo lo mismo con Pigwidgeon, su lechuza.
La lluvia empezó a caer rápidamente, y en gotas grandes, dejándonos completamente empapados al instante. Era como si nos lanzaran una cubeta de agua helada.
Temblé ante el frío que hacía, y arrastre como pude mi baúl.
─ Toma ─Harry me paso la jaula vacía de Hedwig ─. Te ayudo con tus cosas.
─ No, yo puedo.
─ Venga ya, vamos, dame tú baúl.
Yo termine accediendo, así que tomando la jaula de su lechuza, empecé a caminar junto a él, encaminandonos hacia Ron y Hermione, que habían ido a conseguir un carruaje vació para los cuatro.
Afortunadamente no tenemos que ir por el lago, como los de primero.
CUANDO LLEGAMOS AL CASTILLO, nuestras cosas fueron acomodadas y nos secamos con magia. Además, que él clima había mejorado considerablemente, y habíamos sido informados por nuestros jefes de casa, que debíamos bajar a recibir a las visitas.
Así que ahora estábamos en la escalinata de la entrada, esperando la llegada de la "Visita".
Ya empezaba a anochecer, la luna pálida brillaba sobre el bosque prohibido.
─ Sean quien sean las visitas, espero que vengan rápido, tengo frío y hambre. ─murmuré, colocándome entre Harry y Ron.
─ Creo que tus palabras fueron escuchadas, Milan ─dijo Hermione, apuntando con su indicó al bosque ─. Mirá por allí.
Un carruaje gigantesco paso pasaba por encima de la copa de los árboles del bosque, casi los rozaba, y a medida que se acercaba al castillo, está iluminado por las luces de este.
Como estaba más cerca, pude notas que el carruaje era de un color azul pálido y es muy grande, era más o menos del tamaño de una casa promedio.
Y además, era tirado por una docena de caballos alados de color tostado, pero con la crin y colas blancas, y para hacerle juego al carruaje, estos animales también eran gigantes.
Para esté punto, todos los alumnos habían perdido las filas y se habían amontonado para ver lo más cerca posible el carruaje.
Pero claro, esto no era todo. Segundos después, nuestra mirada fue hacia el lago. Ahora la superficie de esté no era tranquila ─como si lo era antes─, algo se agitaba en este, formando burbujas y una especie de remolino. Y cuando menos lo esperamos, algo surgió del agua, muy despacio, un asta negra empezó a salir a la luz.
La majestuosa llegada de un barco, brillando a luz de la luna. Aunque era un barco monumental y muy hermoso, también daba el aspecto fantasmal.
Me gustaba.
Finalmente, se escucho un chapoteo, y el gran barco terminó de salir del agua.
─ Son Durmstrang y Beauxbatons. ─murmuré.
Harry me miró. ─ ¿Cómo sabes?
─ ¿No viste los escudos? ─le inquirí.
─ Si, pero...
─ ¿Nunca leíste sobre las demás escuelas mágicas?
─ ¿Tú si?
─ ¿Eres amiga de Hermione? ─le cuestione.
─ Si...
─ ¿Cómo es que no te obligo a leerlo?
─ Si lo hice ─interrumpió Hermione ─. Pero él ni Ron me hacen caso cuando les digo que leer, así como no me hacen caso cuando les dije que lean el libro de Historia de la Magia.
─ Es muy aburridoooo...─soltó Ron, alargando la última "o".
─ Pero a Milan si la puedo persuadir a hacerlo.
─ ¡Hey! ─me quejé, frunciendo el ceño.
─ Pobre Mills ─murmuró Ron ─. Comparte dormitorio con Hermione, y ella recita cada pagina del libro Historia de la Magia mientras duerme.
Harry, Ron y yo reímos ante aquello, pero al parecer a Hermione no le hizo gracia para nada.
─ Mejor vayamos a ponernos las túnicas, debemos estar en el Gran Comedor en menos de una hora. ─ordenó Hermione, enlazando mi brazo con el suyo, y empezando a halar de él.
─ ¡Salvenme! ─exclamé en dirección a Ron y Harry, que se reían de las muecas que hacia cuando mi mejor amiga tiraba de mi.
Pero luego ambas nos detuvimos, al ver a Neville acercarse muy feliz, junto a una hermosa chica; una que por cierto, no he visto antes en la escuela.
─ ¡Nevi! ─chillé, zafándome de Hermione y dando saltitos hasta abrazar a Neville con una sonrisa en labios.
─ ¡Hola Milan! ─me saludó, correspondiendo al abrazo que le dí.
Luego de unos segundos, nos separamos poco a poco, entonces, Neville nos miro a los cuatro, y luego giro a ver a aquella chica que tenía al lado.
─ ¿Se acuerdan que les conté que tenía una hermana?
─ Suena muy ilegal... ─les dije a los gemelos, luego de que me contarán su idea.
─ Pensé que la pequeña Lupin era más divertida. ─interrumpió Fred.
─ Déjame terminar ─pedí ─, suena muy ilegal, pero, entró al negocio. Soy buena en pociones, podría ayudarlos a ambos con esta cosa de Sortilegios Weasley.
─ Esa es nuestra chica favorita ─alabó George ─. Además, como eres amiga de Neville, podrás pedir...
─ Alto ahí ─dije, empezando a caminar hacia el comedor, mientras me acomodaba la capa ─, no usare a Neville para sus cosas. Si ustedes quieren algo de él, se lo piden.
─ Te lo dije, George, se iba a negar.
─ Hey, ella no se negó, solo es moralmente correcta ─señalo Fred, para luego mirarme a mi ─. Milan, tú tranquila, nosotros haremos el trabajo sucio, pero se nuestra socia.
─ Acepto, sin embargo, ahora me tengo que ir antes que Hermione me saqué los ojos, y no, no es metafóricamente. ─informé, antes de acelerar mi paso.
En pocos minutos ya había llegado al Gran Comedor, donde los alumnos de las diferentes casas estaban conversando entre ellos, ya que los profesor y Dumbledore aún no llegaban.
Busque con la mirada a mis amigos, y luego me reuní con ellos, específicamente, con Ginny, que por cierto, recién llegaba.
─ Uh, Milan ─me miró con emoción ─. ¿Ya conociste a la hermana de Neville, Hazel?
─ Si, la conocí hace rato, excelente chica, es decir, no la conozco mucho, pero se ve que es buena persona. ─admití, recordando la presentación que dió mi amigo.
Hazel era de la chicas que da una buena vibra cuando la conocí, antes había escuchado un poco de ella gracias a Neville, pero hoy fue la primera vez que la vi en persona.
─ ¿Sentiste la vibra? ─se burló, soltando una pequeña risilla.
─ No te burles de la vibra, según mi padre me ayuda a conocer más a las personas.
─ Nunca me burlaría de la vibra ─aseguró, llevándose una mano al corazón ─. ¿Sabías Hazel quedó en Ravenclaw?
─ No lo sabía ─murmuré, pensé que quedaría en gryffindor ─, pero estoy feliz por ella, es una buena casa...pero tú no te ves feliz. ─señale.
─ Claro que estoy feliz, pero ella me dijo que Cho Chang le dará la bienvenida.
Yo abrí y cerré la boca un par de veces antes de volver a hablar.
─ Ginny ─llamé cuando ella empezó a buscar algo inexistente en el techo ─ ¿No le habrás dicho a Hazel que si algo pasa con Chang le ayudarías a patearle el trasero, verdad?
─ ¿Yo? ─se hizo a la desentendida ─ ¿Por quien me tomas, Milan? Yo soy una persona pacífica.
─ Ay, ajá.
─ Milan es pacífica, tú no. ─señalo Ron, sentándose al frente mío, junto a Hermione y Harry, que recién habían llegado.
Vi como Ginny le dio una mirada de enojo a su hermano, haciendo negar divertida, para luego mirar a Hermione.
─ Estoy esperándote aquí desde hace mucho tiempo, cerca de una hora. Por Merlín, Hermione, puntualidad.
─ Te vi entrar hace cinco minutos, estábamos detrás de tí. ─la castaña entrecerró los ojos, juzgandome con la mirada.
─ Te atraparon. ─se burló Harry, mientras yo buscaba algo para tirarselo a la cabeza, pero no había nada.
─ Te odio. ─le saqué la lengua.
─ Yo tambien te quiero, Milan. ─ironizó Harry.
Decidí ignorar a Potter, en su lugar, saludé a Neville con un movimiento de mano, para luego mirar al frente, ya que Dumbledore estaba a punto de iniciar la ceremonia de elección de casas para los de primero.
Así que luego de esperar por un largo tiempo la canción del Sombrero Seleccionador, y que pasara cada alumno nuevo, nos encontrábamos esperando el discurso del Director.
─ Ahora que están todos sentados, quisiera informales algo. Este castillo no sólo será su hogar esté año, si no también el de varios invitados muy especiales...─comenzó a decir, mientras el señor Argus Filch empezaba a correr por el centro del Gran Comedor, en dirección a nuestro director.
Este último se dijo algo al señor Filch, y luego regreso a lo suyo.
─...Hogwart ha sido elegido como la sede de un legendario evento ─hizo un pequeña pausa dramática ─, el Torneo de los tres magos.
Los cuchicheos no se hicieron esperar, todo el mundo empezaba hablar sobre eso.
─ Para los que no sepan, el Torneo de los tres magos ─empezó a explicar Dumbledore ─, reúne a tres escuelas para una serie de pruebas mágicas, y de cada escuela se selecciona un estudiante para competir ─levanto su indicé ─. Pero que quede claro, aquellos que sean elegidos, estarán solos. Y créanme cuando digo que este torneo no es para los asustadizos. Pero de eso hablaremos luego, por ahora, demos la bienvenida a las señoritas de la Academia de Magia de Beauxbatons y a us directora, Madame Maxine.
Las puertas del comedor de abrieron de par en par, dejando entrar a un grupo de chicas, vestidas elegantemente con lo que supongo es su uniforme, todas muy sincronizadas y con una expresión muy serena, ellas empezaron a entrar, iniciando con su danza, la cual dejaba embobados a los chicos, en especial a Ron, que suspiraba como un tonto enamorado.
Pero regresando a las chicas de Beauxbatons, ellos continuaron con su número, soltando mariposas azules desde dentro de sus capas, mientras detrás de ellas, venía Madame Maxine, que parecía del ser una semi-gigante, al igual que Hagrid, aunque no estoy muy segura de ello.
Nosotros aplaudimos cuando ellas acabaron su acto, terminando por sentarse en las bancas que estaban al lado del Gran Comedor.
─ ¡Y ahora, nuestros amigos del norte! ─vociferó Dumbledore ─ ¡Por favor reciban a los orgullosos hijos de Durmstrang, y su director, Igor Karkaroff!
Al igual que las chicas de Beauxbatons, los chicos de Durmstrang estaban haciendo una entrada impecable, piruetas y trucos con sus bastones.
Sin embargo, lo que más me llamo la atención, es que detrás de ellos, entrara Viktor Krum, un famoso jugador de Quidditch, vaya, no sabía que él aún estuviera en la escuela.
─ Miren, el Viktor Krum. ─señalo Ron con emoción, mientras los chicos de aquella escuela, empezaban a hacer trucos con fuego.
─ No le vayas a pedir matrimonio. ─bromee, molestando al pelirrojo.
Luego de aquellas entradas, Dumbledore terminó de hablar, y dió inicio al banquete.
─ ¿No comerás? ─me preguntó Neville, señalando la miga de pan que estaba en mi plato desde ya diez minutos.
─ Por su puesto que si, pero me da pena comerme a Migy, mira esa carita ─fingí tristeza al mirar al pequeño trozo de comida ─, no le puedo hacer eso.
─ ¿Le pusiste nombre a un trozo de pan?
─ Pues claro, Nevi.
─ No se porque no me sorprende.
─ Hey, yo no te dije nada cuando le cantaste a los retoños de tus plantas, dejame a mi ponerle nombre a la pequeña miga. ─defendí.
─ Ella no come porque se atasco de dulces todo el día. ─señalo Herms desde su asiento.
─ ¿Como te atreves a hacer tal acusación en mi contra? ─cuestione, llevandome la mano al pecho con dramatismo.
Al menos hasta que abrí de par en par mi boca con indignación al ver a Harry tomar a Migy y llevarsela a la boca.
─ Vivió una gran vida, no larga, pero buena vida. ─dijo Ron con falsa melancolía.
Mientras yo aún trataba de procesar la perdida.
─ Te repondras de está, Milan ─me apoyó Neville, que era de los pocos que me acompañaba en mis locuras ─. Mis más sinceras condolencias.
─ Asesino ─acusé a Harry, mientras esté solo reía.
Estuvimos así, divirtiendonos un rato, hasta que dimos por concluída la cena, aunque no era necesario que el director lo anunciara, ya que todos estaban expectantes, esperando a que explicara que era aquella cosa que habían traído y puesto al centro del Gran Comedor.
─ ¡Su atención por favor! ─llamó Dumbledore ─. Quisiera decir unas palabras, ¡La Gloria eterna! ─exclamó, captando la atención de todos ─. Es lo que le espera al estudiante que gane el Torneo de los magos. Pero para lograrlo, deberá sobrevivir a tres pruebas sumamente peligrosas.
─ Uh, fantástico. ─susurré, mientras Neville me miraba como si estuviera loca.
Tal vez lo esté, pero ese no es el punto. Las aventuras, los retos, el peligro, simplemente son parte de mi.
─...Por eso el ministerio ha decidido implementar una nueva regla, y para explicar todo esto, tenemos con nosotros al jefe del Departamento de Cooperación Mágica Internacional ─continuó nuestro Director, presentando al hombre ─, el señor Bartemius Crouch.
En eso, hubo un pequeño problema con el techo del comedor, lo cual ocasiono que alguien lanzara magia hacia él, y al darnos cuenta de quién era, los murmullos de la gente no se hicieron esperar.
Alastor Moody. Pero, ¿cómo no reconocerlo?
Tenía una característica algo terrorífica para algunos, o la mayoría a decir verdad. Uno de sus ojos es pequeño, oscuro y brillante. Sin embargo, el otro era grande y redondo como una moneda y de un azul vívido, eléctrico. El ojo azul se movía sin cesar, sin parpadear, girando para arriba y para abajo, a un lado y a otro, completamente independiente del ojo normal... y luego se quedaba en blanco, como si mirara al interior de la cabeza.
Terrorífico, pero genial.
─ ¿Alastor Moody? ¿El auror? ─preguntó Hermione perpleja.
─ ¿El cazador? ─inquirió Dean.
─ Si. ─le respondí.
─ Atrapa a magos tenebrosos. Por él las celdas de Azkaban estan llenas. ─le contó Ron a Harry ─. Dicen que está loco como una cabra, y no de la bonita manera como Milan, si no te la aterradora.
─ ¿Auch? ─sacudí levemente mi cabeza, frunciendo el ceño.
Alastor Moody se acercó con su bastón hacia el director, saludandolo con la mano, para luego beber algo de una botella de aspecto extraño.
─ ¿Qué creen que beba? ─se preguntó Hermione.
─ No sé, pero no creo que sea jugo de calabaza. ─comentó Harry.
En fin, luego de aquel episodio, por fin el señor Crouch hablo.
─ Después de un largo análisis, el Ministerio decidió que por su seguridad, a ningún estudiante menor de diecisiete años se le permitirá postular su nombre para el Torneo de los tres magos.
Lo empezaron a abuchear, nadie estaba de acuerdo con eso.
─ ¡Qué tontería! ─escuche gritar a Fred.
─ ¡Es injusto! ─exclamó George.
Pero todo se volvió un caos, los alumnos no estaban muy contentos con la noticia. Llegaron al punto en que Dumbledore tuvo que intervenir con una gran grito:
─ ¡Silencio!
Para luego tomar su varita, y conjurando un hechizo para así revelar lo que aquella cosa que habían traído antes.
Dejándonos boquiabiertos al ver el fuego azul que emanaba de aquel cáliz.
─ ¡El cáliz de fuego! ─vocifero ─. ¡Quien desee participar en el torneo, solo debe escribir su nombre en un pedazo de pergamino, y lanzarlo a la llama desde el jueves a está hora! Pero ─levanto su dedo indicé ─, piensenlo con mucho cuidado, porque si son elegidos, no hay escapatoria. En este momento, el Torneo de los tres magos, da comienzo.
ME ENCONTRABA EN LA SALA COMÚN DE GRYFFINDOR, todos le habían ido a dormir, bueno, la mayoria, Harry y yo estábamos sentados en las butacas junto al fuego, me estaba contando todo lo que sintió durante el campeonato de Quidditch, de cuando perdió la consciencia, la marca tenebrosa en el cielo, esa voz extraña, aquella familia muggle siendo humillada.
─ Hubiera querido estar ahí, hubiera ideado una forma de ayudarte aunque sea un poco. ─dije luego que lo escuche terminar su relato.
─ Sé que te hubiera gustado estar ahí, pero creo que es mejor que estuvieras con el profesor Lupin. ─admitió él, solo mirando a las llamas de la chimenea.
─ Me gusta ayudar.
─ Y te gustan las aventuras. ─giró a verme.
─ Harry, literalmente nuestros padres eran unos locos que paraban en el aula de castigos por hacer bromas y meterse en líos, ambos heredamos eso, está en nuestra sangre.
Él soltó un suspiro. ─ Me hubiera gustado conocer a papá y a mamá, no solo por historias, ¿sabes?
─ Yo también hubiera querido conocer a mi madre.
─ Al menos sabes que está viva. ─se encogió de hombros.
─ La verdad es que papá le perdió el rastro hace muchos años ─suspiré con algo de tristeza ─. Ella me abandono apenas nací.
Él quedó anonadado.
─ Lo siento.
Si, no le había contado a mis amigos sobre mi madre, si acaso se le puede llamar así, yo solo siempre ignore el tema.
─ Pero...no nos pongamos tristes, tengo a mi padre, y eso me basta. ─sonreí, levantándome, empezando a caminar hacia la habitación de chicas ─. Buenas noches, Harry.
─ Buenas noches, Milan.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro