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08

SI CHENG NUNCA SE HABÍA PUESTO A OBSERVAR PEQUEÑOS DETALLES EN SU DÍA A DÍA hasta ese momento, Yu estaba con los brillantes como dos faroles y una sonrisa cargada de amor mientras que veía a los perros y cachorros que corrían, peleaban o se perseguían la cola... porque a pesar de ser un lugar ordinario y lleno de animales, ella parecía sobresalir y verse preciosa con simplemente hacer algo tan básico como sonreír.

—¿Cómo sabes que mis animales favoritos son los perros?—susurró encantada, volteando a verlo— ¿quién te lo dijo?

Soltó aire de sus pulmones con una sonrisa y desviando la mirada a otro lado, notando dos cachorros morderse las patas y las orejas en un pequeño duelo, sabía que su opción era mentir y decir algo mucho menos vergonzoso que admitir que buscó en weibo "lugares perfectos para una primera cita" en un blog de una adolescente.

—Tenía ganas de venir aquí—respondió— además, creo que cuando nos conocimos y hablamos un poco, recuerdo que mencionaste que te gustaban los perros.

—Oh...—asintió riéndose mientras que sus ojos seguían brillando— bueno, los perros me fascinan pero mis padres nunca me dejaron tener uno.

—¿Nunca?—preguntó y ella negó— ¿y por qué?

—Bueno, mi padrastro no me dejo tener mascotas en general—respondió agachándose y acariciando uno de los perros que se acercó a olfatearla— le mentía a mi mamá con que si tenía una mascota, iban a atacarme.

—Qué excusa más tonta—rodó los ojos— es como decir que los videojuegos te vuelven violento.

—Ajá y no pude tener mascotas—tomó al cachorrito para llenarlo de besitos— hasta ahora que por fin puedo convivir con muchos muchos perritos~ —le sonrió al más alto— gracias, rango.

—Es mi deber, pecesita—respondió mientras que acariciaba la cabeza del pequeño can, quién lamía y buscaba morder su antebrazo— ven conmigo, iré a avisar de nuestra reserva.

Caminaron hasta el mesón, dónde se veía que estaban nerviosos debido a algún problema, donde Yu escuchó "hace dos días se perdió uno de los perros" y "tengo miedo de que se haya perdido porque era pequeño", haciéndola fruncir sus labios con preocupación, hasta que una lamida la distrajo, haciéndole reír y volver a llenar al pequeño de besitos.

—Buenas noches, ¿tiene reserva?—preguntó la joven tras la caja registradora tratando de no mostrarse muy nerviosa.

—Si, a nombre de Lu Si Cheng—habló el chico— llamé esta mañana.

—Si, ahorita le indicamos su mesa—sonrió la chica, indicándole a un joven que debía mostrarle la mesa.

La fémina bajó al cachorrito y este apenas tocó el suelo comenzó a llorar y a ladrarle para que lo tomara de nuevo, riéndose suavemente mientras que volvía a tomarlo.

CHENG LE HABÍA CORRIDO LA SILLA A YU Y LE HABÍA AYUDADO CON SU BOLSA PARA DEJARLA EN EL RESPALDO, además de ayudarla a correrse para adelante apenas se sentó usando la excusa de "tienes al cachorro encima", cuando realmente quería servirle e incluso, estaba seguro que si ella le pedía gatear tras ella como un perro lo haría... o bueno, realmente no, pero se valía soñar, ¿no?.

—Entonces, ¿qué te gustaría tomar?—preguntó mirando la carta.

—Un puppyccino—indicó con una risita— me encanta que algunas cosas tengan nombres referentes a perros, ¿a ti no?

—Realmente me parece... divertido—buscó una expresión correcta, ganándose una mirada extraña de la fémina— ¿qué?

—Nadie dice que los nombres son divertidos—comentó graciosa— pero esta bien, ¿tú que vas a pedir?

—Lo mismo—siguió indagando en la carta— ¿alguna vez viste Scooby-Doo?

—Era mi caricatura favorita—admitió— ¿viste las scooby galletas?, realmente se ven apetecibles.

—Bueno, me gustan más los scooby macaroon's—soltó con una sonrisa— bueno, todo me gusta...

—¿Quieres pedir de todo un poco?, yo invito—sonrió guiñándole un ojo.

—No no, realmente es mucho y...

Cuando llegó el mesero, Cheng sonrió mientras que le indicaba al chico que pedirían de todo un poco según las recomendaciones de los cocineros junto los capuchinos, ganándose una mirada de reproche de la chica.

—Es demasiado, ¿Qué haremos con tanto?

—Podemos tener un picnic nocturno en unas horas—comentó mientras que acariciaba un perro que llegó a su lado— ¿no lo pensaste de esa manera?

—¿Picnic nocturno?—ladeó la cabeza como un perrito, haciendo al chico reír— ¿eso es posible?

—No lo sé,  ¿quieres intentarlo?—alzó una ceja— podemos ver las estrellas, creo que hoy hay lluvia de meteoritos.

—¿Si?—preguntó encantada con la idea— ¿cómo es qué sigues solo, Cheng?

—Bueno, creo que tengo altas expectativas—sonrió— ¿ya viste cuál era mi tipo?

—No, no lo he visto—negó mintiendo, sonriendo inocente— ¿cuál es?

—Siempre me han parecido las mujeres que juegan mejor que yo atractivas, sobre todo cuando ganan—se encogió de hombros, viendo como el chico se acercaba con múltiples postres— ¿cuál es tu tipo de hombre?

—Me gustan los inteligentes y con buen corazón—admitió mirando como en la crema había una cara de perrito— alguien con quién poder jugar y que no deprima si gano.

SE HABÍAN COMIDO LOS POSTRES ENTRE AMBOS, COMPARTIENDO CADA UNO HACIENDO LA TÍPICA DIVISIÓN de mitad y mitad, incluso, habían jugando con los perros y el cachorro de siberiano no dejaba de seguirla y lloriquear para que Yu le levantará o le prestara atención.

Cheng sonreía mientras jugaba con los más grandes en el patio que tenían tras la cafetería y Yu estaba en el pasto sintético con los cachorros, hasta que decidió levantarse para acercarse trotando a Cheng para también jugar con los otros perros, siendo empujada a unos pasos ante la emoción de un golden retriever que iba directo a ella para jugar, haciéndola trastabillar y caer sobre el Cheng, donde por instinto este le abrazó por la cintura. Ambos se miraron fijamente con los ojos bien abiertos cuando sus labios se habían conectado como imanes en la caída.

—Lo siento—comentó ella saliendo de arriba del cuerpo de Cheng y levantándose mientras que retrocedía a pasos torpes.

—Oh no pasa nada..—negó de la misma manera mientras se sentaba, tocando su nuca debido al golpe— el suelo es... blando.

—Si, el pasto sintético es de lo mejor... debe haber abajo arena o algo—respondió tragando saliva— iré a... ver los cachorros de nuevo.

—Si si...—asintió mientras que el mismo golden llegó a lamer su mejilla.

EL AMBIENTE ENTRE AMBOS ERA BASTANTE EXTRAÑO PERO NO INCÓMODO, ERA COMO SI ESE beso torpe cambiara por completo el juego de Cheng y las estrategias de Yu, volviéndolos adolescentes.

—¿Quieres volver ya a casa?—Chessman preguntó cuando la vio bajar nuevamente el cachorro al suelo— podemos volver otro día.

—Esta bien, adiós bonito—le hizo cariño en la cabeza y se levantó— gracias por todo.

—No te preocupes—negó restándole un poco de importancia al asunto, dándole su bolsa y tomando su chaqueta de la silla.

Cuando se acercaron a la puerta, el siberiano pequeño comenzó a ladrar y a gruñirle a Si Cheng, haciendo reír a la gente a cargo del lugar.

—Se que no podemos hacer esto...—una de las meseras se acercó y tomó al cachorro— pero si te vas, va a sufrir mucho.

—Oh no puedo llevarlo...—negó apenada, como si estuviera cometiendo un delito— no se si pueda tenerlo en casa.

Cheng miró al cachorro y luego a Yu, quién había salido de la cafetería y el pequeño comenzó a lloriquear y removerse en los brazos de la chica— volveré más tarde por el, ¿si?

Salió de la cafetería pasando una mano por su rostro mientras que pensaba en la locura que iba a cometer, sobre todo porque nadie pareciera tan importante como para volver por un simple perro.

—¿Estás bien?—le preguntó colocándole su chaqueta sobre los hombros cuando la vio junto al auto— ¿quieres que vaya a por él?

—¿Puedes llevarme a casa?—pidió, ignorando completamente la pregunta— siento que si sigo aquí lloraré—hizo un puchero ante el lloriqueo del animal dentro de la cafetería.

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