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Un dia

Rojo, verde, rojo, verde, que curiosa distribución para los libros, me pregunto si habrá sido a propósito

Eso pensaba mientras contaba los libros que tenía en la estantería del frente para matar el rato. Llevaba más de una hora sentada en el suelo de la biblioteca de la escuela, en una de las esquinas más alejadas de la puerta. Mi mochila y la de Soobin se encontraban a mi izquierda, entre la pared y mi cuerpo, mientras que del otro lado Soobin estaba recostado usando mis piernas como almohada. Se lo veía relajado y tranquilo, con su pecho subiendo y bajando lentamente, sus ojos estaban cerrados y observe con preocupación lo marcadas que tenía las ojeras y lo pálido que se encontraba, tenía un aspecto casi de enfermo. Suspire recordando que yo no me encontraba tan diferente, mis ojeras también estaban ahí, pero atenuadas por una capa de maquillaje.

No quería pensar en eso, así que me concentré en él, en el ritmo de su respiración y la expresión tan relajada que tenía en su rostro, no era habitual, solo cuando dormía. Me encantaba, lastima que aquella expresión se viera opacada por un reluciente moretón en el pómulo izquierdo junto con un tajo poco profundo en el medio. Por otro lado su labio tenía en la esquina una costra de una vieja herida que no sanaba ya que no dejaba de abrirse por algún golpe, su ceja estaba mejor y casi no se notaba la herida, pero yo la sentía cuando acariciaba su rostro y el corazón me dolía al pensar en que eso era producto de una golpiza. Lo acaricie lo más delicado posible, pero un ruido hizo que me sobresaltara y el movimiento lo despertó. Mi vista viajó con urgencia en la dirección de donde provenía el ruido, una puerta que se azotaba, no podía ver quien era desde mi lugar, pero escuche a la bibliotecaria hablar (seguramente reprendiendolo), luego pasos, una silla arrastrándose y por ultimo un suspiro exagerado.

Silencio.

Permanecí alerta por si era necesario salir corriendo nuevamente. Observe el pasillo que se encontraba a mi derecha con preocupacion y senti como Soobin se tensaba, lo mire de reojo y estaba con la vista clavada en mi pregntandome en silencio “¿que ocurre?”, le sonrei levemente para que se calmara y pose mi mano en su mejilla mientras me inclinaba para que me viera mejor, mi cabellos negro callo hacia adelante tapandome el rostro para cualquiera menos el. Poco a poco se destenso y apoyó su mano sobre la mía regalándome una pequeña caricia. Sonrió.

—¿No pudiste dormir anoche? —pregunte en un susurrando, no solo debido al lugar, si no también porque no quería que nadie nos escuchara.

— Llevo varios días sin dormir bien, mi padre no me lo permite — la sonrisa se borró de su rostro —, y el trabajo y la escuela consumen la poca energía que tengo.

Soobin trabaja medio tiempo en una tienda de conveniencia cerca de su casa, aunque debido a la escuela siempre es en el turno de tarde noche. Los fines de semana hace turno nocturno y duerme durante el día, siendo quizás las únicas veces que puede descansar, ya que los días de semana, si bien llega a casa para descansar, el estado de su padre hace que este se despierte generalmente gritando o su estado de sonambulismo hace que camine por la casa y rompa cosas. En general es un estado que con medicación debería atenuarse o desaparecer, pero en su caso cada cierta cantidad de tiempo vuelve y revoluciona toda la casa. Según se él los llama terrores nocturnos y a veces pesadillas.

—¿Te gustaría quedarte esta noche en mi casa?

—¿Puedo?i

—Si —me rei ante lo estupido de la pregunta—, te acompaño en el trabajo y después volvemos juntos a mi casa.

Mi hogar, si es que lo puedo llamar así, es otra historia, me adoptaron hace dos años para cumplir el rol de cuidadora de una hermana de mi madre adoptiva, Park Junghee.

Ella misma me explicó esto el día que me eligió en el orfanato, tenía 15 años, ya no había prácticamente esperanzas de que me adoptaran así que era mi única oportunidad de salir de ahí. Solo tenía que cuidar a una señora y ellos me darían un techo, comida y educación en una escuela más prestigiosa. En su momento me pregunté el porqué específicamente buscaban que una adolescente cuidara a alguien, especialmente si esta persona requiere de cuidados especiales, pero no tardó en llegar la respuesta, acompañada de un tono monótono y desprovisto de emoción: quieren la herencia. Junghee era la menor de cinco hermanas, la primera había estado casada con alguien de un buen nivel económico y al morir dejó todo a su mujer, ahora ella estando en sus últimos días, producto de un cuadro que no me interesó investigar, buscaba compañía de alguien, que la cuidara y acompañará en sus últimos días, a cambio entregaría todo a esa persona. 

Esta pareja quería esa herencia, pero no querían cuidar de ella y a su vez KIm Yooah no quería ser cuidada por cualquier persona, quería alguien de la familia, alguien en quien pudiera confiar.

El trato era simple, ellos serán mi familia, incluso después de la muerte de Yooah, y a cambio yo les entregaba la herencia. Acepte sin dudarlo y hasta el dia de hoy no me arrepiento, lo unico que queria era dejar ese lugar, desde los 6 años que vivo ahi y mi principal sueño era irme. No voy a negar que fue algo deprimente notar que esta pareja no tenía interés en mi en lo más mínimo, solo se cercioraba que cuidara a Yooah, la cual por alguna razón me quería y admito que también llegue a tenerle cariño, al punto que su partida si me dolio. El dia de la lectura del testamento dejó una carta donde  nos enteramos que ella estaba al tanto del plan de su hermana, pero que se sentía tan sola que no dijo nada, me agradeció por todo e incluyo una nueva clausura en donde una parte de la herencia era solo para mi y podía ser reclamada cuando cumpliera la mayoría de edad y ellos dejaran de ser mis tutores, lo demás estaba en manos de ellos siempre y cuando me siguieran teniendo como hija. 

A ellos no les molesto ya que estaba en el trato y yo me sentí satisfecha ya que gane más de lo que esperaba. 

—Hoy no trabajo, pedí vacaciones para poder descansar, además tengo que llevar a mi padre al psiquiatra para el control y ver porque volvieron los síntomas —bostezo al terminar la frase y volvió a cerrar los ojos. —Estoy tan cansado de todo.

—¿No puede llevarlo tu tío?

—No, está ocupado esa semana, además ya bastante hace por nosotros ayudándonos con los gastos médicos, lo mínimo que puedo hacer es hacerme cargo de lo demás.

Pese a que tanto Soobin como su padre trabajaban no era suficiente para mantener la casa y cubrir los gastos de los medicamentos y controles, por eso a veces el hermano menor de su padre los ayudaba en lo que podía. 

Por mi parte también solía trabajar medio tiempo en una tienda de convivencia en un mejor barrio que este, pero renuncié el día que uno de mis compañeros de turno comenzó a acosarme. Soobin le rompió la nariz cuando se enteró y casi recibe una denuncia por esto. Después de esto quise tomarme un tiempo antes de volver a buscar un trabajo, además seguramente lo necesite ya que con la herencia mis padres adoptivos planeaban irse de aquí, pero no quiero alejarme de Soobin. Dudo que les importe que me quedé, pero el departamento donde vivimos no es de ellos y sola no puedo cubrir los gastos de ese lugar así que veré a dónde puedo irme.

Suspire al tiempo que cerraba mis ojos y apoyaba mi cabeza en la pared a mi espalda. La vida podría llegar a ser una verdadera mierda, aunque también podría ser peor.

—¿Volviste a tener pesadillas? —aquella pregunta ya era habitual escucharla y me resultaba deprimente darme cuenta que mucha gente a su alrededor padece problemas para dormir. 

Es casi irónico.

—Si, pero es normal en esta época, dentro de unos días se cumple otro año de su muerte. —no quise mirarlo, decir aquello aún me afectaba, me dolía recordar lo que perdí.

—¿Quiere que te acompañe para que los visites?

Lo pensé un momento antes de responder. Hacía menos de un año que estábamos juntos y nunca lo había llevado a que mis padres lo conozcan. Nunca llevaba a nadie cuando los visitaba. 

—Si, me encantaría — sonreí para mi misma al imaginarme que hubieran pensado mis padres de él si lo hubieran conocido. —De seguir aquí se habrían llevado bien.  

Yo si llegue a conocer a mis padres, desgraciadamente no por mucho tiempo, pero sí lo suficiente como para crear recuerdos que me hicieran extrañarlos o que me dieran una pauta para saber que era una verdadera familia, el significado de un hogar. Justamente por eso es que pese a tener dos personas en casa no puedo considerarlo un hogar o decir que tengo una familia. 

Mi familia, mis padres biologicos, yo los amaba y ellos a mi. Lamentablemente no tengo nada de ellos que me haga compañía a excepción de mis recuerdos… pero esos mismos son los que dan origen a mis peores pesadillas. A veces mi mente se empeña en hacerme revivir el accidente y la imagen de mis padres sin vida. No quise pensar en ellos así que me concentré en otra cosa y acabé durmiendo.

¿Qué hora era?

Me sentía aturdida por haberme despertado al sentir mi teléfono vibrar en el bolsillo de mi pantalón, llevaba el uniforme de educación física ya que había manchado mi otro uniforme en el almuerzo. Era un mensaje de Sunny, una de las pocas amigas que hice en el orfanato y con la cual mantengo contacto, contándome sobre un nuevo chisme, al parecer un nuevo chico había sido transferido por mal comportamiento y resultó ser hermoso (por lo menos en palabras de ella) y me estaba mandando una foto para que lo conociera.

Era lindo, pero me preocupaba el tipo de carácter que podría llegar a tener. Era normal los problemas entre los chicos en estás instituciones, pero llegar al punto de una transferencia implica que algo grave había pasado. Se lo dije, pero conociéndola me ignorará e intentara acercarse a este chico (despues de todo se notaba que tenia interes). Compartimos algunos mensajes y acorde en ir a visitarla a ella y Moonbyul el próximo viernes. 

Sunny, a diferencia mía y Moonbyul, nunca conoció a sus padres, según me contaron sus padres la abandonaron en una estación de bomberos y de ahí fue trasladada al orfanato. Cuando cumplió los 6 años llegué yo y no volvimos amigas ya que compartimos no solo la edad, si no también clases. Cuando cumplimos los 10 llegó Moonbyul. Recuerdo la expresión de tristeza al llegar a ese lugar, descubrí que su madre había muerto hace un año por una enfermedad y su padre se suicidó al año x la tristeza. Los poco familiares que tenía con vida no quisieron hacerse cargo y pasó a manos del estado.

Moonbyul y yo tenias algo en común que nos llevó a unirnos, sabíamos lo que era tener una familia y esa sensación de desesperanza que te lleva cuando entiendes que nunca la recuperarás. Esto era algo que Sunny no entendía, pero gracias a eso era lo que era, alegre, con esperanza y una visión positiva del futuro. Las tres nos hicimos inseparables, hicimos de ese lugar horrible más ameno, pero siempre soñando con salir de ahí, quizás incluso vivir juntas.

Observe con atención la hora y me sorprendí de lo tarde que era, ya la mayoría de los clubes habían finalizado sus actividades,  igual que algunos deportes, lo que significa que ellos debieron haberse marchado. Desperté a Soobin y este me sonrió casi cerrando de nuevo sus ojos con la intención de seguir durmiendo. No se lo permití y efectivamente no le gusto nada, se quejó cuando me moví para levantarme y unos segundos después él me siguió. Tomamos nuestras cosas y luego de escuchar como gruñía su estómago por el hambre nos fuimos (no sin antes saludar a la bibliotecaria que nunca nos echaba de ahí, pese a que nunca sacamos un libro).

Soobin tomó mi mano mientras caminábamos por los pasillos desiertos de la escuela. La biblioteca estaba prácticamente en la parte trasera así que teníamos que cruzar todo el edificio para llegar a la puerta principal, pero en este punto ya no nos importaba, estábamos agotados. Suspire y, debido al silencio que nos envolvía, sonó aún más fuerte de lo que esperaba. Admito que me asuste, pero no tarde en relajarme al notar que efectivamente no quedaba nadie. Ellos no estaban.

Iba caminando un poco por detrás de Soobin y no pude evitar notar que había ganado un poco de musculo, eso sumado a su altura le daba una apariencia mucho más amenazante, aunque a la vista de muchos siguiera siendo un poco escuálido, pero era debido a lo alto que era. Este dato en un hombre es bueno, pero yo que resultó ser un tanto más alta de lo normal me resta atractivo, aunque a Soobin no parece importarle.

Sigues siendo más baja que él, por eso. 

Quizá, no sé, igualmente no me quejo porque fue justo ese rasgos el que hizo que me adoptaran. Los park querían a alguien que no solo hicieran compañía a Yooha si no también pudiera cuidarla o incluso trasladarla, yo entraba en esta categoría, era joven y de contextura chica pero la altura me daba una apariencia más fuerte y resistente (y efectivamente lo fui, porque no tuve problemas en moverla o ayudarla). Por otro lado soy consciente que de haber buscado a un chico no se les habría complicado adoptar a alguien con esas características… nunca me dijeron porque buscaban una chica y dudo que alguna vez me lo cuenten. 

De todas formas ya no importa.

—¿Tu padre no tendrá problemas en que no vayas esta noche a casa?

—No me importa —dijo de forma tajante y seco. Rara vez respondía de esa manera.

En otra situación le hubiera dicho que no fuera tan malo con su padre, que no lo hace a propósito, pero en ese caso estaría hablando la parte de mi que quisiera tener un padre, incluso aunque eso significaba no poder dormir. La yo que había escuchado aquello y no dijo nada era la que buscaba que Soobin fuera feliz, la que se preocupaba por su salud y la que buscaba cuidarlo de la forma que nunca lo cuidaron en casa. Yo se que el quiere a su padre, pero también sé que es un adolescente y que no tendría porque estar cargando con esas responsabilidades.

Quiero que Soobin sea feliz. Que Sunny y Moonbyul sean felices. Yo quiero ser feliz…

Una vez fuera de la escuela, saqué mis auriculares y le pase uno a él antes de darle play a la música, algo que nos distrajera del pesado día que habíamos tenido. De mi parte no solo vengo arrastrando la falta de sueño si no también que desaprobé dos exámenes, culpa en parte de la falta de sueño y de que no pude estudiar como debiera, me robaron los apuntes hace más de una semana y recién hoy aparecieron… tachados y mojados. Soobin se sentía culpable por esto, sabía que era por él que me molestaban, pero no me importaba, además él estaba en peores condiciones. Hoy quizás no lo golpearon pero le robaron el cambio de ropa que tenía en el baño después de gimnasia. Cuando me di cuenta que no volvía al salón fui a buscarlo en los baños y al encontrarlo, bueno, no pude evitar reírme, luego fui a buscar mi uniforme de gimnasia y se lo pase, quizás era un poco justo para él pero era mejor que andar desnudo por ahí.

Aunque no es una vista que desagrade.

Me gustaría decir que acaba aqui  pero en ese momento entro alguien a limpiar los vestidores de los chicos y acabé metida en un rincón de las duchas con él. En este punto yo estaba tensa, pero parece que a Soobin esto no le molestaba, al contrario, parece que le mejoró un poco el día el estar así y jugar conmigo. 

Que no se repita más ahí.

—Beomgyu me dijo de juntarnos en su casa el sábado, pero le dije que esta vez no podía.

—¿Por qué? Pensé que te gustaba pasar tiempo con él.

El era amigo de Soobin desde la escuela primaria, desgraciadamente en secundaria cada uno eligió una escuela diferente y acabaron separados, aunque su amistad perdura, junto con otro cuatri chicos más. Es bueno que los tenga, quizás sean sus únicos amigos pero es lo que él necesita,  en nuestro salón (y en cualquier de los otros grupos) no hay nadie que quiera estar con él, ya que ser su amigo representa ser el foco de bullying de Jeong Yun-o. De él no hay mucho que pueda decir, un estupido de apariencia estereotipada e insulsa que tiene un grupo de amigos sin neuronas que hacen todo lo que quiera él simplemente porque tiene dinero y su madre es directora de la escuela 

Aunque no es poca cosa.

—Los vi no hace mucho —sonrió — además ¿no me habías invitado a pasar el fin de semana contigo? ¿Te quieres desaser de mi? —dijo con gracia ante mi cara de desconcierto y luego me acordé —. ¿En serio no te acuerdas?

—Si, perdón, creo que no estoy muy atenta. Ellos se van mañana a la tarde y vuelven el domingo a la noche.

Es verdad, me había olvidado de eso, el viernes a la noche ellos se iban a unas mini vacaciones por su aniversario de casados, creo que era un lugar de aguas termales o algo así. Cuando se lo conté estaba la posibilidad de que él se quedara conmigo, parece que esto es una confirmación.

—Genial, llevaré unos camb…

—¿Pero qué va a pasar con tu papá? —lo interrumpí 

—Mi tío va a quedarse con él, se lo pedí ayer, por eso yo me hago cargo de él en la semana. Y lo de hoy… estos días fueron más pesadillas así que dudo que sea sonámbulo, que es donde más uno debe tener cuidado, más después de lo que pasó.

Luego comentó que su tío tenía intenciones de mudarse con ellos después de ver lo abatido que estaba Soobin. Este tío en cuestión es el hermano del medio en una familia de tres, nunca se casó y nunca le molesto tener que ayudar a su hermano mayor, no así el menor, que era más distante con ellos. 

—Podemos ver una película el sábado en casa o algún anime, hubo varios estrenos esta semana —dije una vez finalizado el tema para alegrarlo o darle el gusto, no soy fan de los animes (prefiero los mangas), pero él los ama y eso es suficiente para mi.

— Me gusta la idea del anime —sonrió más ampliamente al punto que pude notar sus dos dientes del frente que le daban un aspecto de conejo.

Sonreí ante la idea. Detesta que le diga que se parece a un conejo, incluso si es con cariño. Igualmente lo único que le da una apariencia tierna es su sonrisa, por el detalle de los dientes y por como achica sus ojos al hacerlo, todo lo demás es más imponente incluso pese a no tener músculos como tal o tener rasgos suaves. Esto es porque siempre estaba serio y por eso a veces daba un poco de miedo, los alumnos más chicos a veces lo miraban con recelo y con cuidado.  

Por mi parte no había mucho que resaltar, rasgos suaves, femeninos, mi tez no era del todo blanca, incluso cuidándome del sol tenía cierto dorado en la piel, ojos grandes y labios finos. En contextura era delgada, alta, pero tenía la suficiente cadera como para que se me tildara de gorda de todas formas. No era fea en sí pero no era lo que muchos buscaban.

Paseamos por el barrio, descansamos en un parque, y cuando decidimos que era lo suficientemente tarde pasamos por la tienda de conveniencia donde Soobin trabajaba y mientras él charlaba con el chico que estaba de turno yo compre unos ramens y unas cosas que necesitaba. Volvimos a casa a eso de las 8, Junghee estaba en la cocina lavando los platos, mientras que Dohyun estaba en la sala viendo la tele. Mi casa era lo justo y necesario para tres personas, dos habitaciones y un baño, el resto era un espacio rectangular donde se encontraba la cocina-comedor y separada por un estante con plantas pero sin fondo, la sala con un escritorio que el señor Park usaba cuando trabajaba en casa. 

Entramos y dejamos nuestros zapatos en el recibidor, salude en general, igual que Soobin y nos dirigimos  al pasillo que estaba entre lo que sería la sala y el comedor, donde había dos puertas enfrentadas, el baño y mi habitación, y al finals del pasillo estaba el cuarto del señor y la señora Park.

Park.

Cada vez que los veos y recuerdo el tipo de… vinculo (si se puede llamar así) que tenemos soy más consciente de lo que perdí, de lo que estraño y de lo que anhelo. Me dolió cambiar mi apellido, pasar de Jun Seoyun a Park Seoyun, en su momento lo sentí como abandonar del todo a mis padres, era lo único que me quedaba y a la vez me ataba al pasado y a todo aquello me hacía sentir mal. Fue difícil pero lo acepte, hoy en dia puedo recordar con cariño lo que vivi y pese a que aún duele nada me impide poder reconocer que tengo mucho por vivir. 

—Nuca voy a terminar de acostumbrarme a entrar como si nada en tu casa —dijo una vez que cerré la puerta de mi cuarto, tiró su mochila a un rincón y se acostó en mi cama boca abajo. —Nos saludaron como si nada, soy tu novio y me dejan dormir contigo — fue dificil entender esto último ya que su voz fue amortiguada por una almohada, pero entendi el punto.

Pese a no tener una familia tipo, ni normal, para él el trato que recibo de  aquella pareja es totalmente inaceptable. Le resulta impresionante la falta de atención por parte de esta gente y al principio le molestaba, me vivía diciendo que se supone que ellos deberían cuidarme. Las pocas veces que el acoso escolar que recibía llegaba a lo físico, Soobin se sorprendía que los Parks no reaccionaban, solo me miraban y lo dejaban pasar como si nada. Para mí era el paraíso, para él un infierno. Quizás esto era si porque recientemente en su casa pasaba lo mismo, su padre no siempre le presta atención y a medida que pasa el tiempo se va distancia cada vez más de él.

Esta viviendo lo que yo vivi, pero más lento y teniendo a la persona a su lado.   . 

—Ellos no querían hijos, menos una mujer, sabes que solo estoy aquí por un golpe de suerte —tiré mis cosas por ahi y me senté en el escritorio frente a mi cama —. No te puede sorprender que no me presten atención.

— Gracias a una herencia querrás decir, ¿en serio esto es mejor que el orfanato? 

—Sí, mil veces mejor —no dude al decir esto.

De no haber valido la pena nunca hubiera renunciado a lo poco que tenía, definitivamente aquí estaba ganando. Por ejemplo el tema de la privacidad, el tener mi propio cuarto, incluso siendo pequeño era mío. Una cama y frente a este un escritorio, al lado un pequeño librero con varios mangas y libro, cajas con pertenencias que fui recolectando con los años, un armario para mi ropa (ropa nueva, no usada y gastada al punto que debíamos enmendarla) y un piano eléctrico que le perteneció a mi falsa tía y pasó a mi.

 En el orfanato no tenia todo esto, teníamos un dormitorio general para las chicas y otro para los chicos, la ropa es de donaciones en su mayoría, a no ser que gastaras el ṕequeño importe que te daban para “diversión” en ropa. Los baños también eran para compartir, como los del colegio. Y lo peor de todo era el trato, me hubiera gustado decir que simplemente nos ignoraban, como lo hacias los Park conmigo, pero no, cualquier cosa que no les gustara implicaba un castigo, si venían de mal humor muchos de los directivos se desquitaban con nosotros dándonos tareas poco apropiada para niños y pobre de ti si fallabas.  

—El dia que estes lista quisiera saber que pasaba realmente en ese lugar para que esto sea mejor.

Definitivamente no ha tenido malas experiencias como para creer que es imposible que haya algo peor. 

No hace falta contestar, sabía que cuando llegara el momento le diría todo, por el momento cada uno se limitó a lo suyo. Él se había acomodado y cerró los ojo para descansar un rato mientras yo buscaba información en mi computadora para un informe que tenía que entregar el lunes y así conseguir algunos puntos para compensar los exámenes fallidos. No se cuanto tiempo estuvimos así, pero cuando sentí la puerta al final del pasillo cerrarse deje de escribir y observe las luces de la ciudad a través de la ventana que tenía a mi derecha. Suspire y desperté a Soobin para que se duchara y cambiará ese uniforme sucio por algo de ropa limpia (una simple camiseta blanca y un pantalón gris de algodón que tenía aquí). Luego hice lo mismo, aunque recibí una queja de su parte, ya que según él podríamos haberlo hecho juntos (la incomodidad y la vergüenza son cosas que van y vienen, me niego a hacer eso aquí con los Parks durmiendo… bueno me niego a hacerlo hoy).

La ducha me había relajado más de lo que esperaba, no tenía ganas ni de hervir el agua para el ramen, pero Soobin preparo todo mientras estaba yo en el baño, asi que sali y comenzamos a comer en silencio en el comedor.  Me hubiera gustado cocinar algo más elaborado para él, ingredientes había de sobra en la casa, pero no estaba de ánimo, aunque comencé a sopesar la posibilidad de hacerlo ya que lo veía comer como un animal. 

—Mi madre me escribió preguntando cómo estaba —mencionó sin emoción alguna antes de llenar la boca de fideos nuevamente como si fuera el primer plato de comida que probó en meses.

El no estaba comiendo por hambre, estaba ahogando el rencor y el dolor con comida. 

Lo observé con atención. La madre de Soobin era todo un personaje y el detonante para los actuales problemas mentales del padre… así como el motivo por el cual lo acosan en la escuela. Suena duro decirlo así, pero es la verdad, ella engañó a su marido durante años y cuando este lo descubrió desencadenó un cuadro depresivo y los episodios de parasonia que actualmente son los que más problemas trae a Soobin (bueno la depresión tampoco es fácil de lidiar, pero la medicación y el tratamiento ayudan). Nunca mejoró y a medida que pasa el tiempo su padre se va distanciando de él, ya casi no hablan a no ser que Soobin lo busque y tampoco son grandes charlas. Obviamente están divorciados y Soobin eligió quedarse con su padre (aunque su madre no hizo mucho para que cambiara de opinión). Luego de esto la madre de Soobin fue a vivir con su amante, un hombre casado con dos hijos que abandonó a su mujer por irse con ella. Aquí está la cereza del pastel, uno de sus hijos es Jeong Yun-o, el bully y su madre la directora de la escuela donde estudiamos.

Esto no hace las cosas fáciles para él, pero tampoco puede cambiarse de escuela, está cerca, lo cual es bueno por si pasa algo, pero a la vez le ahorra el tener que gastar en transporte. Según él no va a dejar que las acciones de su madre le compliquen la vida. 

Soobin odia a su madre, por lo que hizo y por haberlo abandonado. Ahora manda un mensaje, pero a eso se limitan sus intentos de acercamiento. Nunca pregunta por su ex marido, las pocas veces que Soobin le respondía eran charlas banales, nunca pedía verlo, ni tampoco lo ayudaba.  En una sola oportunidad él le pidió dinero, estaba desesperado al ṕunto de tragarse su orgullo por necesidad. Ella no lo ayudó, incluso teniendo los ingresos le dijo que no podía porque el dinero era de su marido, no de ella. 

La odio, tanto como él la odia. 

No termine de comer, ya no tenía hambre y al mirar de soslayo note que Soobin tampoco estaba comiendo, su mirada estaba perdida en el plato que tenía al frente y que aún no había terminado. 

Estaba llorando.

Hace unos años esto me habría preocupado o sorprendido, hoy me parece algo normal e incluso sano que el pueda simplemente descargarse por lo que está pasando y me alegra saber que se siente cómodo conmigo para poder hacerlo. En total silencio y sin mirarlo realmente, tomé su mano y él la apretó la mía en respuesta.

Recogimos y limpiamos todo, no había mucho que decir y creo que él no estaba en condiciones de hacerlo, sin embargo había algo que quería hacer. Antes de retirarnos lo acerque a mi y lo abrace, no se sobresaltó ni reaccionó en sí, pero unos minutos después sus brazos rodearon mi cinturón y me acercaron a él para estrecharme contra su cuerpo. Podía sentir su respiración en el hueco que había en mi cuello, donde él había hundido su rostro para entregarse totalmente a ese abrazo.

Él lo necesitaba y yo también.

Ninguno de los dos es tan fatalista como para hundirse en la desgracia, sabíamos que esto era temporal, que había cosas peores, que aún quedaban cosas por hacer para que todo mejore… pero estábamos agotados y, por lo menos de mi parte, no tenía el ánimo para pelear contra el sentimiento de tristeza y desesperanza que tenía. Y creo que él tampoco lo estaba haciendo.

Lentamente él separó su rostro de mi cuerpo para que pueda verlo y me beso en los labios. Un beso corto, tierno, delicado, del tipo que hace que tu corazón palpite un poco más rápido y sientas el calor que va creciendo en el pecho. Cerré mis ojos cuando se separó y pude sentir su frente contra la mía, un gesto que me encantaba.

Ojala nunca se separara de mi. Quiero más.

Este tipo de pensamientos aún me asustaban, incluso ya llevaba un tiempo con él, aún no me acostumbro, es más, antes odiaba tenerlos. Y no me malinterpreten, actualmente estoy feliz de poder estar con Soobin, pero estos pensamientos al principio no me gustaban porque lo que menos quería en la vida era enamorarme, sentía que complicaba las cosas… y además me ponía incomoda o me sentia ridicula, no se, era extraño, hoy en dia ya no me siento asi, pero siguen sorprendiendome los pensamientos.

Dios mío a veces rozó lo tóxico… o lo obsesivo

—¿En qué estás pensando? —susurro tan bajo que si no fuera porque estaba prácticamente pegada a él no lo hubiera escuchado.

—En lo mucho que te quiero — abrí mis ojos y lo vi sonreír levemente. Aún seguíamos en la cocina, estábamos en la oscuridad, iluminados por las luces que entraban por el ventanal de la sala, pese a esto lo veía perfectamente.

Su sonrisa me parecía preciosa y no me resistí a conseguir otro beso, uno más largo, que fue correspondido al instante. 

Un beso. Pensar que para ambos fue todo un desafío llegar a como estamos ahora. Cuando conocí a Soobin él era el marginado de la clase, nadie quería mantener un vínculo con él y arriesgarse a convertirse en el segundo objetivo de Jeong Yun-o. En cierta forma Soobin agradeció esta soledad, ya que no tenía que agregar el sentimiento de culpa a su lista de preocupaciones.

En este contexto llego yo al salón, sin conocimiento de la dinámica de ese grupo o las jerarquías, lo único que sabía es que mi asiento estaba al lado de este chico alto y serio, lleno de moretones y heridas. Sentí curiosidad, pero no la suficiente como para entablar una conversación.

Además tampoco era tu problema.

Si bueno, no era mi problema y obviamente prefería que fuera así. Las primeras semanas no socializaba mucho en general, hasta que una de las chicas me pidió ayuda con algo y le caí en gracia, poco a poco me integro en su grupo y eso fue agradable. Pasaron unos meses y en Historia debíamos hacer un proyecto en grupo, el profesor armó las parejas y a mi me tocó con Soobin. Aquí fue donde comenzamos a relacionarnos.  

Hablar con él era fácil, teníamos algunas cosas en común y disfrutaba de su compañía. Poco a poco iba conociendo a este chico y me di cuenta que no era tan serio como aparentaba. Comencé a acercarme más a él y no note que las chicas con las que me relacionaba comenzaron a alejarse.

El principio de la mierda.

Mucha gente dejó de hablarme después de sufrir la primera broma. Habían llenado de basura la taquilla donde guardaba mis zapatos, fue infantil e inofensiva a mi juicio, pero Soobin pareció entrar en pánico cuando vio aquello e intentó dejar de hablar conmigo, al principio no se lo permití pero me rendí cuando comenzó a ignorarme. Sin embargo las bromas nunca pararon, incluso fueron subiendo de nivel, mancharon mi uniforme, cortaron el de gimnasia, robaron mis zapatos e incluso en una ocasión me encerraron en el baño por horas. En este punto estaba enojada y el dia que me robaron uno apuntes explote, le grite a Jeong Yun-o y alguno de los idiotas de su grupo y cuando estos se rieron abofetie al maldito idiota en un arranque de ira.

No sos más estúpida porque no te da el tiempo.

Aquel día terminé atada de manos en el baño, empapada y rodeada de basura (me habían tirado encima varios de los botes de basura). Quería llorar, me sentía impotente y tonta, ¿porque mierda había reaccionado así? No se cuanto tiempo estuve ahí, solo recuerdo que Soobin me ayudó y que volví a casa tarde con unas pintas que hasta Junghee me preguntó si necesitaba ayuda con algo (no voy hablar del olor que tenía en ese momento). 

Las bromas siguieron, a veces reaccionaba y otras veces optaba por aguantar. Soobin y yo comenzamos a ayudarnos mutuamente para sobrevivir a ese pequeño infierno. Éramos compañeros, luego fuimos amigos. Me habló sobre el origen del odio de Jeong Yun-o, le conté sobre mi vida y los motivos de la adopción. Nuestra amistad era buena, pero poco a poco se fue dando algo más y me asusto. Comencé a verlo con otros ojos pero no quería cruzar la línea, tenía miedo de que no fuera correspondido, que todo se volviera incómodo y nos distanciamos (tiempo despues descubri que el tambien tenia el mismo miedo)

Permanecimos como amigos, pero la tensión que había entre los dos me pedía a gritos que cruzara la línea. Las miradas en clase, los pequeños roces que evidenciaban el deseo del contacto físico, esa necesidad de querer pasar más tiempo juntos. A todo esto le sumaba lo molesto del sentimiento, me distraía de todo, a veces dolía e incluso me llegó a frustrar. 

Quien mierda inventó el enamorase.

Fuera como fuese, todo seguía igual y una parte mía rogaba que no tardará en desvanecerse, aunque para mi suerte esto no fue necesario. Todo esto que yo sufría también lo padecía Soobin y un día simplemente no lo aguanto. Estábamos escondidos en uno de los armarios del gimnasio… bueno más bien encerrados (creo que esta demás decir quien nos dejo alli). El espacio era mínimo y estábamos prácticamente pegados el uno con el otro, cara a cara, sentía que mi cuerpo y rostro ardían, y empeoró cuando sus labios se juntaron con los míos.

Estaba en shock y al mismo tiempo extasiada, aunque esto no me impidió corresponder el beso. No recuerdo bien cuánto tiempo estuvimos ahí, solo recuerdo que un profesor nos encontró y estaba enojado, nos dijo un par de cosas y nos dejó libre con una advertencia (por suerte). 

Luego de ese beso nos fue imposible reprimirnos otra vez, cada momento a solas lo usábamos para dar rienda suelta a todo lo que deseábamos. Cada toque, beso, caricia, hacía vibrar cada parte de mi ser y pedía más.

Adolescente con las hormonas alborotadas en su máximo esplendor. 

Aquellos momentos nos sentíamos felices, cosa que contrastaba bastante con lo que estábamos viviendo. Poco a poco nos fuimos calmando, aunque seguimos teniendo nuestras temporadas donde estamos más salvajes (bueno, mayormente estos episodios los tiene Soobin, aunque creo que es porque es una vía para liberar estrés) 

—También te quiero 

Nuevamente su sonrisa, aunque esta vez más amplia y luminosa. Estaba mejor y eso me alegro lo suficiente como para relajarme y bostezar. Acto seguido también bostezo. Ambos estábamos cansados, necesitábamos dormir y la compañía del otro garantiza eso. Las pesadillas no me acechaban cuando dormía con él, y el estar aquí le garantiza que no escuchaba gritos o ruidos en la madrugada. Nos acomodamos como pudimos, mi espalda contra su pecho, y uno de sus brazos descansando en mi cintura, la cama era pequeña pero era lo que había.

Habia sido un dia realmente agotador y espantoso, pero el poder estar juntos hacia que por lo menos el dia acabara bien. No había mucho que pudiéramos hacer por el padre de Soobin, más que esperar que el tratamiento funcione y mínimamente mejore, aunque quizás el vínculo con su hijo se pierda hasta entonces. 

Con los bullis de la escuela habíamos intentado algunas cosas, pero en este punto la única salida que veíamos era termina la escuela y rogar no volver a cruzarnos (suena de cobarde pero las autoridades de la escuela no eran una opción y nada y todos parecían hacer la vista gorda, asi que por el momento solo podíamos ocultarnos y huir). 

Por mi parte no me quejo, hacía años que había perdido las esperanzas de una familia y abandonar el orfanato antes de cumplir la mayoría de edad, pero los Park fueron mi salvación. Quizás no tenga una familia amorosa o padres que me quieran, pero tengo un techo, comida y una lugar pacifico (o algo asi), eso es más de lo que e tenido en años, incluso con el bullying que sufrió en la escuela esta realidad es mil veces mejor de la que tenía en el orfanato y Soobin colaboró para que así lo sintiera.

Nos tenemos y pese a no saber cuanto durara esto, el poder estar juntos siempre hace que el dia no sea tan malo, hace que recordemos que los malos momentos son temporales y que siempre podremos seguir intentando cosas para estar mejor. Incluso si esto fuera exagerado para algunos, para nosotros vale mucho y es una pequeña alegría. 

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