[Capítulo 2]
Las gotas de agua no dejarian de caer y su fuerza se reflejaban como destellos brillantes a su alrededor y los relámpagos alumbraban el camino de entre los edificios de la ciudad.
Por un momento Yoongi apretó sus nudillos nervioso y temblorosos, hasta el punto de notaste blancos a pesar de estar las puntas de sus dedos púrpuras. El alfa, claro que lo ha notado y la iniciativa de activar el aire acondicionado fue lo mejor que pudo hacer. El omega, de inmediato jadeó gustos de sentir lo cálido del clima artificial, aunque que esto no mejoraba la incomodidad de estar dentro del auto con un desconocido.
Yoongi en silencio ha estado buscando algo que le de una señal para conocer con quien estaba, pero todo se notaba tan pulcro que el único desorden era el agua que se acumuló por la humedad de sus zapatos y pantalón. Pero era más que claro que, estaba dentro de una camioneta de lujo, pues durante años el también se trasladada de aquella forma.
—¿Vive muy lejos? —Park tuvo la necedad de saber un poco mas aparte de la dirección que le brindo el omega. Sacando de un trance a su copiloto qué abrió su boca no entendiendo la pregunta. Jimin se dio una palmada mental, pues ya le había dicho que estaban a cuarenta minutos de llegar.
Yoongi mordió su labio, e inesperadamente el aumento de calor de aire condicionado le crisparon sus vellos por la satisfacción de colarse con intensidad por su suéter empapado. Jimin sonrió ante el nuevo ronroneo bajo a lo que suponía era un omega.
—Ya me ha dicho donde vive, pero creo que no he dado por la dirección correcta. Algunas están cerradas por la lluvia. ¿Es por aquí otra alternativa? -el alfa volvió a preguntar esperando ya una respuesta.
El omega lo miró de reojo, notando aquel perfil y que por pura casualidad, creyó verlo en algún lado antes. Pero como él podría reconocer a alguien importante en ese momento.
El volante fue apretado por el alfa que no conseguía un hilo fluyente de conversación.
El omega no respondía y no por el hecho de no querer decirle, pero se lo estaba pensando muy bien. No tenía la idea si era prudente regresar a su hogar o simplemente a casa de sus padres; lo grave de la segunda opción es que ellos estaban aún más lejos y no tenía dinero suficiente para pagar un hotel y esperar a que la noche pase.
Y con respecto a la primera opción, su alfa no llegaría hasta tal vez muy tarde y se quedaría esperando en la entrada de su casa. A parte de que la lluvia parecía no querer cesar hasta muy tarde.
Que mala idea fue esperar a que su alfa tuviera un tiempo para él y su cachorro, y hacerlo en fin de semana, días en que la servidumbre descansa, definitivamente no hay opciones para simplemente llegar y relajarse.
—Yo..., no lo sé. —habló bajo y mordiendo su mejilla tratando de volver a reunir el coraje de no seguir lagrimeando.
Jimin sonrió al sonido de las palabras.
-Si deseas puedo prestarte mi teléfono y llames a alguien.
Yoongi miró su dedo anular vacío ante la falta de su anillo y pronto tuvo una idea.—Es que ella nunca responde las llamadas.
<<Sobre todo las mías>>
-¿Un amigo? —Insistió el alfa. Sus cejas se alzaron esperando una respuesta, se confundió de repente al escuchar al omega que ya no pudo aguantar el llanto.
Jimin se estacionó en cuanto notó una orilla en el asfalto y bajó el aire acondicionado dejando un poco más silencioso su entorno. Suspiró incómodo y sus manos palparon su cuerpo buscando algo, hasta que recordó que lo tenía en la aguantera del auto.
Sin pensarlo se estiró hasta ello y lo abrió; sacando un pañuelo blanco de tela.
-Toma. —se lo ofreció.
Yoongi quitó sus manos de su cara con lentitud, y solo por los focos que alumbraban la vía pública, se dio cuenta del destello blanco del pañuelo.
-Respira, trata de tranquilizarte. Sé que soy un desconocido, pero no me gusta ver a las personas llorar y menos si unas mejillas bonitas son manchadas en lágrimas.
Yoongi le brindo una pequeña sonrisa a penas vista. Una donde la derrota lo delataba.
-Mejor dime a donde quieres ir. Sé que mi GPS no funciona en estos momento pero estoy seguro que tu sabes un poco más de la ciudad que yo.
Park se alejó con delicadeza hasta posar toda su espalda sobre el asiento del auto.
El omega limpió sus ojos con el pedazo de tela y también su nariz.
-¿No eres de aquí? —le preguntó mirando de reojo su perfil del alfa. Quiso cambiarde tema.
Jimin se removió en el asiento y le dio toda la atención al omega que preguntó con voz congestionada.
-No, precisamente -carraspeó. Nací aquí, pero toda mi vida he estado en Tokio. Así que prácticamente soy nuevo en la ciudad. —El alfa suspiró por las feromanas del omega.
Yoongi asistió y le devolvió su pañuelo.
-Oh, no hace falta. Lo necesitas más tu que yo -el omega resignado lo apretó en puño-. Y... ¿cual es tu nombre?
Él dudó en mencionar su nombre, pero la comodidad del auto lo animaban a recuperar su postura y salirse del sentimiento de la desesperación y la desgracia.
-Soy Yoongi, Park Yoongi o sin usar el apellido de mi esposa, soy Min Yoongi.
A Jimin le latió muy fuerte su corazón ante la palabra esposa.
-Ahora entiendo porque estas tan incomodo —el alfa se acomodó de frente al parabrisas—. Te prometo que llegaras a salvo.
Jimin encendió el auto y se apresuró a ponerlo de nuevo en marcha, no sin antes subir la intensidadde la calefacción. Y la plática tan corta se acabó.
El auto se movía sin rumbo alguno, solo seguía las flechas que lo dirigían a las calles principales de la ciudad. Pues Park creyó que era bueno estar cercas de lugares céntricos y que el pudiera encontrarse un hotel.
—Tan pronto mi GPS se reacomode por la conexión, retomaré el camino. Claro que...
—¿Puedes prestarme dinero? -le interrumpió el omega— Puedes quedarte como garantía este anillo.
Park volvió a mirar al omega con la mano estirada otorgando el anillo en su palma.
El omega un vez mas intento pagar con su anillo de matrimonio. Mirar un hotel se miraba como la mejor idea antes de regresar a cualquier lugar que llamara hogar.
Jimin frenó de sopetón y sus cabezas rebotaron.
-¡Pero es demasiado! —El alfa analizó el anillo en los dedos del omega. —No puedo aceptarlo.
-Pero es que de verdad necesito el dinero. No tengo a donde ir esta noche y la casa de mis padres no está cerca de aquí.
-¿Qué tal un amigo o conocido?
-Vive en la región de mis padres. Desgraciadamente no tengo a alguien cercano aquí. —informó.
El omega mordió su labio de nuevo, y se sintió tan mal el mencionar que estaba solo. No le agradaba causar lastima, por eso prefería no salir y mostrarse ante el mundo.
-Anda..., tómalo a cambio. —Insistió
O mas bien... le rogó.
-No puedo aceptarlo. Es como si fuera un abusivo y mi moral no me lo permite. Pero tal vez podremos hacer esto.
Yoongi lo miraba atento, a pesar de los truenos a fuera, así como el sonido de la lluvia golpear la carrocería.
-Yo iré a un hotel también. Podríamos hospedarnos en el mismo —explicó el alfa y Yoongi frunció su ceño—. Claro que en habitaciones separadas —Aclaro ante la confusión del omega que pronto se vio preocupado, algo que causo cierta gracia al alfa.—Y por el pago de la habitación no tienes que preocuparte en nada, puedes tomarlo como un pago por lo que hice hace un rato. ¿Te parece?
—Pero no quiero que gaste en mi. —le dijo.
—Pero tampoco quiero tu anillo. Debe ser muy importante para ti y perderlo por una noche en suburbios, no vale la pena.
Yoongi se lo estaba pensando sin quitar sus ojos de encima del alfa. Analizaba que todo lo que hablara fuera sin malas intenciones y por solo un segundo su omega se doblegó ante la presencia del alfa. Aunando que estaba mojado, llovía a cántaros y estaba embarazado. No se podría arriesgar a enfermarse ahora que estaría solo y podria ir otro dia a empeñar el anillo.
-Esta bien, pero promete que nos volveremos a ver solo para que yo te regrese el dinero invertido en la habitación.
-Sí eso te hace feliz, yo gustoso lo acepto.
Jimin le brindó una sonrisa dulce formando dos medias lunas en sus pequeños ojos. Algo característico en el alfa.
Y sin dejar el objetivo, se dirigieron ya a un lugar para dormir. Pero antes hizo una parada a una tienda de conveniencia y se arriesgó a que solo su paraguas lo cubriera.
Yoongi aprovechó el momento para desprenderse del suéter y dejar que el clima del auto pegara en su piel. Le urgía meterse a duchar y ponerse algo que lo hiciera sentirse protegido, amado y cálido. El prominente bulto de su abdomen se dejó admirar y sin detenerse las manos del omega se auto brindó caricias en delicados mimos.
—Solo es necesario que yo te mime. —sonrió.
Cerró sus ojos y se dejó recostar en comodidad en el respaldo del asiento.
Soltó un suspiro cansado. Estaba cansado de todo, pero más que nada, el sobre pensar y culparse todo el tiempo de caer enamorado, hacerse labidea de tragarse la idea de que seria feliz cuando renunció a todo fue lo peor que pudo hacer en su vida, lo carcomia en derrota.
La puerta del piloto fue abierta y un Jimin apurado se adentró huyendo del agua.
-¡Uh! Presiento que esta noche no se quitará la lluvia. —Yoongi se apresuró a ayudarlo tomando una sola bolsa.
El emocionado alfa, resopló por su apuro y solo dejó en sus piernas la bolsa sobrante de suministros comprados y al mirar al omega a su lado que acomodaba el paraguas en el piso del coche, por fin notó el vientre de Yoongi.
Abrió sus ojos en impresión y la calidez en su cuerpo no sólo fue por el ambiente del lugar, sino, porque sintió ternura al solo mirarlo sentado esperando más palabras de su parte.
Sin meditar el momento, el alfa se dedicó admirar al omega quien encendió la luz amarilla del coche. Los vidrios empañados demostraban la intimidad del momento, que fue un pensar de Jimin. Pues se dedicó a recorrer los rasgos del omega, su media sonrisa solo fue causada por notar el cabello a medio secar y que se esponjaba debido a las ondas cafesosas que a pesar de todo no quitaba lo brillante por lo cercano de la luz, su piel tersa de la cara hasta su cuello cubierto por una camisa rayada, simplemente pensó que el omega era hermoso.
Era un ser de calma y ternura.
Su lobo se afectó en sensibilidad por su aura noble y curiosa del omega. Y el deseo de protegerlo por su estado en cinta, provocaron no querer alejarse nunca. Era algo así como amor a primera vista. Algo curioso, pues un alfa rico que le teme al compromiso no creía en nada de eso.
Las personas destinadas no existen. El hilo rojo es un mito. Haré lo que sea con mi vida.
El alfa se estaba tragando el orgullo de sus palabras, pues el latir de su corazón lo expuso y el testigo era su aroma.
Park Jimin se obligó a respirar.
-¿Pasa algo? —Yoongi pasó una mano enfrente de su cara, sacándolo de su ensoñación.
—Creo que ha pasado demasiado.
Su vientre se comprimió, al centello de los dientes y lo curvado de sus labios del omega.
<<Es ... Perfecto>>
Su lobo lo ha escogido y su humano estaba completamente de acuerdo.
[...]
—Lo siento pero el elevador no funciona —la mujer detrás de rección dorada del hotel, les indicaba lo basto del lugar—. Y solo las habitaciones de cama separada son a partir del sexto piso. Solo se lo digo para que lo tome en cuenta el omega.
Yoongi sopló con cierta frustración. Sus pies de verdad estaban cansados y su espalda dolía. Él solo deseaba irse a dormir no le importaba la habitación e incluso, no le sorprendía lo elegante del hotel en donde estaba parado.
Los nardos por todos lados pasaron desapercibidos, aun siendo una flor que amaba el omega.
—No tengo problema —dijo el omega—. Dormiré en cualquier piso.
—Deme las habitaciones mas cercanas. —pidió Jimin mirando de reojo al omega que apretaba las bolsas de plástico.
La mujer asintió y tecleó unas cosas en el monitor, su frente de concentración se acabó al sonreírle a Park.
—Una habitación será a nombre de:
—Min Yoongi...— dijo pronto el alfa.
Por un lado Yoongi se sorprendió que no se olvidara de su nombre.
— La otra a nombre de:
—Park Jimin. — el alfa sacó su billetera y comenzó a tomar su tarjeta negra.
La recepcionista abrió su boca en impresión.
—De verdad señor le ofrezco una disculpa en nombre de todo el equipo de trabajo. La persona que vendría a arreglar el elevador se atrasó debido a la tormenta y no creímos que usted fuera llegar directo a este hotel. Se nos informó que se hospedaría en el centro de la ciudad, no a las afueras.
—No tiene que alarmarse. Todo se salió de control, créame yo tampoco contaba con la tormenta.
Park alzó sus mano tratando de controlar a la recepcionista.
Yoongi quiso sonreír ante la amabilidad, pues la chica parecía alarmada y preocupada. Jimin comenzaba agradarle.
—No tiene que darme su tarjeta. Es un placer atenderlo.
—Pásela, temo decir que este no es parte de mi trabajo.
—Pero señor...
—Hágalo. Trátenme como un huésped normal.
Ella tomó la tarjeta y la pasó por el lector de tarjetas.
Yoongi frunció su ceño confundido. Después observó como Jimin se acercaba a él para sostener ahora las bolsas de plástico y omega trató de ayudarle con una sola, pero el alfa se negó, aun así, Yoongi le arrebato una de sus manos, Park sonrio resignado y le hizo la señal de que lo siguiera, pero antes volvió con la mujer.
—Me gustaría que no le cuente a nadie que estamos aquí. Se lo suplico.
El alfa no quería meter en problemas al omega que ya se había adelantado a su paso.
—Su privacidad esta a salvo con nosotros, Señor Park.
—Gracias. —él se despidió con un guiño y una sonrisa.
Yoongi al darse cuenta que no estaba el alfa a su lado volteó hasta volverlo a esperar.
Park, park, park...
Digamos que Yoongi estaba algo confundido. Casualmente su esposa también era una Park, una mujer rica por herencia en los negocios. Demasiadas veces Yoongi le pedía explicaciones a lo que se dedicaba, pero sus respuesta negativas terminaba con el deseo de enterarse, pues siempre terminaba sobajado o con reprimendas de lo molestoso que era.
A veces pensaba que su matrimonio era un fantasma de lo que alguna vez fue el amor en tardes de campos durante la primavera. Era cierto, Yoongi provenía de una ciudad pegada al campo y que lo relacionaba en pueblos u aldeas. Un omega, que no se graduó en música, que apenas conocería el mundo, se enamoró perdidamente de la belleza de una alfa de negros cabellos, nariz de perfil hermoso y labios prominentes.
Park Eunji, era aquella que le prometió el deseo de su alma y ahora estaba botado con un desconocido.
—Deberías darme la bolsa. —Park lo sacó de aquellos recuerdos del amor pasado.
—No pasa nada. Me ejercito bastante bien. —le sonrió.
—Serán cinco pisos. Al parecer al final encontró otras habitaciones.
—Fue mi culpa por no decidir.— Yoongi apretó sus labios al llegar al segundo piso.
Su latir del corazón era mas rápido. La fatiga comenzó al llegar al tercer piso y su respiración jadeante al esta comenzando el cuarto.
—Ya estamos muy cerca. —Yoongi se avergonzó de inmediato, pues ya no tenia ni una sola bolsa en manos. Se recargó sobre el barandal y apoyó su frente entre sus brazos.
Jimin sin decir nada se adelantó a subir los escalones y dejó las bolsas a unos cuantos escalones. Bajó de nuevo y se pegó a Yoongi.
—Discúlpame pero creo que es necesario.
Park Jimin lo cargó ignorando las palabras de Yoongi y con demasiado cuidado al rodear su cuerpo hasta quedar de manera nupcial y acunarlo entre sus brazos. Min se mantuvo en sorpresa que simplemente se dejó cargar.
—Oh. — fue lo único que expresó, pero su ojos se abrieron completamente.
—Te ayudaré a subir.
—Pero son aún bastantes escaleras. — le avisó.
—No te preocupes, tu bienestar es lo que mas me importa.
Yoongi no sabría describirlo, pero la felicidad era algo que le movió en sus nervios, tanto fue asi que, se enganchó a su cuello sin pensarlo y se dejó hundir con su cara entre el cuello del alfa. Por que a pesar de los nervios, la incomodidad pasó a segundo termino.
El alfa sonrió complacido de tener una respiración al chocar con su piel. Las húmedas ropas del omega se traspasaba entre su camisa, pero aquello seria la forma grafica de como un omega desconocido se metía en su corazón.
—Gracias. —Yoongi le dijo oculto —No se como voy a pagarte todo esto.
—No tienes nada que agradecer. Estoy seguro que llegara un día en el que puedas pagar.
[...]
Min secaba su cabello, la habitación era espaciosa y agradable en luz, justo lo que necesitaba para olvidar sus enredos mentales. Ya ha pasado algo de tiempo desde que llegaron a la habitación y se dio cuenta que por primera vez se encontraba en un lugar diferente el cual no fuera su casa y la camioneta que los trasladaba a los alrededores mas cercanos.
Desde hace meses que no mira las luces de los edificios y no sentía la lluvia así como no olía otros aromas qué no fueran el de su esposa.
Tal vez el ser abandonado no era algo que tenía contemplado, pero tampoco no le desagradaba del todo, pues una parte de él se sentía libre, o cabía en la posibilidad que su omega positivo le estuviera dando ánimos.
La bata de baño lo resguardaba de su desnudez mientras esperaba que su suéter lo sacaran en la lavandería del hotel. Su ropa interior la había sacado al estar sostenido al ventilador de aire pegado en la pared, una hazaña que había desarrollado desde joven.
Sin embargo, el timbre la habitación sonó y apagó la secadora cesando el ruido chirriante. Yoongi caminó con apuro y sin mirar antes quien era, él abrió la puerta. Jimin le sonrió grande al volverlo a ver.
Las bolsa ya conocidas de las compras las seguía empuñando Jimin.
—Esta bolsas las había olvidado en las escaleras. — le informó y Yoongi quiso reir.
—El mandado no es lo tuyo, ¿verdad?
—No es eso. Suelo ser muy distraído —se justificó—. Pero son cosas que te compré Y sabia que utilizarias. — el alfa le ofreció la bolsa.
Yoongi la tomó y comenzó abrirla solo para checar que era.
— Era obvio que no tendrías ropa de dormir o alguna otra prenda y pues el hotel te la ofrece. La pedí para ti.
—Pero esto es por costo extra. Mi suéter llegara en cualquier momento, podría dormir simplemente así.
Por alguna razón, Jimin se sonrojó ante las palabras del omega.
—Te- te entiendo —tartamudeó—, pero esto también corre por mi cuenta.
—Mi deuda crece...
—Yo espero que sea así, solo para verte un poco mas. —Park Jimin habló sin pensarlo.
Yoongi subió una ceja analizando sus palabras y sonrió tiernamente.
—Eres muy amable, Park Jimin.
Sí Jimin era una persona sumamente amable. Las palabras dichas en cumplidos por la sociedad de la crema y nata de Japón no eran hechas al desdén.
—Yo... te dejaré cenar en paz.—Jimin se fue dando hacia atrás, sus talones tantearon yendo en contra de su posición en seguridad.
—Gracias. Tu también deberías de cenar y bañarte. Después de la tormenta literalmente viene la calma del baño.—Yoongi también tanteó sus pasos queriendo cerrar la puerta.
—Es verdad — se alejaba cada vez mas el alfa—. Antes de irme... ¿Deseas algo mas?
<<Que cenes conmigo>>
Yoongi sacudió su cabeza con la intención de borrar aquel escurridizo pensar.
—No, créeme. Debes de estar cansado. —Yoongi pegó sus dedos del pie.
—Solo fue un vuelo de horas, y me perdí por la ciudad no es nada del otro mundo. —dijo casual.
—Eres un alfa movido. —Yoongi le aseguro y en su alma esperaba que pasara directo a platicarle.
Era un omega casado con la soledad y la compañía de Park es justo lo que ha estado esperando.
—Solo cuando hay negocios. —le explicó.
—Sabes aún tardaré en dormir. Por que no vas a cambiarte y vienes, cenemos juntos. —Yoongi parecía aquel muchacho que fue en su época universitaria.
Un omega que le gustaba convivir con las personas y platicar.
... 🩵...
Esta rolota me sirvió de inspiración.
Alicielito.
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