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✘Epílogo.

 "—I know you don't want someone just to have a date and fuck, you want someone to trust, someone who takes care of you. I can be that person, JiMin, I deeply trust you and I can make sure I will take care of you, I will love you every single night, every day, 'til you couldn't live withou it. Do you trust me, JiMin?

Miró a YoonGi casi sin aliento otra vez, incapaz de despegar sus ojos de los del mayor, sintiendo su corazón latir fuera de ritmo, casi saliendo de su pecho, sintió sus ojos amenazando con cristalizarse y suspiró.

—I definitely trust you —susurró sobre los labios del mayor. Los ojos de YoonGi brillaron con intensidad abrumadora, él sintió que su aliento era quitado de sí otra vez. —Will you take care of me, YoonGi?

—Always.

Fin"

Tayler Wayne sonrió y con un suspiro dio punto final a la novela que llevaba casi tres meses escribiendo. Releyendo el final, pudo decir que se encontraba satisfecho con lo que había escrito, estaba feliz de haberlo acabado bien.

Pasó saliva y pinchó en 'guardar archivo', para después cerrar la ventana y simplemente mirar la pantalla. Sentía algo extraño en su pecho ahora que había acabado finalmente con la novela, un extraño sentimiento de satisfacción y a la vez de vacío. Ahora que había acabado con ello, ¿qué se supone que debía hacer?

Esa novela era lo más importante que tenía, y ya había terminado con ella..., quizás debería considerar la idea de escribir más..., nunca se había considerado muy creativo pero, ¿por qué no?, de cualquier forma, no perdía nada con intentarlo.

De pronto, oyó el ruido metálico de las llaves en la cerradura y enseguida la puerta abierta. Su corazón se detuvo por un ínfimo instante.

Respiró y se tranquilizó, recordándose que no era el personaje de esa historia. Y sonrió sabiendo quién era el que entraba por la puerta de su departamento todos los días, una hora y media después de él.

—¿Tayler? —preguntó una voz ronca llegando desde el pasillo.

Tayler sonrió a la pantalla tontamente dando por finalizado su preciado trabajo y se levantó de la silla para dirigirse a la puerta.

—Aquí, amor —llamó suavemente, abriendo la puerta de su pequeña oficina. —Hola, bebé— sonrió apoyándose en el marco de la puerta, sonriéndole coqueto con los brazos cruzados sobre el pecho, admirando el delgado, pálido y hermoso cuerpo de Daniel Clark, quien le sonreía y se dirigía hacia él con expresión cansada, desajustando su corbata con el maletín en su otra mano.

—Te extrañé —murmuró el mayor cuando estuvo frente a él. Tayler sonrió, Dani poca veces dejaba salir su lado cursi, pero a veces le salía desde lo más profundo de su ser, y él amaba eso. —¿Cómo vas? —inquirió mientras él tomaba el maletín de su novio y dejaba un casto beso de bienvenida con una sonrisa en sus labios. Daniel aprovechó la cercanía, envolvió su cintura con sus brazos y escondió el rostro en la curvatura de su cuello.

—Terminé —contestó orgulloso, dándole un vistazo al ordenador aún encendido. Casi sintió la sonrisa en los labios de Daniel, y este dejó un suave beso en su cuello.

—Imagino que le diste un final feliz —murmuró suavemente en su oído. Podía notar el cariño y la diversión en su voz.

—Por supuesto que sí, ¿quién me crees? —se defendió, sin quitar nunca la sonrisa. —No hay Programa de Protección al Testigo, ni muertes, ni nada de eso, sólo un dulce e intenso beso frente a la puerta de la universidad junto con una linda confesión de amor y una larga vida común y corriente.

—Tierno —rió Daniel en su oído, él le siguió suavemente. 

—¿Qué tal tu día en la escuela?—preguntó curioso, masajeando un poco la espalda del mayor.

Daniel suspiró.—Agotador—se quejó. Él lo abrazó y acarició un poco su nuca. Imaginaba que debía ser difícil tratar con adolescentes hormonales todo el día.—Pero creo que la mayoría entendió los logaritmos, así que estoy orgulloso.

—Obvio entendieron, eres el mejor profesor de matemáticas del mundo—rió él en su oído, dejando un suave beso en la piel a su alcance. Oyó a Dani reír suavemente.

—¿Cómo te fue en la oficina?

—No tan mal, tengo dos manuscritos nuevos para leer, y ciertamente tengo fe en ellos.

—Eso es bueno.

—Así es. 

—Puedes leer más tarde... —murmuró Daniel, con los labios finos rozando su oreja suavemente, sus manos subiendo y bajando por su espalda dulcemente—, ¿Por qué no vamos a la habitación y hacemos el amor, lindo?

—Mm —gimió suavemente, echando la cabeza hacia atrás, y dejando que Daniel colocara pequeños y húmedos besos en su cuello, con ligeras mordidas mientras una de sus manos subía por cuello y se detenía justo sobre sus labios. —Podría negociar con eso...

—Es un buen plan, ¿no crees? — susurró, él sólo pudo asentir, cerrando los ojos y dejándose hacer. Daniel besó su mandíbula con suavidad.

—Hoy estás muy gentil y tierno... —susurró con una sonrisita, acariciado la nuca del mayor y su espalda.

Ya son cinco años... —respondió débilmente. Un escalofrío lo recorrió de pies a cabeza, su respiración se desestabilizó y pasó saliva.

—Lo sé...—Tomó los dedos de Daniel y los llevó a su boca y chupándolos suavemente. Sintió la respiración desigual del mayor en su oído, su corazón se aceleró y su pecho dolió. Suspiró y se giró un poco para mirar el ordenador aún encendido con una expresión seria, después de todo, aquella novela era lo único que los mantenía conectados con su verdadero pasado.

Tomó el picaporte y cerró la puerta mientras el mayor tiraba un poco de él hasta la habitación.

 —Will you take care of me, YoonGi?

Always.









Fin.




editado por Ru 080220

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