El pelinegro suspiró cansado, moviendo su cabeza hacia los lados en un intento de aliviar el dolor que le estaba molestando desde hacía rato en la parte de su cuello mientras masajeaba también un poco sus propios hombros.

Llevaba horas haciendo un proyecto de su universidad y finalmente sólo faltaba ajustar unos detalles para terminarlo.

Ni siquiera se había dado cuenta de la llegada de Taehyun hasta que sintió unas manos ajenas reemplazando las suyas, las cuales comenzaron a masajear sus hombros con extrema delicadeza. Una sonrisa se dibujó en los labios de Beomgyu, quien volteó hacia arriba, encontrándose con el rostro de su rubio favorito.

—Creo que te hace falta un descanso, cariño.

—Estoy bien, ya casi termino —soltó una suave carcajada al ver cómo su novio fruncía el ceño y hacía un tierno puchero—. No me mires así, bebé.

—Cuando me fui temprano por la mañana ya estabas sentado en el escritorio escribiendo, y ahora que regreso todavía estás aquí escribiendo. Amor, vas a descansar, no te estoy preguntando —sentenció Taehyun, tomando a su pareja de la mano para llevarlo hasta la puerta principal.

Beomgyu hizo un pequeño berrinche mientras su menor le colocaba su abrigo y también se colocaba el suyo.

—En serio debo terminar.

—Lo harás luego, ahora te robaré por unas horas —el rubio se acercó a besar cortamente el puchero del azabache, quien no pudo evitar sonreír, resignándose a la idea.

De la mano, ambos salieron de casa, dispuestos a disfrutar por un rato.

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—Hace mucho que no salía, es muy... agradable —comentó el pelinegro sonriente, mirando a su alrededor mientras caminaban por el parque.

Al único lugar que iba era a la universidad. Tenía amigos ahí, claro que si, pero a petición de Taehyun, no salía con ellos a ningún otro lugar, sólo los veía durante la jornada escolar. Y como su pareja no estaba en casa la mayoría del día gracias a sus estudios —pues tenía que quedarse horas extras muy seguido—, el mayor se la pasaba solo en casa sin salir.

Por eso mismo, una inmensa alegría y emoción estaba invadiendo todo su cuerpo con el simple hecho de salir al parque con Taehyun.

—Quiero pasar el mayor tiempo posible con mi precioso novio, ¿qué te parece empezar por un helado?

—¡Si! me encantaría —chilló emocionado Beomgyu, haciendo sonreír enternecido al contrario.

—¡Taehyun!

Ambos voltearon ante el repentino grito, encontrándose con una chica de cabello castaño trotando hacia ellos.

—¿Sunhee? ¡Que agradable sorpresa! —el pelirrubio sonrió una vez la chica llegó a su lado.

—¡Lo mismo digo! no pensé encontrarte por acá —soltó una corta risa, luego su mirada se desvió hacia el azabache e hizo una reverencia—. Hola, soy Kim Sunhee, compañera de clases de Taehyun, ¿tú eres...?

—Choi Beomgyu, su novio, mucho gusto —el mayor devolvió la reverencia con una pequeña sonrisa.

—Oh, el gusto es mío.

Beomgyu apretó uno de sus puños disimuladamente al ver las miradas que se dirigían la chica y el rubio. ¿Por qué el ambiente había cambiado tan de repente?

—Bueno, es hora de que me vaya, fue un gusto conocerte, espero nos volvamos a ver pronto.

Ambos chicos se despidieron amablemente de la chica, quien siguió su trote hasta cruzar la calle y doblar en una esquina, desapareciendo de su vista.

Pero ahora la mente del pelinegro estaba llena de pensamientos confusos. ¿Qué eran esas miradas y sonrisitas  por parte de la chica?

¿Por qué Taehyun se había notado algo incómodo con aquellas acciones?