Otra historia mia con Whiss.

Oh que noche más callada y oscura. Hasta las estrellas huyen de mi pena.No hay consuelo para mi dolor en la tierra,en el cielo o en el infierno. En la vida o en la muerte.

El salón esta lúgubre y mi blanco piano parece un reclamo que nadie oye. En noches como esta lo toque para ella,que se sentaba a mi lado oyendo las notas de amor que destilaba mi corazón. Oh mi piano, amigo mio,confesor de tantas penas, alegrías y de este amor que no pude, jamás, expresar con palabras que no fueran poemas cliché,acartonados gestos como darle flores y un lecho tibio en que mi fuego mesurado no fue competencia para el suyo.

No es que no lo amara,es que sólo en el piano soy sensible.Ella lo sabia. Ella lo entendía y por eso se quedaba a mi lado, por tantas horas como mis conciertos de extendieran,en las noches silentes,oscuras;casi muertas. Eran horas como los delirios de un poeta.Como la última hebra de luna, en la blonda retrasada del vestido de la noche. Mi piano y yo amándola,ella amándonos;los tres en un mundo entre mundos,donde sólo existiamos nosotros. En noches sin luna toque para iluminar su senda entre sueños, como lo hago ahora, distante y taciturno,al abrigo de un pendiente que me aferra a este melancolico salón.

Mis dedos sobre las teclas bailan suaves,ligeros;como intentaron hacerlo sobre su piel perfumada de quimeras de fuego,de sombras y estrellas que se derramaban en los hilelos de mi carne. Como quisiera correr,subir la escalera y atraparla entre mis brazos para derretirme en un beso,en esos...Sus labios.

Es esta mi última serenata y no estoy con ella. A la luz del alba la veo venir a mi, con un negro vestido.Doliente y mirando a este amigo mio,con dulce tristeza. Su maleta al pie de la escalera me hiela el corazón ya desprovisto de latidos,pues todos los derrame en este piano frente al que ahora,ella se sienta, sobre mis piernas.

La abrazo,pero no siento su calor, respiro en su cabello,no inhalo su aroma y hasta le robo un beso,mas mi boca no saborea la suya. La veo poner su mano sobre las techas y presiona la más aguda de todas,que es como un alfiler de diamante en este silencio fúnebre.

-Hasta siempre,Whiss-me dice y baja la tapa del piano ceremoniosamente.

-Mary...-susurro en su oído.

No me escucha. Soy sólo un fantasma que se ha quedado hasta ver partir a su amada de esta,nuestra,casa.En estas paredes dormirán las memorias de nuestro breve,pero poderoso amor. La miro ir por su maleta y siento la necesidad de decirle un: te amo,que no caiga en las bocas del silencio.

Justo al cruzar la puerta,cuando daba las llaves al hombre que venderá la casa,tres notas logro hacer sonar en su mundo. Tres notas cargadas de todo mi amor y que logran que me mire,para distinguir mi silueta en la luz que entra por el ventanal y se derrama sobre este piano blanco,que nunca más volverá a sonar.